El muro de Israel: menos seguridad para todos

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2004
Izzat Abdul Hadi; Nadya Engler
Bisan Center for Research and Development

Con la imposición de castigos colectivos, la confiscación y destrucción de propiedad privada, la demolición de viviendas, la obstrucción del acceso a la salud y la educación, la separación de las familias, la anexión de tierras ocupadas y la violación del derecho de los palestinos al trabajo y la libertad de movimiento, Israel viola una larga lista de derechos humanos, económicos, sociales y culturales, así como leyes internacionales.

El “muro” que se está construyendo en Israel en nombre de la seguridad es efectivamente, como lo denominan las órdenes militares israelíes, un “obstáculo”, ya sea que tome la forma de un cerco alambrado, una barrera de concreto, una trinchera o una maraña de alambre de púas.[1] Con ocho metros de altura y hasta 100 de ancho en algunas zonas, la frontera física que Israel comenzó en abril de 2002 y con la cual está encerrando y aislando unilateralmente al pueblo palestino de Cisjordania es una grave amenaza para una población que ya sufre las consecuencias de la ocupación israelí de larga data. Choca contra sus derechos básicos de supervivencia, sustento, dignidad y libertad, las principales inquietudes mundiales definidas por la Comisión de Seguridad Humana. En un informe de abril de 2003, B’Tselem, el Centro Israelí de Información por los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, calculó que la barrera “causará probablemente daño directo al menos a 210.000 palestinos que habitan 67 aldeas, pueblos y ciudades”.[2] El muro es un obstáculo tangible a la seguridad humana de los palestinos, pero es sólo una manifestación de los efectos de la ocupación israelí ilegal, beligerante y humillante en Cisjordania y la Franja de Gaza. Con el pretexto del contraterrorismo y la seguridad del Estado, el muro viola los derechos fundamentales de los palestinos y promete reducir aún más el posible territorio de un futuro Estado palestino.

Una usurpación agresiva de la tierra

Israel construye el muro aparentemente para detener los atentados palestinos contra la población civil israelí. Si la construcción respondiera realmente a razones de seguridad, entonces se habría erigido sobre la frontera de Cisjordania de 1967 - la Línea Verde - o en territorio israelí, en lugar de crear límites físicos que habrán de influir discusiones futuras sobre la soberanía sin negociación bilateral alguna. El muro no aumentará la seguridad, sino que prolongará el conflicto. Su construcción hace creer a los palestinos que la solución consistente en dos estados ya no es viable. En este ambiente, los extremistas de ambos bandos rechazarán la solución de un solo Estado, e Israel institucionalizará aún más el sistema de apartheid en los enclaves de Cisjordania y la Franja de Gaza como si fueran bantustanes marginados. Esa es una receta para la continuación de la lucha y las amenazas a la seguridad de ambas naciones. Nunca se podrá señalar con suficiente firmeza que el muro no responde a la seguridad: es una usurpación agresiva de la tierra.

Aunque Israel asegure que “el obstáculo” es una medida provisional, el gasto y esfuerzo involucrados y la mera extensión de la tierra confiscada indican lo contrario. La mayoría de las órdenes militares israelíes relacionada con el muro caducará en 2005, pero las mismas pueden renovarse con facilidad. Y la emisión de órdenes militares provisionales hace innecesarios los complejos trámites jurídicos exigidos para la confiscación permanente de la propiedad privada.[3] Si el muro se limitara a una medida de seguridad basada en el temor a los atentados, los límites y los puestos de control existentes serían vigilados más rigurosamente. De hecho, la mayoría de los atacantes suicidas ingresa a Israel a través de los puestos de control militares.[4] La prensa palestina publica casi a diario fotografías de niños, estudiantes y ancianos que trepan por las barreras existentes cercanas a Jerusalén, o de familias que atraviesan laderas llenas de lodo en zonas rurales para evitar estos puestos de control, a menudo a la vista de soldados o asentamientos israelíes.

En la actualidad, el muro se desvía de la Línea Verde y penetra en Cisjordania hasta 7,5 kilómetros en algunas zonas. De concluirse como está previsto, la cifra se elevará hasta los 22 kilómetros.[5] En los lugares que sí coincide con la Línea Verde, están previstas barreras adicionales varios kilómetros hacia el este, o sea internándose más en el territorio palestino.[6] Está proyectado que el muro recorte unos 975 kilómetros cuadrados del territorio de Cisjordania. En realidad, cerca de 16,6% de la zona de Cisjordania definida por sus fronteras de 1967 se transformará en una entidad separada físicamente, mientras gran parte de la zona restante permanecerá bajo control israelí, con lo cual se anexará en los hechos aproximadamente 50% de Cisjordania. El muro genera un reguero de destrucción a su paso con la demolición de viviendas y la eliminación de huertos para limpiar la zona. Desde junio de 2003 fueron retirados 102.320 árboles y en un solo pueblo se destruyeron 85 edificios.[7] En la zona de Jerusalén el muro incluso pasará por encima de un cementerio palestino.

El muro de la privación

Para los israelíes, “la falta de transparencia con respecto al recorrido del muro viola flagrantemente las reglas de una administración adecuada y obstaculiza la discusión pública informada sobre un proyecto de significación a largo plazo y alcance, y a un costo de cientos de millones de shekels”.[8] Para los ciudadanos de Palestina, el muro lleva su desplazamiento un paso más, y causará “más penurias humanitarias a los palestinos”.[9] El muro ayuda a sumergir a los palestinos en la pobreza arraigada. Hay pruebas de que, desde el otoño boreal de 2003, “existen 25.000 receptores nuevos de ayuda alimentaria como consecuencia directa de la construcción de la Barrera”.[10] Sin el acceso adecuado, los agricultores que quedaron aislados de sus tierras corren el riesgo de perder las cosechas, y los pastores se ven obligados a buscar tierras de pastoreo alternativas. El movimiento de productos y equipos es limitado y el acceso a los mercados es incierto. Con pocas esperanzas de lograr una forma de vida sostenible en la llamada “zona de costura”,[11] muchos palestinos consideran abandonar sus tierras y arriesgarse a su posterior confiscación.

Una gran prisión

Israel impuso repetidas veces castigos colectivos a los civiles palestinos. Este castigo se administra en la forma de toques de queda y restricción de movimientos, con frecuencia resultando en la muerte y lesiones de civiles inocentes. El muro es la última manifestación de castigo colectivo y transformará efectivamente a Cisjordania y partes de la zona de Jerusalén Oriental en una gran prisión para los palestinos. Los Reglamentos de la Convención de La Haya de 1907, aceptados por la Corte Suprema de Israel, prohiben expresamente el castigo colectivo para los habitantes de territorios ocupados.[12]

Como indica la Resolución A/RES/58/3 de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptada en octubre de 2003, “el recorrido señalado para el muro en construcción por Israel, la potencia ocupante, en el Territorio Palestino Ocupado (…) podría prejuzgar negociaciones futuras y convertir a la solución de los dos estados en algo físicamente imposible de implementar”.[13] El recorrido implica graves consecuencias políticas. Al “crear hechos sobre el terreno” que serán difíciles de modificar, muchos temen que la tierra que yace en la zona de costura corra el peligro de ser expropiada permanentemente por Israel, ya que “Israel ha expropiado tierras porque no estaban cultivadas adecuadamente [o] en virtud de órdenes militares”.[14]

El control del “oro azul”

El territorio que corre peligro de expropiación es estratégico tanto por sus recursos - tierras cultivables fértiles con acceso al principal acuífero de la zona - como por el potencial que ofrece para la expansión de los asentamientos israelíes. Un miembro del Grupo Palestino de Hidrología escribe: “la aparición del Muro no fue en lo absoluto una sorpresa, sino una extrema aplicación física de la teoría y de los distintos esfuerzos de Israel en las últimas décadas por controlar el vital Acuífero Occidental (…) el Muro hará que la zona aguas arriba del acuífero sea inaccesible para los palestinos, asegurando que Israel controle tanto la cantidad como la calidad del agua”.[15] El Acuífero Occidental abastece del agua necesaria (también conocida como “oro azul”) a las tierras agrícolas palestinas más fértiles.

El muro viola el derecho a la libertad de movimiento como señala el Art. 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Art. 12 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Los enclaves fuera de la barrera pero sin llegar a estar dentro de Israel - las zonas de costura - fueron designadas zonas militares cerradas el 2 de octubre de 2003. A los palestinos mayores de 16 años que vivan en estos enclaves se les exige ahora un permiso específico por escrito para permanecer en sus casas. A los palestinos que quieran ingresar a esta zona de costura se les exige un permiso especial autorizado por un comandante militar.[16] Se calcula que unos 400.000 palestinos habitantes de esta zona de costura cerrada quedarán atrapados cuando se concluya el muro.

A lo largo de los 720 kilómetros proyectados del muro sólo existe un número proporcionalmente pequeño de puertas o “pasajes” designadas como puntos de cruce. No hay garantías de que los permisos sean concedidos o, en el caso de ser emitidos, respetados en los hechos. Por el momento, las “puertas” del muro sólo permanecen abiertas durante intervalos muy breves (a menudo de 15 minutos) y no siguen un plan fijo, lo cual hace que el acceso en hora a servicios sanitarios y educativos, así como al trabajo, sea prácticamente imposible. El sistema de permisos militar compromete la asistencia de alumnos y maestros a las escuelas, el traslado de los agricultores a sus cultivos, de los enfermos a los centros de salud, y de los palestinos de todo tipo a sus lugares de trabajo, sin hablar de las obligaciones familiares ni de otro tipo de recursos sociales, culturales o comerciales. Como las familias palestinas tradicionalmente temen por la seguridad y el honor de sus mujeres, y prefieren que no viajen muy lejos para llegar a la escuela o al trabajo, el muro ejerce efectos negativos en la educación y el empleo femeninos. Hasta el momento, la mayoría de los habitantes de la zona de costura recibieron permisos, aunque deben renovarlos a intervalos de uno, dos o tres meses, pero a pocos habitantes fuera de la zona de costura se les permite ingresar sin motivo.[17] Un informe incluso señala que los soldados que vigilan las puertas del muro les niegan el acceso a los pastores a sus propias tierras de pastoreo con la excusa de que no poseen permisos especiales para sus cabras.[18]

¿Qué se puede hacer?

Quizá debido a sus medidas descomunales, el muro se ha convertido en un tema de preocupación internacional y generado muchas críticas. Se están produciendo movimientos de solidaridad con los habitantes locales para protestar contra el muro o acompañarlos a los campos o escuelas al otro lado del mismo. Se crearon sitios web y grupos activistas para seguir el progreso del muro, controlar la confiscación de tierras, proporcionar estudios puntuales de aquellos afectados y coordinar campañas de defensa y actividades para ayudar a detener la construcción del muro, destruir lo que ya se construyó, devolver las tierras confiscadas e indemnizar a la gente por la destrucción y pérdida de propiedades.

La Red Palestina de ONG Ambientalistas (PENGON) tomó la delantera en la campaña local contra el muro, que rápidamente está recibiendo apoyo de todas partes del mundo. La campaña contra el muro es coordinada entre PENGON y la Red Palestina de ONG, que contrataron a coordinadores a tiempo completo en las zonas de Qalqilia y Tulkarem para vigilar el muro y administrar las relaciones con los medios de comunicación locales y las actividades de la campaña. Asimismo, el muro fue uno de los temas principales de las organizaciones palestinas participantes en el Foro Social Mundial celebrado en Mumbai en enero de 2004. Hasta el momento, la Autoridad Nacional Palestina no tiene una agenda definida para abordar el tema, pero se ha preparado para el juicio en La Haya.

En octubre de 2003, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución que exige a Israel el “cese y la marcha atrás de la construcción del muro en el Territorio Palestino Ocupado, incluso en Jerusalén Oriental y alrededores”.[19] Una mayoría de miembros (144) votó a favor, sólo cuatro votaron en contra (Estados Federados de Micronesia, Israel, Islas Marshall y Estados Unidos) y 12 se abstuvieron. En diciembre, la Asamblea General solicitó la opinión asesora de la Corte Internacional de Justicia de La Haya para determinar las consecuencias legales de la construcción del muro. Las audiencias tuvieron lugar del 23 al 25 de febrero de 2004 y la Corte comenzó sus deliberaciones inmediatamente después.[20] Mientras el pueblo palestino aguarda los resultados, cabe preguntarse cuánto más se habrá construido para cuando la Corte anuncie sus conclusiones.

Algunas medidas positivas

Aunque el muro sigue siendo un obstáculo a la paz, la seguridad humana, negociaciones reales o un Estado palestino viable, proporciona un tema que comienza a movilizar a distintos sectores del pueblo palestino en momentos en que casi se había agotado la energía de la Intifada de Al Aqsa (el levantamiento contra la ocupación), iniciada hace tres años. A pesar de la inseguridad y la incertidumbre que los palestinos siguen sintiendo a manos de una ocupación hostil y sin un gobierno representativo, el año pasado se tomaron algunas medidas positivas.

A pesar de las numerosas invasiones, clausuras y toques de queda, se realizaron programas sustanciales de desarrollo y respuesta a emergencias. Estos pueden clasificarse en cuatro áreas principales: provisión de servicios continuada y mejorada en distintos sectores; más activismo, tanto nacional como internacional; más concentración en la capacidad institucional; y finalmente, una destacada discusión pública sobre transformación y reforma democrática. Algunos éxitos específicos de 2003 que vale la pena mencionar son la conclusión de la Evaluación Participativa de la Pobreza Palestina, por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Ministerio de Planificación, y el programa de USD 36 millones del Welfare Consortium para ayudar al desarrollo y alentar la asociación de ONG, el sector público y el sector privado.

Conclusión

Mientras la muerte de civiles de ambos bandos merece la condena, se deben vigilar las acciones preventivas para garantizar los derechos - sean éstos humanos, civiles, económicos, sociales o culturales - de todas las partes en cuestión. El muro no brindará seguridad a Israel y sigue violando los derechos de los palestinos. Aunque se presta mucha atención a la prevención de los llamados atentados terroristas, se presta poca a las razones subyacentes de los mismos: pobreza, desigualdad y represión. Estos temas deben comprenderse y abordarse para lograr la seguridad humana en todo el mundo. Para los palestinos, el paso inmediato en este proceso señala que “el muro debe caer”.[21]

Notas:

[1] Ver “Definitions”, Artículo 1 de la “Israeli Defense Forces Order Concerning Security Directives (Judea and Samaria) (Number 378), 1970 Declaration in the Matter of Closing Territory Number s/2/03 (seam area), 2003” que entró en vigor el 2 de octubre de 2003.www.nad-plo.org/hborders3.php
[2] B’Tselem. “Behind the Barrier: Human Rights Violations as a Result of Israel’s Separation Barrier”. El Centro Israelí de Información por los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados (B’Tselem), abril de 2003, p. 3. Las cursivas en el texto citado son originales. www.btselem.org
[3] Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. The West Bank Wall; Humanitarian Status Report, July 2003 - Northern West Bank Trajectory, Centro de Información Humanitaria en el Territorio Palestino Ocupado, julio de 2003.
[4] B’Tselem, op cit, p. 29.
[5] Informe del Secretario General preparado para la Resolución ES-10/13 de la Asamblea General, Asamblea General de Naciones Unidas, A/ES-10/248, 24 de noviembre de 2003, p. 3.
[6] B’Tselem, op cit, p. 7.
[7] Red Palestina de ONG Ambientalistas (PENGON). Stop The Wall in Palestine: Facts, Testimonies, Analysis, and Call to Action, Jerusalén, junio de 2003, pp. 28 y 32-33.
[8] B’Tselem, op cit, p. 8. USD 1 equivale aproximadamente a 4,4 shekels israelíes.
[9] A/ES-10/248, op cit, p. 6.
[10]Ibid.
[11] B’Tselem. “A principios de octubre de 2003, el Comando Central OC ordenó que la zona entre la barrera de separación en la sección norte de Cisjordania y la Línea Verde fuera una zona militar cerrada por un período de tiempo indefinido. Esta zona es conocida como la ‘zona de costura’”.www.btselem.org/English/Separation_Barrier/Enclaves.asp
[12] PENGON, op cit, p. 80.
[13] Resolución A/RES/58/3 de la Asamblea General de la ONU, “Acciones Israelíes Ilegales en Jerusalén Oriental Ocupado y el Resto del Territorio Palestino Ocupado”, 21 de octubre de 2003.
[14] A/ES-10/248, op cit, p. 6.
[15] “Theory into Practice into Final Implementation: The Wall’s Path is Based on Ultimate Control over Palestinian Water Resources”, Abdel Rahman Al Tamimi, Grupo Palestino de Hidrología, en PENGON, op cit, p. 163.
[16]Op cit, ver notas 1 y 11.
[17] A/ES-10/248, op cit, p. 6.
[18] Consulte “A Day in the North”, PENGON/Campaña contra el Muro del Apartheid, 10 de enero de 2004, enwww.stopthewall.org/latestnews/258.shtml.
[19] A/RES/58/3, op cit.
[20] “Consecuencias Legales de la Construcción de un Muro en el Territorio Palestino Ocupado” (Solicitud de una Opinión Asesora), Orden, Corte Internacional de Justicia, 19 de diciembre de 2003.
[21] Grafito escrito en el muro en inglés.