Suicidios, deudas, catástrofes naturales y amenaza de guerra

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2004
Daehoon Kim
Citizens' Coalition for Economic Justice (CCEJ), Policy Research Dep.

Corea, el último de los países divididos, se encuentra en un estado de alta tensión militar, y la amenaza de guerra es una fuente de temor para todos los coreanos. Los problemas económicos y de estructura social de Corea del Sur causaron una ola de suicidios sin precedentes. Además, la sensación de inseguridad de los surcoreanos se agravó por la falta de medidas de respuesta efectivas ante accidentes mayores y catástrofes naturales.

La amenaza de la guerra

El país está dividido en Corea del Sur y Corea del Norte desde que se independizara de Japón en 1945. Durante la Guerra de Corea (1950-1953), las dos Coreas sufrieron gran cantidad de muertos, y el país entero quedó devastado. En los últimos 50 años, las dos Coreas perpetuaron su histórica rivalidad militar y política, y mantuvieron nutridos ejércitos para defenderse la una de la otra. La división de la península y la historia de enfrentamientos militares limitaron el desarrollo político, económico y social de ambos países, y generaron un ambiente de temor para todos los coreanos.

Aunque en años recientes los gobiernos de las dos Coreas procuraron reducir la tensión y hallar una solución pacífica a sus diferencias (lo cual condujo a la cumbre sin precedentes del 15 de junio de 2000 y a la “Declaración Conjunta del Norte y el Sur”), la amenaza de la guerra se mantiene.

Más recientemente, el programa de desarrollo nuclear de Corea del Norte y la sospecha de que posee armas nucleares llevó a Estados Unidos, en su iniciativa más importante referida a temas relativos a la península, a imponer restricciones políticas, económicas y militares a Corea del Norte. Esta situación de inestabilidad arrojó una nube de incertidumbre sobre la península. En agosto de 2003 se celebraron las llamadas Negociaciones de las Seis Partes entre Corea del Norte y del Sur, Estados Unidos, Japón, Rusia y China, para analizar posibles maneras de mejorar las relaciones entre las dos Coreas. Pero estas negociaciones no tuvieron efectos positivos visibles.

Cuadro 1
Indicadores de Desarrollo Humano 2003

Clasificación según el Índice de Desarrollo Humano

2003

30

Población total (millones)

2001

 47,1

Población urbana (% del total)

2001

 82,4

Población menor de 15 años (% del total)

2001

 20,6

Población mayor de 65 años (% del total)

2001

7,4

PBI (USD miles de millones)

2001

422,2

PBI per cápita (USD)

2001

8.917

Analfabetismo adulto (% para 15 años y mayores)

2001

97,9

Población con acceso a fuentes de agua mejoradas (%)

2000

92

Población con acceso a saneamiento adecuado (%)

2000

63

Partos atendidos por personal sanitario especializado (%)

1995-2001

100

Médicos (por 100.000 habitantes)

1990-2002

173

Esperanza de vida al nacer (años)

2000-2005

75,5

Mortalidad infantil (por 1.000 nacidos vivos)

2001

5

Mortalidad en menores de 5 años (por 1.000 nacidos vivos)

2001

5

Mortalidad materna (por 100.000 nacidos vivos)

1985-2001

20

Gasto público en educación (% del PBI)

1998-2000

3,8*

Gasto público en salud (% del PBI

2000

2,6

Gasto militar (% del PBI)

2001

2,8

Servicio total de la deuda (% del PBI)

2001

6,2

Total de fuerzas armadas (miles)

2001

686

Índice de Fuerzas Armadas Total (1985=100)

2001

115

Fuente: PNUD. Informe de Desarrollo Humano 2003; * cálculo preliminar de UNESCO, sujeto a revisión posterior.

La sociedad civil en acción

Durante varias décadas, la sociedad civil surcoreana denunció el uso del enfrentamiento militar entre el Norte y el Sur como un intento de los respectivos gobiernos de mantenerse en el poder indefinidamente. Las ONG surcoreanas fomentaron la cooperación y la comprensión mutua y se colocaron así a la vanguardia del movimiento por la paz y la reunificación de las dos Coreas. Antes de la década de 1990, las gestiones de las ONG eran sometidas a gran presión por el gobierno de Seúl. Pero a medida que Corea del Sur evoluciona hacia una sociedad más democrática, la cuestión de la reducción de la tensión y la construcción de una situación pacífica y estable - que fueron las tareas principales de las ONG - se transformaron en asuntos importantes que el gobierno debe resolver.

En la actualidad, la opinión pública surcoreana está dividida con respecto a la política de Seúl sobre Corea del Norte. Una corriente de opinión está a favor de reducir la tensión y resolver el conflicto entre los dos países mientras que otra se inclina por la seguridad militar y las alianzas militares con Estados Unidos. Esta división también influyó directa e indirectamente en la política de reconciliación y cooperación que existía antes de la inclusión de Corea del Norte en el “eje del mal” definido por la Casa Blanca.

Entre tanto, la sociedad civil surcoreana trabajó mucho para conseguir los siguientes objetivos: establecer una coexistencia pacífica y reducir los armamentos como vía de resolver la amenaza de guerra en la península; exhortar a la comunidad internacional a resolver el problema nuclear del Norte; monitorear las políticas de Seúl y de países vecinos con respecto a la península; insistir que las dos Coreas lleven a cabo el plan de acción que firmaron en la cumbre; y fomentar intercambios entre ambas Corea como medio de profundizar la comprensión mutua. Las ONG surcoreanas participaron activamente en actividades humanitarias para ayudar a los norcoreanos - especialmente a los niños y niñas - que padecen dificultades económicas. Finalmente, hubo intentos de alcanzar un consenso en la sociedad civil para presentar sugerencias políticas viables a Seúl respecto de Pyongyang.

La sociedad civil surcoreana actual es muy crítica de la decisión del gobierno de enviar a 3.000 soldados a apoyar la guerra dirigida por Estados Unidos en Iraq. Grandes manifestaciones de protesta se sucedieron en todo el país. Creemos firmemente que no existe razón alguna para la guerra en Iraq, ya que podría exacerbar más la amenaza de guerra en la península coreana.

Suicidios e incumplimientos de pago en tarjetas de crédito

La crisis financiera de 1997-1999 expuso las debilidades de larga data en el modelo de desarrollo del país, entre ellas elevado endeudamiento, préstamos masivos del exterior y un sector financiero indisciplinado. Aunque el crecimiento (dirigido por el gasto de los consumidores y las exportaciones) alcanzó 6,2% en 2002, la pobreza (como se indica en los informes coreanos para Social Watch de 2001 y 2002) se ha convertido en un problema grave. En 2001, el gobierno adoptó una política que garantiza un sustento básico para aquellos que viven por debajo de la línea de pobreza. Aunque 10% de la población es pobre, los beneficiarios reales de esta política sólo representan 3%. Esto se debe a los fondos insuficientes destinados por el presupuesto a este proyecto y a la percepción negativa que tiene la población del sistema de seguridad social.

Las consecuencias de la crisis se mostraron claramente en las multitudinarias y violentas manifestaciones y los suicidios de trabajadores que tuvieron lugar en 2003 en protesta por las condiciones de trabajo. El 9 de noviembre, una manifestación de 40.000 sindicalistas colmó el centro de Seúl en protesta por la represiva legislación laboral. Los trabajadores respondieron al ataque de la Policía con cócteles Molotov y combates mano a mano. Otro motivo de las protestas fue la inmolación de tres trabajadores que, en un gesto desesperado, se suicidaron en tres incidentes distintos en octubre. El primer suicidio fue el de Kim Joo-Ik, ex presidente del Sindicato de Industrias Pesadas de Hanjin, que se colgó en el 129º día de una huelga que realizaba ocupando una grúa. Los otros dos trabajadores se suicidaron con posterioridad, en dos días sucesivos de ese mismo mes.

La crisis económica también se disparó por el creciente número de incumplimientos de pago en las tarjetas de crédito. En los cinco años desde que se iniciara la crisis económica, cuatro millones de surcoreanos, de una población de 48 millones, dejaron de pagar sus tarjetas de crédito. Diez por ciento de la deuda actual derivada de las tarjetas de crédito tiene al menos un mes de mora. Luego del inicio de la crisis económica, el gobierno adoptó la política de promover la emisión de tarjetas de crédito para estimular la demanda interna. Pero una consecuencia fue que muchos ciudadanos contrajeron deudas descomunales que no pudieron pagar, y algunos abandonaron sus vidas normales o tomaron la decisión extrema de suicidarse. En julio de 2003, cuando la Federación Coreana de Bancos registró la cifra sin precedentes de 3,22 millones de deudores de tarjetas de crédito, en la ciudad de Inchon una mujer que luchaba para pagar una deuda enorme mató a sus tres hijos y se suicidó.

Si el gobierno no toma medidas drásticas para restablecer el crédito y apoyar a los pobres, la tragedia de los suicidios seguirá repitiéndose.

Accidentes y catástrofes naturales

En febrero de 2003, un incendio provocado en el tren subterráneo de Taegu, la tercera ciudad de Corea del Sur, provocó 192 muertes y 147 lesionados. El incendiario fue detenido pero no declaró motivo específico alguno para cometer el crimen. El atentado generó el temor entre los ciudadanos de que más actos de esta naturaleza puedan suceder en el futuro. Las medidas del gobierno para contrarrestar este tipo de incidente, sin embargo, aún están en sus primeras etapas.

Entre tanto, los coreanos no logran olvidar la serie de accidentes mayores que sucedieron en el pasado reciente, como el derrumbe de una tienda por departamentos en 1995, que provocó muchas muertes y daños a la propiedad privada.

Desastres naturales, como ciclones tropicales y tormentas de arena, también generaron destrucción. El tifón Rusa, uno de los más fuertes en la historia de Corea, destruyó 650 embarcaciones a principios de septiembre de 2002 y causó graves daños a los criaderos de peces y las instalaciones portuarias del país. Muchas ciudades y pueblos también quedaron devastadas. Los daños a la propiedad representaron USD 4.900 millones, de los cuales sólo USD 170 millones estaban asegurados.

En marzo, abril y agosto de 2002 el país soportó las peores tormentas de arena de su historia reciente. Se registraron concentraciones récord de tierra (la acumulación máxima ascendió a 10 centímetros de altura). La población sufrió enfermedades respiratorias y oculares, se clausuraron escuelas y cancelaron vuelos, y se produjeron enormes pérdidas industriales. El tifón Maemi golpeó a Corea del Sur en septiembre de 2003 con vientos de hasta 210 km/h y grandes inundaciones, que contribuyeron a las pérdidas totales con daños por casi USD 6.000 millones.

La respuesta de la sociedad civil

Las ONG surcoreanas informan al público sobre las calamidades causadas por estos desastres y supervisan las medidas de seguridad en lugares públicos como cines, tiendas por departamentos y tiendas subterráneas. Cuando ocurren accidentes mayores, la sociedad civil y las ONG participan activamente en las actividades de ayuda humanitaria y de recaudación de fondos para las víctimas. Las ONG han exhortado al gobierno a tomar medidas preventivas, proporcionar un sistema eficiente de respuesta a los desastres, aplicar reglamentos efectivos de seguridad y destinar fondos suficientes para lidiar con accidentes de esta naturaleza. Sin embargo, el gobierno se ha mostrado reacio a tomar medidas.