El camino desde Monterrey: una advertencia de Canadá

Armine Yalnizyan

La Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo representa un momento histórico: por primera vez, la ONU se sentará a negociar una causa común con el FMI, el Banco Mundial y la OMC. ¿Qué visión dominará? ¿La de ONU, que define hacia dónde debemos caminar, pero no nos señala el camino? ¿O la del FMI-BM-OMC, que nos indica el camino a tomar pero no nos dice qué hacer cuando lleguemos a la meta? Luego de seguir al pie de la letra el mapa de rutas del FMI-BM-OMC, Canadá aconseja firmemente en su contra.

Enviamos un mensaje de advertencia de una nación que ha seguido al pie de la letra los pasos que ahora se proponen como agenda de discusión para la Financiación para el Desarrollo. Sin embargo, la creación de un clima de negocios favorable y el crecimiento de la economía a un ritmo sin precedentes por más de una generación no ha sido suficiente para impedir el constante deterioro de sus bienes públicos. La sociedad canadiense se aleja cada vez más de la visión que dio pie a la Declaración Universal de Derechos Humanos, aunque su riqueza nacional siga acumulándose. A continuación se describen los pasos tomados por sucesivos gobiernos canadienses, los mismos pasos que se pide que sigan todos los participantes en las conversaciones de Monterrey. Los resultados que aquí se presentan deberían ser suficientes para poner en duda la sabiduría de adoptar esta agenda a nivel global.

Crear un clima de negocios favorable

Reducir el tamaño del estado

  • La reducción más importante en el tamaño del aparato estatal entre los países del G-7.[1]

  • El peso del gobierno federal se redujo del 16% del PBI (1990) a poco más del 11% (2000).[2]

  • El aparato estatal más pequeño desde 1951, a través del recorte de gastos e impuestos.

Aumentar la confianza al reducir inflación y costos de préstamos de dinero

  • Inflación promedio en los últimos cinco años: 1,7%.

  • Inflación muy inferior a la de otros países del G-7,[3] la menor desde 1965.[4]

  • Tasas de interés de los créditos a las empresas en su mínimo histórico: 3,75%.

La tasa mínima previa de 4,5% fue entre noviembre 1944 y marzo 1956.

Aumentar dependencia del comercio exterior

  • Las exportaciones se duplicaron con creces en los años 90.

  • Las exportaciones como proporción de la economía aumentaron del 24% en 1990 al 43% en 2000.

  • El total de las exportaciones canadienses dirigidas al mercado de Estados Unidos pasó del 74% en 1990 al 87% en 1999.[5]

Atraer más inversión extranjera

  • La inversión extranjera directa que recibió Canadá pasó de CAD 130 mil millones a CAD 292 mil millones entre 1999 y 2000.[6]

  • La IED aumentó del 18,6% del PBI en 1985 al 28% en 2000.

  • Comparada con otros países del G-7, la economía canadiense es sumamente abierta: el promedio del G-7 en el mismo período pasó del 5,2% al 9,5% del PBI.[7]

El resultado de la aplicación de estos cambios de política ha sido una mejora en las “bases de la economía”, o sea, una reducción de las tasas de interés y una menor inflación. Aunque estas condiciones contribuyeron con el rápido crecimiento económico, otros beneficios económicos, como un menor desempleo y mayores ingresos, han sido más esquivos. Este modelo de crecimiento tiene efectos claramente diferenciados para la economía y para la población.

Resultados en la economía

Crecimiento económico

  • La economía creció 55% nominalmente entre 1990 y 2000, y 31% si se toma en cuenta la inflación.[8] (Tanto en 1990 como en 2000 se produjeron picos en el ciclo económico, por tanto las cifras también reflejan el crecimiento de la capacidad productiva de la economía).

  • Más de CAD 1 billón producidos anualmente en 2000 (CAD 374 mil millones más que en 1990), crearon una mayor capacidad para financiar iniciativas de desarrollo social.

  • El desempleo descendió brevemente al mínimo en los últimos 25 años, con 6,6% en julio de 2000. En diciembre de 2001 el porcentaje llegó al 8%.

Superávit histórico del presupuesto federal

  • El gobierno federal registró un superávit presupuestal por cuarto año consecutivo en el año fiscal 2000-01. Eso se había logrado por última vez en los cuatro años anteriores al año fiscal de 1951-52.

  • La magnitud de los superávit actuales no tiene precedentes. En noviembre de 2000 se calculaba que su tamaño en los cinco años anteriores representaba entre CAD 150 mil millones y CAD 200 mil millones.[9]

Deuda federal en descenso

  • La deuda pública federal neta descendió del 70,7% del PBI en 1995-96 al 51,8% en 2000-01.

  • Reducción de la deuda más rápida y profunda entre los países del G-7.[10]

  • La deuda pública disminuyó CAD 35.800 millones entre 1996-97 y 2000-01, lo cual hizo de la reducción de la deuda uno de los mayores programas de gasto público de los años 90.

  • El gobierno federal pagó un máximo histórico de CAD 17.100 millones, sólo en 2000-01.

Profundos recortes impositivos

  • El gobierno federal planificó recortes impositivos por CAD 100 mil millones para los próximos cinco años, los mayores de la historia del país.

  • Los recortes impositivos redujeron los ingresos del gobierno federal en CAD 17 mil millones en 2000-01, lo cual se calcula que ascenderá a CAD 20 mil millones en 2001-02. El gasto de los programas públicos para la economía canadiense aumentó menos de CAD 7 mil millones en 2000-01.

  • La promesa de reducción de impuestos sigue siendo sagrada, a pesar de la profundización de la crisis económica desatada por los hechos del 11 de septiembre. Acelerar la reducción de los ingresos públicos y gastar más en seguridad implica que otros gastos nacionales serán acotados.

Resultados en la población

La creación de un ambiente favorable para las inversiones de negocios y la reducción del tamaño del estado han resultado en más escasos mecanismos para asegurar que los beneficios del crecimiento se trasladen a todos los ciudadanos.

Creciente desigualdad

  • Sólo el 20% superior de las familias mejoraron sus ingresos en los años 90. Para 1999, éstas recibían 44% de todas las ganancias, mientras el porcentaje de ganancias descendía para todos los demás grupos.[11]

  • La brecha en los ingresos, una vez deducidos los impuestos, entre ricos y pobres se profundizó en 1999 con respecto a 1990.

  • Al examinar la riqueza, en lugar del ingreso, se revela que el 20% de la población aumentó su patrimonio neto en 39% entre 1984 y 1999, para acumular el 70% de toda la riqueza personal. El 20% inferior experimentó un cambio prácticamente nulo en su patrimonio, cercano al 0%.[12]

Mayor vulnerabilidad en vivienda

  • El número de viviendas que gastan más del 50% de sus ingresos en alquiler subió de 583.710 a 833.555 entre 1990 y 1995, un incremento del 43%. Eso equivale a más del 20% de los hogares que alquilan, en su mayoría familias con hijos, jubilados y hogares aborígenes.

  • Más de 27 mil unidades para alquiler (19% de todas las viviendas nuevas) se construyeron anualmente de 1990 a 1994, cuando estaban vigentes programas estatales sin fines de lucro. Desde entonces, la producción de viviendas para alquiler se redujo a menos de 8.400 unidades por año, o sea 8% de las viviendas nuevas.[13]

  • La caída en los ingresos y en las viviendas para alquiler y el incremento de los alquileres crearon lo que los alcaldes de las 10 mayores ciudades del país denominaron un “desastre nacional de viviendas” en 1998.

  • Se calcula que un plan nacional de viviendas de bajo costo costaría aproximadamente CAD 2.000 millones por año, del cual el aporte del gobierno federal representaría menos de CAD 1.500 millones por año.[14]

  • El gobierno federal se comprometió a destinar CAD 680 millones en los próximos cinco años para viviendas nuevas, en un acuerdo con las provincias y territorios en noviembre de 2001, siendo el primer gasto que realiza el gobierno federal en este ámbito desde 1993.

Más hambre

  • La cantidad de personas que recibieron ayuda alimentaria de emergencia de los bancos de alimentos se duplicó entre 1989 y 2000, a más de 760 mil habitantes. Casi el 40% de quienes recibieron esa ayuda eran menores de 18 años.[15]

  • En 2001, y sólo en Toronto, 140 mil personas dependían de los bancos de alimentos, lo cual implica un aumento del 22% desde 1995, a pesar del fuerte crecimiento económico. [16]

  • Más mujeres dependen ahora de esta ayuda, habiendo aumentado del 51% al 58% de todos los receptores de la misma.

Falta de seguridad en agua potable

  • Los incidentes de agua potable contaminada siguen aumentando en todo el país.

  • En 2000 murieron contaminadas con E-coli siete personas en Walkerton, Ontario, y miles más se enfermaron.

  • En 2001 se infectaron 7.000 personas con un brote de criptosporidiosis en North Battleford, Saskatchewan; la mitad de las 500 comunidades de Terranova debieron hervir el agua antes de tomarla durante el verano boreal de 2001; la ciudad de Vancouver también advirtió a sus habitantes sobre la dudosa calidad del agua potable a principios de 2002.

  • Se calcula que harán falta CAD 1.000 millones en fondos del gobierno federal en los próximos 10 años para mantener la infraestructura de los sistemas de agua potable en los municipios.[17]

  • El gobierno federal destinó CAD 2.650 millones en los próximos seis años para toda la inversión en infraestructura.

Menor acceso a enseñanza y atención médica públicas de calidad

  • Los recortes en los fondos aumentaron el número de alumnos por aula y limitaron los recursos de aprendizaje en la enseñanza pública primaria.

  • La matrícula de las escuelas privadas va en aumento, y equivalió al 5,6% de todos los alumnos de las escuelas primarias y secundarias en 1998-99, frente al 4,6% en 1987-88.

  • El costo de la matrícula en los institutos de educación terciaria aumentó un promedio de 126% entre 1990 y 2000, debido a la reducción del gasto público.

  • El costo de la matrícula universitaria está en proceso de desregulación, lo cual significa que las universidades cobrarán lo que deseen.

  • Los fondos para la atención médica se redujeron drásticamente en el presupuesto de 1995, y los fondos del gobierno federal aún no llegaron a los niveles de 1994.[18]

  • Sólo en 2002 se formarán tres comisiones de alto nivel para analizar “nuevas” maneras de financiar o limitar las prestaciones de la atención médica.

Conclusión

La experiencia canadiense muestra que, aunque el crecimiento económico prometa una mejor calidad de vida, los medios pueden superar los fines. Los objetivos de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que otrora parecían fáciles de alcanzar en los países ricos, son cada vez más lejanos para un número creciente de ciudadanos. Es irónico que más canadienses gozaban de sus derechos humanos cuando la economía era menor, pero el Estado intervenía activamente para asegurar un “marco de justicia y decencia fundamentales dentro del cual todos los canadienses puedan aspirar a sus objetivos individuales”.[19]

El gobierno federal ha seguido al pie de la letra las instrucciones que ahora se presentan a los países en desarrollo y ha recibido elogios de las instituciones que crearon el plan de juego. La agenda de Monterrey refuerza este plan a nivel global, un plan que afirma que el sector privado puede garantizar el bien público. Sin embargo, hay ciertas cosas que el sector privado no puede hacer. Este no puede proporcionar servicios de salud y educación a todos los integrantes de la sociedad, así como no puede garantizar un sistema de justicia ni de defensa de la nación.

Las conversaciones de Monterrey definirán la ayuda que la gente puede esperar de sus gobiernos en su lucha por una vida mejor. La experiencia de Canadá debería servir como advertencia para aquéllos que toman el camino de Monterrey siguiendo el mapa de rutas del FMI-Banco Mundial-OMC. Es hora de abrir un camino alternativo que anteponga como objetivo las necesidades básicas del ser humano a los principios básicos de la economía.

Notas:

[1] Gobierno de Canadá, Depto. de Finanzas, Fiscal Reference Tables, septiembre de 2001, Cuadro 54.

[2] Ibid, Cuadro 8. En estos años fiscales se produjeron picos del ciclo económico, por lo que la contracción no sólo se debe al fortalecimiento de la economía.

[3] Depto. de Finanzas de Canadá, A Report on Plans and Priorities, 2001-02 Estimates, p. 11.

[4] Estadísticas de Canadá, Índice de Precios al Consumidor, CANSIM P200000. Obsérvese que el gobierno utilizó la Ley de Medidas de Guerra el 18 de octubre de 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, para poner límites a salarios y precios. Las medidas se retiraron en 1945, con el final de la guerra, y los precios subieron a un promedio anual del 7% hasta 1952.

[5] Todas las cifras provienen de Industrias de Canadá, Departmental Performance Report 2000-2001, 31 de marzo, 2001, sección 2.4. En línea en: http://www.ic.gc.ca/cmb/welcomeic.nsf

[6] Ibid.

[7] Industrias de Canadá, Micro-Economic Policy Analysis Branch, The Trade and Investment Monitor, Fall/Winter 1999/2000, pp. 24-26.

[8] Estadísticas de Canadá, National Accounts, Gross Domestic Product, Expenditure-Based, CANSIM 14840, CANSIM 100126.

[9] Armine Yalnizyan, What Would They Do with The Surplus? Ottawa: Canadian Centre for Policy Alternatives, noviembre de 2000, pp. iv y 6.

[10] Gobierno de Canadá, Depto. de Finanzas, Annual Financial Report of the Government of Canada, Fiscal Year 2000-01, p. 5.

[11] Estadísticas de Canadá, The Daily, 6 de noviembre de 2001, “Family Income”.

[12] Livio Di Matteo. “Middle Class Gains the Most from Redistribution of Wealth Line”, National Post, 28 de agosto de 2001, p. C15.

[13] Federación de Municipios Canadienses, A National Affordable Housing Strategy, Ottawa: 11 octubre de 2000.

[14] Federación de Municipios Canadienses, A Better Quality of Life Through Sustainable Community Development: Priorities and Investment Plan, Presentación del Presupuesto Federal al Ministro de Finanzas Paul Martin, 15 de abril de 2001, p. 22.

[15] Carly Steinman, “A Surplus of Hunger: Canada’s Annual Survey of Emergency Food Programs”, preparado para la Canadian Association of Food Banks, octubre de 2000.

[16] Daily Bread Food Bank, Who’s Hungry Now: Food Recipient Profiles, 1995 to 2001, Toronto: 2001.

[17] Federación de Municipios Canadienses, 2001, p. 22.

[18] Un programa de CAD 21 mil millones de reinyección de fondos federales pretende llevarlo a ese nivel en los próximos cuatro años. Cf. http://www.fin.gc.ca/fedprov/cimefe.html.

[19] Partido Liberal de Canadá, Creating Opportunity: The Liberal Plan for Canada, Ottawa: 1993, p. 73.

Armine Yalnizyan es investigadora Adjunta, Canadian Centre for Policy Alternatives.