Ronda de Doha continúa en un impasse

Fuente: Agenda Global

La Organización Mundial del Comercio (OMC) ni siquiera pudo acordar la semana pasada un pequeño paquete de decisiones en beneficio de los países más pobres. Esta crisis en la OMC es señal de un “impasse” aun mayor en la cooperación económica internacional, según la última columna de Martin Khor, director ejecutivo del South Centre, para Agenda Global y The Star, uno de los principales diarios de Malasia.

Lo que sigue es la columna de Khor.

Estancamiento de la OMC indica un problema mayor
Por Martin Khor*

El espíritu de la cooperación económica mundial parece haber mermado, si se toma como indicador el continuado impasse de la Organización Mundial del Comercio (OMC). A principios de este año se intensificaron los esfuerzos por lograr que la Ronda de Doha de negociaciones comerciales concluyera en 2011, pero para fines de abril resultó claro que eso no sería posible porque aún quedaban temas claves sin resolver.

Para salvar a la OMC del bochorno de un fracaso casi todos los países miembros convinieron en un conjunto de “resultados iniciales” para beneficiar a los países más pobres, y anunciarlo en la conferencia ministerial a celebrarse en diciembre.

Habría cuatro resultados para los países menos adelantados (PMA): 1. acceso libre de derechos en los mercados de países desarrollados para un noventa y siete por ciento de sus productos, como mínimo; 2. avances en la reducción de las subvenciones de los países ricos sobre el algodón, un producto importante para ellos; 3. una exención que les permita obtener acceso especial a los mercados de servicios de los países desarrollados; y 4. normas de origen más favorables para sus productos.

Este acuerdo apenas si afectaría el comercio de los países desarrollados, dado el pequeño cupo que tienen en estos mercados los productos de los PMA. Además, las dos medidas más importantes –acceso libre de derechos al mercado y reducción de las subvenciones al algodón– ya habían sido acordadas en la reunión ministerial celebrada en Hong Kong en 2005. Se reclamaba a la OMC sólo la aplicación de lo que se decidió hace seis años.

Pero algunos países desarrollados, en particular Estados Unidos, no aceptaron esta propuesta. Como condición exigieron que se trataran otras cuestiones, como la lista “PMA-plus”, que incluía acuerdos sobre facilitación del comercio, eliminación de aranceles sobre bienes ambientales y reducción de subvenciones a la pesca.

Se trata de temas complejos que no pueden resolverse antes de diciembre. Vincularlos a la propuesta de los PMA equivaldría a liquidarla.

En dos reuniones de la OMC que tuvieron lugar la semana pasada se declaró muerta la propuesta PMA-plus. Los países en desarrollo, en una demostración de unidad, declararon que se restaurara la idea original de beneficiar a los PMA, sin condicionarlo a un acuerdo en otros temas. El argumento fue que la OMC debe mostrar al mundo que, aún si no puede resolver otras cuestiones, por lo menos los PMA deberían tener la prioridad y recibir algunos beneficios.

Pero las posibilidades de que la propuesta tenga andamiento parecen remotas. Estados Unidos dijo que resultaba claro que los denominados “resultados iniciales” no iban a tener lugar. Y si bien hay una tendencia a decir “sigamos intentándolo”, eso sería inútil ya que no hay perspectiva de cambio en las posiciones férreamente sostenidas.

En nombre de los PMA, Bangladesh dijo que los “resultados iniciales” para estos países no eran ni siquiera eso ya que se trataba de compromisos asumidos hace años por los ministros. “De hecho, para los millones de personas de los PMA serían más bien resultados retrasados, después de haber esperado infructuosamente toda una década”, expresó el embajador bengalí.

Agregó que la cuota de importación de los PMA en los países desarrollados es un magro 1,26 por ciento, del cual apenas un 0,7 por ciento corresponde a importaciones no petroleras. Por lo tanto, es inconcebible que aplicar la propuesta de resultados iniciales para estos países represente alguna dificultad considerable para las importaciones de los países desarrollados.

Sudáfrica expresó que la OMC necesitaba un anticipo para el desarrollo para recuperar su credibilidad.

La conferencia ministerial de diciembre debe discutir cómo se llegó a esta coyuntura en la que el mundo no puede cumplir ni siquiera las promesas realizadas en 2005, en cuanto a dar acceso libre de derechos al mercado a los PMA y eliminar las subvenciones que distorsionan el comercio y destruyen los puestos de trabajo de las fincas de algodón de los países africanos pobres.

China manifestó que aún cuando la Ronda de Doha no concluya este año, una pequeña propuesta en diciembre la mantendría viva.

En otra reunión celebrada también la semana pasada, el presidente del Consejo General de la OMC, el embajador de Nigeria Yonov Agah, anunció que algunos países habían propuesto que los ministros adoptaran en diciembre algunos temas nuevos del “siglo XXI”, como cambio climático, tasas monetarias y seguridad alimentaria. Pero destacados analistas en temas de comercio de países en desarrollo señalaron que sería contraproducente embarcarse en otras negociaciones sobre temas nuevos sin haber podido resolver las cuestiones de la agenda de Doha.

Por ejemplo, sigue sin resolverse la reducción de las subvenciones agrícolas de los países desarrollados, que se supone está en el corazón de las negociaciones de Doha, y tampoco se han resuelto las cuestiones del desarrollo, como las contenidas en la propuesta de los PMA.

Asumir temas nuevos y complejos que interesan principalmente a los países desarrollados sería, en los hechos, eludir los temas de interés de los países en desarrollo que aún no se han resuelto.

No obstante, Agah enfatizó que cualquier tema que se incluya en la agenda de la conferencia ministerial de diciembre debe contar con el consenso de todos los miembros.

Es poco probable que se incluyan temas nuevos y difíciles, ya que esto llevaría a la negociación de nuevas normas. Pero también es poco probable que en diciembre se apruebe la propuesta para los PMA. Por lo tanto, la OMC enfrenta un dilema, una especie de crisis de identidad en cuanto a qué hacer en diciembre y después.

Todavía tiene muchas otras funciones, como evaluar las políticas de los países miembros y atender los casos de controversia, que han crecido en número y alcance.

Tal vez sea tiempo de que la OMC actúe como otras organizaciones internacionales y se conforme con que sus conferencias discutan cuestiones habituales, en lugar de contar los éxitos solamente si hay negociaciones para crear normas.

* Martin Khor, fundador de la Red del Tercer Mundo, es director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.