Al oído de los gobiernos ….

Autor: Isabel Ortiz Perez

El Informe de Social Watch 2012 demuestra una vez más, la situación de estancamiento que a nivel mundial presentan las desigualdades de género, las cuales tienen consecuencias nefastas en la lucha contra la pobreza, el cambio climático y la seguridad alimentaria.

Si bien las mujeres trabajan mayor cantidad de horas, el balance en términos de participación formal en el mercado laboral es menor, en consecuencia tienen menos ingresos y carecen de seguridad social. Las mujeres asumen tareas esenciales para la vida de las familias pero son ignoradas por estar por fuera de los mercados. ¿Y qué es lo que hacen las mujeres? En su mayoría están dedicadas al mantenimiento del hogar, a criar a los niños, atender a los ancianos, producir comida en el campo y cuidar cultivos, pero todas estas actividades se realizan informalmente y sin remuneración.

El Informe mencionado muestra cómo “más del 50% de las horas de trabajo no son remuneradas y, por lo tanto, no son registradas en el PIB y señala que si se contabilizara este trabajo invisible resultaría que cerca de dos tercios de la riqueza es generada por las mujeres. Plantea también que “las divisiones tradicionales de tareas según el género como la especialización de las mujeres en el trabajo doméstico y de atención, no toman en cuenta que esta “especialidad” es una construcción social basada en relaciones de poder cuyo soporte es la discriminación de las mujeres”.

Lograr un desarrollo sustentable implica resolver esta grave situación de desventaja que ubica a las mujeres en una economía no reconocida ni valorada. No son suficientes políticas compensatorias tipo Familias en Acción que las siguen marginado sin ofrecerles alternativas sociales que realmente logren modificar su situación de precariedad. Los programas para incrementar el empleo no pueden seguir siendo ciegos a esa realidad y tienen la obligación de idear alternativas para que la atención y el cuidado de los otros sea un asunto social apoyado por los gobiernos, de tal forma que las mujeres puedan ser partícipes de la economía formal sin sentir que abandonan a sus familias. Crear alternativas de apoyo a las tareas del cuidado como lavanderías populares, comedores o centros para ancianos, son medidas para avanzar en la equidad y crear reales oportunidades para las mujeres. (Fuente: Social Watch Occasional Paper 06: Beijing and Beyond.Putting gender economics at the forefront. 2010. Disponible en: <www.socialwatch.org>.)</www.socialwatch.org>