Avance de China encubre aumento de la pobreza en el resto del mundo

¿Es posible medir la pobreza sin
considerar cómo consumen los
pobres? (Foto: Banco Mundial)

El cálculo del Banco Mundial según el cual la pobreza extrema se redujo a la mitad en el Sur en desarrollo entre 1981 y 2008 disimula deterioros en muchas regiones, contrarrestados en la estadística por los progresos de China, advirtió el coordinador de Social Watch, Roberto Bissio, en diálogo con Radio Nederland. Esos estudios, que consideran en extrema pobreza a quienes ganan menos de 1,25 dólares por día, no toman en cuenta el impacto de catástrofes recientes como el encarecimiento de los alimentos y el efecto de la crisis económica mundial, sostuvo Bissio. 

Según el informe del Banco, 52% de la población mundial vivía en 1981 con menos de 1,25 dólares diarios, proporción que se redujo a 22% en 2008. Pero Bissio aclaró que, si bien “en los últimos 15 años la disminución fue de 600 millones de personas, en China fue de 700 millones”, por lo que fuera del gigante asiático hay “100 millones más de personas en condiciones de pobreza extrema, incluso según la propia medida del Banco Mundial”.

Por otra parte, añadió el coordinador de Social Watch, los cálculos de la institución financiera con sede en Washington establecen el ingreso mínimo de 1,25 dólares diarios, ajustado según el “poder de compra” de la moneda nacional. “Cualquier turista sabe que un dólar no compra lo mismo en un país europeo que en un país del Sur”, y el Banco Mundial realiza para sus cálculos ajustes “según un promedio del consumo del país que no es el consumo de los pobres”, indicó Bissio. “Dentro de esa canasta de consumo entran el precio de un automóvil, de un DVD, de productos de consumo de las clases medias y de las clases altas.” Pero el consumo de los muy pobres es fundamentalmente de alimentos. Así, si  los automóviles y televisores bajan de precio, el “poder de compra” calculado por el Banco Mundial aumentará, aunque el arroz o el sorgo que consumen los pobres se haya vuelto prohibitivo.

Por otra parte, sostuvo, “el Banco Mundial, solo mide la pobreza por los ingresos, sin considerar el acceso a servicios y su calidad. “La percepción de los miembros de Social Watch en más de 85 países es que la pobreza medida en términos de mortalidad infantil, educación, nutrición y partos atendidos por personal especializado está en aumento, aun cuando muchas economías del Sur prosperan, porque la desigualdad se incrementa día a día.”

Bissio atribuyó las estadísticas positivas de ciertas economías africanas y la mayoría de las latinoamericanas “al enorme alza de precios de las materias primas” como “los metales, el petróleo o los productos agrícolas”. Por esas alzas, “el sector exportador tiene grandes ganancias” e ingresan “divisas a los países, y eso se mide como crecimiento económico”, añadió.

Pero esos mismos aumentos “dispararon el precio de los alimentos, que constituyen el consumo fundamental de los pobres”, por lo que “si se tomara en cuenta el consumo real de las familias” de menores ingresos “probablemente habría que ubicar dentro de la pobreza extrema a quienes ganan menos de dos dólares por día, lo que daría un gran aumento y no una reducción”, sostuvo.

“La soja que exporta América del Sur o del aceite de palma que exportan muchos países africanos, por ejemplo, alcanzan precios tremendos”, explicó. Por eso, “los exportadores están acaparando enormes extensiones de tierra, y los agricultores de subsistencia y los que abastecen de comida a los mercados locales” se vuelcan “hacia los productos de exportación”. Así, un país de gran riqueza agrícola como Argentina “exporta enormes cantidades de soja a China, y esos cultivos han desplazado a los que antes se destinaban al consumo local”, por lo cual “los precios internos de los alimentos han subido enormemente, mientras las extensiones de tierra se multiplican en tamaño y sus propietarios están haciendo fortunas.”

 

Crecimiento con riesgos

El buen rendimiento de los indicadores macroeconómicos en ciertos países del Sur no muestra “un crecimiento que genere empleo, que realmente motive desarrollo”, según Bissio. “Países que, como Brasil, han tenido un enorme crecimiento, vieron el año pasado disminuir su industria”, con “consecuencias sociales y sobre el empleo serias, lo cual es preocupante”.

“Mucha gente piensa” que “los buenos resultados macroeconómicos” son “una burbuja a punto de explotar, similar a la burbuja inmobiliaria en España y la bancaria en Estados Unidos”, alertó. “Muchísimo dinero está yendo a las bolsas de materias primas y empuja los precios al alza, pero eso puede, de un día para el otro, desaparecer y provocar una crisis muy grave, aun en los países que circunstancialmente se están beneficiando por los ingresos extraordinarios por exportaciones.”

Consultado sobre la reducción a la mitad de la proporción de la población pobre para 2015 respecto de 1990 (la primera meta del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio acordado por la comunidad internacional en 2000), Bissio contestó: “Según nuestros cálculos sobre la información que recibimos de los países, difícilmente se va a cumplir. Puede haber una cierta discusión técnica en cuanto a las estadísticas sobre el efecto de China en el total, pero eso no hace que en la mayoría de los países, y sobre todo en los africanos o en los menos desarrollados, se esté cumpliendo.”

“Nuestra percepción es que eso no va a ser así, y eso debe ser tenido en cuenta en las discusiones actuales sobre cuáles deben ser los objetivos de desarrollo después del año 2015”, agregó.

En cuanto a la asistencia de los países ricos al mundo en desarrollo, “la crisis está causando una retracción”. De todos modos, según Bissio, para avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio “lo fundamental no es la ayuda” sino consolidar “la capacidad de los países de recaudar sus propios recursos, por la vía de impuestos, por ejemplo, lo cual, además, es permanente, no es circunstancial”.

“Si las naciones pueden cobrar impuestos razonables a las industrias extractivas o al sector agrícola exportador, esa ayuda pasa a ser mucho menos necesaria. Tenemos que pensar en maneras de salir de la ayuda para construir un sistema en el que ya no sea necesaria”, enfatizó.

Otro problema para que los países en desarrollo avancen es la falta de “coherencia de las políticas europeas”, remarcó Bissio. “Europa le prohíbe a los países africanos, a través de los llamados acuerdos de cooperación económica, tomar medidas de protección a sus campesinos similares a las que la propia Europa les brinda a sus agricultores”, lo cual, además, impide avanzar en la Ronda de Desarrollo de Doha de negociaciones multilaterales en la Organización Mundial de Comercio. 

An update to the World Bank’s estimates of consumption poverty in the
developing world
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http://siteresources.worldbank.org/INTPOVCALNET/Resources/Global_Poverty_Update_2012_02-29-12.pdf