La UE debe conceder asilo a todos los refugiados eritreos

Migrantes africanos
llegan a Lampedusa.
(Foto: Kate Thomas - IRIN)

La trágica muerte de unos 300 refugiados en Lampedusa el 3 de octubre ha llamado atención pública sobre la dura y cruel realidad que enfrentan miles de personas que huyen de la inseguridad y la opresión en sus países de origen. En el barco que viajaba desde Libia y se incendió cerca de la costa italiana había unos 500 eritreos a bordo, de los cuales sólo 147 fueron rescatados, según informes de prensa.

La gran pérdida de vidas humanas que tuvo lugar frente a las playas italianas ha conmocionado a Italia, Europa y el mundo. Se ha hecho hincapié en que Europa y África han fallado en proteger los derechos de los refugiados que se embarcan en sus peligrosos viajes, ya que creen que no tienen otra opción. Según la ONU, 30.100 inmigrantes llegaron a Italia por mar en lo que va del año, entre los cuales se han registrado unos 7.500 eritreos.

El 5 de octubre se ha vuelto un día de luto y el Papa Francisco ha hecho un llamado por “un día de lágrimas”.

Las víctimas de la última tragedia son, en gran parte, de Eritrea, uno de los países africanos más represivos y aislados. Se estima que unos 5.000 eritreos dejan su país cada mes, arriesgando la vida al cruzar la frontera sin autorización oficial. Una minoría llega a Europa. En realidad, la mayoría de los refugiados permanecen en África, tratando de sobrevivir hasta el momento en que se sientan seguros para regresar a sus hogares. Muchos son víctimas de bandas criminales y traficantes que tratan de explotar su vulnerabilidad. Miles de eritreos han sido secuestrados con la asistencia de funcionarios de ese país y de Sudán.

La Unión Europea (UE) todavía tiene una misión diplomática en Asmara, la capital de Eritrea, pero ha fracasado por completo en cuanto a lograr algún cambio en este país. Al estar en un lugar estratégico en el Mar Rojo y el altiplano para supervisar la península árabe, el motivo de su presencia debe considerarse como esencialmente estratégica. La situación económica y política de este país, así como su historial de derechos humanos, son tan trágicos que es difícil imaginar alguna otra razón que motive la presencia de la UE.

La gente abandona Eritrea pese a que la policía de frontera dispara a matar. Pasan de contrabando y a menudo son secuestrados en el camino. En Libia se enfrentan a la detención, la tortura y el hambre, y al riesgo de ser deportados a Eritrea. Muchos refugiados son secuestrados y llevados a la fuerza a Sinaí donde se enfrentan a la tortura y el asesinato, y donde se exigen sumas de rescates increíblemente altas. En Egipto, la situación ha empeorado drásticamente desde que la erupción devla crisis política y los refugiados permanecen en centros de detención cerrados.

El fracaso de Europa

La tragedia de Lampedusa enfatiza el fracaso de la UE en cuanto a enfrentar las necesidades de los refugiados. Mientras que su política se ha centrado en mantener a toda costa a los refugiados fuera de sus fronteras, no se han realizado inversiones que garanticen la seguridad de los refugiados que se encuentran atrapados. Las políticas oficiales que tienen como objetivo prevenir la migración no autorizada en Europa tienen parte de la culpa.

"La ley de inmigración de Italia es inhumana", dice Giusi Nicolini, alcalde de Lampedusa. "Tres barcos de pesca no ofrecieron rescate y dejaron el barco a su suerte debido a que nuestro país ha enjuiciado a los pescadores que ayudaron a migrantes en el mar acusándolos de colaborar con la inmigración ilegal". Al estar desesperados lo arriesgan todo, incluso sus vidas, por tratar de llegar a Europa. El acuerdo secreto de Italia con Libia para mantener a los refugiados fuera está fallando estrepitosamente, sobre todo porque Libia no tiene ninguna política de asilo.

La UE ha hecho muy poco para dar coherencia a su política, mientras que la política italiana está en contradicción flagrante con el derecho internacional. La Comisión Europea y los Estados miembros han fallado en establecer una política basada en la solidaridad con los Estados miembros del sur que llevan la peor parte del problema de refugiados, que están atrapados en los países más afectados por la crisis financiera: Grecia, Italia y España. El Papa Francisco, quien recientemente visitó Lampedusa, dijo que esta tragedia es uno de los resultados de la falta de solidaridad europea con los países afectados por la difícil relación económica y las persecuciones políticas.

La Comisaria Europea de Asuntos de Interior, Cecilia Malmström, reconoce la necesidad de abordar este tipo de tragedias. "Europa tiene que redoblar sus esfuerzos para prevenir estas tragedias y mostrar su solidaridad tanto con los inmigrantes como con los países que están experimentando un aumento de los flujos migratorios", afirmó. También expresó su apoyo a las autoridades italianas, que “han visto un gran aumento en la afluencia de inmigrantes irregulares en sus fronteras”, por el "enorme esfuerzo” realizado, como la detención de traficantes que han llevado a cabo en los últimos meses.

El Vice Primer Ministro italiano destaca que no se debe dejar a Italia sola en la gestión del problema. "Esta no es una tragedia italiana. Esta es una tragedia europea. Lampedusa ha de considerarse la frontera de Europa, no la frontera de Italia", afirmó.

Malmström está instando a la UE a que aplique una acción común más fuerte y no olvide "que todavía hay muchas personas que necesitan protección internacional". También ha pedido a los Estados miembros que hagan más por el reasentamiento de personas necesitadas de protección internacional.

Mercancía humana

La tragedia de Lampedusa es chocante. Sin embargo, es sólo parte de una tragedia mucho mayor que tiene lugar en Eritrea. Migrantes eritreos se han convertido en mercancía humana que se compra, se vende y es explotada con fines de lucro, incluso por su propio gobierno, como señala el último Informe de Seguimiento de la ONU sobre Somalia y Eritrea.

La solución última pasa por dar gobernabilidad democrática a Eritrea. Hasta que esto suceda, la UE no tiene más opción que conceder asilo a los eritreos que huyen del país. En tanto los países vecinos del sur no les proporcionen protección adecuada, estos refugiados deben tener un lugar seguro en Europa.

La Asamblea General de la ONU discutió el tema de la migración en Nueva York en el Diálogo de Alto Nivel sobre la Migración Internacional y el Desarrollo que tuvo lugar el 3 y 4 de octubre. El Secretario General, Ban Ki-moon, establece en su informe que " la difícil situación de los inmigrantes que no pueden regresar a su país de origen como resultado de las crisis humanitarias en el país de destino o de tránsito a menudo se ha pasado por alto".

Según Human Rights Watch, en todo el mundo, a alrededor del 80 por ciento de los solicitantes de asilo eritreos" se les concede algún tipo de protección, debido a temores fundados de persecución relacionada con el castigo por eludir el servicio militar indefinido en Eritrea y otros abusos contra los derechos humanos". La tragedia de Lampedusa muestra que la cuestión de los legítimos solicitantes de asilo debe ser abordada y que Europa debe ofrecer protección y demostrar solidaridad interna y coherencia en esta prestación. Sin pérdida de tiempo, la UE debe ofrecer protección y asilo a los refugiados eritreos.

Mirjam van Reisen es profesora de Responsabilidad Social Internacional en la Universidad de Tilburg, autora de "Trata de personas en el Sinaí: Refugiados entre la vida y la muerte” (2012), directora fundadora de EEPA en Bruselas e integra la Comisión Internacional de los Refugiados de Eritrea [IDN - InDepthNews - 5 de octubre 2013]