Lampedusa y la reforma de la política de asilo de la UE

El gobierno italiano ha publicado los nombres de las personas que se ahogaron cerca de la isla de Lampedusa, el 3 de octubre pasado. Todos los integrantes de la lista serían eritreos. La Unión Europea hace un examen de conciencia e identifica los problemas de su cada vez más represiva política de refugiados y de asilo. Como primera respuesta a la tragedia de Lampedusa, se convocó a una reunión de ministros del Interior en Luxemburgo para examinar una serie de medidas.

Los observadores señalan que el efecto de la política europea de control efectivo de las "rutas seguras" obliga a los refugiados en situación más desesperada a asumir cada vez mayores riesgos, que desafían la orden de disparar a matar en la frontera.

Es en este contexto de circunstancias tan particulares en el que los refugiados se encuentran atrapados y deben ser reconocidos como tales. Un número inusualmente alto de refugiados son de Eritrea: cerca de cinco mil al mes, según estimaciones de la CIA, en tanto que ACNUR registra alrededor de tres mil.

A la luz de estas cifras, la UE lleva a cabo una política contradictoria. Por un lado, impide la entrada a los refugiados de Eritrea, a pesar de que todos sus países miembros reconocen la naturaleza dictatorial del régimen de ese país africano. Y por otro lado, coopera con Eritrea, porque tiene una situación geoestratégica en el Mar Rojo y es una ruta importante para el comercio marítimo internacional, e incluso aún mantiene una embajada en Asmara, pese a las difíciles condiciones en que se encuentran sus funcionarios.

Solo un pequeño número de refugiados de Eritrea arriban en África del Norte, la mayoría son recibidos en países africanos. Para aquellos que llegan a África del Norte la situación es mucho más difícil. En el Sinaí, los refugiados se ven amenazados por organizaciones de traficantes de personas que piden altos rescates por su liberación. A esto se agrega el hecho de que son cruelmente torturados y muchos no sobreviven o son asesinados.

En Egipto, Yemen y Libia los refugiados permanecen encerrados en centros de detención donde están mal alimentados y carecen de acceso a los procedimientos de asilo. En Israel, país que ha construido una doble valla en su frontera sur, para prevenir la entrada de africanos, los refugiados también son detenidos y la Corte Suprema derogó la ley que calificaba las medidas previstas como "desproporcionadas".

Todos los países miembros de la UE reconocen que la mayoría de los refugiados eritreos tienen derecho de asilo. Sin embargo, los centros de detención en el sur de Europa, a donde llegan la mayoría de ellos, están desbordados y una vez en Grecia, Italia y Malta, donde no existen las estructuras institucionales necesarias para recibirlos, encuentran serias dificultades para acceder a los procedimientos de asilo. Debido a la crisis económica, que ha afectado en mayor medida a estos países, la situación de los refugiados se ha deteriorado gravemente.

La aplicación del Convenio de Dublín de la UE, que establece que el asilo debe ser concedido en el país de entrada, crea más problemas a los refugiados. Los países miembros de la UE se niegan a asumir su responsabilidad y empujan nuevamente a los refugiados hacia el sur de Europa. Por esto, la política de refugiados y de asilo debe coordinarse mejor desde Bruselas. Un resultado exitoso de la reunión de ministros europeos del Interior dependerá de que la UE reconozca que la mayoría de los refugiados eritreos tienen derecho a asilo.

La Comisión Europea debe jugar un papel más importante y adoptar una política coherente para asegurar que los refugiados accedan a un procedimiento de asilo. Las medidas necesarias se han establecido en una carta abierta a los ministros y la Comisión Europea. Los países miembros de la UE deben, por su parte, actuar en forma solidaria para responder al reto de la gran afluencia de refugiados, ofreciendo una redistribución interna de los mismos, desde los países del sur al resto de los miembros de la UE.

También es necesaria una actitud más firme con el régimen de Eritrea. La UE debe dejar en claro que no acepta las violaciones de los derechos humanos que tienen lugar en el país africano, para lo que puede invocar el Acuerdo de Cotonú, de asociación con los Estados de África, el Caribe y el Pacífico.

Mientras tanto, el canal de televisión nacional de Eritrea, EriTV, no reconoce que las víctimas de Lampedusa fueran eritreos, aunque Eritrean Youth Solidarity for Change ha iniciado una campaña para repatriar los cuerpos recuperados. Esto simboliza la esperanza compartida de los refugiados eritreos de que algún día volverán a pisar el suelo del país al que pertenecen.

Mirjam van Reisen Catedrática de Responsabilidad Social Internacional en la Universidad de Tilburg, Holanda, directora fundadora de Europe External Policy Advisors (EEPA), con sede en Bruselas, miembro de la Comisión Internacional de los Refugiados de Eritrea (ICER) y autora del informe "Trata de personas en el Sinaí: Refugiados entre la vida y la muerte” (2012).