Esperanza de vida: 40 años

Publication_year: 
2000
Michelo Hansungule
Women for Change

Muchos en Zambia enfrentan situaciones sociales y económicas desesperadas. Los hogares son técnicamente insolventes. Las reformas económicas introducidas desde 1991 por el actual gobierno han causado desempleo generalizado arruinando a familias cuya supervivencia dependía de los trabajos perdidos. En los últimos diez años, cuando se decía que las reformas surtían efecto, los niveles de pobreza escalaron y se profundizaron. Más del 80% de la población (unos 8 millones de personas) vive “oficialmente” en situación de pobreza. Para la mayoría de la gente vivir ya no vale la pena. Los niños enfrentan niveles insoportablemente altos de pobreza que les impide ir a la escuela o llevar una vida normal. La pandemia del VIH/SIDA agravó la situación dejando a muchos huérfanos. La mayor parte de la gente no goza de sus derechos y libertades básicas.

Una sociedad dividida

Zambia enfrenta serias divisiones sociales. Mientras que la mayoría es pobre, una pequeña fracción de la población tiene acceso a todos los recursos del país. Los líderes políticos más encumbrados, según ellos mismos admitieron, se enriquecieron debido a las mismas condiciones por las cuales muchas familias se empobrecieron. Las últimas declaraciones patrimoniales presentadas por altos dirigentes de gobierno al presidente de la Corte Suprema de Justicia indican que su  riqueza ha aumentado enormemente desde que asumieron el poder. La forma en que esto ocurrió es desconcertante, visto que los salarios de los funcionarios son bajos. Pese a una serie de aumentos concedidos por el parlamento, sus salarios, simplemente, no se pueden comparar con su patrimonio. Resulta tentador concluir que los funcionarios han estado convirtiendo el patrimonio público en privado o que han usado el poder público que usufructúan como jerarcas para mejorar su situación personal. ¿Es así como funciona el libre mercado?  

Si bien es verdad que la pobreza y la exclusión social son problemas universales, a algunos países les toca una porción más grande que a otros. En algunos, los dirigentes políticos verdaderamente están comprometidos con el acceso universal a los servicios básicos. Por ejemplo, en la vecina Sudáfrica, casi todas las viviendas tienen agua corriente. Esto ocurrió luego de solamente cuatro años de gobierno democrático del presidente Nelson Mandela. Hace poco se supo que en Uganda se conquistó la educación universal en primaria. Uganda enfrenta más obstáculos que Zambia porque el presidente Museveni libra guerras costosas en el exterior y en el interior de su país. Uganda está reestructurando su economía  bajo condiciones similares a las de Zambia. Sin embargo, Museveni  ha enviado a todos los niños en edad escolar a la escuela primaria. ¿Por qué esto no es posible en Zambia? ¿Por qué será que los ministros de Zambia  no pueden hacer lo que un ex profesor de leyes, ahora ministro, hizo en Sudáfrica? ¿Qué hace la gente en el poder en Zambia? Si Zambia no es un caso clásico de mal gobierno, ¿cuál es?

Hay economistas que opinan que lo que el país necesita es mano de obra capacitada. Es cierto que éste es un requisito previo para el desarrollo social y económico. Pero Zambia tiene suficiente mano de obra capacitada como para desarrollarse y brindar servicios básicos a toda la población. El problema es cómo utilizarla de manera eficiente. Por ejemplo, el mercado de Soweto en Lusaka, el más grande de Zambia, se inunda siempre que llueve porque no tiene el desagüe necesario. Es un problema que causa muchas enfermedades. Lo paradójico es que dentro del mercado hay más de 1.000 plomeros capacitados al frente de negocios improvisados. Sólo hace falta que alguien los movilice y adquiera el material para arreglar las cañerías. No hay necesidad de capacitar más plomeros.

La economía en deterioro

Desde que está en el poder, el gobierno del Movimiento por la Democracia Multipartidaria (MDM) sentó las bases del capitalismo con la incorporación de la economía de mercado. Estos esfuerzos son tan apreciados en Occidente que una revista de esa región “votó” al ministro de finanzas de Zambia como el mejor de su cartera en el mundo y calificó de “ejemplo de éxito” a la economía del país. Así es como Occidente alienta a los capitalistas novatos para que sigan su orientación. A pesar del “éxito” de Zambia, su economía empeoró durante el gobierno del MDM. En los últimos siete años, el crecimiento económico promedió apenas un 1%. De la misma manera aumentan los intereses y el índice de inflación, que había descendido de 192% en 1990 a 18,6%. Los problemas económicos se manifiestan en los altos índices de mortalidad infantil en niños lactantes y menores de cinco años, así como en la mortalidad materna. La pandemia de VIH/SIDA causó gran mortandad, sobre todo en la población económicamente activa. El cólera, la malaria y otras enfermedades evitables también son una importante causa de muerte.

Zambia tiene uno de los índices más altos del mundo de muertes prematuras, superado sólo por Sierra Leona, Uganda, Malawi y Afganistán, en ese orden. La esperanza de vida bajó a 39 años para los hombres  y a 40 para las mujeres. Estos males ocurren al mismo tiempo que el “éxito” del programa de ajuste estructural se califica de ejemplar en el mundo. 

Una consecuencia directa de la reforma económica es la alta rotación laboral. Nunca antes en la historia del país tanta gente había perdido su trabajo. Otros han visto como el valor de sus ingresos ha caído por debajo del nivel de subsistencia. Como parte del ajuste, el gobierno implementó matrículas en las escuelas y el pago en los hospitales. Ningún organismo de gobierno explicó cómo la gente hará para pagarlo.

Mientras tanto, el gobierno del presidente Chiluba se aseguró de no defraudar a sus aliados occidentales y  está al día con el pago de la deuda externa, a pesar de que es insostenible. Le hacemos una pregunta fundamental  a los países de Occidente y a las instituciones financieras internacionales: ¿Se debe pagar la deuda y sus intereses contraídos por los gastos en la escuela primaria?

Tribus y etnias

Una tendencia inquietante es la aparición de influencias étnicas y tribales en la política del país. Las autoridades políticas no logran apoyar la diversidad característica de la sociedad de Zambia. Comenzando por el propio presidente, políticos de alto rango han favorecido públicamente al grupo étnico bemba  sobre otros grupos del país. Muchas comunidades sin influencias a alto nivel sufrieron discriminaciones en cuanto a la asignación de recursos. 

Partidos políticos liderados por personas de otras tribus son calificados de “Partidos tribales”. No se los califica así si son liderados por bembas. A pesar de que el gobierno del MDM tiene integrantes de varios grupos étnicos, el poder descansa sobre muy pocos, casi todos de ellos bembas. Los miembros del gabinete o en otras posiciones que no son bembas, son títeres mantenidos para reflejar una imagen diferente a la realidad. 

Género y discriminación

La discriminación en base al género es generalizada. Aunque las mujeres en general padecen varios tipos de discriminación, las campesinas y las pobres sin educación en zonas urbanas son las que sufren más. Las mujeres aún tienen dificultades para actuar como individuos en lo que respecta al acceso al crédito, la tierra o las oportunidades laborales. La acción del gobierno para reducir estos desequilibrios ha sido decepcionante. No existen resultados tangibles en la práctica a pesar de la retórica diaria de que se modificarán las leyes y las políticas para asegurar equilibrio y equidad de género. Algunas ONG han tratado de revertir la situación por medio de campañas de concientización y a través de la extensión de la ayuda práctica, como los créditos para las mujeres. Sin embargo, los recursos de las ONG son limitados y no pueden tomar ciertas decisiones que le corresponden a los gobiernos. Esto significa que la intervención de las ONG, aunque importante, es limitada.   

Compromisos incumplidos

185 naciones se comprometieron en Copenhague a reducir la pobreza, a eliminar la pobreza extrema y a asegurar la integración social y el desarrollo. Hay una gran diferencia entre los discursos y los hechos. Algunos estados transforman rápidamente las decisiones en políticas nacionales, mientras otros se toman su tiempo. La implementación de decisiones acordadas a nivel internacional lleva largo  tiempo en los países donde la democracia es limitada. Zambia es un típico ejemplo de país con una democracia limitada.

Desde 1995,  el país se comportó como si hubiese sido obligado a aceptar los resultados de la Cumbre Social. El apoyo del gobierno a los compromisos de Copenhague no fue muy entusiasta. Además de la preparación de  un marco estratégico y un plan de acción, no hay evidencias concretas de que se hayan implementado medidas específicas para lograr los compromisos. Hasta la formulación de reglas para tratar el tema de la reducción de la pobreza y la exclusión social ha sido un ejercicio difícil para las autoridades. Aún sigue en etapa de elaboración el Plan de Acción Nacional para la Reducción de la Pobreza, que incluye la promesa de reducirla a un 50% del nivel de 1995. Hasta el momento, las autoridades siguen en “consulta” con respecto al plan, al que le sobran palabras y le faltan hechos. Por ejemplo, el plan propone que las personas en situación de pobreza y las mujeres accedan a la tierra, pero no explica cómo. No hubo acceso al crédito para los pobres como lo estipulaban los Compromisos de Copenhague y como lo especificaba el plan nacional. El gobierno no tuvo una cooperación seria con las ONG para implementar el Programa de Acción Social. En resumen, Zambia no ha cumplido con ninguno de los compromisos  asumidos en la Cumbre. Más bien ha retrocedido en algunos aspectos.

Recursos que se debían haber gastado para reducir la pobreza se malgastaron debido a la corrupción y la mala administración. Las denuncias de corrupción gubernamental son constantes. El mismo presidente Chiluba admitió que pasa algo raro cuando las calles se deterioran dos meses después de haber sido reparadas. En este contexto se estableció un fondo presidencial con miles de millones de kwachas para que el presidente pueda tener acceso a los recursos públicos. Pero el presidente Chiluba no respeta la constitución y entrega el dinero de su fondo a escuelas, iglesias y políticos de su elección. El público es engañado para que crea que el fondo presidencial es una parte importante del servicio público a través de programas televisivos organizados por el propio gobierno que muestran cuán agradecidas al presidente están las escuelas receptoras por haber “recibido” el dinero. Se le hace creer al público que el presidente es un hombre de buen corazón que dona  sus recursos personales a escuelas del gobierno.

Las autoridades ignoraron muchos de los compromisos que asumió Zambia con respecto a las declaraciones e instrumentos internacionales, y los de la Cumbre Social de Copenhague no son la excepción. Se deberá vigilar al gobierno para ver cómo cumple con sus compromisos . En el nuevo año, la población debe exigir nada menos que el total cumplimiento de todos ellos.

Hasta el momento, los países donantes no han implementado la iniciativa 20/20 y tampoco lo hicieron países como Zambia. Ya que no hay suficientes recursos internacionales para los programas sociales, son los propios países pobres los que deben estar a la vanguardia en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. El gobierno debe canalizar recursos públicos hacia programas para aliviar la pobreza.

La fe en la magia del libre mercado no es la respuesta a los problemas de Zambia. Los últimos ocho años demostraron sin lugar a dudas que el modelo actual se debe reevaluar. El presidente Chiluba cree tan fervientemente en el mercado que incluso montó una oficina en la casa de gobierno para proteger los intereses de los vendedores. Lamentablemente, muchos de estos llamados vendedores son ladrones que roban al gobierno. Mientras se escribía este informe, se observó que entre las cosas que exhiben los “vendedores” de repuestos automotores en el mercado de Soweto había una puerta de un vehículo todoterreno que aún llevaba la inscripción “Ministerio de Minas y Desarrollo Mineral”. ¿Esto es lo que va a sacar a la población de Zambia de su pobreza?