Dos mundos diferentes

Publication_year: 
2004
Ranee Hassarungsee
Social Agenda Working Group

La influencia de la globalización en las políticas de Estado, particularmente en el manejo de los recursos naturales, ha sido más destructiva en Tailandia que los desastres naturales o las carencias económicas. La construcción de un gasoducto en sociedad con Malasia y el monopolio de las telecomunicaciones en manos de corporaciones propiedad de miembros de la élite política son los casos más preocupantes en una sociedad donde el crecimiento económico ensancha la brecha entre ricos y pobres.

Participación y autoritarismo

En el pasado, los problemas relativos a los recursos naturales y al medio ambiente se limitaban a la tala indiscriminada de bosques por parte de los pobladores locales. Las cosas han cambiado. Los derechos de las comunidades, reconocidos por la Constitución, están siendo amenazados. Los tailandeses siempre han defendido sus derechos dentro de los marcos institucionales correspondientes y han agotado las instancias locales y regionales haciendo oír sus reclamos, antes de salir a las calles. El gobierno, sin embargo, responde con actitudes autoritarias que no alientan la participación de la población.

El gasoducto de la inseguridad

El gobierno está comprometido con el proceso de globalización, que juega un papel muy activo en las políticas de Estado para el manejo de los recursos naturales. En los últimos años, ha aumentado la injerencia de otros países y empresas transnacionales en el diseño de las políticas de desarrollo nacionales. Tal es el caso del Gasoducto Tailandia-Malasia, en el cual el Estado interviene como co-inversor, desde que en 1999 fuera aprobada la asociación de la Petroleoum Authority of Thailand (PTT) con Malasia. La oposición al proyecto, que comenzó inmediatamente y aún continúa, ha sido llevada adelante por más de mil académicos y por pobladores del distrito de Chana, en la sureña provincia de Songkhla,[1] argumentando públicamente que los beneficios del proyecto son insignificantes comparados con los peligros que representa para el ecosistema y el estilo de vida de las comunidades. “Mab Ta Phud [una promocionada zona industrial en la costa oriental de Tailandia] está muy contaminada. La gente, niños y adultos, no está feliz. Sus quejas no son escuchadas. Yo me pregunto si eso es realmente el desarrollo. Si otras personas quieren esta clase de desarrollo, allá ellas. Yo sé que no lo quiero.”[2] Existe, además, el riesgo de que se produzca una explosión.

El gobierno del Primer Ministro Thaksin Shinawatra es quien toma las decisiones finales en la ejecución del proyecto, pero no ha dado jamás una explicación pública y ha evitado cualquier intercambio abierto con los opositores. Esta actitud ha alentado a las empresas responsables de la construcción del gasoducto a ignorar los reclamos por un debate público sobre el tema, a los cuales sólo se ha respondido comprando espacios en los medios para publicitar y ensalzar el emprendimiento.

Éste y otros proyectos de desarrollo de infraestructura no han sido manejados adecuadamente. A las dificultades a nivel preparatorio y operacional se suma, en algunos casos, la falta de transparencia. Algunos de ellos han tenido que ser cancelados por sus impactos negativos o por su ineficacia. Esto ha afectado el desarrollo del país y en algunos sectores ha producido cuantiosas pérdidas económicas.

Poder político, poder económico, poder mediático

Después de la crisis económica de 1997, grupos transnacionales comenzaron a comprar empresas insolventes. Como consecuencia de esa situación, hoy resulta casi imposible hablar de activos “nacionales” y, por lo tanto, deben relativizarse los beneficios del crecimiento del PBI.[3]

Entre enero y octubre de 2003, 14 compañías se registraron en la Bolsa de Valores y comercializaron sus acciones a un precio entre 50% y 100% superior al promedio. Recientemente, informes de prensa revelaron que las acciones de las mencionadas compañías se concentran en algunos conocidos grupos empresariales (CP Seven Eleven PLC, Matching Studio, RS Promotion, Advance Information Technology PLC, International Research Corporation PLC y SC Assets).[4] Estos grupos, a su vez, están estrechamente vinculados con importantes políticos del partido de gobierno, Thai Rak Thai (Tailandeses que aman a los Tailandeses).[5] El Shin Corp Group, un conglomerado propiedad del actual Primer Ministro, es el más poderoso. El grupo opera los servicios de telefonía móvil, las comunicaciones satelitales y la televisión. Estas actividades no sólo dependen esencialmente de recursos públicos, sino que afectan directamente el ámbito público. Las concesiones otorgadas al poder político (a través de la manipulación política) otorgan a los concesionarios beneficios perpetuos, que no necesariamente provienen de la aptitud para el gerenciamiento de sus negocios. Supinya Klangnarong, secretaria de la Campaña por la Reforma Popular de los Medios, señaló: “el Primer Ministro no ha hecho nada para abordar el conflicto de intereses. Tampoco el Decreto Real sobre Impuestos a la Operación de Telecomunicaciones, ni el contrato de ITV [cadena de televisión] (…) Nos preocupa que la sociedad tailandesa, formada por los medios de información, estará dominada por el grupo Shin Corp, que es la única compañía con una base política fuerte.”[6]

El Estado monopoliza el poder, no a través de la fuerza de las armas, sino mediante el capital y los medios de comunicación. Por tanto, su poder se ejerce de forma más sutil y la gente es más vulnerable a él sin ser consciente de ello.

La brecha del crecimiento

Los cambios sociales en Tailandia son consistentes con la lógica capitalista y han llevado a una polarización de la sociedad. Se ha ensanchado la brecha entre las áreas rurales y las urbanas, creando dos mundos diferentes: el mundo globalizado y moderno de los ricos y el mundo miserable de los pobres.

En el marco de la doctrina neoliberal, en donde el crecimiento económico depende del aumento del consumo per cápita, se aprueban más megaproyectos y se privatizan más empresas del Estado. De esa forma, el gobierno y su entorno político acumulan riquezas y beneficios mediante especulaciones financieras, con el monopolio de la industria de las telecomunicaciones y definiendo sus políticas según principios de mercado. De ese modo, las dificultades económicas de la gente y sus causas estructurales, lejos de ser resueltas, se agravan duramente, como lo muestran las cifras de la deuda de los hogares (tabla 1).

Tabla 1
Deuda de hogares - en bahts (THB) tailandeses, por hogar, por mes

 

1994

1996

1998

2000

2002

Total de hogares

 

 

 

 

 

Deuda promedio (THB/hogar)

31.079

55.300

72.345

70.586

84.603

Relación deuda/salario mensual

3,7

5,0

5,7

5,7

6,1

% de deuda por consumo

59,7

50,8

61,2

61,0

64,1

Hogares pobres

 

 

 

 

 

Deuda promedio (THB/hogar)

9.727

13.698

22.787

21.818

24.876

Relación deuda/salario mensual

4,4

5,4

7,5

7,5

8,5

% de deuda por consumo

37,9

34,3

39,1

41,5

44,5

Hogares muy pobres

 

 

 

 

 

Deuda promedio (THB/hogar)

11.830

18.593

22.968

20.083

24.188

Relación deuda/salario mensual

9,1

12,2

13,1

11,5

15,2

% de deuda por consumo

53,4

26,9

40,4

37,7

50,2

Fuente: Esta tabla es una adaptación de la información brindada por Somchai Jitsuchon en la Conferencia sobre Seguridad Humana del Instituto Tailandés de Investigaciones de Desarrollo, 2003.
Nota: A) Hogares “muy pobres” son los que ganan menos del 50% del monto definido como línea de pobreza (cerca de THB 2.000 por hogar por mes). B) THB 1 = USD 0,03.

Las mayorías excluidas

La participación de la población en la toma de decisiones es un aspecto fundamental en la construcción de la seguridad humana. Una forma de evaluarla es examinando la composición del parlamento. De los 500 miembros de la cámara baja, 453 son hombres de negocios, ex funcionarios del gobierno, abogados y políticos. En otras palabras, 90,2% pertenece a la minoría privilegiada urbana. Los sectores agrícola y obrero sólo cuentan con una representación de 3,2% y 2,8%, respectivamente. Aunque los senadores actualmente son elegidos en forma directa, la composición del Senado no es muy diferente, ya que las condiciones para presentarse a elecciones fueron establecidas en favor de la élite. Se puede concluir, pues, que la democracia “representativa” de Tailandia excluye a las mayorías pobres de la toma de decisiones.

No es sorprendente, entonces, que ni las comunidades locales afectadas por los proyectos del gobierno, ni aquellos cuyos recursos naturales han sido cedidos a empresas privadas, aprueben los compromisos hechos en nombre de los “intereses nacionales” y que las protestas contra el gobierno se extiendan por las pequeñas comunidades y por los sectores menos privilegiados de la sociedad. La brecha entre ricos y pobres profundizada por el capital globalizado, puede conducir al país a la violencia social y política. Pero además, si esta política económica continúa - si el agua, la electricidad, la salud o la educación se transforman en mercancías cotizadas libremente por el mercado - la existencia de los tailandeses se reducirá a meras actividades de consumo o inversión en el mercado de bienes y servicios.

Si la seguridad humana significa proteger el núcleo vital de todo ser humano de manera de realzar las libertades y la realización humanas, los llamados programas de desarrollo implementados durante 2003 atentan gravemente contra ella.

Comunidades y globalización

Los cambios traídos por la modernización han vuelto a los ciudadanos más concientes de sus derechos civiles y políticos. Sin embargo, los derechos económicos, sociales y culturales están sufriendo un creciente proceso de restricción. Las comunidades locales son muy cuidadosas de sus valores, su singularidad cultural y sus recursos naturales e intelectuales, lo cual las ha impulsado a unir fuerzas para enfrentar la amenaza de la invasión transnacional y la comercialización impuesta por las superpotencias industriales de Occidente. Esta toma de conciencia demuestra cómo los derechos individuales han pasado a ser considerados derechos de la comunidad. Para promover y proteger estos derechos es necesario impulsar procesos de desarrollo gestionados democráticamente desde las bases.

A modo de conclusión

Los temas planteados en este informe pueden sintetizarse en las palabras de Seksan Prasertkul,[7] durante la celebración del 30º Aniversario del Levantamiento del 14 de Octubre de 1973:

“Es verdad que no fuimos capaces de crear una sociedad en la cual todos pudiesen acceder igualitariamente a la propiedad. Pero al menos no deberíamos abandonar la esperanza de crear una sociedad donde todos los seres humanos sean iguales. En todo caso, la riqueza material no siempre es importante. Una vez cubiertas las necesidades básicas de alimentación adecuada y vivienda decorosa, la coexistencia pacífica, el avance cultural, la profundidad espiritual y el reconocimiento de lo que verdaderamente significa para nosotros vivir temporalmente en este mundo es más importante que la acumulación de ganancias. Este concepto se opone diametralmente a la cuantificación de todo a través de mecanismos de mercado. De hecho, impide el flujo de capitales y la acumulación de beneficios. Significa que los inversores no podrán llevarse los recursos de ciertas áreas y que el estilo de vida de los tailandeses no será la libre competencia sino la cooperación colectiva. Estas opciones y un enfoque del desarrollo desde la diversidad nunca serán viables si no se reconoce la participación de la población en el diseño de las políticas que afectan a sus comunidades. Debemos apreciar las sabidurías locales, descentralizar el desarrollo y el poder político, y poner fin a los abusos de la autoridad estatal y del poder del capital.”[8]

Notas:

[1] Desde que el gobierno firmó un contrato para la construcción del gasoducto para explotar las reservas de gas en el Área de Desarrollo Común entre Tailandia y Malasia, la población local no ha tenido una vida pacífica. La mayoría de los pobladores, que vive de la pesca artesanal, es consciente de los impactos negativos de este proyecto en su estilo de vida y ambiente. Se han opuesto vigorosamente y las fuerzas de la seguridad han respondido con represión brutal. En diciembre de 2002, tuvo lugar un enfrentamiento importante, que dejó numerosos heridos y graves daños materiales. Los líderes del movimiento fueron arrestados bajo cargos falsos. La Representante Especial de las Naciones Unidas para los Defensores de Derechos Humanos, Hina Jilani, ha deplorado las detenciones durante una visita a la zona. Jilani ha solicitado en vano al gobierno que retire todos los cargos y describió la situación que enfrentan los movimientos de la sociedad civil como de “intimidación y miedo”. Junio de 2003.
[2]Testimonio de la aldeana Areeya Hmadeh en “ Reasons of the Anti-Thai-Malaysian Gas Pipeline Project Movement”, publicado por el NGO-Coordinating Committee on Rural Development/Southern Branch, 2000.
[3] Según UNICEF, La tasa media anual de crecimiento del PBI per capita es de 2,8% para el período 1990-2000. Respecto a la compra de activos por grupos transnacionales, cf.  Prasertkul, Seksan, “Thailand on the Road to Democracy: Problems and Solutions Explored”. Conferencia pronunciada en ocasión del 30º Aniversario del Levantamiento del 14 de octubre de 1973, co-organizada por la Fundación 14 de Octubre y el Grupo Coordinador del 30º Aniversario, Sector Público, 14 de octubre de 2003.
[4]Matichon Daily, 1 de diciembre de 2003, p. 12.
[5] Pattamanan, Ukrit. Matichon Weekly, 5 de diciembre de 2003.
[6]Post Today, 30 de junio de 2003. En diciembre de 2003, Shin Corp demandó a Supinya Klangnarong por difamación debido a sus declaraciones para el Thai Post sobre las vinculaciones entre el enriquecimiento de la corporación y el gobierno del Thai Rak Thai.
[7] Seksan Prasertkul es un reconocido escritor e intelectual tailandés, actualmente decano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Thammasat. Fue el líder del masivo levantamiento estudiantil que derrocó la dictadura militar en octubre de 1973.
[8]Prasertkul, Seksan, “Thailand on the Road to Democracy: Problems and Solutions Explored”. Conferencia pronunciada en ocasión del 30º Aniversario del Levantamiento del 14 de octubre de 1973, co-organizada por la Fundación 14 de Octubre y el Grupo Coordinador del 30º Aniversario, Sector Público, 14 de octubre de 2003.