Derechos humanos: legislación que impresiona, implementación inconveniente

Publication_year: 
2008
Summary: 
Lituania cuenta con excelente legislación en lo que respecta al cumplimiento de los derechos humanos. No obstante, las instituciones estatales y los intereses comerciales perciben los derechos humanos como tema puramente formal y carga pesada (no tanto para la ciudadanía como para los socios extranjeros). Esta actitud presenta un duro escollo para la implementación de la legislación vigente
Giedrius Kiaulakis
Centre for Civic Initiatives

Lituania cuenta con excelente legislación en lo que respecta al cumplimiento de los derechos humanos. No obstante, las instituciones estatales y los intereses comerciales perciben los derechos humanos como tema puramente formal y carga pesada (no tanto para la ciudadanía como para los socios extranjeros). Esta actitud presenta un duro escollo para la implementación de la legislación vigente

Lituania es un estado independiente desde 1990. La Constitución, aprobada en 1992, establece un amplio espectro de derechos políticos, civiles, sociales, económicos y culturales que reflejan la Declaración de Derechos Humanos de la ONU de 1948.

Derechos de las minorías

Desde la restauración de su independencia, Lituania ha prestado atención considerable a los derechos de las minorías étnicas y religiosas. La Ley Constitucional de Minorías Étnicas se aprobó en 1989, varios meses antes de la declaración de independencia.

Según datos del censo de 2001, la sociedad lituana se compone de 115 grupos étnicos diferentes. Las minorías étnicas comprenden aproximadamente 16,5% de la población. El grupo más grande está conformado por los polacos (6,7%), seguido por rusos (6,3%), belarusos (1,2%) y ucranianos (0,7%). Otras minorías como judíos, alemanes, letones, tártaros, romaníes y armenios, constituyen cada uno menos de 0,1% de la población.

El párrafo 37 de la Constitución establece que “Los ciudadanos y ciudadanas de comunidades étnicas tienen derecho a mantener su idioma, cultura y costumbres”. Esto se cumple en la práctica. Por ejemplo, las minorías más numerosas, como polacos y rusos, cuentan con gran número de escuelas públicas en las que niños y niñas reciben clases en su lengua materna, además de contar con sus propios periódicos, estaciones de radio comerciales y programas en televisión y  radio nacional. También existe una extensa red de organizaciones públicas y culturales, que reciben el apoyo del Gobierno lituano y de los países de su etnia. Como es de esperar, las comunidades más pequeñas tienen menos oportunidades de expresión cultural, pero cuentan con acceso a los medios de comunicación (se ha concedido tiempo en la televisión nacional a los belarusos, ucranianos y judíos), además de escuelas dominicales patrocinadas por el Estado. En los últimos años el número de escuelas rusas y polacas ha disminuido, así como la cantidad de alumnos que asisten a ellas, aunque las estadísticas oficiales indican que la tasa de disminución es aún mayor en las escuelas lituanas.

Aunque la situación general es bastante buena, han surgido algunos conflictos:

Comunidades religiosas

La Ley sobre Comunidades y Grupos Religiosos, aprobada en 1995 tiene como propósito la supervisión de las comunidades religiosas. Esta ley hace una división de las lituanas en religiones tradicionales y no tradicionales. Las tradicionales son la católica romana (80% de la población), católica griega, luterana evangélica, evangélica reformista, rusa ortodoxa, de los antiguos creyentes, judía, musulmana sunita y karaim. Los privilegios especiales que gozan estas comunidades son pocos e insignificantes (entre ellos, un sistema de registro más simple para las congregaciones nuevas), sin embargo Lituania ha sido objeto de críticas internacionales por esta distinción (por ejemplo, en los informes anuales de los Estados Unidos sobre tolerancia religiosa).

Aunque la ley adhiere estrictamente a los principios de tolerancia religiosa, las actitudes negativas con respecto a los grupos religiosos no tradicionales siguen siendo frecuentes. Estas comunidades (testigos de Jehová, hinduistas, mormones, budistas, adventistas) son tratadas como sectas peligrosas para la sociedad y muchos piensan que emplean coerción sicológica para apartar a las personas de su ámbito social habitual e incluso de sus familias. Por otra parte, al contrario de lo que sucede en Europa Occidental, en Lituania la islamofobia no existe. Desde finales del siglo XIV hay una comunidad musulmana sunita en el país.

Minorías sexuales

Las minorías sexuales han estado sobre el tapete en los últimos años. Los homosexuales, que fueron perseguidos y encarcelados a causa de su orientación sexual por las autoridades soviéticas, ya no están sujetos a persecución del Gobierno; se han establecido clubes de homosexuales, organizaciones públicas, sitios web, etc. Sin embargo, en el conjunto de la sociedad, las actitudes continúan siendo negativas. A menudo se acusa a los homosexuales y lesbianas de ser responsables de la depravación y el deterioro social. En algunos casos, grupos informales de homosexuales han sido acusados de participar en actividades políticas peligrosas para el Estado (en 2004 el diario Respublika publicó varios artículos en los que sostenía que los homosexuales y los judíos dominaban el mundo). Las autoridades de Vilnius, la capital, en 2007, denegaron la autorización solicitada por los homosexuales para realizar un evento público.

Equidad de género

La mayor parte de las investigaciones se relacionan con discriminación de género. Aunque los hombres presentan quejas, normalmente de discriminación por razón de discapacidad, etnia, religión o credo, son las mujeres las que lo hacen con más frecuencia, generalmente por discriminación relacionada con el género y la edad. En 2006, al igual que en años anteriores, muchas de las quejas provinieron de mujeres embarazadas y en licencia por maternidad cuyos empleadores les brindaban peores condiciones laborales que a sus colegas varones, no se les pagaban bonificaciones anuales en base a los resultados de su labor y no proporcionaban un ámbito de competencia por ascensos en pie de igualdad con los hombres [2] . Al terminar su licencia por maternidad, las mujeres a veces enfrentan problemas similares si necesitan quedarse en casa al cuidado de sus hijos cuando están enfermos. Además los empleadores pueden preferir contratar hombres para evitarse las “complicaciones” que surgen a partir de embarazos y licencias maternales.

En 2006 se presentaron muchas quejas contra avisos comerciales de productos y servicios por degradar a la mujer por emplear estereotipos femeninos de fragilidad, frivolidad y falta de inteligencia; o insinuar que el único atributo positivo de la mujer es la capacidad de seducir a un hombre. Por otra parte, el porcentaje de quejas por acoso sexual es muy bajo. Los estereotipos femeninos negativos reflejan los estereotipos patriarcales en la sociedad en general. Estas actitudes tradicionales son inculcadas desde la infancia, y cambiarlas puede tomar muchos años.

La violencia familiar sigue siendo frecuente. Aunque la mayor parte de la población la condena y existen mecanismos legales para contener a individuos violentos, la mayoría de las personas prefieren no interferir en asuntos familiares a menos que la violencia ponga en peligro la vida.

Aspectos socioeconómicos de los derechos humanos

Las leyes de Lituania protegen los derechos sociales y económicos de los individuos; el sistema de seguridad social ha sido bien implementado. Se respeta el derecho a la propiedad. El Estado garantiza a trabajadores y trabajadoras una semana laboral de 40 horas y 28 días de licencia al año. Las mujeres pueden comenzar a recibir su pensión a los 60 años y los varones dos años y medio más tarde. Todos los trabajadores reciben pagos de seguridad social si se ven impedidos por enfermedad o accidente. El seguro de desempleo dura por lo menos seis meses desde la pérdida del trabajo. Desde 2007, una madre puede disfrutar beneficios de licencia por maternidad hasta los dos años de su hijo o hija (la legislación anterior solamente les garantizaba un año). La mayor parte de los servicios de atención médica y educación son financiados por el Estado y gratuitos para la población.

Lamentablemente, el sistema de seguridad social es mucho mejor en la teoría que en la práctica. Esto se explica claramente al estudiar la historia del país. En 1990 Lituania heredó el sistema económico soviético, en el cual casi todo pertenecía al Estado y era controlado por una burocracia. El porcentaje de propiedad privada era mínimo. Para cambiar este sistema económico ineficiente, el país comenzó un programa de privatización acelerada sin demasiada planificación. Muchos de los problemas sociales actuales son un legado de esta política.

Un gran número de industrias fueron llevadas a la quiebra en forma intencional, para poder adquirirlas al menor precio posible. Muchas nunca retomaron la producción, quedando desocupados sus trabajadores y aumentando como consecuencia, considerablemente la tasa de desempleo (era de 15,4% en 2000). Esto tuvo dos consecuencias profundamente negativas para la fuerza laboral:

¿Cómo puede la gente defender sus derechos?

Los lituanos se muestran escépticos respecto de su capacidad para defender sus derechos, según el Instituto de Monitoreo de los Derechos Humanos de Lituania. Tres cuartos de los entrevistados en una encuesta realizada en 2006, contestaron que habían sufrido abuso de sus derechos pero no habían presentado quejas. El 74% de los encuestados dijo que consideraba inútil acudir a las instituciones estatales para conseguir un resarcimiento [6] .

Esta actitud es, en gran medida, consecuencia de la disparidad de recursos. La mayoría de los grupos y organizaciones privados carecen del tiempo y fondos para defender los derechos individuales en un juicio, mientras que las instituciones estatales, y las estructuras comerciales a las cuales se enfrentarían, tienen suficiente de ambos. Este hecho desalienta a presentar demandas de violación de derechos, aunque las decisiones de los jueces indiquen que existe buena oportunidad de tener éxito, a pesar de la riqueza y poder de los adversarios.

El público también parece haberse dado por vencido en lo que respecta a las protestas populares, ya que las autoridades casi siempre las ignoran. En los últimos años, cuando las comunidades locales se unían para hacer campaña contra proyectos comerciales riesgosos para el medioambiente (desperdicios tóxicos de un criadero de cerdos en el norte del país, un enorme basurero cerca de la capital medieval Kernave y el proyecto de energía Leo LT), no recibieron respuesta gubernamental. Además el Gobierno respondió con una severidad desproporcionada a algunos actos de protesta. Por ejemplo, con el arresto de dos personas en octubre de 2006 que manifestaban pacíficamente, en la entrada de la Embajada Británica, contra el uso de pieles de oso negro para hacer los sombreros de los guardias. El caso fue sobreseído por la justicia. En uno más reciente, el 6 de febrero de 2008, los principales partidos parlamentarios presentaron un proyecto de ley que ordenaba a los organismos encargados del cumplimiento de la ley iniciar investigaciones sobre los políticos de la oposición que se opusieran al controversial proyecto de energía Leo LT [7] . Este tipo de iniciativas por parte de las instituciones estatales no alienta a la población a defender sus derechos.

 

 


[1] http://nkd.lt/files/spauda_raso/20070917_Spaudos_apzvalga.htm

[2] http:// www.lygybe.lt/static.php?strid=1499

[3] La línea de pobreza en Lituania es equivalente a 60% de la media del ingreso personal disponible ajustado. http://stat.gov.lt/lt/pages/view/?id=1333

[4] http://businesswire.com/portal/site/google/?ndmViewId=news_view&newsId=20070716005331&newsLang=en

[5] http://stat.gov.lt/lt/pages/view/?id=2407

[6] http://hrmi.lt

[7] <www3.lrs.lt/pls/inter3/dokpaieska.showdoc_1?p_id=314152&p_query=&p_tr2=