Unión Europea: Desempleo y Pobreza

Publication_year: 
1996

Greetje Lubbin
NOVIB

El desempleo

El número de personas que estaban desempleadas en la Unión Europea en su conjunto pasaba los 18 millones en 1994, casi el 11% de la fuerza de trabajo y, si bien las perspectivas para los próximos uno o dos años son de algún aumento del crecimiento del empleo, parece improbable que el número de desempleados baje rápidamente en el futuro próximo. El desempleo sigue siendo pues el mayor problema económico y social que enfrenta la Unión Europea. Si bien todos los países de la Unión sufren un problema en común, la escala y características varían bastante entre un país y otro, y entre regiones al interior de cada país.

Cambios recientes en el empleo

La reciente recesión tuvo un impacto severo sobre el empleo en la mayor parte de los estados miembros. El número de empleados en la Unión Europea en su conjunto bajó en un 4% en los tres años que van de 1991 a 1994, el doble de cualquier otra disminución registrada en un período comparable desde la Segunda Guerra Mundial. Como consecuencia, 6 millones de empleos se perdieron efectivamente durante este período.

Una medida a grosso modo del éxito de las economías en proporcionar empleo a sus ciudadanos es el cociente entre empleo y población en edad laboral, la tasa de empleo. En la Unión en su conjunto la tasa de empleo tuvo un pico del 62% en 1992 y cayó por debajo del 60% en 1994, tras 8 años de incremento continuo. Esto puede compararse con tasas del 70% en EEUU y 78% en Japón.

Cambios recientes en el desempleo

La caída extendida del empleo llevó a una empinada suba del desempleo. Luego de caer a 7,5% en 1990 desde un pico de apenas debajo del 10% en 1985, la tasa promedio subió a un nuevo pico de poco más del 11% en 1994. Por contraste, en los EEUU el desempleo bajó a menos del 6.5%, y en Japón quedó abajo del 3%.

El aumento en el desempleo fue particularmente pronunciado en Finlandia y Suecia, donde la tasa se elevó del 3.5% al 18.5% en Finlandia, y de menos del 2% a casi el 10% en Suecia, en ambos casos después de muchos años de un desempleo por debajo del promedio europeo.

En la ex Alemania Oriental, el desempleo creció de menos del 11% en 1991 a casi el 16% en 1994. En España la tasa creció de poco más del 16% a más del 24%. Desde la tasa pico de la primavera de 1994, el desempleo en la Unión ha descendido, pero muy lentamente. Si bien el crecimiento del PBI en la Unión parece haberse retomado a mediados de 1993, esto por ahora ha tenido un impacto mínimo sobre las cifras de los "sin trabajo".

El trabajo para hombres y mujeres

Una tendencia de largo aliento ha sido que el número de hombres empleados descienda y que crezca el número de mujeres empleadas. En los 10 años anteriores a 1985, el número de hombres empleados cayó en un 4%, mientras que el de mujeres creció en un 10%. En los años de alto crecimiento del empleo a fines de los 80 la tendencia al descenso en el empleo masculino se detuvo y el número de hombres con trabajo subió en un 4.5%. A partir de 1990, sin embargo, la tendencia más larga se retomó, y el número de hombres empleados a caído marcadamente. Si bien el empleo de las mujeres también ha caído, el descenso ha sido mucho menor. La principal causa de esto es el crecimiento de los empleos en la industria, en la que los hombres son el 75% de la fuerza de trabajo.

El desempleo para hombres y mujeres

A pesar de la mayor pérdida de empleos sufrida por los hombres, la tasa de desempleo entre las mujeres sigue siendo más alta (en un promedio de 12.5%) que entre los hombres (en un promedio de poco más del 9,5%) Los únicos estados miembros donde sucede lo contrario son Finlandia, Suecia y el Reino Unido. Después del pico en la tasa de desempleo de 1994, la tasa para los hombres ha caído apenas más que para las mujeres.

Crecimiento de la fuerza de trabajo

Las cifras en la fuerza de trabajo, que se expandieron en casi un 1% anual en la segunda mitad de los años 80 al crecer el empleo, se contrajeron durante los años de recesión entre 1990 y 1994. La falta de oportunidades de empleo llevaron en partirular a los hombres ya sea a retirarse de la fuerza de trabajo o a demorar su entrada en ella. Al mismo tiempo la tendencia creciente en la proporción de mujeres que buscaban trabajo se enlenteció apreciablemente durante los últimos cuatro años. Estos cambios tuvieron un efecto notorio en impedir que el desempleo creciera más de lo que creció. Indica también que hay una cantidad substancial de personas que no aparecen en las cifras de desempleo, pero a quienes, sin embargo, les gustaría trabajar si hubiera trabajos disponibles.

Re-empleo: la estrategia de la Unión Europea

El Consejo Europeo enfatizó cinco áreas clave como las de mayor importancia para abordar los problemas de empleo de la Unión:

¿Igualdad de oportunidades para las mujeres?

Las mujeres durante los últimos 20 años o más han dado cuenta de todo el crecimiento de la fuerza de trabajo de la Unión. La Unión se propone que las mujeres tengan igual acceso a la educación y a la capacitación.

En 1994, el 14,5% de las mujeres sin otra preparación más que la escuela básica estaban desempleadas (hombres 12%), y poco más del 7% de las mujeres con títulos universitarios o equivalentes también lo estaban (hombres 5,5%).

La educación no es pues suficiente para superar la discriminación aparente. La perspectiva para el empleo de mujeres en actividades que requieren relativamente pocas capacidades, como pueden ser las ventas y los servicios generales son de hecho mejores que para los hombres, pero mientras que el crecimiento en esas áreas puede ayudar a absorber las altas cifras de mujeres desempleadas, ya sea abiertamente o disfrazadas, es necesario también acrecentar las oportunidades para las mujeres en empleos de nivel medio y alto.

En 1994 sólo el 5% de las mujeres ocupadas se clasificaban como gerentes, en contraste con un 8.% de los hombres. Algo menos del 16% de las mujeres trabajaban como técnicas, contra poco menos de 12% de los hombres, y una proporción apenas más alta de mujeres que de hombres se clasificaban como profesionales. En el conjunto, por lo tanto, proporcionalmente más mujeres que hombres están en trabajos que es probable que requieran capacidades relativamente altas. Al mismo tiempo hay estudios más detallados que sugieren que una proporción mucho menor de estas mujeres que de hombres trabajan en empresas privadas, por oposición al sector público: en la enseñanza, por ejemplo- y que, en general, su nivel de autoridad y responsabilidad tiende a ser menor que el de los hombres.

En casi todos los países de la Unión las tasas de participación de las mujeres de entre 15 y 24 años en la educación y la capacitación son similares a las de los hombres, aunque son menos las que estudian asignaturas relacionadas con la ciencia, la ingeniería y la tecnología. Pero la igualdad en la educación no significa automáticamente igualdad en el acceso a los empleos en la medida de sus capacidades. Las mujeres que dejan el mercado de trabajo cuando tienen hijos enfrentan problemas específicos cuando retornan.

Un banco de ahorros en Dinamarca en el cual el 57% del personal estaba compuesto por mujeres, pero sólo un5% de ellas tenían puestos reales de dirección en comparación con el 95% que eran secretarias, introdujo un curso de capacitación para mujeres que quisieran ser gerentes. El objetivo era superar la percepción del progreso en una carrera como un proceso de "todo o nada" y ayudar a las mujeres a definir planes a largo plazo en sus carreras, combinando las necesidades de la compañía con sus circunstancias personales. En pocos años el número de mujeres directivas ha aumentado a un 20%.

Reducción del tiempo de trabajo como forma de acrecentar el empleo

Una tendencia que se va extendiendo, aunque gradualmente, es hacia una mayor flexibilidad en la organización del tiempo de trabajo. Esto se ve acompañado por un crecimiento del trabajo "part-time", una reducción en la semana de tiempo completo y (en algunos países) la introducción de la opción de cortes en las carreras.

Si bien es difícil estimar con precisión el impacto sobre los puestos de trabajo, las horas promedio han ido declinando en el largo plazo en la Unión y esto ha contribuído a aumentar o mantener el número de personas empleadas. Entre 1985 y 1990 el promedio de horas trabajadas bajó de casi 40 semanales a 39. Durante los años de recesión de 1990 a 1994 el coeficiente de reducción fue menor.

En muchos países ha habido una concentración creciente en el trabajo "part-time". Si bien en muchos casos las condiciones básicas de empleo pueden no ser muy inferiores a las de los trabajadores "full-time", sucede, sin embargo, que los empleados "part-time" pueden ser penalizados en diferentes formas, por ejemplo en términos de perspectivas para su carrera, o el ejercicio de sus derechos sindicales.

La presencia del trabajo "part-time" difiere entre países: 36% en Holanda, mientras que en España, Italia y Portugal representa aún menos del 8% del empleo.

El crecimiento del trabajo "part-time" pone sobre el tapete una serie de cuestiones relacionadas no sólo con la reducción del tiempo de trabajo y trabajos compartidos, sino también con los términos y condiciones de trabajo asociadas a esos empleos y el status de las personas que los desempeñan. Desde una perspectiva, los empleos "part-time" son formas de permitir especialmente a mujeres, pero también a algunos hombres, conjugar sus responsabilidades familiares con sus carreras. Desde otra perspectiva, representan empleos inferiores con perspectivas de carrera limitadas que se aceptan sólo cuando los involucrados no tienen otra opción. En 1994 dos tercios del total de las mujeres que trabajaban "part-time" lo hacían porque no querían un empleo "full-time", pero sólo un tercio de los hombres.

El desempleo y los jóvenes

A pesar de los esfuerzos realizados en la pasada década, la tasa de desempleo juvenil en la Unión no fue muy diferente en 1995, a los niveles alcanzados a mediados de los 80, de más del 20% para tanto hombres como mujeres Las tasas para España (42%) e Italia (34%) siguen siendo extremadamente altas, así como en Finlandia, Francia y Grecia (todas por encima del 25%) Subsiste un problema serio de desempleo juvenil en la Unión, y en la mayoría de los países está referido a la franja de entre 20 y 24 años.

Desempleo de largo plazo

La escala del desempleo de largo plazo no ha cambiado mucho en la última década. En 1994 casi la mitad (48%) de los desempleados habían estado sin trabajo por un año o más, y más de la mitad de estos por dos años o más.

Aparte de Italia y Grecia, donde, más que en ninguna otra parte, este es particularmente un problema de los jóvenes, el desempleo de largo plazo afecta a los integrantes mayores de la fuerza de trabajo más que a los jóvenes. De los desempleados en la Unión con edades de entre 55 y 59 en 1994, el 55% lo habían estado por un año o más, y casi los dos tercios habían estado buscando trabajo durante por lo menos dos años.

Pobreza y Exclusión Social

Los datos sobre pobreza y exclusión social en muchos casos no estan disponibles, o son de una comparabilidad limitada. En 1989 el Consejo de Ministros adoptó una resolución sobre el combate a la exclusión social. La Comisión Europea creó un "Observatorio de las Políticas Nacionales para combatir la exclusión social.", y especialistas independientes producen un informe anual para estudiar los esfuerzos realizados por los estados miembros.

En el segundo informe anual, la exclusión se define en relación a los derechos sociales de los ciudadanos. "Dentro de los países de la UE, en general se da por sentado que cada ciudadano tiene el derecho a un cierto nivel de vida básico y a participar en las principales instituciones sociales y ocupacionales de la sociedad. Este derecho puede o no estar expresado en términos legales; puede o no estar enraizado con la costumbre y la tradición, y puede ser preciso o apenas vago en su formulación."

Los derechos sociales no son los mismos en todos los estados miembros. Tampoco permanecen iguales con el correr del tiempo. Durante los últimos años muchos gobiernos han cambiado su legislación en seguridad social, e incrementado el uso de beneficios probados de acuerdo a los medios, que acarrean el riesgo del estigma, y beneficios discrecionales, donde el elemento de derecho es mucho más débil.

El estimativo es que en toda la Unión Europea más de 52 millones de personas (15%) viven en la pobreza. En 1989 el Consejo Europeo definió a las personas pobres como "aquellos cuyos recursos (materiales, culturales y sociales) son tan bajos que quedan excluidos de las formas mínimamente aceptables en el Estado Miembro donde viven."

En 1995 la Comisión Europea se refirió en su informe sobre el Programa de Pobreza 3., a estimativos de pobreza en los estados miembros alrededor del año 1988, basados en investigación realizada por la Universidad Erasmus de Rotterdam. La investigación estima cuántos hogares viven bajo el umbral del 50% del ingreso promedio. Se pone el acento en que la información fue preparada antes de la unificación de Alemania, y en años en los cuales hubo crecimiento económico y creación de empleos. Desde esa fecha, la pobreza seguramente ha aumentado.

País Año % de hogares por debajo del 50% del ingreso promedio
Bélgica 1988 6.10%
Dinamarca 1987 3,60%
Alemania 1988 10,80%*
Grecia 1988 20,60%
España 1988 16,70%
Francia 1989 14,0%
Irlanda 1988 16,90%
Italia 1988 20,60%
Luxemburgo 1987 8,80%
Holanda 1988 4,30%
Portugal 1990 25,20%
Reino Unido 1988 14,60%
* Antes de la unificación

El Segundo Informe Anual del Observatorio de Políticas Nacionales para el Combate contra la Exclusión Social examina entre otras cosas el riesgo de exclusión social para categorías específicas de población.

Personas mayores

El informe dice que existe buena evidencia de que, por causa del mejoramiento en los sistemas de pensiones ocupacionales y estatales, los de mayor edad constituyen una proporción decreciente de la población de bajos ingresos en la mayoría de los países de la CE. A pesar de esta mejoría general, algunas personas de más edad siguen siendo relativamente desatendidas por los sistemas de bienestar existentes. Sin embargo, los patrones de abandono varían significativamente de un país a otro.

El informe señala dos modificaciones que podrían aumentar el riesgo de abandono que afrontan los ancianos en manos de los sistemas de bienestar. En primer lugar, el alto desempleo de los 80 probablemente producirá una nueva generación de pensionistas, entre los cuales cantidades importantes tendrán registros incompletos de contribución al seguro. Al retirarse, los desempleados de largo plazo de hoy seguirán en desventaja con respecto a sus contemporáneos.

En segundo lugar, el envejecimiento de la población de mayor edad se volverá aún más pronunciado en los próximos 20 años más o menos. Esto tiene dos consecuencias: costos de las pensiones en aumento, y un número creciente de personas ancianas que requieren asistencia social de largo plazo, que en muchos países está sin desarrollar.

Personas con discapacidades

La información detallada sobre las personas con discapacidades varía mucho de un país a otro. Las personas con discapacidades están en considerable riesgo de ser excluídas socialmente: en parte por insuficiencias de los servicios de asistencia social, en parte por barreras a su participación en el mercado laboral.

Algunos países estipulan una cuota de empleos que se reservan para personas (parcialmente) discapacitadas. En otros, el acento está en que los empleadores tomen personas discapacitadas para empleos comunes. En general, estos planes parecen no ser efectivos.

Mujeres

La mujeres parecen estar confinadas a los empleos con bajo pago, y la mayoría de ellas tienen menos protección social que los hombres. Tienen más probabilidad de ser confinadas a sus hogares, cuidando a los muy pequeños y a los muy viejos, especialmente a medida que las políticas para la tercera edad acentúan cada vez más el papel del "cuidado comunitario" y dan por sentado que el peso de estas puede recaer en cuidadores informales, en su mayoría mujeres.

Estas desventajas deben entenderse como resultado en parte de las grandes políticas sociales, fiscales y de empleo en estos campos. En algunos países el sistema de impuestos discrimina en contra de lo que ganan las mujeres casadas; y el sistema de bienestar social puede crear desincentivos para que las mujeres casadas trabajen. También pueden hacerlo el alto costo del cuidado de los niños, y la no disponibilidad de servicios para el mismo.

Las mujeres tienen una representación mayor entre los hogares uniparentales, un grupo de la población con riesgo considerable de ser de bajos ingresos.

Inmigrantes y minorías étnicas.

Los trabajadores inmigrantes y sus familias dentro de la UE gozan de derechos -o sufren por su falta - principalmente según su nacionalidad. Los nacionales de la UE van a gozar cada vez más de los mismos derechos formales que los ciudadanos del país anfitrión;los inmigrantes legales de fuera de la UE tienen derechos más restringidos; los inmigrantes clandestinos tienen los menos. Correspondiendo a esta gradación de los derechos, estos inmigrantes y sus familias se verán -y están ya- expuestos a la inseguridad en la gama total de las políticas sociales.

El segundo informe anual sobre exclusión social de 1992 menciona algunos ejemplos dediscriminación y desventajas:

Los inmigrantes clandestinos son, casi por definición, excluidos socialmente y de muchas otras formas. Sin seguridad, y concentrados en la economía negra, estas personas son las que tienen las menores perspectivas dentro del país anfritrión. Durante los años 90 los debates sobre políticas de migración seguirán estando probablemente dominados por la preocupación acerca de la inmigración clandestina desde los países más pobes de fuera de la Unión Europea. Se expresan miedos con respecto al orden social, y las actitudes de xenofobia se vuelven más comunes.

En el comienzo de los años 90 las políticas sociales en algunos países parecían oscilar entre la represión y la amnistía. También hay ahora procedimientos de deportación más activos en algunos países, con poco derecho de apelación.

Con al aumento sustancial del número de personas que buscan refugio, los gobiernos han introducido nuevas medidas para controlar el asilo y se han propuesto y adoptado nuevos controles sobre fraudes.

Escrito por Novib, - contiene hechos y conclusiones tomados de dos informes:1) "Employment in Europe, 1995"; editado por el Directorio General V por el Empleo, Relaciones Industriales y Asuntos sociales de la Comisión Europea; 2) "Observatory on national policies to combat social exclusion, second annual report." G. Room & al., editado por el Directorado General V por el Empleo, Relaciones Industriales y Asuntos Sociales de la Comisión Europea.