La paz minada

Miguel Filho
Sindicato Nacional de Profesores (SINPROF)

La firma de los Acuerdos de Luena entre el gobierno del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) y la insurgente Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), en abril de 2002, dio lugar a un tenso período de posguerra. Los obstáculos a la seguridad humana abundan. Tras la guerra, caracterizada por la destrucción y la pobreza, con miles de personas muertas o mutiladas por las minas, la respuesta del gobierno ha sido la represión y el terror.

La guerra en Angola continuó sin interrupciones desde 1975 hasta 2002, cuando finalmente se firmaron los acuerdos de paz.Alrededor de un millón de muertos, 4 millones de desplazados internos, más de 500.000 personas refugiadas (sobre una población de 12 millones), millones de minas antipersonales enterradas y la destrucción de las infraestructuras físicas del país son el balance de 27 años de enfrentamiento armado entre el MPLA (Movimiento para la Liberación de Angola), en el gobierno desde 1979, y UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola). (…) el memorando de entendimiento (conocido como MOU o también Acuerdos de Luena) firmado el 4 de abril de 2002 por el gobierno y UNITA, y basado en los Acuerdos de Lusaka de 1994, ha abierto una puerta a la esperanza y una oportunidad histórica de reconstruir un país totalmente devastado.”

[1]

Los Acuerdos de Luena deberían haber sentado las bases para la reconstrucción del país que, después de 30 años en guerra, necesita urgentes cambios estructurales. Sin embargo, es evidente que aunque las autoridades militares de ambos bandos declararon su deseo de alcanzar una reconciliación nacional, y que el gobierno anunció planes para superar la crisis, en la práctica no se concretó nada.

La inseguridad, fruto del desempleo y la falta de alimentos básicos, sigue sintiéndose en todo el país, incluso ahora que la guerra terminó. La paz es consecuencia de la rendición de una de las facciones en guerra y está empañada por el proceso que la hizo posible, con todas sus insuficiencias e improvisaciones.

Desde el final de la guerra se produjo un crecimiento alarmante de la delincuencia. La vuelta de cientos de miles de ex insurgentes triplicó el desempleo y el subempleo, que afecta actualmente a la mitad de la población. El número de niños que viven en la calle va en aumento, así como el número de personas muertas y mutiladas por minas que dejaron atrás los ejércitos de Cuba, la Unión Soviética y Sudáfrica.

Cuadro 1. Indicadores de Desarrollo Humano 2003

Clasificación según el Índice de Desarrollo Humano

2003

164

Población total (millones)

2001

12,8

Crecimiento demográfico anual (%)

1975-2001

2,8

Población menor de 15 años (% del total)

2001

47,4

Población mayor de 65 años (% del total)

2001

2,7

PBI (USD miles de millones)

2001

9,5

PBI per cápita (USD)

2001

701

Población con acceso a saneamiento adecuado (%)

2000

44

Población con acceso a fuentes de agua mejoradas (%)

2000

38

Partos atendidos por personal sanitario especializado (%)

1995-2001

23

Médicos (por 100.000 habitantes)

1990-2002

5

Personas desnutridas (% de la población total)

1998-2000

50

Esperanza de vida al nacer (años)

2000-2005

40,1

Mortalidad infantil (por 1.000 nacidos vivos)

2001

154

Mortalidad en menores de 5 años (por 1.000 nacidos vivos)

2001

260

Mortalidad materna (por 100.000 nacidos vivos)

1995

1.300

Matriculación primaria neta (%)

2000-2001

37

Analfabetismo adulto (% de 15 años y mayores)

2001

42

Gasto público en educación (% del PBI)

1998-2000

2,7

Gasto público en salud (% del PBI)

2000

2

Gasto militar (% del PBI)

2001

3,1

Servicio total de la deuda (% del PBI)

2001

19,7

Desplazados internos (miles)

2001

202

Total de fuerzas armadas (miles)

2001

100

Índice de Fuerzas Armadas Total (1985=100)

2001

202

Fuente: PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano 2003; y UNICEF. Estado Mundial de la Infancia 2000.

Pobreza y represión

Inmediatamente después de la firma de los acuerdos de paz, el gabinete ministerial anunció las prioridades del gobierno, con énfasis en la reapertura de las principales carreteras para restablecer las comunicaciones y el transporte de personas y bienes. El presupuesto para el Programa Económico y Social de 2003-2004 señalaba las siguientes prioridades:

·      Refugio de emergencia, ayuda alimentaria y servicios sanitarios para las personas desplazadas por la guerra y sus familias.

·      Ayuda para los niños abandonados.

·      Ayuda para los discapacitados por la guerra.

·      Reintegración a la sociedad de las personas desplazadas y los ex combatientes.

·      Extensión de la administración estatal a todas las zonas del país.

·      Extensión de los servicios sanitarios y educativos a todas las comunidades.

·      Extensión de los servicios financieros a todo el país.

El principal obstáculo para implementar dicho programa es la evidente falta de voluntad política de algunos miembros del gobierno, ya que el Ejército y la Policía siguen recibiendo las mayores partidas del presupuesto.

Desde mediados de 2003, las necesidades de la supervivencia generaron aumentos tanto en la demanda de empleos como en los delitos. El gobierno respondió con represión. Están prohibidas las protestas organizadas por los partidos políticos. Para confiscar las armas en poder de la población, la Policía se comporta como terrorista y utiliza pertrechos de guerra. Aunque la Constitución no ampara la pena de muerte, los presuntos delincuentes son ejecutados en público. Se crearon una brigada especial antiterrorista, una unidad policial de respuesta rápida, una brigada de helicópteros y una brigada canina. Los guardaespaldas presidenciales también participan en la propagación del terror.

Entre tanto, el Poder Judicial, que aún no se independizó del Poder Ejecutivo, carece de las facultades para mantener la legalidad constitucional. Una grave amenaza a la seguridad humana reside en que, en la práctica, no se respeta el principio de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Un ejemplo es el caso de los diplomáticos del MPLA sometidos a juicio por corrupción, que tienen la certeza de que jamás pisarán una cárcel, a diferencia de los pertenecientes a la oposición.

Sin escuelas ni médicos

Uno de los pilares para construir la seguridad humana a corto plazo es la educación. Es a través de ésta que la gente adquiere conciencia de la importancia de la libertad y el derecho a la vida. Pero éste es un privilegio fuera del alcance de muchos niños y niñas. Existen muy pocas escuelas - en algunas zonas no hay ninguna - y conseguir una plaza significa quedar expuesto a la corrupción imperante en sistema educativo.

[2]

Las ONG abordaron este problema, y la Fundación Evangelizadora y Cultural de la Iglesia Católica, por ejemplo, reclutó maestros y educadores en Portugal para proyectos educativos en el interior del país.

Según el Ministerio de Educación, aproximadamente tres millones de niños y jóvenes estudian, mientras más de 40.000 permanecen en las calles esperando la construcción de más escuelas. Los maestros no tienen materiales de enseñanza, programas ni libros de texto para sus clases, y su salario mensual promedio asciende a USD 70.

Con respecto a la situación de la salud, existe un médico cada 20.000 personas y sólo el 30% de la población cuenta con acceso a la atención médica. La mortalidad infantil supera las 154 muertes cada 1.000 nacidos vivos, y la esperanza de vida es inferior a 40 años. El 65% de la infraestructura de saneamiento fue destruida durante la guerra.

[3]

A fines de 2003, el gobierno no había reparado ninguna carretera importante. El gobierno no cuenta con los medios para proporcionar alimentos a los más necesitados o a los centros de población más remotos, como los campamentos de refugiados para los ex insurgentes y sus familias, donde está creciendo el número de muertes por hambre.

Las minas terrestres siguen siendo una causa importante de muerte en el medio rural. Según el Instituto Nacional para la Remoción de Explosivos, mueren unas 10 personas por día mientras trabajan o buscan alimentos en campos minados. Existen aproximadamente 10 millones de minas sin detonar en todo el país. La explosión de minas mutiló a 70.000 personas, de las cuales 8.000 son niños y niñas.

[4]

Las víctimas de las minas, sean civiles o militares, no recibieron la atención médica debida.

La ayuda financiera del gobierno es escasa, por lo cual se busca la ayuda internacional para desactivar las minas y proporcionar miembros artificiales a las víctimas. Una reunión de países africanos sobre minas terrestres procurará adoptar una posición conjunta para plantear en la Conferencia que revisará la Convención de Ottawa, que se celebrará en Kenya a fines de 2004.

[5]

Notas:

[1]

Intermón-Oxfam. Angola: construyendo la paz. Retos y perspectivas tras un año de la firma de los acuerdos. Mayo de 2003.www.intermonoxfam.org/cms/HTML/espanol/86/Angola_construyendolapaz_mayo03.pdf

[2]

Información de Guía del Mundo 2005-2006, que estará disponible en Internet en octubre de 2004.

[3]

www.ibacom.es/Unicef/emergencia

[4]

Ibid.

[5]

La Primera Conferencia de Revisión “Cumbre de Nairobi sobre un Mundo sin Minas 2004” se llevará a cabo del 29 de noviembre al 3 de diciembre de 2004 en Nairobi, Kenya.www.icbl.org/reviewconference/