Agotando dos recursos, degradando un futuro

Social Watch Bahrain
Abdulnabi Alekry

Cualquier pretensión de alcanzar desarrollo sustentable en este reino insular choca contra el inevitable y cada vez más cercano colapso de su suministro de agua. El uso irresponsable de este bien no renovable, y la creciente contaminación de los afluentes debido a la industrialización que acompaña la explotación del petróleo, otro recurso que se agota, ponen a Bahrein al borde de la catástrofe. Ante esta situación, a la que el Gobierno no le encuentra respuestas adecuadas, profundiza y agrava las inequidades y el malestar social .

El Gobierno bahreiní decidió reprimir con extrema violencia las manifestaciones que, siguiendo la estela de la Primavera Árabe, se realizaban en la Plaza de la Perla de Manama, en reclamo por cambios políticos y sociales y el fin de la monarquía. A pesar de la gravedad del problema ambiental del país, sus ciudadanos no incluían entre sus reclamos el asegurar un desarrollo sustentable mediante el adecuado manejo de sus escasos recursos naturales, en su caso una literal cuestión de vida o muerte. En la lista 2011 de países con problemas de suministro de agua realizada por la firma de análisis de riesgo británica Maplecroft[1], Bahrein ocupa el primer lugar, seguido por Qatar, Kuwait, Arabia Saudita y Libia. Eso significa que, a nivel mundial, es la nación con mayor riesgo de ver totalmente interrumpido su suministro de agua en el corto o mediano plazo.

Un desastre en ciernes

La escasez de agua es el principal problema del país, y el principal obstáculo para su desarrollo sustentable. Según el Índice de Pobreza Relativo al Acceso al Agua[2], un país sufre escasez de agua si su suministro per capita anual está por debajo de los 1.000 metros cúbicos. En 2007, el suministro per capita de agua en Bahrein fue de 470,3 metros cúbicos[3]. En los 665 kilómetros cuadrados del reino (una superficie menor a la del aeropuerto Rey Fahd, en la vecina Arabia Saudita) viven algo más de 1.200.000 personas, la mitad de los cuales son extranjeros residentes.

La casi totalidad del agua dulce consumida en el país proviene tradicionalmente de tres acuíferos no renovables ubicados bajo la principal isla del archipiélago (Bahrein se compone de 32 islas), principalmente el de Dammam. Desde la década de 1970 el Gobierno intenta frenar, pero nunca detener, el vaciamiento de estas reservas mediante la construcción de plantas desalinizadoras de agua marina, o diversas campañas para reutilizar aguas servidas no contaminadas en el hogar. En el Día Mundial del Agua 2010 Rehan Ahmed, experto en medio ambiente de la Comisión Pública Para la Protección de Recursos Marinos, Medio Ambiente y Fauna, admitió que, a pesar de lo endeble del suministro, el ciudadano promedio de Bahrein consume alrededor de 400 litros de agua al día, comparados con los 256 de promedio mundial, o los 60 de Japón. El crecimiento de la tasa de consumo de agua es del 8 al 10% anual, pero los niveles de las reservas de agua subterránea están cayendo[4].
Sólo para irrigar las cosechas, se estima que en 1998 se consumieron 204 millones de metros cúbicos del acuífero Dammam, cuando estudios ambientales estiman que los niveles de extracción segura no deberían exceder los 100 millones anuales, ya que las lluvias promedio en el país no superan los 80 milímetros anuales[5], por mucho insuficientes para reponer lo consumido.

La igualdad antes que nada
Although the majority of the people in Bahrain are Shia Moslems, the ruling family and the political elite are Sunni Moslems who control the State because the executive power has more administrative muscle than the legislative, which is freely elected.
Pese a que la mayoría de la población de Bahrein es chiíta, tanto la familia gobernante como la elite política son sunitas, y controlan el Estado gracias a que, administrativamente, el poder Ejecutivo tiene mayor peso que el Legislativo, electo popularmente. La legislación de Bahrein impide que musulmanes chiítas ocupen cargos de gobierno, por lo que el Parlamento es impotente frente a la situación. La minoría sunita trabaja activamente en contra de la comunidad chiíta, asegurándose de que tengan menores posibilidades de acceso a los empleos mejor remunerados, a viviendas, servicios estatales y cualquier posición de influencia, exceptuando las ganadas electoralmente.

Incluso se ofrecen condiciones sumamente ventajosas a sunitas de otras zonas del sur de Asia, como Beluchistán o Síria, para que se afinquen en Bahrein y contribuyan a nivelar la diferencia existente entre ambas comunidades.

Estas inequidades estuvieron en la base de las protestas del 4 de febrero en Manama, que oficialmente comenzaron como una muestra de apoyo a la revuelta egipcia, frente a la embajada de ese país. Posteriormente los manifestantes ocuparon la Plaza de la Perla de Manama, y fueron endureciendo sus consignas, pidiendo el fin del régimen del rey Hamad bin Isa al Jalifa, en el poder desde 1999. Luego de varios días de tensión, el 15 de febrero el ejército abrió fuego contra los manifestantes, provocando una muerte y dejando a 50 personas heridas[16]. Pese a esto, las protestas continuaron.
A pesar de las protestas internacionales, la violencia continuó contra los manifestantes. La Plaza de la Perla fue demolida por orden del Gobierno el 19 de marzo, e incluso se solicitó la intervención de fuerzas extranjeras, de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, para colaborar en la represión.

Finalmente el movimiento de protesta en Bahrein fue deshilachándose, sin obtener mayores concesiones del Gobierno. El novelista Fareed Ramadan, un sunita que apoyaba la causa de los manifestantes, reconoce que: “Muchas cosas salieron mal. El Gobierno cometió muchos errores. Los líderes sunitas han cometido muchos errores, y se han cometido muchos errores en la Plaza de la Perla”[17]. El saldo de la represión gubernamental contra los manifestantes fue de 24 muertos, más de 500 heridos, cientos de detenidos, muchos de ellos presuntamente torturados en prisión, y un número indeterminado de extranjeros no sunitas deportados[18].

Desde la década de 1970 una de las principales apuestas del Gobierno para frenar el vaciamiento de los acuíferos de la zona fue la construcción de plantas desalinizadoras de agua marina. El plan comenzó en 1974, y para el año 2000 el país contaba con cuatro plantas que producían en total 73 millones de galones de agua potable por día[6]. Sumado al agua extraída de los acuíferos de la isla, y a la reciclada para irrigación, la producción total actual por día es de 142 millones de galones, y el consumo diario, 140 millones de galones. Esto implica que el país no tiene reservas de agua potable. Los proyectos corrientes del Gobierno implican aumentar la producción de agua mediante nuevas plantas desalinizadoras, y alcanzar los 242 millones de galones diarios para 2030. La meta es alcanzar reservas de agua de 420 millones de galones, lo que le permitiría al país tres días de suministro en caso de emergencia[7]. Se ha sugerido el uso de energía eólica para hacer funcionar las nuevas plantas desalinizadoras[8].

Los soluciones parciales que ha ensayado el Gobierno para revertir la escasez de agua no han dado los frutos deseados, o han degenerado en nuevas problemáticas. En 1977 se inició un ambicioso proyecto para reciclar las aguas servidas y volverlas utilizables. Durante décadas este programa funcionó avisando a la población que el agua así obtenida no era apta para el consumo humano, y se utilizaba sólo para riego de parques y jardines. En 2006 Samir Abdullah Khalfan, director de Salud Pública, advirtió que no era conveniente llevar niños o personas en precario estado de salud a los parques así irrigados[9], bajo riesgo de contraer hepatitis A. Los debates que siguieron a estas declaraciónes llevaron al cierre temporal de la planta de tratamiento, que fue reabierta poco después sin que se haya investigado el tema[10].
El espíritu irresponsable con el que se consumen las reservas no renovables de agua en Bahrein es similar al que impera en el mundo desarrollado respecto al uso indiscriminado de las reservas de petróleo.

Comida y petróleo

Un 92% de la superficie del archipiélago es desierto, y apenas un 2,82% es tierra cultivable. Esto hace que la principal fuente de alimentos del país sea la abundante pesca del golfo Pérsico, pero la contaminación proveniente de la industria petrolera está degradando la biomasa marina de la zona. La dependencia cada vez mayor de la importación de alimentos, en una economía basada en recursos no renovables, es otra señal de alarma sobre la imposibilidad de un desarrollo sustentable del país.

El petróleo se encuentra en un gran yacimiento justo bajo el centro de la isla, casi hasta su extremo sur. Bahrein exporta 22.400 barriles de crudo al día, lo que constituye el 60% del PIB. En 2009 se calculaba una reserva de 124 millones de barriles[11].

El elevado ingreso que el país recibe por la explotación de yacimientos petrolíferos incide notoriamente en el bienestar general de la población, aunque bolsones de pobreza e inequidad subsisten en la sociedad. Casi el 90% de la población adulta está alfabetizada, y la esperanza de vida al nacer es de 76 años. En 2002 se garantizó a la mujer el derecho a voto y a presentarse como candidata a puestos electorales, aunque ese año no se presentó ninguna candidata femenina. Al día de hoy, la presencia de mujeres en política sigue siendo mínima. En 2008 el número de desocupados no superaba el 4% de la población, pero de esa cifra un 85% son mujeres[12]. En 2007 Bahrein se convirtió en el primer país árabe en instituir el beneficio por desempleo.

Efectos del creciente turismo

Desde la inauguración del puente Rey Fahad en 1986, que comunica la isla principal del país con Arabia Saudita, el turismo se ha convertido en una importante fuente de divisas para Bahrein, cubriendo alrededor del 10% del PIB[13]. La legislación islámica relativamente más leve que la de sus países vecinos, la actividad nocturna más agitada y una vida cultural más liberal convierten a la capital del país, Manama, en el centro de entretenimiento de la región. El impacto cultural de esta invasión de visitantes en busca de diversión llevó a que en 2009 se legislara para endurecer las leyes que regulan el consumo de alcohol y otras actividades recreativas. Según el parlamentario Adel Maawdah, uno de los promotores de la ley: “Lamento decirlo, pero Bahrein se ha convertido en el burdel del Golfo, y nuestra gente está muy disgustada por eso. No sólo nos oponemos al consumo de alcohol, sino también a lo que arrastra consigo: prostitución, corrupción, drogas y tráfico de personas”[14].
El auge turístico del país explica extravagancias tales como los excesos arquitectónicos de la capital, el circuito de F1 donde se corre el Gran Premio de Bahrain o, casi increíble, la abundancia de parques acuáticos en un país donde la sed parece estar a la vuelta de la esquina.

Conclusión

Bahrein entrará en crisis en el futro cercano, cuando sus reservas de agua y petróleo se agoten. En palabras del vicepresidente de asuntos académicos de la universidad del Golfo Pérsico, Waleed Al Zubari, “La mayor parte de nuestra agua está siendo usada sin saber qué pasará cuando se agote. Debemos contrapesar nuestros beneficios inmediatos debidos al uso de esta agua con el impacto a largo término”[15].
Sin embargo, cuando estallaron las manifestaciones en febrero de 2011 siguiendo la estela de la “Primavera Árabe”, los reclamos de los manifestantes no se orientaban al reclamo de mejores regulaciones de cuidado medioambiental, o de una mayor preocupación gubernamental por el futuro de la nación, sino que exigían mayores libertades sociales y políticas, y en particular el fin de la discriminación de la minoría sunita gobernante sobre la mayoría chiíta (ver recuadro).

[1] Maplecroft, Maplecroft index identifies Bahrain, Qatar, Kuwait and Saudi Arabia as world’s most water stressed countries, (25 de mayo de 2011), <maplecroft.com/about/news/water_stress_index.html>.

[2] Peter Lawrence, Jeremy Meigh y Caroline Sullivan, “The water poverty index: An international comparison”, Keele Economic Research Papers 2002/19, <www.keele.ac.uk/depts/ec/kerp>.

[3] ChartsBin, Total Water Use per capita by Country, <chartsbin.com/view/1455>.

[4] TradeArabia News Service, Bahrain Water Consumption Soars, (23 de marzo de 2010), <www.tradearabia.com/news/env_176867.html>.

[5] A. Bashir et al, Development of water resources in Bahrain, <www.emro.who.int>.

[6] Global Water Intelligence, “Bahrain to Scale up Desalination Capacity”, (octubre de 2000), <www.medrc.org/old_site/new_content/industry_news/sept00/story3.htm>.

[7] E. Baxter, “Bahrain plans to double water production by 2030,” Arabian Business, (30 de mayo de 2010), <www.arabianbusiness.com.

[8] WaterLink International, Wind-powered Desalination for Bahrain, (8 de febrero de 2011), <www.waterlink-international.com>.

[9] S. Hamada, “Dependent on Desalinisation, Bahrain Faces Water Conflicts,” The WIP, (2 March 2009), <www.thewip.net>.

[10] Ibid.

[11] GlobalEDGE, Bahrain: Statistics, <globaledge.msu.edu/countries/Bahrain/statistics/>.

[12] Khaleej Times, 85pc unemployed in Bahrain are females, (4 de agosto de 2008), <www.khaleejtimes.com>.

[13] Yaroslav Trofimov, “Upon Sober Reflection, Bahrain Reconsiders the Wages of Sin,” The Wall Street Journal, (10 de junio de 2009), <online.wsj.com/article/SB124450701841896319.html>.

[14] Ibid.

[15] TradeArabia, Water demand 'threatens Bahrain's future, (9 de febrero de 2010), <www.tradearabia.com/news/ENV_174596.html>.

[16] Euronews, El Ejército de Baréin dispara contra la multitud, (19 de febrero de 2011), <es.euronews.net>.

[17] C. Murphy, “Why the protest movement in Bahrain failed,” Globalpost, (5 April 2011), <www.globalpost.com>.

[18] A. Sambidge, “Bahrain minister says 24 people dead in uprisings,” Arabian Business, (29 de marzo de 2011), <www.arabianbusiness.com>.