Mientras el Gobierno impone silencio, la alarma ambiental crece

CRADEC (Centre Régional Africain pour le Développement Endogène et Communautaire)
Dynamique Citoyenne
Jean Mballa Mballa

En un país en el que más de la mitad de la población está desempleada y el 51% de la gente vive con menos de dos dólares diarios, se vuelve cada vez más necesario un manejo inteligente y sustentable de los recursos naturales. Pero el modelo de desarrollo del  Gobierno no es sustentable. La desertificación y la pérdida de biodiversidad son problemas serios, y de no revertirse esas tendencias el bienestar de la población se verá aún más comprometido. La represa de Lom y Pangar desplazará a miles de miles de personas y ocasionará la ruina de uno de los ecosistemas más ricos del territorio.

El país se benefició del aumento de precios del aceite y el cacao a mediados de la década del 2000, pero una inflación creciente [1] y una notoria desigualdad en el reparto de la riqueza (con un índice GINI de 47,7 para 2009[2]) han profundizado la vulnerabilidad económica de Camerún. De hecho, según los últimos datos disponibles, el 51% de la población vive con menos de 2 dólares diarios y el 17% con menos de uno[3]. Las medidas anunciadas por el Gobierno para potenciar la economía, sin embargo, son, a todas luces, apuestas por un modelo de desarrollo no sustentable.

Entre los proyectos adoptados se encuentra la represa en los ríos Lom y Pangar, que, según voceros del Gobierno, aliviaría la escasez energética y estimularía el crecimiento económico. Sin embargo, ha sido señalado que el principal beneficiario de la instalación de esta represa será la industria minera Alucam, que consume alrededor de un tercio de la energía eléctrica generada en el país[4].

La construcción de esta represa no solamente ocasionará el desplazamiento de comunidades enteras sino además una importante pérdida de biodiversidad; muchas especies de animales, entre ellas gorilas y chimpancés, deberán desplazarse al ser destruido su habitat natural tanto por la creación del embalse como por la tala de las selvas circundantes implicada por la construcción de carreteras que conecten la represa a los ciudades más cercanas. El Gobierno, así, apuesta por potenciar fuentes de energía con un alto potencial de daño al medio ambiente, además de ofrecer más facilidades a empresas basadas en modelos no sustentables y extractivistas.

La cuenta potencial de personas desplazadas ascendía a 28.000 en 2009, e involucraba también a minorías históricamente discriminadas como el pueblo baka[5].

Esta falta de respeto del Gobierno en relación a las comunidades tiene como antecedente la construcción del oleoducto Chad-Camerún, lanzado en 2000 con el apoyo de Petronas Malasia, ExxonMobil y Chevron. Un informe de Amnistía Internacional publicado en 2005 señalaba que este proyecto podía “congelar la protección de los derechos humanos durante las próximas décadas para los miles de personas que viven en su trazado”[6]. Este proyecto también implicó el desplazamiento de grandes sectores de la población; los agricultores de la región denunciaron que estaba siéndoles negado el acceso a sus tierras y que ExxonMobil se negaba a devolvérselas o indemnizarlos; algunos pueblos, además, fueron privados de su único acceso al agua potable[7].

Los contratos firmados por el Gobierno no especificaban obligaciones que habrían de contraer las empresas involucradas; asimismo, los acuerdos que llevaron a la puesta en marcha del proyecto carecieron de transparencia al ser declarados de confidencialidad comercial y quedando, por tanto, protegidos del examen público[8]. El Gobierno presentó al proyecto como una oportunidad para el desarrollo, que permitiría la construcción de escuelas y una mejor cobertura de servicios de salud. Esas promesas no fueron cumplidas, y el Gobierno detuvo e intimidó a muchos detractores del proyecto[9].

Imponiendo el silencio

En 2008 una propuesta de reforma constitucional lanzada por el presidente Paul Biya provocó diversas protestas en las principales ciudades del país. Estas manifestaciones fueron reprimidas violentamente, resultando en la muerte de aproximadamente 100 personas, entre manifestantes y fuerzas del Gobierno. Las organizaciones de la sociedad civil que se unieron a la protesta han señalado reiteradamente el carácter autárquico del régimen de Biya, que gobierna el país desde 1982 reafirmándose en el cargo a través de elecciones consideradas fraudulentas[10]. En febrero de 2011, las fuerzas de Biya reprimieron violentamente una protesta en la que cobraron especial relieve las figuras de la oposición Louis Tobie Mbida y Kah Walla, ambos candidatos propuestos para las elecciones a celebrarse en octubre de 2011. Tanto Mbida como Walla denunciaron haber sido maltratados por las fuerzas represoras, que habían sido alertadas de las posibles protestas con considerable anticipación[11].

El Gobierno no ha escatimado medidas a la hora de silenciar las voces de la oposición. Por ejemplo, en marzo fue suprimido un servicio de SMS que aportaban acceso a la red social Twitter, ampliamente usado por los miembros de organizaciones de la sociedad civil a la hora de organizar protestas[12] .

Desempleo

Según un estudio divulgado en 2009 por el Instituto Nacional de Estadística, el número de desempleados para ese año era de 12 millones de personas, un número especialmente terrible si tenemos en cuenta que la población del país es de aproximadamente 18,2 millones[13].

Entre los planes del Gobierno para reducir este número está la creación de puestos de trabajo para jóvenes que abandonan la educación secundaria; para el mes de abril los aspirantes a esos trabajos eran unos 350.000[14]. Sin embargo, ha sido señalado por la oposición que, detrás de este programa, se esconden maniobras fraudulentas; de hecho, algunos observadores internacionales han declarado que los procesos por los cuales los jóvenes solicitantes obtienen efectivamente sus trabajos son como mínimo poco transparentes[15]. Además, misiones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial han llamado la atención sobre lo difícil que sería para el Gobierno costear los nuevos puestos creados en el sector público[16].

El compromiso inicial de reclutar al menos 25.000 trabajadores, de hecho, ha sido pospuesto por el Gobierno. En mayo, Emmanuel Bonde, Ministro de Servicio Público y Reformas Administrativas, declaró que el compromiso original del presidente Biya sería reemplazado por un programa de “reclutamiento gradual”[17].

DSCE: pocos avances
En 2007 el Gobierno lanzó su Documento Estratégico para el Crecimiento y el Empleo (DSCE), que tenía como objetivos reducir la pobreza hasta un nivel “socialmente aceptable”[26], que el país alcanzara el estatus de país de ingresos medios y se convirtiera en un país industrializado, y fortalecer el proceso democrático y la unidad nacional. Esto sería logrado en fases sucesivas de 10 años y las metas debían haber sido alcanzadas para 2035. Las metas inmediatas y concretas dispuestas por el Gobierno para los primeros años fueron: elevar el crecimiento promedio anual al 5% para el período 2010-2020, bajar la informalidad laboral a menos del 50% para 2020, mediante la creación de miles de empleos formales, y reducir la pobreza monetaria de 39,9% en 2007 a 28,7% en 2020[27].

Un monitoreo del cumplimiento de las metas del DSCE publicado en 2011 estableció que, de las metas propuestas a corto plazo, un 41% habían registrado pequeños avances, mientras que un 23% acusaban una evolución nula. De lo previsto para 2010, sólo un 5% fue plenamente cumplido[28]. Asimismo, un 45% de los objetivos inmediatos en cuanto a desarrollo humano alcanzaron el nivel de avances reducidos, mientras que un 6% acusó un avance medio y un 34% no registraron ningún tipo de progreso[29]. Dentro de los objetivos para esta área en los que hubo mayores progresos se encuentran la lucha contra el VIH/SIDA y la reducción de la mortalidad materno-infantil; no se registró evolución alguna en objetivos como promoción de la seguridad social y la optimización de mecanismos de financiación de las iniciativas solidarias.

En cuanto a empleo, un 72% de los objetivos registraron pequeños avances, mientras que un 14% señalaron una situación de estancamiento. Los avances se dieron en cuanto a promover el empleo desde el sector privado, el auto-empleo y los empleos formales. Sin embargo, uno de los puntos donde no se registraron cambios es, precisamente, el traslado de trabajadores desde el sector informal al formal.La situación de los medios de producción también fue contemplados por este monitoreo. Como en otros sectores, la mayoría de los objetivos (60%) apenas registraron avances.

Desertificación

La desertificación es uno de los problemas ecológicos más acuciantes en Camerún. Para los primeros años del siglo XXI, el norte del país había sido severamente afectado por este proceso, que amenazaba con alcanzar las selvas de la región central[18]. En los últimos años el fenómeno se ha intensificado, trayendo aparejada degradación del suelo, inseguridad alimentaria, incremento de la pobreza y migraciones masivas fuera de las áreas áridas del norte[19].

Una de las causas de deforestación en el país es el cultivo de cacao. Las prácticas de explotación de este recurso han implicado tradicionalmente despejar áreas forestadas; la alarmante situación presente está indudablemente vinculada al espaldarazo dado por el Gobierno en la década de 1980 a la producción de cacao; cuando los precios bajaron en los mercados mundiales, la respuesta del Gobierno fue aumentar aun más la producción, para lo que todavía más áreas de selva tropical debieron ser despejadas. En el presente el ecosistema del país está pagando las consecuencias de ese modelo de desarrollo extractivista e insostenible[20].

En cualquier caso, la riqueza producida a costa de la depredación de las selvas tropicales del país no ha mejorado la situación de su gente. De hecho, no ha logrado más que empeorar la pobreza de los pueblos especialmente dependientes de los recursos presentes en la selva.

Los principales desafíos planteados por la desertificación en la actualidad son: fuentes de agua potable agotadas en las ciudades de Mbouda, Kumbo y Nkambe, entre otras; erosión del suelo y pérdida de fertilidad que inciden sobre el riesgo de avalanchas e inundación, por ejemplo en la ciudad de Bamenda; inundaciones y tormentas de arena y polvo en las regiones septentrionales del país; pérdida de cobertura de vegetación, contaminación de las reservas de agua, salinización y alcalinización de los suelos, apreciables a lo largo del territorio inclusive en la zona verde tropical [21].

El proceso de desertificación se ve agravado, además de por el modelo de desarrollo no sustentable promulgado por el Gobierno y por la actividad informal de talado practicada por los sectores más pobres de la población, que sucede incluso en las reservas.

Pérdida de biodiversidad

La desertificación no es el único desafío ambiental que enfrenta el país. La biodiversidad, por ejemplo, también está en peligro debido a prácticas de caza y pesca exctractivistas y no sustentables, y además a la pérdida del 40% del ecosistema de los pantanos de manglares[22]. De un total de 409 especies de mamíferos presentes en el territorio, 32 se encuentran en peligro de extinción, a la vez que 14 especies de aves (sobre un total de 690), tres de reptiles, una de anfibios y 26 de peces de agua dulce también corren el mismo riesgo, junto, además, a 67 especies vegetales[23] .

Conclusión

Si bien el Gobierno lanzó un Plan Nacional de Acción por la Lucha contra la Desertificación –que estableció a través de diversos estudios las causas y el impacto de este fenómeno, a la vez que delineó estrategias para lidiar con la situación– y a manifestado su adhesión a los lineamientos de la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación (UNCCD), ninguno de estos esfuerzos ha logrado progresos apreciables, por lo que la desertificación y la erosión del suelo han ido en aumento [24].

El panorama general hace dudar que los objetivos del Documento Estratégico para el Crecimiento y el Empleo (DSCE, ver recuadro) puedan ser cumplidos, por lo que está claro que el Gobierno debería por lo tanto establecer un plan de acción más realista. La falta de información en cuanto a los objetivos y logros del DSCE debe ser resuelta con una campaña más efectiva que mantenga informados a los ciudadanos[25]. Un serio obstáculo consiste en que el proceso de monitoreo de los objetivos del DSCE se ve obstaculizado por la falta de datos. A las organizaciones de la Sociedad Civil se les debe permitir mayor acceso a los indicadores de importancia a la hora de examinar el progreso de los planes del Gobierno. En términos generales, hay una gran necesidad de mayor transparencia.

[1] Economy Watch, Cameroon Economy, <www.economywatch.com/world_economy/Cameroon>.

[2] Institute of International Education, Atlas of Student Mobility: Cameroon, <www.atlas.iienetwork.org/page/48146/>.

[3] Earthtrends, Cameroon, <http://earthtrends.wri.org/povlinks/country/cameroon.php>.

[4] Chimton, Ngala, “El miedo fluye ante nueva represa”, IPS, (2009), <ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=93679>

[5] Ibid.

[6] Amnistía Internacional, Oleoducto Chad-Camerún: un nuevo informe acusa a las empresas petroleras y los gobiernos de evadirse en secreto de sus obligaciones para con los derechos humanos, (septiembre 2005), <www.amnesty.org>.

[7] Ibid.

[8] Ibid.

[9] Amnistía Internacional, op.cit.

[10] Wallechinsky, David, Tyrants: the World’s 20 Worst Living Dictators, (Regan Press, 2006).

[11] African News, Brutal Suppression of Peacful Protests in Cameroon by Biya Thugs, (24 de Febrero 2011), <africandictator.blogspot.com>.

[12] Afrol News, Cameroon limits social media services, (9 de Marzo, 2011), <afrol.com/articles/37542>.

[13] Cameroon Today, Cameroon Government News: Rampant Unemployment in Cameroon, (Mayo 2011), <news.cameroon-today.com>

[14] Ibid.

[15] Ibid.

[16] Theodore M. Ndze, “After Review Mission to Cameroon: IMF, World Bank, ADB Dissatisfied – Worried over 25,000 jobs creations,” The Star, (4 de abril de 2011), <thestaronline.info/?p=507>.

[17] Cameroon Today, op. cit.

[18] Ndih, Jean Nke, “Cameroon under threat”, Le Monde diplomathique, (2002), <mondediplo.com/2002/12/11cameroon>.

[19] W. Van Cottem, “Cameroon: Stemming the tide of Desertification and Land degradation”, Desertification, (18 de marzo de 2010), <desertification.wordpress.com>.

[20] Ndih, op cit.

[21] Van Cottem, op. cit.

[22] Encyclopedia of the nations, Cameroon – Environment, <www.nationsencyclopedia.com>.

[23] Ibid.

[24] Van Cottem, op. cit.

[25] Dynamique Citoyenne, DSCE: Un an après, Quel niveau d’appropriation?, Yaoundé, 2011.

[26] Informe Social Watch 2010: Después de la caída, (Montevideo: Instituto del Tercer Mundo, 2010), p.80.

[27] Ibid.

[28] Dynamique Citoyenne, op cit.

[29] Ibid.


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