El estado de las negociaciones sobre el cambio climático: hacia COP-15

Author: 
Natalia Cardona Coordinadora de cabildeo de Social Watch

131 naciones han denunciado a los países desarrollados por desmantelar el Protocolo de Kyoto y establecer nuevas reglas para la negociación en la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático de Bangkok. Mientras que los medios de comunicación fueron excluidos de las negociaciones, la sociedad civil ha demostrado ser un vínculo extremadamente valioso para los que no se les permite ser parte de las discusiones.

El secreto es el nombre del juego para los países desarrollados (o como se les conoce en la jerga de las negociaciones sobre el clima “los países del Anexo 1”) en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en Bangkok. Pero los países en desarrollo no se mantienen en silencio. Una declaración de 131 naciones, incluida China, denunció a los países desarrollados por el desmantelamiento del Protocolo de Kyoto, el establecimiento de nuevas reglas para la negociación y la implementación de un nuevo mecanismo de negociación. “Los países en desarrollo expresaron su gran preocupación por los esfuerzos de los países desarrollados tendientes socavar sus compromisos asumidos bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), al trasladar sus responsabilidades a los mercados y debilitar sus obligaciones en las negociaciones sobre el clima de Bangkok”1. Mientras tanto los medios de comunicación se han quejado de que de hecho han sido excluidos de las negociaciones. Y en efecto los países ricos se niegan a conceder entrevistas hasta los últimos días de las conversaciones.

El borrador de 200 páginas del acuerdo global sobre el cambio climático también ha sido tildado de confuso y contradictorio. Se espera que este documento se convierta en algo que los 190 países que participan en las conversaciones puedan ponerse de acuerdo en la reunión de la ONU de diciembre en Copenhague. Entre los puntos destacados del documento se incluyen referencias importantes al plan de acción de Bali, que estableció Copenhague como fecha límite para un nuevo acuerdo; sigue marcando una distinción entre las responsabilidades de las naciones ricas frente a las naciones pobres en relación al cambio climático pero, por ser una cláusula muy controvertida para los países ricos, el texto está entre corchetes en todo el documento (lo que significa que es provisorio y tiene un largo camino por recorrer en las negociaciones); y también los intentos declarados de proteccionismo climático, reivindicado por los países ricos debido a sus “economías con limitaciones de carbono”. Según el South Center, este tipo de legislación, que ya fue aprobada por el Congreso de Estados Unidos, contiene medidas comerciales relacionadas con las emisiones que causan el cambio climático y están enfocadas a las importaciones provenientes de los países en desarrollo. Las leyes también dificultan la transferencia de tecnología a los países en desarrollo porque impiden la flexibilización de las reglas de propiedad intelectual. El tema del proteccionismo climático mostró su lado oscuro en las conversaciones sobre el cambio climático en Bonn, en agosto de 2009.

El documento también cubre toda la gama en cuanto a las metas previstas de las negociaciones, que podrían ir desde hacer recortes en las emisiones si es económicamente viable hasta disminuir las emisiones de CO2 a 350 partes por millón en la atmósfera – algo que algunos tildan de ambicioso y otros de necesario. El documento deja la puerta abierta en cuanto a si estas pautas serán jurídicamente vinculantes o si serán objetivos a alcanzar. Además, el documento incluye referencias a que Estados Unidos se encuentra en una vía jurídica diferente, ya que no ha firmado el Protocolo de Kyoto. Sin embargo, en lo que se ve como una contradicción, también establece que Estados Unidos es uno de los mayores contaminadores del mundo y debe asumir sus responsabilidades. Huelga decir que “la determinación del objetivo global a largo plazo de reducción de emisiones es un tema altamente controvertido en las negociaciones sobre el clima en Bangkok”2. Los países en desarrollo se opusieron a los intentos de los países desarrollados por abandonar el Protocolo de Kyoto.

La arquitectura financiera para la aplicación plena, efectiva y sustentable de la CMNUCC es otra área contenciosa entre países desarrollados y en desarrollo en los debates de Bangkok3. En lo que respecta a la financiación, el documento incluye una cláusula que compromete a los países ricos a financiar tecnología y mecanismos de adaptación para los países pobres para que puedan hacer frente al cambio climático. Sin embargo, no compromete a los países desarrollados a una cantidad determinada y los países en desarrollo son escépticos de que se concreten la ayuda financiera y la transferencia de tecnología, teniendo en cuenta la experiencia pasada con las promesas incumplidas y la falta de seguimiento. Han surgido nuevas controversias porque los países desarrollados quieren que la arquitectura financiera para la aplicación de la CMNUCC se realice en el Banco Mundial y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Y, por otro lado, “los países en desarrollo quieren una estructura global en consonancia con la Convención y regulada directamente por la Conferencia de las Partes (CP), debido a su experiencia negativa en el terreno con el sistema vigente, en donde el mecanismo financiero es operado por una entidad por fuera de la Convención. El Grupo de los 77 y China fueron los primeros en presentar una propuesta detallada sobre esto el año pasado” 4.

El documento objeto de debate en Bangkok también introduce el Programa de Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD, por su sigla en inglés), que permitiría a los países en desarrollo recibir pagos de los países ricos por proteger sus bosques, de forma que los países ricos puedan utilizar los créditos de carbono de los países en desarrollo a favor de sus propias metas. “La Alianza de Pequeños Estados Insulares (formada por los países que podrían hundirse en algunos años y que tienen como lema: “1,5 para seguir con vida”) dice que si Estados Unidos se adhiere con su objetivo previsto de alrededor de 4-10%, resultaría en una reducción global total de sólo 11-18% de las emisiones. Si es así, eso significa que nosotros, los ricos, intentaremos reducir nuestras emisiones en un mísero 6% más de lo que prometimos, pero no logramos alcanzar en 2002. Y además, con las compensaciones de carbono – que podemos traspasar a los países pobres – significa que nosotros [los países ricos] no tenemos que hacer casi nada en absoluto a nivel interno. De hecho, probablemente podríamos aumentar las emisiones y seguir construyendo plantas de energía de carbón. ¡No es de extrañar que la UE y los países ricos se escondan de la prensa y que los países en desarrollo estén furiosos!”5.

El REDD también ha provocado controversias porque la conversión de los bosques naturales para otros usos (como los biocombustibles) ha entrado en conflicto con los derechos de los pueblos indígenas tal como se establecen en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y en varias constituciones nacionales. Actualmente Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kyoto sólo califica las actividades de forestación y reforestación como MDL y no incluye el evitar la deforestación (de los bosques nativos) como MDL.

La sociedad civil ha jugado un papel clave y ha demostrado su valor en estas negociaciones, manteniendo contacto con los que no tuvieron acceso a las negociaciones o no pudieron participar de las discusiones. La Red del Tercer Mundo y otras organizaciones que realizan el seguimiento de los negociadores del clima – y que debido a ciertas normas de la ONU suelen tener acceso a la sala, incluso cuando se despide a los medios de comunicación – están proporcionando información esencial a las redes de la sociedad civil de todo el mundo. También las organizaciones de la sociedad civil internacional están llevando a cabo muchas y diversas acciones. Entre ellas, una caravana de elefantes, organizada por Greenpeace, que atraviesa Tailandia recaudando pequeñas cantidades de dinero que se entregarán a Yvo de Boer (el presidente de las negociaciones de la ONU) como una contribución inicial a los más de US$ 150 mil millones anuales que se necesitan para financiar la adaptación en los países más pobres.

1 TWN Bangkok News Update No.13, 5 de octubre de 2009, Publicado por Red del Tercer Mundo.

2 TWN Bangkok News Update No.15, 6 de octubre de 2009, Publicado por Red del Tercer Mundo.

3 TWN Bangkok News Update No.16, 7 de octubre de 2009, Publicado por Red del Tercer Mundo.

4 Ibid.

5 The Guardian, Secrecy prevails at Bangkok climate talks, lunes 5 de octubre de 2009, John Vidal.