La Plataforma de Acción de Beijing quince años después: Sobrevivir a la disfuncionalidad multilateral en un nuevo mundo feroz

Declaración ante la 54ª Sesión de la Comisión de la ONU sobre la Condición de la Mujer

Alternativas de Desarrollo con Mujeres para una Nueva Era [DAWN]
Marzo de 2010, Nueva York

Cuando en 1995 llegaron a China mujeres de todo el mundo para la histórica IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, imaginamos con optimismo un nuevo mundo donde los estados, naciones y sociedades colectivamente reconocieran, respetaran y ampliaran en forma cooperativa y progresiva los derechos humanos de la mujer, el desarrollo y nuestra igualdad con los hombres. La Plataforma de Acción de Beijing (PAB), que se negoció multilateralmente, contiene compromisos que marcaron hitos para las mujeres del mundo, y nosotras miramos hacia un futuro donde sería posible poner fin a todas las formas de violencia contra la mujer, la pobreza femenina y nuestra participación desigual en las tareas de atención dentro y fuera del hogar, así como la discriminación socio-cultural, el disciplinamiento sexual, y las exclusiones políticas de las diversas categorías de personas, entre ellas las mujeres, los y las transexuales (y los hombres).

Durante las posteriores revisiones a cinco y diez años de la PAB y en medio de la creciente desilusión con la ONU, DAWN decidió invertir políticamente en abogar por la necesidad – y negociar las complejidades – de garantizar los derechos de las mujeres obtenidos por medio de la PAB y otras convenciones internacionales sobre derechos humanos y desarrollo social. La decisión se tomó en un contexto en donde estos derechos básicos están siendo desafiados, borrados, erosionados o están en peligro, en un entorno institucional de intensificación de las tensiones y múltiples desacuerdos entre los Estados Miembros de la ONU (véase DAWN Informa, abril de 2000; DAWN Informa, mayo de 2005 en: www.dawnnet.org).

La incertidumbre de las negociaciones intergubernamentales en el seno de la ONU refleja los diversos cambios, grietas y crisis de la geopolítica mundial y de la gobernanza mundial de una globalización neoliberal desenfrenada, así como una economía política militarizada y financializada. DAWN reconoce el terreno multilateral de desarrollo como parte de un nuevo mundo feroz repleto de enormes amenazas y oportunidades dudosas para los derechos de la mujer y la igualdad de género. Algunos puntos de quiebre actuales son:

• Los países desarrollados que tienen control sobre el Consejo de Seguridad continúan utilizando sus enormes recursos, incluyendo la ampliación de su poderío militar intervencionista, con el fin de imponer su versión de “buena gobernanza, democracia y derechos humanos” en varias partes del Sur y, al mismo tiempo, crean condiciones de violencia al interior de los Estados y la suspensión de los derechos constitucionales que tienen un impacto adverso en las vidas de la gente común.

• Hay confusión en el Consejo de Derechos Humanos, en donde algunos países insisten en interpretaciones estrictas de la diversidad cultural, en particular, el derecho de los Estados y grupos de disfrutar de los derechos culturales de modo tal que ponen en riesgo las garantías de los derechos humanos, incluidos los derechos humanos de las mujeres y los derechos sexuales para todos y todas.

• Los procesos desiguales de descomposición y fragmentación de los estados-nación seculares crean espacios a nivel local y nacional donde se han consolidado fuerzas fundamentalistas y neoconservadoras motivadas políticamente que conducen a un mayor disciplinamiento de los organismos y a la revocación de los derechos sexuales y reproductivos, especialmente de las mujeres. Estos ataques fundamentalistas y neoconservadores repercuten en la vida de las personas que enfrentan violaciones de derechos humanos, en los gobiernos y los espacios de la sociedad civil, e influyen en las negociaciones intergubernamentales.

• El capitalismo filantrópico creciente ha llevado a que las grandes empresas y corporaciones multinacionales hayan podido entrar con fuerza en la ONU y, a menudo, acceder a las negociaciones intergubernamentales con mayor facilidad que la sociedad civil. Esto conduce a la proliferación de propuestas políticas en las negociaciones intergubernamentales que se basan en el mercado en lugar de estar orientadas hacia lo social o centradas en las personas, como lo hemos visto en la reciente conferencia fallida sobre el cambio climático.

• Las Instituciones Bretton Woods, incluida la Organización Mundial del Comercio, siguen ejerciendo presión sobre el sistema de las Naciones Unidas y promueven un modelo neoliberal de desarrollo en el que los derechos de la mujer y la igualdad de género siguen siendo dejados de lado por consideraciones sobre la eficiencia en apoyo a la acumulación de beneficios.

• Quince años después de Beijing y de la CIPD, los derechos humanos de las mujeres lesbianas y bisexuales y de las personas transexuales están, en el peor de los casos, ausentes y, en el mejor, marginados de los principales espacios de la Comisión sobre la Situación de la Mujer. Esto es inaceptable en un foro destinado a conmemorar la universalidad de los derechos de la mujer, incluidos los derechos sexuales y reproductivos. Mientras tanto, un gran número de mujeres LBT en el Sur económico siguen enfrentando formas graves y generalizadas de violencia, discriminación y abandono por parte de actores estatales y no estatales.

El gran reto que hemos experimentado en los últimos 15 años para garantizar que la PAB sobreviva en los textos oficiales de las Naciones Unidas es sintomático del complejo trabajo de incidencia que exige este nuevo mundo feroz. No podemos bajar los brazos, pero tampoco podemos ser ingenuamente optimistas, en particular sobre la capacidad y la claridad de los movimientos sociales. Los movimientos de mujeres a menudo nos hemos sentido decepcionados nada menos que por nuestros compañeros y aliados, quienes en momentos clave, en ambientes políticos ciertamente confusos y complicados, han optado por vías pragmáticas que conducen a la conformidad, la cooptación y la exclusión o la subversión de la agenda de derechos humanos de las mujeres.

Sin embargo, se pueden encontrar posibilidades y oportunidades...

• Algunas formaciones regionales y la cooperación Sur-Sur han llevado a la implementación de políticas de protección social favorables a las mujeres, especialmente en el marco de los programas contra la pobreza para las mujeres pobres rurales y urbanas. Algunas de estas políticas son ahora objeto de debate como opciones políticas dentro del sistema de la ONU.

• Las organizaciones feministas y de mujeres, incluida DAWN, han ido avanzando paulatinamente más allá de los espacios exclusivos de los derechos de la mujer para expandirse a otras áreas temáticas y están tratando de negociar con las organizaciones políticas dirigidas por hombres para trabajar hacia la armonización de los acuerdos y negociaciones del desarrollo sustentable, equitativo y basado en derechos.

• La hegemonía económica y política del Norte global en el período posterior a la guerra fría está siendo desafiada por nuevos agrupamientos de los países del Sur, y si bien estos aún tienen que establecer una credibilidad coherente en favor de los derechos de las mujeres, la igualdad de género y los derechos sexuales, los espacios de negociación son ahora más fluidos y abiertos para la incidencia y el desarrollo de alternativas. Los procesos regionales dentro del sistema multipolar mundial están en tensión dinámica con los procesos globales de tal forma que abren nuevos espacios e ideas para las políticas de desarrollo alternativo y la promoción de los derechos humanos, aunque también traen consigo nuevos riesgos y desafíos.

En este espacio multilateral complejo y ambiguo, DAWN ve la necesidad de una comprensión renovada de las cambiantes cultura y organización de la ONU. Las feministas y los grupos de derechos de las mujeres deben prestar más atención a las diferencias en la naturaleza y el carácter de las relaciones de poder entre los protagonistas tanto dentro como fuera de la ONU. También se debe examinar cómo estos impactan en la participación democrática y la construcción de consensos que habían sido accesibles a las organizaciones de mujeres, e influir estratégicamente en el proceso dinámico de la lucha entre fuerzas y actores.

Concretamente...

• Se requiere una reflexión más considerada sobre qué se ha perfeccionado a través de la incidencia y la práctica real en medio de la convocatoria a una quinta conferencia mundial de mujeres, dadas las múltiples amenazas provenientes de un contexto multilateral disfuncional y nuestras debilidades internas como movimientos de mujeres. Este es el momento para una intensificación de la lucha por resistir políticas y programas fracasados, por defender y ampliar nuestros derechos, así como volver a reclamar la ONU como nuestro espacio por derecho propio. Debemos hacer todo lo posible para que, en caso de ser convocada otra conferencia sobre la mujer, ésta se convierta en una ocasión para renovar energías y no en un hito donde los logros duramente conseguidos en materia de derechos de las mujeres e igualdad de género queden totalmente comprometidos.

• Debemos tener prudencia y sabiduría en relación a la arquitectura de género dentro la ONU. Un avance rápido de la arquitectura de género tiene sus ventajas y desventajas, sobre todo si se avanza sin una comprensión integral de cómo el propio desarrollo es ahora objeto de un intenso debate en el seno de la ONU. Mientras hacemos un llamamiento a poner en marcha la arquitectura de género, tenemos que sopesar cuidadosamente los riesgos y los beneficios, y ser inteligentes al movernos con y a través de los acuerdos políticos entre los Estados miembros.

• Los movimientos de mujeres debemos llevar a cabo una revisión seria y concertada de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) a través de la lente de los derechos de la mujer y la igualdad de género. En septiembre de este año, tenemos que cuestionar las formas en que el foco sobre los ODM ha desviado la atención de la reestructura del sistema de gobernanza global, para la realización de los derechos de la mujer y la igualdad de género a nivel local, nacional, regional y mundial. Vamos a dejar de utilizar los ODM como una mascarilla cosmética para lo poco que los países están dispuestos a dar, con el fin de lograr un desarrollo sostenible y equitativo basado en derechos.

Los movimientos de mujeres y el activismo feminista nos conducirán a través de este nuevo mundo feroz.

¡Debe haber alternativas!

¡Vamos a comprometernos críticamente con la ONU yalejarnos de las instituciones y las políticas fracasadas!

¡Avancemos hacia una nueva Arquitectura Mundial del Desarrollo!

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