Igualdad de género sigue siendo una deuda

Marisela Castillo Apitz
Polarización política impide que gobierno y oposición construyan una agenda común para garantizar una verdadera inclusión de las mujeres.
Hace tan sólo 65 años que la mujer en Venezuela tiene derecho a votar. Este dato revela el atraso de este país en materia de igualdad política en comparación con otras naciones de la región.

Ecuador en 1929 fue el primer país de América Latina en reconocer el derecho al sufragio de sus ciudadanas, y en 1933 Brasil ya tenía a la primera mujer parlamentaria. Para ese momento Venezuela seguía ausente en esta materia y hasta 1947, cuando las venezolanas votaron por primera vez, sólo tenían derecho de nacionalidad y residencia.

Evangelina García Prince, docente e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), explica que la tardanza del reconocimiento de la ciudadanía de las venezolanas es grave e impacta en la actualidad.

“Según el Índice de Equidad de Género de la organización internacional Social Watch, 72% es la brecha de empoderamiento femenino en Venezuela”, dice. Esa cifra convierte a este país en el más desigual de la región en cuanto a la cantidad de mujeres que ocupan cargos técnicos, en el Parlamento, de dirección y gobierno, y cargos magisteriales. Ese índice mide la brecha entre hombresy mujeres, siendo 100 la igualdad perfecta, es decir, las mujeres están a 72% de distancia de los hombres en este rubro.

Y es que la realidad habla por sí sola. A pesar de que para diciembre del 2011 las mujeres representaban el 50% de la población electoral, lo que significa más de 9 millones de venezolanas, su presencia en cargos de toma de decisiones, alta conflictividad y elección popular no revela lo mismo. García Prince explica que en la actualidad las mujeres representan la quinta parte (18.2%) del total de las alcaldías, y en el Parlamento sólo hay 30 diputadas de 165 curules.

En el caso de las gobernaciones la situación es aún más dramática. De 23 estados, sólo dos son dirigidos por mujeres: Delta Amacuro (noreste), con Lizeta Hernández, y Falcón (noroeste), con Stella Lugo, ambas del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Saludo a la bandera
La Constitución de Venezuela es clara. En su artículo 21 establece que todas las personas son iguales y que por lo tanto se deben adoptar medidas a favor de quienes puedan ser objeto de discriminación. Sin embargo, la académica asegura que este artículo se convirtió en un saludo a la bandera porque hasta el momento “no hay ninguna ley que desarrolle este artículo y por lo tanto es imposible que se ponga en práctica”.

García Prince explicó que la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) derogó, en mayo del 2000, bajo el gobierno de Hugo Chávez, el artículo 144 de la Ley del Sufragio y Participación Política que establecía un mínimo de 30% como cuota de participación femenina, “porque creaba una supuesta ventaja de las mujeres sobre los varones”.

La decisión fue ratificada por la Sala Constitucional del TSJ en febrero del 2011 “con una sentencia machista que decía que las mujeres son las encargadas de las tareas domésticas” y por lo tanto deben estar ausentes de la política, resaltó García Prince. A partir de este momento, las organizaciones políticas no están en la obligación de fortalecer el liderazgo femenino, y con el tiempo se desactivaron los mecanismos para promoverlos espacios de las mujeres.

María Corina Machado, diputada de la Asamblea Nacional y ex precandidata presidencial de la coalición opositora Unidad, explicó que en Venezuela las mujeres se encuentran en posiciones subordinadas. Para Machado es lamentable que la sociedad no confíe en el liderazgo femenino para ocupar espacios coyunturales y de alto impacto.

“Aunque el gobierno de [el presidente] Hugo Chávez le ha dado mayor espacio a las mujeres, es una inclusión ficticia porque ninguna de las ministras está ubicada en posiciones estratégicas”, manifestó, refiriéndose a que en Venezuela existen 32 ministerios, de los cuales 12 tienen a mujeres como titulares: Despacho de la Presidencia, de la Juventud, de la Mujer e Igualdad de Género, de Pueblos Indígenas, de Comunas y Protección Social, de Transporte Acuático y Aéreo, del Trabajo, de Salud, de Educación, de Educación Universitaria, de Comercio y del Servicio Penitenciario.

Sandra Obregón, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), opina igual. Explicó que la mayoría de las ministras trabajan en áreas sociales y no en cargos de alta conflictividad.
“Actualmente las mujeres están subordinadas a los hombres y no están al frente de decisiones y procesos que definen la vida pública”, indicó.

Principales desafíos
La polarización política también afecta esta materia.

“Ni la oposición ni el chavismo están trabajando en equipo para garantizar paridad de género. Es lamentable, la polarización nos consume y no somos capaces de dejar al lado nuestras ideologías para unirnos. Mientras tantos los hombres se siguen imponiendo”, admitió una militante de la opositora Acción Democrática, que prefirió no revelar su identidad “para justamente no ser acusada de querer pactar con el gobierno”. Explica que nunca apoyaría el proyecto de Chávez, pero condena que tanto el oficialismo como la oposición sean incapaces de establecer una agenda común que involucre a la mujer.

María Colmenares, dirigente comunitaria y militante del PSUV, admite que aunque esta situación pueda ser real es falso que el presidente sea machista, y señala que es difícil ponerse de acuerdo con la oposición porque “lo único que hacen es agredirlo”. Agregó que “a pesar de que las mujeres pudieran ocupar más y mejores cargos, la política consume el debate principal porque el verdadero objetivo es imponer al socialismo como sistema de gobierno. Lo demás puede esperar, primero tenemos que hacer que la revolución se consolide con el apoyo de todos: mujeres y hombres”.

Mientras tanto la realidad sigue siendo la misma: las mujeres siguen desplazadas, según García Prince. Por lo tanto, la académica sugiere que “si las medidas de paridad o cuota no se logran en la legislación, es necesario desarrollar mediante una decisión formal de las autoridades partidarias un procedimiento o cuota para garantizar una real inclusión democrática de las mujeres en las estructuras de decisión”.

Obregón explicó que más allá de las leyes de cuotas femeninas, se debe plantear un debate para que la mujer acceda a recursos económicos y por lo tanto tenga mecanismos para financiar sus campañas políticas.

Agregó que en muchos casos la captación de fondos sólo está destinada para los hombres Costa Rica, Honduras, México y Panamá obligan a que exista equidad de género en este aspecto, pero Venezuela sigue estando ausente de esta iniciativa. Prince explicó que “no hay ningún partido venezolano que haya desarrollado una normativa explícita sobre la distribución de los fondos basándose en una consideración de las necesidades de las acciones adelantadas por las mujeres en la vida partidaria”. Por lo tanto, a su juicio esta orfandad jurídica genera “un verdadero apartheid político en contra de las mujeres”. —Noticias Aliadas.