Diagnóstico de la pobreza y la desigualdad

Constantino Casasbuenas; Carlos Heredia; Mary Purcell
Equipo PUEBLO es una ONG mexicana de desarrollo fundada en 1977.

Durante 1996, la situación social continuó deteriorándose. Aunque los indicadores macroeconómicos evolucionaron más favorablemente que en el desastroso año de 1995, para la mayoría el nivel de vida empeoró. Desde 1982, cuando se introducen las políticas de ajuste estructural, el crecimiento del ingreso medio por habitante ha sido inferior al crecimiento demográfico promedio. El modelo económico y la creciente deuda externa convierten a México en país de deudores con posibilidades reducidas para un trabajo productivo y para generar los ingresos que cubran el costo de. El empleo disminuye y el costo del dinero aumenta. En encuesta reciente, al preguntárseles: "En lo económico, para usted 1996 ha sido..." 50% de los encuestados contestaron 'peor que 1995', 26% 'igual que en 1995' y sólo 24% 'mejor que 1995'.1

A dos años del gobierno del presidente Zedillo, México se polariza en una franja de super-ricos, una clase media cada vez menor y una gran masa de trabajadores pauperizados. Además se polariza entre áreas urbanas y rurales, entre hombres y mujeres, y entre mestizos e indígenas. En los estados sureños (Chiapas, Oaxaca, Guerrero) hay altos índices de pobreza y marginación, cuando al centro y norte del país, la solvencia económica es mayor. Mientras el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) dialoga con el gobierno desde 1995, otro movimiento guerrillero, el Ejército Popular Revolucionario (EPR) emergió en junio de 1996 en el estado de Guerrero, evidenciando la fragilidad social y política del país.

Con excepción de 1989-1992, cuando hubo una ligera reducción, en los 15 años de ajuste estructural, la pobreza ha aumentado de manera casi continua. En 1989, después de siete años de austeridad, los líderes mexicanos (y los funcionarios de la banca multilateral) prometieron que finalmente repartirían los beneficios del ajuste, e incrementarían el gasto social. Pero, desde 1992 aumentó la pobreza, y los pocos beneficios se concentraron en la élite. La crisis y una devaluación de más del 150% en 1995-96, desaparecieron las expectativas y esperanzas de las mayorías.

Los cálculos de los niveles de pobreza varían mucho según la definición de pobreza utilizada, el método de cálculo y la fuente. Por lo general, las cifras oficiales del gobierno minimizan la incidencia de la pobreza, pero las fuentes independientes no se actualizan regularmente, dificultando comparaciones en el tiempo. De todos modos, todas muestran que la pobreza de hoy es mayor que hace cinco años.

Según el gobierno, el total de mexicanos en pobreza extrema subió de 15,4% en 1984 a 18,8% en 1989, y luego bajó a 16,1% en 1992.2 Aun faltan cifras para 1995, pero se piensa que subió a un nivel cercano al 20 %. Otros estudios estiman que la mitad de la población vive en condiciones de pobreza, con un 20% en pobreza extrema. Según el periódico El Financiero, entre diciembre de 1994 y agosto de 1995, 2.193.000 personas cayeron en pobreza extrema como resultado de la crisis.3 Un informe del Banco Mundial4, reporta que 85% de los mexicanos ganan menos de $5 dólares diarios, por lo cual los considera pobres.

Distribución del ingreso

La manera tradicional de medir el bienestar de la población por medio del Producto Bruto Interno Bruto (PBI) per capita es inadecuada porque no pondera la distribución de esta riqueza. Considerando esto, el economista mexicano Julio Boltvinik combina el coeficiente de Gini (medida del nivel de inequidad de un país) con el PBI per capita para calcular "un PBI per capita igualitario". Así, un PBI per capita mayor no necesariamente trae incrementos en el bienestar de la población, si la desigualdad también se incrementa. Es lo que ha pasado en México.

Cuadro 1.


Año

Gini del

ingreso

monetario

PBI per

capita

(pesos de 1980)

PBI igualitario

per capita

1984

4.562

65,66

35,71

1989

4.889

59,5

30,41

1992

5.086

64,72

31,8

1994

5.137

65,08

31,65

Mientras que hubo un ligero incremento en el PBI igualitario en 1992 como resultado del gran incremento del PBI per capita, éste siguió cayendo en 1994 (y esto cayó aún más en 1995).

La creciente concentración del ingreso se ve también al comparar ingresos del 20% de hogares más pobres con el 20% de hogares más ricos:

Cuadro 2.


Año

1989

1992

1994

20% más pobres

3,60%

3,27%

2,27%

20% más ricos

54,89%

56,93%

57,54%

La administración de Zedillo no ha elaborado un Plan Nacional de Erradicación de la Pobreza. El Plan para la Alimentación, la Salud y la Educación (PASE) que busca suplirlo con medidas compensatorias, tiene alcances inferiores a los del plan antecesor, el Plan Nacional de Solidaridad (Pronasol).

Acceso a servicios básicos

Aunque el acceso a servicios básicos aumentó en las últimas décadas, con los recortes presupuestales de 1994, el acceso bajó en 1995 y se incrementó ligeramente en 1996. Según el Informe sobre el Desarrollo Humano 1996 del PNUD, durante el período de 1990-1995, 19,8 millones de mexicanos (aproximadamente el 22%) no tenían acceso a servicios de salud, 15,3 millones (17%) se encontraban sin acceso a agua potable, y otros 45 millones (50%) carecían de acceso a saneamiento. En el período 1985-1995, el acceso a servicios se divide así:

Cuadro 3


Servicio Rural Urbano
Salud

60%

80%

Agua potable

62%

91%

Saneamiento

17%

70%

Según el gobierno mexicano, la cobertura de saneamiento es más alta de la que señala el PNUD:

Cuadro 4


Servicio

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

Agua potable

79,2

81,2

83,2

84,9

86,8

83,5

83,7

Saneamiento

62,7

64,5

66,2

68,1

70,2

67

67,1

Educación

Según cifras oficiales, el número de niños/as entre 6 y 14 años que no asisten a la escuela bajó de 2,5 millones en 1990 a 2 millones en 1995.9 Para 1996, el gobierno estimó que el 98% de los niños se matricularía en la primaria (igual a 1990), y que el 80% terminaría, mientras que del 87% (comparado con 83,3% en 1990) que se matricularía en la secundaria, un 77% terminaría. La matricula de mujeres/niñas ha avanzado a niveles cercanos a los de los hombres a nivel nacional. Según el Informe sobre el Desarrollo Humano 1996, la tasa bruta de matricula en todos los niveles (de 6 a 23 años) cayó de 68% en 1980 a 62% en 1990 antes de subir a 65% en 1993 (66,2% para los hombres y 64,3% para las mujeres).

A nivel nacional, México tenía un grado de estudios promedio de 6,7 años en 1996, comparado con un promedio de 6,4 en 1990. Esto varía mucho entre regiones, sexos y clases sociales. Por ejemplo, en el Distrito Federal el promedio en 1995 fue de 9 años (comparado con 8,7 en 1990), mientras en Chiapas fue de 4,2 años (y de 3,9 en 1990).10

A pesar del aumento de la matrícula escolar de las mujeres en años recientes, el analfabetismo de adultos sigue siendo un problema, persistiendo diferencias sustanciales entre sexos, y concentrándose sobre todo en sectores poblacionales pobres, indígenas o mujeres de más de 40 años de edad.11 El analfabetismo entre adultos mayores de 15 años se redujo de 12,6% en 1990 (15,2% de mujeres y 9,8% de hombres) a 11,15 % en 1995 (13,6% de mujeres y 8,9% de hombres). Hay grandes diferencias entre zonas urbanas y rurales. Los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero tienen índices de analfabetismo de 24,07, 24,09 y 26,83% respectivamente, mientras el Distrito Federal cuenta con una de las tasas más bajas: 5,6% de mujeres y 2,1% de hombres.

Mientras muchos indicadores de salud mejoran, la desigualdad entre regiones y clases sociales es enorme. Además se registra un incremento en algunas enfermedades vinculadas con la pobreza, sobre todo entre niños. Según PNUD, 19,8 millones de mexicanos no acceden a servicios médicos. Según el gobierno son solo 10 millones. En muchos lugares la calidad de los servicios públicos ha bajado como resultado de recortes presupuestales en los años 80 y del esfuerzo privatizador. Esto contribuye a la segregación entre población que puede pagar servicios particulares, otra (trabajadores) que depende de inadecuados servicios del estado, y otros pobres y marginados que no tienen acceso al sistema.

Siendo la esperanza de vida del mexicano al nacer relativamente alta, se ha ido incrementando, siendo 68 años para hombres y 74 años para mujeres (media de 71 años) en 1993, aumentó a 73,2 años a mediados de 1996. El promedio de hijos por familia disminuyó: de 3,5 hijos por mujer en 1990 a 2,7 a mediados de 1996, mientras la tasa de crecimiento de la población cayó de 2,0% en 1990 a 1,8 % en 1995.

Según PNUD, la mortalidad materna en 1993 fue de 110 por 100.000 nacidos vivos aunque el gobierno dice que la tasa de 1993 fue menor que la mitad de esta (44,66 por 100.000), aunque admite que subió a 48,52 por 100.000 en 1994.

Se estima que 9 millones de parejas (63%) usan algún método anticonceptivo. Esta cifra sube a 70% en el medio urbano, y baja a 44% en el medio rural. Hay problemas con la aplicación de métodos anticonceptivos sin consentimiento informado de las mujeres o bajo presión del personal de salud. Además, el examen de no gravidez sigue siendo un requisito para solicitar empleo en muchos lugares (incluso gubernamentales), lo que viola los derechos de las mujeres.12

En la mayoría de casos, el aborto es ilegal en México, lo que trae consecuencias para la salud de las mujeres, pues unas 500 mil de ellas tienen un aborto bajo condiciones riesgosas anualmente, y el aborto es la cuarta causa de muerte materna.

La tasa de mortalidad infantil aumentó entre 1986 y 1990, antes del descenso continuo hasta 1995. Sin embargo, la tasa de mortalidad infantil por avitaminosis y otras deficiencias nutricionales en 1994 (50,06 por 100,000 nacidos vivos) es mayor que en 1986 (48,66), según el gobierno. La mortalidad infantil en Chiapas y Oaxaca es 2,5 veces mayor que en el Distrito Federal.

Alimentación-nutrición

Con la implementación de políticas como la liberalización del comercio, la reducción o eliminación de subsidios, y la falta de acceso al crédito durante los últimos quince años, México ha ido perdiendo su seguridad alimentaria. El país depende cada vez más de las importaciones de alimentos básicos para cumplir con la demanda de la población. Durante los últimos cinco años las importaciones de los diez principales granos básicos se incrementaron 23,5% al dejarse de cosechar 2,7 millones de hectáreas. Se estima que para 1996 se importarán entre 14 y 15 millones de toneladas de granos básicos con un valor de alrededor de 3 mil millones de dólares, lo cual representa 1,5 veces el presupuesto federal para el sector agropecuario, forestal y pesquero.13

La crisis económica y la dramática caída de los salarios han dado por resultado una disminución del 29% en el consumo de alimentos básicos durante los últimos seis años.14 El gobierno calcula que unos 24 millones de mexicanos, 26,3% de la población total, padecen de graves problemas de desnutrición. Enfermedades relacionadas con la desnutrición siguen siendo una de las 10 principales causas de mortalidad a nivel de la República. En las comunidades indígenas, el gobierno calcula que entre 70 y 80 por ciento de los menores de cinco años padecen de desnutrición mientras en las no indígenas oscila de 30 a 50 por ciento.15

Los programas sociales del gobierno mexicano han adoptado un esquema de subsidios dirigidos, a diferencia de la esquema anterior de subsidios generalizados. Sin embargo, el gobierno se ha mostrado incapaz de dirigir los subsidios sin eliminar a muchos necesitados de los programas. Recientemente, el gobierno tuvo que cancelar un programa piloto que consistía en reemplazar el subsidio de leche y tortilla con un subsidio en dinero mediante una tarjeta de banda magnética, porque causó una reducción en el consumo y nutrición de los beneficiarios, porque dada la fuerte crisis económica usaron el dinero para otras necesidades básicas.

Cooperación y ayuda internacional

A pesar de los varios intentos de re-estructuración, o de pronto, a causa de ellos, la deuda externa global de México sigue creciendo. En el Cuadro 5 hemos incluido la evolución de las cifras de deuda para los últimos siete años.

Aunque es cierto que 1996 muestra alguna recuperación en relación con el año anterior, si comparamos con los años anteriores a 1995, la tendencia del crecimiento de la deuda total se mantiene, llegando a ser de 165 mil millones de dólares para 1996.

Vale la pena hacer la distinción entre deuda pública y la privada bancaria. Mientras que esta última presenta un crecimiento nulo, marcando también una tendencia para los tres últimos años, la deuda pública crece rápidamente. Esto es apenas natural, ya que los bancos han podido trasladar parte de sus deudas sobre sus deudores internos. Esto explicaría también el auge que tienen los barzonistas y otros movimientos de deudores (agrarios, de vivienda, empresa mediana, etc.). La tendencias de la deuda pública nos muestra las presiones que irán en aumento sobre las tarifas de los servicios públicos como el transporte, agua, y energía, que ya se han hecho sentir recientemente.

Las cifras nos muestran todo su dramatismo cuando examinamos deuda per capita (creciendo a un promedio anual del 6,8 %). Peor aún, al mirar las cifras en relación con trabajadores registrados en el seguro social (crecimiento anual medio del 7,9 %).

De la comparación de estas cifras con los montos dedicados al pago del servicio de la deuda, las apropiaciones presupuestales para salud y educación van decreciendo en términos relativos. Las cifras nos reafirman en el hecho de que estamos ante un fenómeno estructural que se traduce en niveles de producción y servicios per capita decrecientes, y que el pago del servicio a la deuda solo es posible a costa del descenso continuo del nivel de vida de la mayoría de la población.

Cuadro 5.


Años

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

Deuda total

104.329

116.069

117.882

131.858

147.299

170.211

165.000

Crec. deuda total

7,9485

11,7321

0,9376

12,068

7,9184

19,815

-3,0615

Deuda total/población total

1.211

1.332,22

1.337,10

1.481,60

1.581,10

1.870,50

1.793,48

Crecimiento relación anterior

5,86

10

0,36

10,8

6,71

18,3

-4,11

Deuda total / trab. asegurado

12.723

13.248

13.220

14.964

16.170

19.792

 
Crecimiento relación anterior

0,04

4,11

-0,19

13,33

7,91

22,39

 
Deuda total / P.E.A.

3.431,90

3.736,18

3.654,10

3.912,70

4.136,50

4.781,20

4.546,46

Crecimiento relación anterior

5,1

8,86

-2,19

7,07

5,72

16,58

-4,93

Deuda privada

20.051

29.622

35.950

48.324

53.000

52.000

52.000

Crec. deuda privada

41,92

48,73

20,54

34,42

9,67

-1,88

0

Monto deuda ext. pública

84.278

86.747

81.712

83.534

69.296

118.221

113.000

Crec. deuda ext. pública

2,13

2,82

-6,8

2,22

8,89

32,39

-4,41

Servicio total

18.213

18.124

19.963

18.904

20.806

22.789

14.932

Fuente: Hoja de Deuda producida pr la Red Mexicana de Cabildeo /IDEA/IAPS - Dic. 1996.

Las medidas de alivio han sido por montos relativamente bajos mediante los trueques de inversión social, que llegaron a un total de 250 MDD (¡estamos hablando de cifras de orden mil veces menor que los valores de deuda!) que fueron destinados a proyectos de desarrollo social. Finalmente, en relación con la propuesta del 20/20 acordada en Copenhague, el seguimiento ha sido prácticamente nulo en la esfera gubernamental.

Ajuste estructural y gasto social

El gobierno está comprometido con seguir el camino del ajuste estructural comenzado hace quince años. Aunque el presidente Zedillo reconoce públicamente que la población ha sufrido mucho durante este período, insiste en que esto es el resultado de las políticas "autoritarias y estatales" seguidas en décadas anteriores, y no de las políticas de ajuste. Sin embargo, aun quienes han impulsado las políticas de liberalización económica como el único camino a seguir confiesan ahora su preocupación porque los supuestos beneficios de dichas políticas solo están llegando a una fracción minoritaria de la población, como lo afirma James Jones, actual Embajador de Estados Unidos en México.17

La respuesta del gobierno a la creciente pobreza y marginación de la población no es evaluar el modelo de desarrollo, sino mantenerlo intacto mientras instrumenta programas compensatorios dirigidos a los sectores más vulnerables. Aunque algunos de estos programas han incrementado el acceso a los servicios básicos, las familias pobres todavía se encuentran sin empleo, sin ingresos, y sin acceso a crédito, así que sus perspectivas de superar la pobreza son todavía muy bajas. Además, las cantidades destinadas a superar la pobreza son poco relevantes cuando se les compara con los montos destinados a pagar la deuda o a rescatar al sector financiero. El presupuesto destinado a todos los programas sociales representa apenas la séptima parte del dinero destinado a salvar de la quiebra a los bancos privados (este último monto excede ya 12% del Producto Bruto Interno).

Cuadro 6.18


Gasto Programable (% PBI total)

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

Desarrollo social  

6

7

7,8

8,5

9,1

8,5

Salud y seguridad social  

2,9

3,3

3,4

3,7

3,8

3,5

Educación

2,5

2,9

3,2

3,6

3,9

3,8

 
Des. Urbano, ecol. y agua potable  

0,2

0,3

0,4

0,4

0,6

0,4

(Mil millones de pesos a

precios de 1993) Desarrollo

Social

 

68,54

83,62

96,39

107,04

118,78

104,56

Como podemos ver, el gasto social creció desde 1990 hasta 1994 (después de unos recortes fuertes en los años 80). Sin embargo, la reciente crisis dio lugar a recortes drásticos, lo cual se nota entre 1994 y 1995. Además, el PBI cayó 6,9% durante 1995, lo cual quiere decir que el gobierno gastó un porcentaje menor de una cantidad menor. Lo mismo ha pasado con el gasto en programas para superar la pobreza:

Cuadro 7


Año

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

 
Gasto Nominal  

3.277

5.186

6.992

8.258

9.269

10.003

11.444

Gasto Real (Pesos de 1994)

5.451

7.032

8.208

8.834

9.269

7.409

6.615

 

Empleo, ingresos y salarios

En un país como México, donde un 67% de la población económicamente activa trabaja en el sector informal y no hay seguro de desempleo, las cifras sobre el desempleo abierto no dan una idea adecuada de lo que realmente está pasando en el mercado de trabajo, porque los que se definen como "desempleados" tienden a ser de la clase media.20

Hasta la crisis de 1995 los niveles de desempleo abierto en México habían sido relativamente bajos. Durante el período 1990-1994, las tasas de desempleo (urbano) abierto varían entre 2,3 y 3,9%. Con la crisis, sin embargo, estas cifras se duplicaron hasta alcanzar niveles históricos de 7,4% en el tercer trimestre de 1995. Cerca de 2 millones de personas perdieron su empleo en 1995. A partir de entonces, otra vez empezó a bajar la tasa de desempleo abierto, pero en el tercer trimestre de 1996 todavía alcanzaba un nivel de 5,8%.

Durante las últimas tres décadas, la participación de la mujer en el mercado de trabajo ha crecido de manera constante, aunque hoy día se estima que las mujeres todavía representan menos del 30% de la PEA.

Son el subempleo y la calidad del empleo lo que más impacta a la población de bajos recursos. Midiendo ingresos y horas de trabajo semanales, en 1993 había una tasa global de subempleo de 36.1%.21 También hay variaciones importantes por región. Mientras en las zonas más urbanizadas el subempleo es inferior al 20%, en las menos urbanizadas afecta a más de la mitad de los trabajadores.22

Entre 1977 y 1995, el poder de compra del salario mínimo tuvo una caída acumulada de 80%, y hoy se encuentra en su nivel más bajo en la historia.23 Sólo en 1995, el salario mínimo perdió un 20,3% de su poder de compra. Al mismo tiempo, el porcentaje de trabajadores que ganan menos del salario mínimo creció de 6,7% en diciembre de 1994 a 12,5% en junio de 1995 Se estima que el 23% de las mujeres ganan menos del salario mínimo, mientras el 11% de los hombres están en esa situación Los que recibieron entre uno y dos salarios mínimos crecieron de 32,9% a 35,9% durante este período.24

Mientras tanto, la inflación continúa en niveles muy superiores a los registrados por los principales socios comerciales de México. La tasa de inflación fue de 50,37% en 1995, y de 23,74% durante los primeros 11 meses de 1996. El costo de los productos básicos regularmente sube más que la inflación promedio, perjudicando más a las familias con menores ingresos.

Participación ciudadana

Ante el desastre económico agudizado en los dos últimos años, numerosos grupos de trabajadores, pequeños y medianos empresarios, productores del campo, grupos de deudores de la banca, ONGs e investigadores, hemos presentado múltiples alternativas para colocar la defensa de la planta productiva y del empleo en el centro de las prioridades nacionales.

En este sentido, este año llevamos a cabo una Jornada Nacional de Condena contra la Política Económica del Gobierno, la cual evidenció que un creciente número de mexicanos consideran que la política económica vigente no solo no ha contribuido a atenuar la pobreza, sino que la ha profundizado.

Recientemente, un grupo de organizaciones de la sociedad civil y el Banco Mundial invitaron al gobierno mexicano a participar en la Iniciativa de Revisión Participativa de los Programas de Ajuste Estructural (SAPRI, por sus siglas en inglés), que se llevará a cabo en 1997 en unos 8 ó 10 países del mundo para evaluar el impacto del ajuste y derivar lecciones al respecto. El gobierno rechazó la invitación, y dijo que "bajo ninguna modalidad" participaría. Sin embargo, las organizaciones de la sociedad civil mexicana han decidido de todas formas avanzar en esta iniciativa.

Además, las organizaciones de la sociedad civil siguen colaborando por medio de redes temáticas sobre iniciativas de desarrollo social. En preparación para el Foro Alimentario en Roma, en noviembre, se formó en México un Foro Nacional por la Soberanía Alimentaria, así como una Campaña Nacional contra el Hambre y por la Soberanía Alimentaria. Varias redes muy activas enfocadas sobre el género ha monitoreado y dado seguimiento a los compromisos de Beijing y ha establecido buenos contactos con el Programa Nacional de la Mujer.

"Las políticas económicas instrumentadas en México a partir de 1982 han socavado la capacidad productiva de la economía, han impedido un desarrollo social equilibrado y han deteriorado el nivel de vida de los mexicanos. Se ha consolidado una economía dual, con un sector externo dinámico y un mercado interno estancado o en recesión. Mientras tanto, la riqueza se sigue concentrando. Hay mas pobreza en México hoy que hace cinco años.

Con demasiado frecuencia, los analistas internacionales hablan de una recuperación firme de la economía mexicana porque sólo observan aquellos indicadores que interesan a inversionistas internacionales: las entradas de capital externo, la estabilidad de la moneda, y la evolución del índice de la Bolsa de Valores. Como lo hemos demostrado, la realidad que la gente vive cotidianamente contradice estas cifras. Estamos entonces frente a una paradoja, porque aún si un país es incapaz de crear empleo, o de alimentar a su población, se puede afirmar que su evolución es positiva.

Nosotros pensamos que un auténtico desarrollo social sólo puede alcanzarse mediante una estrategia que asegure mínimos de bienestar para el conjunto de la población mediante su incorporación a la actividad productiva. Los programas de desarrollo social no pueden limitarse a medidas de compensación, sino que deben de estar fundados en una política económica sana y basada en la capacidad productiva de la población. Esto y no otra cosa es el espíritu de los compromisos adoptados por los gobiernos en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, que en México han sido desatendidos.

 Agradecemos a las siguientes personas y organizaciones por proporcionar documentos que utilizamos para elaborar este informe: Guadalupe López/Grupo de Educación Popular con Mujeres (GEM); Ignacio Román/Observatorio Social; Leonor Aída Concha/Mujeres para el Diálogo; Laura Frade/Alternativas de Capacitación y Desarrollo Comunitario (ALCADECO); y Servicio Integral para la Mujer (SIPAM)."

Notas

1 Reforma, México, 6 diciembre 1996.

2 Joaquín Osorio Goicoechea, "La Pobreza y su combate: Prioridad de la política pública en un contexto de crisis crónica", en ¿Devaluación de la política social?, Enrique Valencia Lomeli, ed. 1996, p. 132.

3 El Financiero, México, 31 agosto 1995.

4 Informe sobre la Reducción de la Pobreza, 1996.

5 Boltvinik, Julio, "Hacia una evaluación del desarrollo en el período 1984-1994", Economía Informa, No. 246, abril de 1996, p. 5.

6 Segundo Informe de Gobierno, 1996, p. 165 (con cálculos propios).

7 Ibid.

8 Ibid.

9 La Jornada, 29 de octubre 1996.

10 López, Guadalupe, Educación y mujer, mimeo, 1996.

11 Ibid.

12 Tribunal para la defensa de los derechos reproductivos, Red por la Salud de las Mujeres del Distrito Federal, mayo 1996.

13 Foro Nacional por la Soberanía Alimentaria, minuta, agosto 1996.

14 La Jornada, 6 de mayo 1996.

15 Aponte, David, "SRE: graves índices de desnutrición en México", La Jornada, 2 de noviembre 1996, p. 14.

16 Las cifras de 1996 corresponden a las estimaciones preliminares obtenidas a partir de trabajo hemerográfico y de IDEA/Observatorio Social. Las estimaciones se basan en el saldo de deuda a Setiembre de 1996, y aunque las cifras se ven disminuidas por pagos adelantados, la carga correspondiente ha sido mayor.

17 The New York Times, 4 diciembre, 1996.

18 Segundo Informe de Gobierno 1996.

19 Segundo Informe de Gobierno 1996.

20 Román Morales, Ignacio, "Crisis estructural y coyuntura del empleo en México", Jornada de Caridad.

21 Román Morales, 1996.

22 Ibid.

23 El Financiero, 18 de febrero 1996.

24 Román Morales, 1996.