Los refugiados del Líbano

Leila Zakharia
ASSOCIATION NAJDEH, ONG libanesa establecida en 1976. Trabaja con mujeres libanesas y palestinas en educación, desarrollo de recursos humanos y actividades de generación de recursos.

Ya que el pueblo palestino no ha logrado tener aún un estado independiente y soberano en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Árabe, su situación socioeconómica y política continúa siendo especialmente compleja, y dentro de ese contexto, las circunstancias de los refugiados palestinos son únicas.

El contexto general

Durante 50 años han permanecido sin Estado y mientras que la representación nacional la ejerce la Organización para la Liberación de Palestina, son las Naciones Unidas las que han asumido la responsabilidad directa de su sustento y les han otorgado servicios esenciales a través del Organismo de las Naciones Unidas para las Obras y el Auxilio de los Refugiados Palestinos (UNRWA) creado en 1949 (UNGA Res. 302-IV). En la actualidad, 3,3 millones de palestinos en la diáspora son clasificados oficialmente como refugiados mediante su registro en el Organismo.

La condición excepcional de la falta de Estado y dispersión palestinos se extiende a las esferas políticas, económicas, sociales y humanitarias. El mandato de UNRWA no brinda protección a los refugiados políticos ni pueden solicitar la asistencia del ACNUR cuyo mandato los dispensa específicamente de su protección. Esta aberración es especialmente importante, no sólo para los refugiados que viven bajo la ocupación israelí en Cisjordania y Gaza, sino también para los refugiados palestinos que residen temporalmente en varios países, especialmente en Líbano, Siria y Jordania.1 De esta manera, las operaciones de UNRWA en estos países, el estatus legal de los refugiados y sus derechos están sujetos a las políticas de los gobiernos receptores sin poder recurrir a los acuerdos internacionales que describen los derechos de los refugiados.

Los refugiados palestinos tienen acceso a los servicios públicos exclusivamente a través de UNRWA y mientras siguen en el exilio y sin Estado propio, la responsabilidad de implementar los acuerdos cumbre de las Naciones Unidas sólo puede ser ejercida por las Naciones Unidas, en particular para lograr dichos acuerdos con los gobiernos receptores para la implementación de los metas y objetivos de la ONU. Extrañamente, UNRWA no considera la erradicación de la pobreza como parte de su mandato y no participa de los Equipos Interdisciplinarios de la ONU.

El acceso a la información estadística sistemática y extensiva sobre los palestinos, es limitado. Esto queda en evidencia de manera impactante por la ausencia de Palestina en los informes anuales del PNUD sobre Desarrollo Humano que ni siquiera incorpora los indicadores existentes compilados a través de otros organismos de la propia Naciones Unidas como UNICEF, UNESCO, y UNRWA. Esta última es la fuente principal de estadísticas educativas y demográficas mientras que información de otra índole aparece en estudios ocasionales realizados por organismos de la ONU, la OLP y las ONGs.

A pesar de dichas limitaciones, la información existente coincide en que están surgiendo inquietantes tendencias socioeconómicas en las comunidades de refugiados palestinos como lo destaca el informe de 1992 de la UNRWA ante la Asamblea General de la ONU: "Fue desconcertante observar que después de 45 años, la mayor parte de los refugiados, no sólo en el Líbano y la Franja de Gaza, sino en otras partes también, seguían viviendo en la extrema pobreza. Muchas familias todavía no contaban con un hogar adecuado, que les brinde protección del calor, el frío y la lluvia. Bajo las presiones del crecimiento demográfico y el deterioro de los factores políticos, sociales y económicos, el nivel de vida empeoraba cada vez más. El futuro es poco prometedor si no se encuentra pronto una solución política que termine con el sufrimiento de los refugiados".2

Debido a las variaciones del contexto socioeconómico de los países receptores, este informe versa sobre los palestinos que residen en el Líbano, donde las restricciones de los derechos civiles básicos brindan una dimensión adicional a las penurias cotidianas de los refugiados. La comunidad palestina en el Líbano alcanza unos 350.000 registrados, de los cuales más de la mitad vive en 12 campos para refugiados y sus periferias, ubicados dentro o cerca de 5 grandes ciudades y pueblos libaneses. Constituyen el 11% de los refugiados registrados en UNRWA y el 10,4% de la población general del Líbano. La complejidad del modelo libanés, sirve como fondo apropiado para investigar la situación única de controlar que los compromisos de la cumbre de la ONU sean implementados a través de un organismo de las Naciones Unidas, en vez de por un país miembro.

Acontecimientos consecutivos y trascendentales han tenido un profundo impacto sobre la actual situación socioeconómica de los refugiados palestinos en el Líbano: en 1989, el Líbano puso fin a 13 años de guerra, lanzando el proceso de reconciliación y reconstrucción nacional. El conflicto había llevado a una gran devastación humanitaria y social como lo confirmaba el desplazamiento masivo de decenas de miles de palestinos. Asimismo, la destrucción de la infraestructura libanesa y de los medios de producción "llevaron a que el PBI disminuyera al 40% de lo que debería haber sido si no hubiera habido una guerra... Se registraron tasas de inflación anuales que batieron récords con registros mayores al 100% entre 1982 y 1992, llegando al 500% en 1987".3 Mientras tanto, la Guerra del Golfo tuvo como consecuencia que trabajadores palestinos fueran desalojados de los países de la región y detuvo la corriente de envíos de dinero de los que dependían cientos de hogares. Al mismo tiempo, la OLP prácticamente detuvo todo apoyo financiero a sus instituciones sociales y sanitarias.

En 1991, se lanzó el proceso de paz del Medio Oriente y en 1993 se firmó el Acuerdo de Oslo entre la OLP e Israel. El tema de los refugiados no se incluyó en las negociaciones ni en los acuerdos que les siguieron. Como consecuencia, el Líbano anunció su negativa a aceptar una presencia prolongada de los palestinos en tierra libanesa y solicitó su eventual traslado hacia otros países. Aumentó las restricciones sobre el empleo y la libertad de movimiento y redujo los proyectos de reconstrucción posguerra de los campos palestinos por parte de la UNRWA. La actitud libanesa fue instigada por la conocida oposición israelí al retorno y repatriación de los refugiados a sus hogares y aldeas originales en Palestina, de acuerdo a la resolución 194 de las Naciones Unidas que confirmaba su derecho al retorno, y por la insistencia israelí en su reubicación permanente en los países receptores árabes contra su voluntad.

En definitiva, los últimos cinco años han presenciado la marginalización política, social y económica sin precedentes de los refugiados palestinos. La reducción de los recursos y el aumento del aislamiento de la sociedad civil palestina han empobrecido aún más a amplios sectores de la comunidad. Líderes comunitarios, las ONGs y UNRWA han advertido repetidas veces que los niveles de pobreza seguirán creciendo si los derechos nacionales palestinos no se respetan, si los compromisos internacionales no se confirman y si no se logra un acuerdo con las autoridades libanesas para disminuir las restricciones de los derechos civiles.

La pobreza

Aunque la inflación que surgió en los años de conflicto ha sido controlada desde 1991, la economía libanesa continúa sufriendo por el desempleo, los salarios bajos y la disminución del poder adquisitivo de la moneda local. En 1993, cerca de un tercio de los libaneses (un millón) eran pobres de los que 7,25% soportan una pobreza extrema. La línea de extrema pobreza para una familia libanesa promedio de 5 miembros se ubicó en $ 306 y la línea de pobreza absoluta en $ 618.4 Sin derecho al trabajo, la situación de los hogares palestinos es más grave. Sólo el 1% de la población logra conseguir el permiso obligatorio de trabajo y sacar provecho de empleos comunes. La restricción de movimiento también les impide buscar trabajos duraderos en otros países árabes. Desde 1992, la UNRWA ha estimado que el 60% de los refugiados palestinos del Líbano viven por debajo de la línea de pobreza. La información reunida en 1996 indica que la proporción creció al 80% con el 56%5 de la población viviendo en pobreza extrema.

Cuadro 1.

Niveles de pobreza en hogares según el tamaño de la familia


 

1 a 3

4 a 6

7 a 9

10 a 15

16 y +

Total

Extrema pobreza (206$)

16%

45%

76%

85%

100%

56%

Absoluta pobreza (418$)

30%

35%

19%

13%

0%

26%

Sobre la línea de pobreza

54%

20%

6%

1%

0%

18%

Total

100%

100%

100%

100%

100%

100%

Los casos sociales que pasan penurias y reciben asistencia especial del organismo constituyen otro indicador de los niveles de extrema pobreza: entre junio de 1991 y junio de 1996, la Oficina de Trabajo de la UNRWA en el Líbano prestó servicios a la proporción más alta de dichas familias que iban del 11,8% al 10% de la población comparados con proporciones generales del organismo de 6,7% y 5,4%. En general, sólo los hogares palestinos pequeños o familias con varios sueldos pueden mantener un nivel de vida aceptable. Con sólo el 18% de las familias que viven encima del nivel de pobreza, la brecha entre los grupos de ingresos más ricos y los más pobres es pequeña y oscila entre ingresos dos y seis veces mayores para los primeros. La expansión de la pobreza no ha sido acompañada por un correspondiente aumento del desempleo lo que indica la elevada incidencia del subempleo o desempleo encubierto. La mayoría de los palestinos puede acceder sólo a trabajos temporales y el ingreso individual promedio (44 US$) es una cuarta parte del salario mínimo obligatorio en el Líbano (161 US$) mientras que el ingreso promedio de las familias (228 US$) está por debajo de la línea de pobreza.6 La proporción de hombres adultos que trabajan permaneció relativamente estable entre 1988 y 1996 mientras que hay un marcado aumento en la proporción de mujeres y niños palestinos que ingresan a la fuerza laboral.7 (Cuadro 2). En ocho años, la proporción de trabajo infantil se ha duplicado y de ella, una cuarta parte se estima que es realizada por niñas.8 En el mismo período, la proporción de mujeres que trabajan se ha triplicado de 5% a 16%. En promedio, los ingresos de las mujeres son irrisorios siendo que el 69% de los hogares con mujeres a la cabeza obtienen ingresos menores al salario mínimo comparado con el 24% de todos los hogares palestinos (Cuadro 3).9

Cuadro 2.

Tendencias en empleo/trabajo


 

1988

1992

1996

hombres

43%

37%

41%

mujeres

5%

8%

16%

niños

7%

-

16%

Cuadro 3.

Ingresos en hogares encabezados por mujeres


 

Hogares con

Jefa mujer

Todas las

familias

Salario mínimo ($161)

69%

24%

Por debajo del salario mínimo a $352

29%

54%

$353 a $642

2%

18%

$643 y más

0%

3%

Total

100%

100%

Las ONGs y UNRWA coordinan sus esfuerzos para fomentar el entrenamiento y la generación de ingresos. Se estima que más del 40% de las mujeres palestinas han cursado enseñanza vocacional y que la mitad de las que trabajan en la actualidad han sido educadas. Sin embargo, sólo el 29% logra obtener ingresos mayores al salario mínimo, incluyendo a las mujeres con educación universitaria.10 Evidentemente, estos programas no son capaces de combatir a la pobreza en ausencia de las mínimas garantías de los derechos civiles. El dilema de los palestinos es que la obtención de estos derechos está condicionada por la existencia de un ambiente político que le asegure al Líbano que, en su momento, la comunidad internacional tiene la intención de respetar y proteger los derechos de repatriación de los refugiados palestinos y su identidad nacional.

Protección social y los servicios de UNRWA

La Cumbre Mundial para el Desarrollo Social solicitó "mayores mecanismos internacionales para suministrar asistencia humanitaria y financiera a los refugiados y sus países receptores". La UNRWA es el arquetipo de dichos mecanismos y su desaparición socavaría la credibilidad de las estrategias internacionales para erradicar la pobreza. Pero, cumpliendo con la solicitud de su mayor donante, los EUA, la UNRWA ha tomado medidas concretas para la eventual suspensión de sus actividades, tales como la inclusión de las indemnizaciones por despido para su personal en el presupuesto del bienio 1996-1997. Los refugiados palestinos, sin Estado y sin recursos económicos, perderían su única fuente de protección social. Sólo a nivel socioeconómico, ello significaría una inmensa carga sobre los países receptores, especialmente sobre el Líbano donde los refugiados equivalen a la décima parte de la población. El efecto de los recortes actuales en los servicios educativos, sanitarios y auxiliares ya son una señal de los dramáticos cambios que podrán esperarse.

¿Salud ambiental?

Después de su llegada al Líbano en 1948, los refugiados palestinos fueron distribuidos entre 15 campos de refugiados ubicados en extensiones de tierra arrendada por la UNRWA. Desde entonces, tres campos fueron destruidos y otros cuatro gravemente dañados como consecuencia de ataques israelíes o debido al conflicto interno del país. Entre 1974 y 1987, cerca de las dos terceras partes de la población palestina había sido desplazada a la fuerza por lo menos una vez y más de 35.000 personas se quedaron sin hogar permanentemente. Las consecuencias de este trastorno habrían de repercutir en todos los aspectos de la vida cotidiana palestina, incluyendo el estado de la vivienda, el acceso a los servicios básicos adecuados, los niveles de enseñanza y la productividad económica.

Una evaluación de la OMS en 1991 expresaba que "casi todos los campos palestinos tuvieron serios problemas relacionados con la cantidad, la calidad, la distribución y la interrupción del suministro de agua"11 y que por lo tanto, "las conexiones de vivienda no planificadas" habían elevado el riesgo de contaminación. En ocho de los doce campos, la cantidad de agua contratada por UNRWA no había cambiado desde la década de los cincuenta y el 17% de los habitantes de los campos todavía dependían de las canillas públicas de agua para su suministro diario. Además, "el saneamiento y la eliminación de los excrementos en el lugar representa una amenaza para la salud pública en la mayoría de los campos"12. El debido al crecimiento demográfico dentro de la zona cerrada del campo y el aumento del consumo de agua, junto con la falta de mejoras en el sistema de saneamiento han sobrecargado las cloacas existentes lo que ha llevado a que se desborden aguas servidas hacia las calles y caminos. Con respecto a los residuos sólidos, son vertidos en puntos de recolección sin cubrir lo que causa una importante infección debido a insectos y roedores.

A mediados de 1995, UNRWA obtuvo fondos (cerca del 17% de su presupuesto) para reparar la infraestructura de los campos pero los proyectos de salud ambiental no pueden prestarse a los palestinos que vivan fuera de los campos administrados por UNRWA. Por lo tanto, la disponibilidad de los servicios esenciales seguirá siendo una causa importante de preocupación ya que el 23% de los hogares no tiene acceso al suministro público de agua, 42% no tienen conexión a la red de saneamiento público y el 23% utilizan caños de alcantarillado abiertos. En las aglomeraciones de palestinos desplazados de los campos, el 16,7% de las viviendas están construidas con barro y madera, y el 10,2% están construidas con hierro corrugado.13

La vivienda

El tema de la vivienda para los palestinos que residen en el Líbano es altamente polémico ya que provoca invariablemente el temor libanés de la reubicación permanente de los refugiados en su país. Antes de que surgiera la situación de conflicto interno, las fuerzas de seguridad libanesas aplicaron estrictamente las medidas que prohibían la expansión horizontal y vertical de los campos de palestinos. Estas medidas fueron reestablecidas después del retorno de la paz civil, aunque la población se ha triplicado desde su llegada al Líbano y en el interín, ha perdido una quinta parte de las zonas dedicadas a los campos. En 1993, el UNRWA declaró que las «familias palestinas desplazadas por los años de lucha todavía vivían en condiciones intolerables fuera de los campos, con frecuencia ocupando ilegalmente edificios dañados o sin terminar, sin las comodidades elementales como agua corriente potable, electricidad o una adecuada infraestructura sanitaria. El problema de su reubicación se tornó urgente después de la decisión del Gobierno de reasentar a los libaneses desplazados lo que incluía el desalojo de los ocupantes ilegales desplazados».15 Para 1995, por lo menos 1.127 familias desplazadas (aproximadamente 6.000 personas) habían sido desalojadas de ocho puntos de ocupación ilegal. Las autoridades libanesas pagaron una indemnización, pero rechazaron toda propuesta de parte de la comunidad palestina para resolver el grave problema del desplazamiento y el hacinamiento de los campos. La reconstrucción de los campos destruidos no sería permitida ni serían sustituidos por otros lugares y la prohibición sobre la expansión de las zonas de campo existentes habría de continuar. Las autoridades también informaron a la UNRWA que los dos campos en la zona de Beirut con 20.000 habitantes se demolerían eventualmente dentro del contexto de los proyectos de reconstrucción en curso en la capital libanesa.

Educación

A través de sus escuelas primarias y secundarias, UNRWA ha prestado una contribución invalorable a la educación de los refugiados palestinos, que han gozado de niveles de enseñanza más altos que los que prevalecen en la mayoría de los países árabes. La educación equivale al 47% del presupuesto operativo del Organismo y desde la década de los sesenta, fue uno de los primeros sistemas escolares en el Medio Oriente que consiguió una inscripción equitativa de niños y niñas. Ello se demuestra mejor con las tasas de alfabetización entre las mujeres. En el Líbano, la incidencia del analfabetismo y semi-analfabetismo ha disminuido del 78% entre las mujeres palestinas entre las edades de 45 y 60 años al 13% entre las mujeres jóvenes de 15 a 19 años.16 No obstante, los niveles educativos de los refugiados palestinos revelan señales de erosión con cambios claros en el Líbano donde la asistencia a las escuelas primarias y secundarias es del 61% comparada con el 82% de asistencia de todos los refugiados palestinos (Cuadro 4).17 De esta manera, a pesar de la disponibilidad de la enseñanza gratuita de UNRWA, hay un creciente número de niños que no van a la escuela. La información aparecida en 1996 reveló que sólo una tercera parte de los niños con edades entre 10 y 14 años han asistido alguna vez a la escuela y que ninguno ha asistido al nivel secundario. Asimismo, los jóvenes en el grupo de mayor edad revelan una asistencia a la escuela primaria del 50% pero con tasas reducidas de asistencia al nivel de enseñanza secundaria (17%) en comparación con sus pares mayores de 20 a 25 años (24%).18

Cuadro 4.

Tasas de matriculación escolar


 

Primaria

 

Preparatoria

 

Secundaria

 

Educación profesional y superior

Año

Líbano

Todos los Refugiados

Líbano

Todos los Refugiados

Líbano

Todos los Refugiados

Líbano

Todos los Refugiados

89-90

67%

93%

68%

81%

28%

33%

5%

3%

93-94

62%

88%

60%

85%

11%

35%

4%

4%

94-95

62%

82%

61%

83%

15%

28%

4%

4%

La disminución en la asistencia a las escuelas se da junto a una creciente incidencia del abandono escolar prematuro. Aunque las tasas de abandono de UNRWA entre 1990 y 1994 disminuyeron en el nivel primario de 7,7% a 5,9%, crecieron en el nivel secundario de 14% a 16% principalmente debido al aumento del abandono femenino de 13% a 17,3%. Estas tasas son las más altas en todos los campos de UNRWA y casi duplican la proporción general del Organismo de 2,5% y 9,1% respectivamente.19 Varias investigaciones indican que las verdaderas tasas de abandono entre los palestinos son mucho más altas en el Líbano, afectando al 22% de la población en edad escolar y al 33% de las niñas que asisten a la enseñanza secundaria. La interrupción de la asistencia a las escuelas durante los largos años de conflicto y desplazamiento ocurre cuando el 50% de las escuelas funcionan en doble turno, y cuando el 43% estén localizadas en construcciones inadecuadas que no incentivan a los niños a volver a ella. De acuerdo al personal de enseñanza de UNRWA, se instruye a las escuelas para que obtengan una tasa de éxito del 80% al final del año académico, y muchos alumnos son promovidos al año siguiente sin tener en cuenta su verdadero rendimiento.

En el nivel secundario, la pobreza es la mayor causa de la disminución de las tasas de inscripción del 28% en 1990 al 15% en 1995. El elevado costo de la enseñanza privada en el Líbano junto con la terminación de las escuelas secundarias y los fondos para las becas de la OLP, significa que pocos jóvenes palestinos pueden gozar del privilegio de extender su educación hacia los niveles terciarios y técnicos. En 1993, UNRWA tomó el paso excepcional de abrir una escuela secundaria en el Líbano con planes pendientes de abrir otros dos establecimientos similares. Aunque aceptó apenas una décima parte de las solicitudes de ingreso, el Organismo se ha convertido en el centro principal de enseñanza avanzada para los refugiados palestinos del Líbano, lo que incluye la enseñanza vocacional y unas pocas becas universitarias. La fuerte competencia y el tamaño limitado del programa han sido perjudiciales para las mujeres resultando en una muy baja participación femenina de 4% de los alumnos vocacionales y 33% de los receptores de becas universitarias.

La búsqueda de soluciones fundamentales resulta afectada por la distribución desequilibrada del presupuesto. El gasto de UNRWA en la enseñanza en el Líbano es menor que en otras áreas. Entre 1994 y 1995, su presupuesto de enseñanza en Siria y Jordania creció respectivamente 6% y 9% pero siguió siendo el mismo en el Líbano, a pesar de un aumento del 4% en la inscripción estudiantil, y las excepcionales circunstancias del contexto libanés. Entre 1992 y 1995, hubo una disminución del 40% en los alumnos del programa de magisterio de la UNRWA/UNESCO cuyo objetivo es el de elevar y uniformizar la calificación profesional y en 1996, el Organismo suspendió la contratación de maestros con educación universitaria.

Salud

En orden de importancia, los servicios de atención sanitaria para los palestinos del Líbano los prestan la UNRWA, UNICEF, la Sociedad Palestina de la Creciente Luna (PRCS) y varias ONGs. Los servicios sanitarios disponibles son, atención sanitaria primaria y preventiva, prevención y control de enfermedades, salud materna e infantil y planificación familiar. Se estima que la esperanza de vida llega a los 72 años para los hombres y los 76 para las mujeres.20 Dado que los palestinos, incluso aquellos que tienen permisos de trabajo, no pueden beneficiarse del sistema de salud público libanés, la hospitalización y la atención especializada es uno de los mayores problemas que enfrenta la comunidad. PRCS administra a varios hospitales pero sus fondos han sufrido grandes reducciones por la OLP desde 1991, tiene falta de suministros y equipos y proyecta una reducción de personal del 30% para 1997. La UNRWA cubre costos parciales de la hospitalización requerida por el «tratamiento especializado de emergencia para salvar vidas» mediante convenios contractuales con nueve hospitales privados y dos instituciones de salud mental. En 1995, los palestinos en el Líbano constituyeron las dos terceras partes de los pacientes que fueron asistidos por la totalidad del Organismo en este programa.

Sin embargo, los pacientes realizan pagos adicionales que oscilan entre el 50 y al 75% para cirugías y tratamientos que pueden costar un promedio de 5 a 10 mil dólares, lo que conduce al endeudamiento de largo plazo para la mayoría de las familias palestinas.

En el contexto de la atención sanitaria maternal e infantil, las clínicas existentes parecen cubrir una proporción importante de las necesidades de la comunidad, siendo las tasas de mortalidad infantil de 30-40/mil y la tasa de mortalidad en niños mayores de 48,9/mil. La cantidad de mujeres embarazadas, bebés y niños controlados por las clínicas de UNRWA es proporcionada a la incidencia anual de nacimientos entre la población de refugiados palestinos. La mayor parte de los nacimientos son asistidos por profesionales, el 55% ocurren en clínicas de ONG y el 20% en clínicas privadas contratadas por UNRWA. Sólo el 1,4% de los nacimientos dependen de parteras sin registrar.21

La tasa de fertilidad de la comunidad palestina en el Líbano, con 4,1 por mujer, se estima que está disminuyendo debido a los niveles más altos de educación, así como a factores financieros y relacionados con la guerra. Las tasas promedio de nacimientos han disminuido de 7,1 en mujeres analfabetas a 2,6 entre las mujeres con enseñanza secundaria.22 No obstante, un reciente muestreo aleatorio revela que el 66% de las mujeres casadas han parido entre 6 y 16 veces y que el 20% se embarazó en la adolescencia. Dos tercios de los embarazos consiguientes ocurrieron mientras las mujeres todavía estaban cuidando a un bebé. La tasa promedio de abortos naturales fue 1 por mujer, siendo que el 22% había tenido abortos entre 2 y 11 veces. Además, casi el 20% había dado a luz a niños muertos.23 Demostraron tener un conocimiento limitado de su condición fisiológica dado que los largos años de guerra han conducido al descuido de los programas de salud reproductiva en los campos palestinos del Líbano. Recién en 1993 la UNRWA estableció un programa de planificación familiar y desde entonces, presta servicios al 4% de las mujeres palestinas en edad de reproducción. La conciencia comunitaria de los temas de la salud reproductiva continúa siendo muy baja y refleja en sí misma la incapacidad de la mujer para disminuir y evitar los resultados de un modo de vida cada vez más intenso y exigente.

Similar a las tendencias mundiales, el efecto de la pobreza sobre la mujer es profundo especialmente dado que una quinta parte de las familias palestinas consisten de hogares encabezados por mujeres. Se estima que cerca de dos terceras partes de la fuerza laboral femenina está compuesta por mujeres con hijos y 40% son las jefas de sus hogares. Los subsidios de la OLP para las familias indigentes, especialmente para las viudas, son irregulares y con frecuencia son suspendidos durante largo tiempo. Se estima que la asistencia social por parte de la UNRWA y las ONG sólo cubren el 20% de los hogares con mujeres a la cabeza. A medida que crecen los obstáculos económicos, las mujeres más jóvenes se vuelven menos educadas y menos calificadas pero la edad promedio de casamiento va en aumento y una cuarta parte de los hogares encabezados por mujeres son familias llevadas adelante por mujeres solteras. Estas tendencias subrayan el hecho de que las mujeres de todos los estados civiles y edades sobrellevan mayores cargas a la vez que están menos equipadas y con menor acceso a los pocos sistemas de apoyo adecuados.

Estrategia de erradicación de la pobreza

El plan de acción para erradicar la pobreza formulado en la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social exige estrategias integradas, un acceso mejorado a los recursos y la infraestructura productivos, cobertura de las necesidades humanas elementales, aumento de la protección social y la reducción de la vulnerabilidad. El caso de los refugiados palestinos demuestra que se está dando una evolución en el sentido contrario. En la actualidad, el enfoque verticalista que se ha adoptado en los niveles internacionales y regionales en el marco de la negociación de paz del Medio Oriente, adhiere a la oposición israelí contra los derechos palestinos. Conlleva a la eliminación de las aspiraciones palestinas de contar con mejores condiciones de vida, enseñanza, y salud, además de la aspiración de autosuficiencia y derechos humanos.

La declaración de Copenhague también exige a todos los interesados «la creación de condiciones globales que permitan la repatriación voluntaria de los refugiados con seguridad y dignidad», de acuerdo a la Declaración Internacional de los Derechos Humanos. Esto también está expresado en el mandato de la UNRWA que afirma que el organismo no será desmantelado hasta que la resolución 194 de la ONU sea realizada. También es fortalecida por el reconocimiento de las Naciones Unidas del derecho al retorno como un derecho nacional inalienable de los refugiados palestinos (UNGA Res. 3236, 1974). La refutación de estos derechos y garantías socavaría la credibilidad de los compromisos internacionales y la legitimación internacional. Sería un precedente que amenazaría muchos avances mundiales en relación a los derechos humanos y al desarrollo sustentable.

Aparte de los esfuerzos coordinados de un grupo de ONG, cuyos presupuestos acumulados no exceden los tres millones de dólares, no han sido formulados planes de acción para reducir y eliminar la pobreza de los refugiados palestinos por parte de alguno de los interesados: la OLP, la UNRWA o el gobierno receptor. La vulnerabilidad de la comunidad se ve agravada por la negligencia excesiva en la recolección de información, lo que minimiza la gravedad de su necesidad, negándole el acceso a programas disponibles de erradicación de la pobreza y obstaculizando la elaboración de iniciativas de autoayuda. Esto se ve exacerbado por la ausencia de mecanismos participativos entre la comunidad y la UNRWA en la realización de las políticas, la elaboración y evaluación de los programas, así como los medios para facilitar las restricciones del país receptor.

Ante los obstáculos y los cambios existentes, las ONG que trabajan con los refugiados palestinos, han hecho campañas y cabildeo así como proyectos de investigación para difundir información y explorar los métodos para detener la degradación de las condiciones de los refugiados palestinos. Las campañas para preservar a la UNRWA y mejorar sus servicios se encuentran entre sus prioridades. También buscan aumentar la participación de otros organismos de las Naciones Unidas y sus vínculos con la comunidad. Estos son los requisitos mínimos exigidos para lanzar estrategias la pobreza y habiliten a los refugiados palestinos para comenzar iniciativas de independencia que mejoren sus oportunidades económicas.

Notas

1 La distribución de la población registrada de refugiados palestinos es la siguiente: 352.668 en Líbano; 347.391 en Siria; 1:358.706 en Jordania; 532.438 en Cisjordania; y 716.930 en Gaza.

2 Informe del Comisionado General de la UNRWA; Actas Oficiales de la Asamblea General, Sesión Cuarenta y Ocho, Suplemento Nº 13 (A/48/13).

3 Haddad, Antoine, Poverty in Lebanon; E/ESCWA/SD/1995/8/Add.2; Naciones Unidas; Resumen Ejecutivo, p. 1.

4 Op. cit., Executive Summary, p.1.

5 Tabari, Samia & Zakharia, Leila; información compilada para un estudio de investigación sobre las mujeres palestinas en el Líbano, que será publicado en 1997.

6 Al Madi, Yussef Haidar, Palestinian Refugees in Camps and Communities in Lebanon, UNICEF & PLO Bureau of Statistics, octubre 1996, p. 84 (versión en árabe).

7 Compilada de varios estudios distintos conducidos por UNICEF y la OLP entre 1988 y 1996.

8 Shaaban, Hussein; Palestinian Children in the Labor Market (en Líbano); UNICEF, octubre 1996, p. 45 (versión en árabe).

9 Tabari, Samia y Zakharia, Leila: Palestinian Women In Lebanon: Health, Work Opportunities and Attitudes; Centre for Lebanese Studies, Oxford; agosto 1996, p. 26 & 29.

10 Ibid., p. 26.

11 Informe del Comisionado General de UNRWA; Actas Oficiales de la Asamblea General, Sesión Cincuenta y Uno, Suplemento Nº 13 (A/51/13), p.10.

12 El Sharkawi, Dr. Fahmi H.; Assessment of the Environmental Health Conditions in Palestine Refugee Camps in Lebanon Field, abril-junio 1991; Oficina Regional de la OMS para el Mediterráneo Oriental; p. 5.

13 Ibid., p. 7.

14 Al Madi, Yussef Haidar, Palestinian Refugees in Camps and Communities in Lebanon, UNICEF & PLO Bureau of Statistics, octubre 1996, p. 52 (versión en árabe).

15 Informe del Comisionado General de UNRWA; Actas Oficiales de la Asamblea General, Sesión Cuarenta y Ocho, Suplemento Nº 13 (A/48/13), p. 18.

16 Tabari, Samia y Zakharia, Leila: información que se publicará en 1997.

17 Statistical Yearbooks 1989-90, 1993-94, 1994-95, Dept. of Education, UNRWA Headquarters, Amman.

18 Al Madi, Yussef Haidar, Palestinian Refugees in camps and communities in Lebanon, UNICEF & PLO Bureau of Statistics, octubre 1996, (versión en árabe).

19 Op. cit.

20 Al Madi, Yussef Haidar, Palestinian Refugees in camps and communities in Lebanon, UNICEF & PLO Bureau of Statistics, octubre 1996, p. 59, (versión en árabe).

21 Ibid, p. 67.

22 Ibid, p. 73.

23 Tabari, Samia & Zakharia, Leila; Palestinian Women in Lebanon: Health, Work Opportunities and Attitudes; Centre for Lebanese Studies, Oxford; agosto 1996, p. 3 a 16.