Egipto: Igual que en Túnez, la Constitución debe ser el primer paso

Manifestación en la Plaza Tahrir,
en enero. (Foto: EACPE)

Fuentes

Asociación Egipcia para el Fomento de la Participación Comunitaria

Magharebia.com

Instituto Cairo para Estudios de Derechos Humanos 

Veinte organizaciones de la sociedad civil egipcia recomiendan el ejemplo de Túnez: priorizar la redacción de la Constitución que regirá "las instituciones de un régimen democrático", lo cual implicaría postergar la celebración de las elecciones parlamentarias y presidenciales previstas para septiembre.

“Poner en primer lugar la [elaboración de una nueva] Constitución es un paso lógico, tomando en cuenta el reconocimiento militar a la legitimidad de la revolución, la caída del antiguo régimen y el colapso de sus bases constitucionales”, advirtieron en una carta al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas esas organizaciones, entre las que figura la Asociación Egipcia para el Fomento de la Participación Comunitaria (EACPE, por sus siglas en inglés, punto nacional focal de Social Watch).

"La insistencia en poner la carreta delante de los bueyes –es decir, la insistencia en la elección de un parlamento basada sobre la Constitución del antiguo régimen antes de redactar la del nuevo orden– permitirá a los partidos que ganen las elecciones parlamentarias y presidenciales gestionar la redacción de una acorde con sus propios y estrechos intereses", agregaron los grupos.

La semana pasada, tras alcanzar un acuerdo entre los partidos políticos, el gobierno interino que encabeza en Túnez el primer ministro Béji Caid Essebsi pospuso las primeras elecciones democráticas desde la caída del ex dictador Zine el-Abidine Ben Ali del  24 de julio para el 23 de octubre. Las elecciones egipcias están previstas para septiembre.

"Básicamente, teníamos dos opciones: celebrar las elecciones [para una nueva Asamblea Constituyente] el 24 de julio bajo la supervisión del Ministerio del Interior o postergarlas para el 23 de octubre, de modo de asegurarnos de celebrarlas de manera libre y transparente", declaró el primer ministro, según Monia Ghanmi, periodista de Magharebia.

Con su exhortación, las organizaciones no gubernamentales egipcias se hacen eco de las convocatorias de varios partidos políticos y grupos juveniles que en un comunicado apoyaron el modelo tunecino de transición y convocaron a que se redacte la nueva Constitución antes de las elecciones parlamentarias y presidenciales, explicó el periodista Issandr El Amrani en su blog del periódico británico The Guardian.

Este es el texto, publicado el pasado jueves, de la declaración firmada por las organizaciones de la sociedad civil egipcia:

9 de junio de 2011
Tras las huellas de la revolución de Túnez: la Constitución antes que nada

Las organizaciones de derechos humanos abajo firmantes llaman al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas para que se involucre de manera constructiva en las demandas de las fuerzas revolucionarias a efectos de que reconsidere la agenda de la fase de transición, y que le dé prioridad a la elaboración de una nueva Constitución para el país, cuyas disposiciones regirán las instituciones de un régimen democrático. La [redacción de la] Constitución debe ser seguida por elecciones presidenciales y parlamentarias en conformidad con las nuevas normas.

Las organizaciones abajo firmantes creemos que poner en primer lugar la Constitución es un paso lógico, tomando en cuenta el reconocimiento militar a la legitimidad de la revolución, la caída del antiguo régimen y el colapso de sus bases constitucionales. Un nuevo régimen debe ocupar su lugar, y sus instituciones y las relaciones entre ellas deben basarse sobre una nueva Constitución. Tal Constitución debe ser redactada primero, de modo de que no se construyan las nuevas instituciones de conformidad con las normas del antiguo régimen. Ahora que se le ha dado una nueva vida la Constitución de 1971, eso equivaldría a revivir el antiguo régimen.

Puede parecer que el curso enunciado ahora sea más congruente con los deseos de las fuerzas armadas –y también con los de la mayoría de los egipcios– para que el ejército regrese a los cuarteles lo antes posible y entregue el gobierno del país a una autoridad civil electa, fomentando así el retorno de la estabilidad política, de la producción y del desarrollo. Sin embargo, creemos que cronograma actual amenaza con conducir al país a un largo período de inestabilidad, que retrasará el retorno de los militares a los cuarteles, con negativas consecuencias para la economía egipcia.

La insistencia en poner la carreta delante de los bueyes –es decir, la insistencia en la elección de un parlamento basada sobre la Constitución del antiguo régimen antes de redactar la del nuevo orden– permitirá a los partidos que ganen las elecciones parlamentarias y presidenciales gestionar la redacción de una acorde con sus propios y estrechos intereses. Pueden esperarse presiones del próximo presidente para mantener la mayor parte de los poderes imperiales que le confiere la vieja Constitución. De la misma manera, los miembros electos de la Shura (Consejo Consultivo), a cargo de redactar la nueva, se opondrán sin duda a cualquier intento de una Asamblea Constituyente de abolir la Cámara Alta que los eligió apenas hace unas semanas. Del mismo modo, los nuevos miembros del parlamento, quienes serán parte de la Asamblea Constituyente y fueron elegidos en representación de trabajadores o agricultores, se resistirán a las propuestas de suprimir los cupos por los que se les asignaron sus escaños.

Si asumimos, por ejemplo, que la Asamblea Constituyente sea inmune a este tipo de presiones, el referéndum sobre la Constitución aún requerirá de nuevas elecciones parlamentarias y presidenciales, en caso de que la nueva carta política, por ejemplo, adopte un sistema parlamentario en lugar de uno presidencial, o de que suprima las cuotas de trabajadores y agricultores en el parlamento, o que anule la Shura y establezca sistema unicameral.

Se puede argumentar que la demanda de contar antes que nada con una nueva Constitución viola la voluntad de los egipcios, la mayoría de los cuales (77,2%), votaron en el referéndum acerca de las enmiendas constitucionales para la agenda de transición que contiene éstas enmiendas.
Sin embargo, las organizaciones abajo firmantes desean señalar que el tema del referéndum estuvo limitado a nueve artículos de la Constitución de 1971, luego de que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas sorprendió, tanto a los partidarios como a los adversarios de las enmiendas, aboliendo la Constitución de 1971 por completo –la misma Constitución cuyas enmiendas habían sido presentadas apenas antes en un referéndum– y las enmiendas fueron anexadas en una declaración constitucional de 63 artículos, los cuales se promulgaron sin un referéndum popular o incluso sin ningún tipo de discusión pública. Según numerosos juristas, esto representa el resultado del discutible referéndum. Por otra parte, la declaración constitucional en sí misma no adhirió al texto de las enmiendas presentada antes de la consulta popular, introduciendo un cambio fundamental en el artículo 189, incluido como el artículo 60 de la declaración constitucional.

Quienes actualmente administran los asuntos del país han abandonado, en muchos casos, la transparencia, y se abstuvieron de participar en la gestión de esta tan delicada fase de transición. Esto es especialmente evidente en la ausencia de un debate social genuino sobre los temas urgentes para la democratización, y en particular sobre la legislación promulgada en el período de transición. La ley de partidos políticos, la ley sobre ejercicio de los derechos políticos, y la ley que penaliza las huelgas se han emitido sin la menor consulta a la sociedad, a los partidos y a la sociedad civil, y estas normas todavía son objeto de amplias críticas debido a su impacto negativo en el período de transición y en la democratización.

Por último, las organizaciones abajo firmantes subrayan que la demanda de una nueva Constitución antes que nada corregirá el rumbo político, pues ubica la transición democrática en un rumbo lógico y natural. Es la Constitución, después de todo, la que establece las bases de las instituciones constitucionales, sus sistemas electorales, y la relación entre ellas. No lo contrario.

La revolución de Túnez, de hecho, ha adoptado este curso natural empezando por instaurar una Asamblea Constituyente para que redacte una carta política que incorpore los objetivos y aspiraciones de la revolución, la cual regulará el nuevo sistema de gobierno. El mismo curso también fue aprobado, recientemente, por las fuerzas revolucionarias en Yemen. Tunecinos y yemenitas han puesto los bueyes en su lugar: antes de la carreta.

Organizaciones firmantes:
Instituto de El Cairo para Estudios de Derechos Humanos, Alianza para las Mujeres Árabes, Instituto Andaluz para la Tolerancia y los Estudios contra la Violencia, Organización Árabe para la Reforma Penal, Centro de El Cairo para el Desarrollo, Centro de la Fundación de Asistencia Jurídica a Mujeres Egipcias, Centro de Servicios para Sindicatos y Trabajadores, Solidaridad Copta, Asociación Egipcia para el Fomento de la Participación Comunitaria, Asociación Egipcia para el Desarrollo Familiar, Centro Egipcio para los Derechos Económicos y Sociales, Foro para la Mujer en Desarrollo, Centro Habi para los Derechos Ambientales), Instituto Helwan para el Desarrollo de la Sociedad-Bashayer, Asociación de Derechos Humanos para la Asistencia a los Prisioneros, Asociación Madre por los Derechos y elDesarrollo), Nazra de Estudios Feministas, Fundación Nueva Mujer, Fundación Sahm El Theqa para el Desarrollo, Foro de la Mujer y la Memoria.