Mirjam van Reisen: Eritrea, la Corea del Norte africana

Mirjam van Reisen

La Unión Europea (UE) debería cambiar su política hacia Eritrea, dijo Mirjam van Reisen, profesora de Responsabilidad Social Internacional de la Universidad de Tilburg. La población del país africano estaría mejor si la UE cambiara el destino del aporte económico previsto para el gobierno a la vivienda y la educación de los refugiados eritreos en Sudán, Sudán del Sur, Libia, Egipto y Yemen, agregó Van Reisen, también fundadora y directora de Asesores de Política Exterior Europea (EEPA).

“Es claro que Eritrea carece de democracia. Ni siquiera tiene un parlamento que sesione. La constitución nunca entró en vigor. El gobierno se ha acostumbrado a cometer detenciones arbitrarias, perseguir personas por motivos religiosos y reprimir a la prensa”, escribió en una declaración Van Reisen, integrante del Comité Coordinador de Social Watch.

Lo que sigue es la declaración de Van Reisen:

La UE debe ayudar a los refugiados eritreos, no al dictador

¿La UE debe ayudar a un dictador inmisericorde o a los refugiados de su país? Creo que la respuesta es obvia.

Estamos hablando de Eritrea, la prisión al aire libre de África oriental. Este pequeño país de alrededor de seis millones de habitantes en la costa del mar Rojo es gobernado por el autócrata Isaias Afewerki desde su independencia en 1991. En una conferencia sobre cuestiones africanas realizada en La Haya el 29 de octubre, exhorté al comisario de Desarrollo de la UE, Andris Piebalgs, a reconsiderar su política respecto del gasto de decenas de millones de euros de su presupuesto para Eritrea.

Piebalgs ubicó la democracia en el centro de la Agenda para el Cambio, una comunicación sobre políticas que presentó el 13 de octubre dirigida a aumentar el impacto de la política de desarrollo de la UE. En sus primeras páginas, el documento enfatiza que:

-- “El apoyo presupuestario general de la UE debe vincularse con la situación en materia de gobernanza y con el diálogo político con el país aliado.”

Y:

-- “De atenuar un país su compromiso con los derechos humanos y con la democracia, la UE deberá fortalecer su cooperación con actores no estatales y autoridades locales y apelar a modalidades de ayuda que permitan a los pobres acceder al apoyo que necesitan.”

Ahora bien, Es claro que Eritrea carece de democracia. Ni siquiera tiene un parlamento que sesione. La constitución nunca entró en vigor. El gobierno se ha acostumbrado a cometer detenciones arbitrarias, perseguir personas por motivos religiosos y reprimir a la prensa.

Eritrea puede ser considerada la Corea del Norte de África. El presidente Isaias Afewerki es el jefe de Estado y líder del único partido político, el Frente para la Liberación del Pueblo de Eritrea. Afewerki no admite críticas. Nunca volvió a verse a diez ministros que pidieron un poco de democracia en septiembre de 2001.

Dawit Isaac es uno de los presos políticos más prominentes. Este escritor y periodista de nacionalidad sueco-eritrea está detenido desde septiembre de 2001, en el marco de una ola represiva contra la prensa privada en la que se clausuraron ocho periódicos independientes. Aunque nunca se le acusó penalmente, se encuentra, al parecer, en la cárcel de máxima seguridad en Embatkala, junto a otros 112 presos políticos, supuestamente por orden del presidente Afewerki. Se dice que esta prisión tiene uno de los regímenes de reclusión más duros del país. Se rumorea que Isaac sería liberado si la UE entrega sus subsidios al país, pero eso no ha sucedido aún.

La mayoría de los niños y niñas son enviados de la escuela al ejército. Oficialmente, deben cumplir un año en filas, pero en la práctica permanecen allí hasta que cumplen 15 o 16 años de edad. Las mujeres también deben servir en el ejército, y algunas son usadas como esclavas sexuales por los líderes.



Como consecuencia del sobredimensionamiento del ejército, quedan pocos hombres y mujeres en Eritrea para que funcione la sociedad civil o para que se inicien emprendimientos empresariales. La sociedad eritrea sufre escasez de fuerza de trabajo a causa de la prolongada guerra con Etiopía.

Esto explica la actual falta de agricultores en los campos y de alimentos. Para colmo, los expertos prevén una hambruna a causa de la sequía, al igual que en los países vecinos. Pero el dictador niega cualquier problema. Y no permite la recopilación de datos o la acción de organizaciones de asistencia, por lo cual sólo es posible adivinar cuántas personas mueren de inanición.

Abandonar el país es muy peligroso. Los campos minados y una policía de gatillo fácil convierten Eritrea en una prisión a campo abierto. Pero, a pesar de esos riesgos, Eritrea es uno de los tres países del mundo con mayor cantidad de refugiados por habitante.

Mientras, el Consejo de Seguridad de la ONU impuso en diciembre de 2009 sanciones contra Eritrea por su apoyo a grupos armados que impiden la pacificación y la reconciliación en Somalia. Tampoco retiró sus fuerzas tras los choques con Yibuti en junio de 2008. El Consejo de Seguridad aprobó un embargo de armas contra Eritrea, así como restricciones a los viajes y el congelamiento de los bienes de sus líderes políticos y militares.

El Parlamento Europeo llamó en septiembre último a suspender a Eritrea del Acuerdo de Cotonou, y a asegurarse de que la asistencia al desarrollo no beneficie al gobierno sino que apunte estrictamente a atender las necesidades de la población.

A pesar de este evidente déficit democrático, la UE reservó 122 millones de euros (172 millones de dólares) en un programa multianual para Eritrea. Decenas de millones de ese monto aún parecen disponibles. ¿Qué se ha implementado de este programa hasta ahora, y cómo?

La pregunta es: ¿este gasto fue illegal? Porque si millones de euros de la UE se gastaron en apoyar a un dictador, algunas reglas, por cierto, podrían haberse roto.

¿Qué hacer con el dinero que aún no se gastó en Eritrea? Creo que debería usarse en beneficio del pueblo, no del dictador.

La Comisión Europea tiene un papel especialmente importante aquí, porque no es cualquier donante. Aunque implementa 20 por ciento del esfuerzo de asistencia colectivo de la UE, la Comisión también actúa como coordinador y decidor de la asistencia de los 27 miembros del bloque.



Si la Comisión no gasta ese dinero, normalmente guarda el sobrante como ahorro. Pero recomiendo fuertemente a la UE que reconsidere esta práctica. Este dinero debe emplearse con un mejor objetivo, que redunda en el interés del bloque. Muchos refugiados eritreos siguen su camino a través del mar Mediterráneo o siguiendo otras rutas hacia Europa, donde pasan a radicarse como inmigrantes ilegales.

Por lo tanto, exhorto a la UE  a utilizar lo que le sobra del presupuesto de asistencia a Eritrea para:

a) Alojar a refugiados en Sudán, Sudán del Sur, Libia, Egipto y Yemen. Hoy, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados no puede lidiar con la gran cantidad de refugiados eritreos. Dadas las malas condiciones en esos países, muchos refugiados siguen más allá, y dejan su destino en manos de traficantes de personas. Algunos mueren atravesando el desierto o el mar Mediterráneo, algunos son secuestrados o extorsionados. Existen informes sobre víctimas de tráfico de órganos, en el que algunas fuentes consideran que participa el gobierno de Eritrea.

b) Educar a los jóvenes refugiados eritreos. La Comisión Europea podría también financiar becas para que asistan a universidades africanas. En los campamentos de refugiados, los niños y niñas crecen hoy sólo para alimentar otra generación perdida. Pero si son educados y bien capacitados, podrán algún día regresar a su patria y construir la infraestructura de una sociedad democrática y en funcionamiento pleno. Algún día, el presidente Afewerki morirá, lo cual abrirá una oportunidad para el cambio.

Parece difícil imaginar alternativas, como trabajar con actores no estatales dentro de Eritrea para ayudar a los pobres. Las organizaciones de asistencia dejaron el país una detrás de otra. Casi ninguna organización civil ni empresa funcionan al margen del ejército. El dictador ordenó que el país no necesita más de una organización civil para hombres, otra para mujeres y otra para jóvenes.



Gastar dinero en el gobierno eritreo me parece totalmente imposible. Por alguna razón, Eritrea ha logrado quedar fuera del foco de atención mundial, pero algún día el mundo se despertará y se aterrará por las violaciones masivas a los derechos humanos que allí se perpetran. Es claro que la situación no puede durar.

Para terminar, propongo que la Agenda para el Cambio de la Comisión Europea también sea una agenda para el cambio de Eritrea. Eso ayudaría realmente a quienes buscan refugio fuera del país, y aun más a quienes permanecen allí.

Source: EEPA