SENEGAL

La agricultura es la única respuesta

Social Watch Senegal1

Siendo el país más dependiente de África Occidental en lo referido a alimentos, Senegal se ve enfrentado a varios desafíos como resultado de las múltiples crisis globales – económica, financiera, medioambiental, energética y, por supuesto, alimentaria. Todas ellas redundan en un empeoramiento de la calidad de vida de sus ciudadanos – sobre todo en los sectores más vulnerables – porque repercuten sobre la escasa producción, la disminución de las importaciones y el alto precio de los productos básicos. Los planes del Gobierno no dan debida respuesta a las necesidades. La sociedad civil propone un retorno a la agricultura tradicional, debidamente incentivada y apoyada por el Estado.

En Senegal, la crisis alimentaria mundial causada por el aumento de la demanda – particularmente de cereales – en un contexto de baja de los rendimientos y de encarecimiento de los costos de la producción debido al alza en el precio del petróleo, generó motines en todo el país. El alto precio del petróleo y la mayor demanda de energía conspiraron contra la agricultura de subsistencia, en cuanto a superficie cultivada, por la producción caña de azúcar y maíz para biocombustibles (gasoil y etanol). La situación se vio agravada por los problemas causados por el cambio climático y la crisis financiera. Ésta se tradujo en una reducción de los montos de ayuda para el desarrollo y restricciones a las exportaciones en algunos países – por ejemplo, India –, que afectan especialmente a las capas más desamparadas de países subdesarrollados como Senegal.

Algunas consecuencias de la crisis – que en los países desarrollados golpean sobre el poder adquisitivo, más que sobre la disponibilidad de alimentos – son, en Senegal, la desnutrición y el éxodo masivo de las poblaciones hacia los centros urbanos. Además, la pobreza y el desempleo impactan negativamente en las posibilidades de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

El país, con más de un 53,9% de la población viviendo por debajo del umbral de pobreza, mantuvo muy bajo el nivel de acceso de las poblaciones a los servicios sociales básicos. Las capas más desfavorecidas en las zonas rurales y los suburbios de las grandes ciudades, junto con los niños, las mujeres y las personas mayores, son las más afectadas. Las medidas del Gobierno no fueron eficaces, ya que apenas facilitaron el acceso a una comida sana y en cantidad suficiente a los senegaleses que se encuentran muy cerca o por debajo del umbral de pobreza. Las medidas deberían tener como objetivo a las personas más desfavorecidas, las que tienen más necesidades ya que  en Senegal el presupuesto del Estado favorece a los ricos, a los asalariados y a los habitantes de las ciudades, teniendo, en particular,  subvenciones para la electricidad, el gas, el agua, el combustible. En los suburbios de las ciudades y en el campo hay familias que apenas pueden acceder a la comida.
                                                                                      
Algunos de los factores que más influyen en el agravamiento de la situación son:  

  1. Un sector agrícola que depende de las lluvias y que enfrenta la degradación de los suelos, la baja producción, la ausencia de políticas de desarrollo agrícola y la instauración de programas impopulares sin ninguna coherencia, tales como Vuelta a la Agricultura o Gran Ofensiva Agrícola para el Alimento y la Abundancia (GOANA), el escaso acceso a los insumos, al material agrícola y al crédito y la debilidad de las inversiones en el sector (por ejemplo, con el incumplimiento del compromiso de Maputo, según el cual el Estado concedería un 10% del presupuesto a la agricultura).                                                                                                           
  2. La dependencia alimentaria del país (Senegal es, per cápita, el país alimentariamente más dependiente de África Occidental). La producción local de arroz cubre apenas entre un 20% y un 30% de las necesidades; el trigo es 100% importado. La producción de cereales cubre menos del 50% de la demanda.
  3. La crisis medioambiental derivada del calentamiento global reduce la pesca en aguas senegalesas. La pesca es una importante fuente de recursos para el sector primario y uno de los principales suministros de proteínas para la población. De acuerdo a la Agencia Nacional de Estadística y Demografía, la escasez de algunas especies se tradujo en un aumento del 13,8% de los precios del pescado y otros productos de mar frescos.
  4. La total dependencia energética del país de las importaciones de petróleo y la producción de la SENELEC lo vuelve incapaz aún de garantizar un servicio eléctrico eficaz y económicamente accesible para los consumidores. Así, pese a sus potencialidades en energía renovable – al ser un país muy soleado –, la energía representa, a veces, el 50% del costo total de la producción.                                           
  5. Poblaciones y empresas enfrentan dificultades de acceso a la electricidad, cuyos precios han tenido varios aumentos. El sistema de facturación es muy criticado por los consumidores, hay cortes recurrentes que causan molestias en los hogares y el enlentecimiento de las actividades de producción artesanal e industrial. Todo esto condujo a la ola de levantamientos encabezados por imanes, sacerdotes y (más tarde) asociaciones de consumo y sindicatos de trabajadores.
  6. Con la crisis que conoce desde hace algún tiempo la Sociedad Africana de Refinado, el gas butano registra una escasez crónica en el mercado y se vende a precios inaccesibles para los consumidores quienes, además, deben hacer cola durante 24 o 48 horas ante los puntos de venta. 

 
Las medidas tomadas por el Gobierno:

  1. El programa GOANA tiene como objetivo la autosuficiencia alimentaria a partir de la producción de 2 millones de toneladas de maíz, 3 millones de toneladas de mandioca, 500.000 toneladas de arroz, 2 millones de toneladas de otros cereales como el mijo, el sorgo y el mijo fonio. Sin embargo este emprendimiento solitario del Gobierno que no asoció a los protagonistas de los distintos sectores agrícolas, o lo hizo muy escasamente, los retrasos en la instauración de los factores de producción (entre otros, semillas, abono y material agrícola), la intervención  de los cuadros de la administración y los comerciantes sobre las tierras y los insumos, no permitieron lograr los objetivos fijados a pesar del buen promedio de lluvias.
  2. La Organización, por parte del Gobierno, de una campaña de distribución de víveres y alimentos para el ganado, por un importe de CFA 10.000 millones (USD 22 millones), en las poblaciones rurales afectadas por la crisis.
  3. La renuncia, por parte del Estado, a derechos de aduana e impuestos de importaciones sobre algunos productos como el arroz y el gas butano subvencionados, aunque los efectos previstos hayan sido reducidos por la fuga de grandes cantidades de estos productos subvencionados vendidos en los países limítrofes por comerciantes deshonestos.
  4. La reducción de impuestos sobre los salarios de los trabajadores por CFA 6.000 millones (USD 13,2 millones) y la subvención de productos alimentarios por CFA 7.000 millones (USD 15,4 millones).

Sin embargo estas medidas son insuficientes por lo coyunturales, además de no ser duraderas, equitativas ni eficaces, ya que no alcanzaron a las capas más vulnerables. En su lugar, se imponen  inversiones sociales en infraestructura para mejorar el acceso de las poblaciones a los servicios sociales básicos (alimentación, agua, energía, educación, salud, hábitat) y reducir las desigualdades entre los sexos y entre los grupos étnicos.

El impacto en la salud
                                                                                                                          
Aunque la asistencia sanitaria primaria, la asistencia  de los riesgos vinculados al embarazo y la asistencia sanitaria de los ancianos registran avances, la crisis social y financiera golpeó al sector de la salud y generó, entre otras cosas, huelgas de personal, endeudamiento de los hospitales, cierre de algunos servicios de maternidad – en particular, en Dakar –, falta de personal calificado y puestos de salud cerrados o administrados por personal no médico. Hay un recrudecimiento de las enfermedades diarreicas y el paludismo. Han aparecido circuitos ilícitos de distribución de medicamentos (se falsifican 10% de los medicamentos en circulación en el país) a causa de la ausencia de textos legislativos adaptados a las realidades del momento y la ausencia de medios de disuasión.

El saneamiento es muy deficitario en todo el país. Las frecuentes inundaciones conllevan, a menudo, el desplazamiento y realojamiento de personas en lugares inadecuados (como escuelas y otros edificios públicos) que desarman el tejido social y cultural y agravan la situación sanitaria.

Un llamativo déficit de estaciones de purificación y una sobrecarga únicamente de la estación de Camberene, en Dakar, causan la contaminación de todas las playas y bahías de la capital que sirven de exutorios a las aguas sucias domésticas e industriales. Además posee un servicio público de recolección de basuras deteriorado.

Crisis y género

Senegal persiste en un modelo muy patriarcal que ha tenido escasos progresos en materia de relacionamiento mujeres/hombres. Sin embargo, para la aplicación de los instrumentos internacionales (cartas, convenios o declaraciones de principios firmadas y ratificadas) el Gobierno se ve obligado a colaborar con socios a los cuales se vincula por compromisos bilaterales o multilaterales. Pese a que instituciones como, entre otras, la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Africana, la Comunidad de Desarrollo de los Estados del África Occidental, la Organización Internacional de la Francofonía y los movimientos de la sociedad civil buscan la materialización de todos los acuerdos, la brecha entre el espíritu de los textos y la realidad nacional es grande.

La propuesta de la sociedad civil

Con la intención de encontrar una forma de acción directa sobre los factores endógenos de la actual situación, proponemos:

  1. Favorecer una gestión inclusiva en la concepción, la aplicación y el seguimiento de las políticas y programas de desarrollo económico y social, con respeto de los compromisos asumidos por cada parte.
  2. Estimular el regreso a la tierra, haciendo de la agricultura familiar el pilar del crecimiento en contraste con el agro-negocio, tal como se indica en el Documento de Estrategia de Reducción de la Pobreza. En cuanto a la seguridad y a la soberanía alimentarias, se pide la definición y la aplicación de una política agrícola (a mediano o largo plazo), con una amplia participación de los actores y un plan de financiación consecuente. El proceso de elaboración y aprobación de la ley de orientación Agros-sylvo Pastorale, cuya aplicación se ha demorado, podría ser una fuente de inspiración.
  3. Realizar una verdadera reforma de la propiedad de la tierra cuyo objetivo sea el restablecimiento de los derechos de los campesinos y las colectividades locales concediéndoles la propiedad plena y completa sobre la tierra que es su herramienta de trabajo fundamental. Es necesario romper el desequilibrio entre el medio urbano y el rural en lo que se refiere al derecho de propiedad reconocido por la Constitución.
  4. Modificar los modelos de consumo e inversión pública y privada.
  5. Valorizar la contribución de los senegaleses de la diáspora a través de la transformación de gran parte de las transferencias de dinero procedentes del extranjero en ahorro e inversiones.
  6. Garantizar un desarrollo geográfico equitativo y eficaz para aumentar el tamaño del mercado interno, fijar las poblaciones locales.
  7. Realizar una revolución cultural para cambiar verdaderamente la mentalidad de los campesinos de modo de lograr la aparición de agricultores modernos, lo que implica la erradicación del analfabetismo a través de la escolarización de todos los niños (varones y niñas) del medio rural en edad de escolarizarse, para darles los rudimentos necesarios para un control deliberado de su medio ambiente.
  8. Normalizar las concesiones mineras – en particular de metales preciosos – a efectos de prever, entre otras cosas, un proceso de consulta nacional y acciones previas de refuerzo de las capacidades de la administración y los protagonistas no oficiales locales (empresarios, sindicatos, ONGs y Organizaciones de Defensa de los Derechos Humanos) y una utilización juiciosa de las rentas que abastecen el presupuesto nacional y respetuosa del carácter no renovable del recurso.
  9. Mejorar la orientación social del marco institucional y reglamentario de la micro finanza y mejorar el resultado social de las Estructuras de Financiación Descentralizadas (SFD, por su sigla en francés).
  10. Promover la agricultura urbana y periurbana a través de la micro jardinería, que podría constituir una verdadera revolución verde en el medio urbano y periurbano y una fuente de desarrollo de actividades generadoras de rentas para las mujeres y de mejora de la alimentación y la nutrición de las familias, lo que contribuiría con la buena salud de las poblaciones vulnerables y en la lucha contra la pobreza.

 

El Grupo de Trabajo tuvo la adhesión de la Organización de Juventudes Panafricanas (OJP), miembro de la Coalición Africana de Jóvenes contra el Hambre (AYCAH).