Dos dimensiones: salud y género

Nora Castañeda; Calixto I. Avila
PROVEA; Frente Continental de Mujeres/CONG de M/CEM-UCV

En Venezuela existe un alto grado de inequidad social y de género que se ha agudizado con las medidas de ajuste, la reducción de los sectores medios de la población y el aumento de la pobreza. La rapidez con que se han comenzado a poner en marcha las políticas de salud derivadas del PAE contrasta con la lentitud para implementar convenios internacionales previamente suscritos en torno al derecho a la salud, lo cual evidencia la ausencia de voluntad política para cumplir con obligaciones de Estado en este campo. Por lo tanto, mientras no se haga realidad en las acciones, las medidas, leyes e iniciativas destinadas a corregir las desigualdades de género que el Consejo Nacional de la Mujer (CONAMU) ha impulsado, tenderán a convertirse en una dramática formalidad. Existen diversos programas, tanto de las ONG como de las OG para combatir la desigualdad de género. Estos programas se están plasmando, para su desarrollo, en el Plan Nacional de la Mujer diseñado con la participación de la Sociedad Civil. Preocupa, sin embargo, la no-participación de las ONG en el diseño de las políticas de ajuste, tanto económicas como sociales, dada la desigualdad entre los géneros, en el contexto de feminización de la pobreza y la administración de la misma por las mujeres.

El Ajuste Estructural y las políticas desalud

La transición hacia una economía de mercadoen Venezuela se venía gestando desde 1983 y se arraiga con lafirma de la Carta de Intención con el Fondo MonetarioInternacional (FMI) en 1989, instrumento que fija loslineamientos del Programa de Ajuste Estructural (PAE). Laprivatización y la descentralización se convierten en los ejesde las políticas de salud. La responsabilidad del Estado estraspasada a la población que solo tiene derecho a unaasistencia mínima si fracasan en satisfacer sus necesidades másacuciantes.

En 1989, la Fiscalía General de la Repúblicase refería a la crisis del sector en los siguientes términos:"... hay en efecto, crisis asistencial en el país,caracterizada por un progresivo deterioro, deficiente prestaciónde servicios en todas las áreas, malversación de recursos,manejo inadecuado de las infraestructuras donde funcionan loscentros hospitalarios, la aparición de enfermedades erradicadasen otros tiempos, condiciones de insalubridad en esasinstalaciones, falta de gerencia, falta de atención a losproblemas de personal, mal mantenimiento y muy poca conservaciónde costosos equipos y material médico-quirúrgico, así comoel deplorable estado de los laboratorios, insuficiencia deequipos y la falta de una adecuada medicina preventiva en elpaís" (Fiscalia general de la Republica: En defensadel ciudadano. Caracas, 1989. pág. 53.).

Ya desde antes los indicadores de salud veníandesmejorando al compás de políticas que habían abandonado elénfasis preventivo. Lejos de detener esta caída, el PAE laaceleró por la vía de la privatización. Se comienza a hablarentonces de "socialización","cogestión administrativa", "semi-privatización"identificando un proceso mediante el cual, a partir de 1990, seempezó a entregar instalaciones hospitalarias, en calidad decomodato, a médicos, bioanalistas y odontólogos que prestabansus servicios desde el sector privado.

A partir de 1991 el Presidente de la Repúblicanombra a la Comisionada Especial para llevar a cabo el PlanPiloto de la "Moderna Gestión Hospitalaria" yse crea la Comisión de Reestructuración Hospitalaria. Comoprimer paso hacia la privatización abierta se inicia la "reestructuración"mediante el régimen de concesiones al sector privado, lo cualconsiste en "la transferencia de la administración yoperación de hospitales y otros servicios de salud del sectorpúblico a empresas e instituciones de carácter privado"(Comisión de reestructuración de la gestión hospitalaria: DocumentoEstrategia. Caracas, 1991).

Para 1989, año en que comienza a aplicarseel PAE, el porcentaje de pobreza en Venezuela se ubicaba en elorden del 79,19% entre pobreza crítica y relativa, proporciónque se ha mantenido prácticamente inalterada, calculándose para1992 en 78,19%, pero habiendo aumentado la proporción de pobrezacrítica sobre la relativa, por lo que un 14% de la población seencuentra en lo que la Unesco califica como "cuartomundo", es decir, personas condenadas a no salirjamás de la marginalidad. La lógica del PAE resultainsostenible dada la magnitud de la pobreza.

El porcentaje del Producto Interno Bruto (PBI)asignado a la salud en 1980 era el 2,29%, experimentandovariaciones que llegan a un tope de 2,63% en 1992 para situarseen 1995 en 1.87%. Valga recordar que, de acuerdo a losparámetros internacionales, se considera que una proporciónadecuada del PBI para la salud debe estar en el orden del 5%..

1989: del gran viraje a la gran caída

El año 1989 marca el comienzo de la caída dela mayoría de los indicadores de salud. El PAE supone elabandono de los programas preventivos y educativos, así como elcolapso de los servicios básicos de saneamiento ambiental comolos acueductos y disposición de excretas.

a) Indicadores de salud y nutrición

Enfermedades transmisibles que se considerabanerradicadas o controladas años atrás, muestran un repuntealarmante: de 4.200 casos de malaria en 1982 se pasó a más de21.283 casos en 38 semanas de 1997; el dengue reaparece en 1989,arrojando en el año 1997 más de 17 mil casos hasta el mes denoviembre; se reportaron 275 mil casos de diarrea en 1988 y casiel doble, 494 mil en 1991; en 1984 se registran 2.438 casos detuberculosis, duplicándose los registros a 5.232 casos en 1995,con 764 fallecidos; en la década de los 90 se han producido dosbrotes de cólera, el último de los cuáles se manifiesta amediados de 1996 y se mantiene activo, arrojando más de 2 milcasos para octubre de 1997.

Según registros sanitarios de 1992, se haproducido un incremento en ocho enfermedades, entre ellas algunasprevenibles como el sarampión -que alcanzó características deepidemia en 1994- o asociadas a condiciones precarias de vida ehigiene como la escabiosis (94.941 casos) o la amibiasis (62.850casos).

En cuanto a la nutrición y según losregistros llevados por el Instituto Nacional de Nutrición (INN)para el período 1982 - 1991, la gran mayoría de los indicadoresnutricionales experimentan una abrupta caída a partir de 1989 ypermanecen por debajo del promedio de la década para los añossiguientes. A falta de datos definitivos, el INN confirmaba parael año 1996 un aumento de la desnutrición con respecto al añoanterior, a pesar del relativo desempeño de los programassociales en esta área.

La esperanza de vida al nacer es de 71,7 años(1990-95), siendo la meta del SPT/2000 de 70 años; sin embargo,en 1990 -cuando el valor era de 70,1 años -esta cifra variabadramáticamente de acuerdo a estratos sociales, llegando aexistir una diferencia de 12 años entre los estratos I (70.1años, los más ricos) y V (58 años, los más pobres).

b) Salud materno-infantil

En agosto de 1997, los directivos de laSociedad de Puericultura y Pediatría señalaban la reapariciónde cuadros severos de desnutrición en escolares y el incrementode patologías de los aparatos gastrointestinal y respiratorio enlactantes como los principales problemas en relación a la saludinfantil ( Periódico Últimas Noticias, 24.08.97, pág.6.). Las diarreas siguen afectando mayoritariamente a lapoblación infantil, llegando a niveles de epidemia en elDistrito Federal al finalizar 1996.

La tasa de mortalidad infantil que en 1988 seencontraba en 22,6 por 1.000 nacidos vivos (NV), pasa a 24,9 en1989 y se estanca en el período 90-95, cuando pasa -segúncifras de la OMS/OPS- de 31,3 a 28,1 por 1.000 NV (Pulido deBriceño, Mercedes: Algunos indicadores generales de salud.Revista SIC. Op. cit. Pág. 292), siendo 30x1.000NV la meta parael año 2000 de la estrategia SPT/2000 ( OPS: Salud para todos enel año 2000, Plan de acción para la instrumentalización deestrategias regionales, documento oficial No. 179, Washington,1982, Pág. vii.) (según el indicador Unicef, la cifra se elevaa 33,3) (MSAS/OPS: Salud en Venezuela, Situación eindicadores básicos, Caracas, 1997, Pág. 29). Sinembargo, este promedio varió alarmantemente, aumentando entre31,5 y 50x1.000 en los estados Amazonas, Delta Amacuro, NuevaEsparta, Zulia y Bolívar (MSAS/OPS: Aplicación de laEstrategia... Op. cit. Pág. 23.). Algo similar ocurre conla tasa de mortalidad postneonatal; en 1988 había sido reducidahasta el 8,8, pero en 1989 comienza el ascenso ubicándose en10,3 y llega a 12 en 1992. Por otro lado, la tasa demortalidad infantil es 2,5 veces más alta en las parroquias quetienen entre el 90% y el 100% de las Necesidades BásicasInsatisfechas (NBI), al compararlas con grupos que tienen de 10%a 0% de NBI. Igualmente, las causas de mortalidad porenfermedades transmisibles son 3 veces más frecuentes, mientrasque la tasa de mortalidad por causas perinatales es 6 vecessuperior en los grupos más postergados. Casi la totalidad detétanos neonatal se registraron en municipios con 70% de lapoblación con NBI (Malaga, Hernán: Proyecto Municipios Haciala Salud. La experiencia venezolana, en OMS: ProyectoMunicipios Hacia la Salud: la experiencia venezolana.Caracas, 1996. Pág. 15.)

En cuanto a la salud reproductiva, el MSASidentifica como principales determinantes de los problemas delárea, el aumento de la pobreza, el alto porcentaje de embarazosen menores de 20 años y las deficiencias asistenciales delsector público

c) Condiciones ambientales

Para el goce del grado máximo de salud físicay mental, resultan indispensables condiciones ambientalesadecuadas, que dependen del acceso a agua potable y de laexistencia de una red idónea de alcantarillados y de sistemas dedisposición de excretas.

En 1988, se estimaba que un 25% de lapoblación no tenía agua potable, más de un 50% no poseíacloacas y más del 60% no contaba con servicio de recolección debasura. (Marcano, Esther: El Problema de los servicios, enRevista Sic, Nº 498, Caracas, septiembre - octubre 1987.).El problema se agrava a partir de 1989, cuando colapsa lamayoría de los servicios públicos; este deterioro se refleja enlas cifras ofrecidas por la Oficina Central de Estadísticas eInformática (OCEI): para 1991 la falta de agua potablealcanza a un 43% de la población, mientras que la ausencia decloacas sigue afectando al 50% de las familias.

Más allá de los promedios nacionales, existengrupos sociales en los que estos servicios son prácticamenteinexistentes. Como se sabe, el cólera está asociado a malascondiciones ambientales; el brote de cólera que afectó al paísen 1991 tuvo una incidencia 30,4 veces mayor en los gruposindígenas que en el resto de la población; el 35% de los casosocurrieron entre población indígena la cual representa el 1,55%de la población total del país, siendo las etnias Wayuú yWarao las más afectadas.

El abandono del enfoque preventivo

El costo de los medicamentos ha experimentadoincrementos en un promedio del 1923,22% desde el inicio del PAEhasta 1993. Actualmente, en el Senado se encuentra en discusiónel Proyecto de Ley de Medicamentos, que viene siendo objeto depolémica desde hace tiempo, debido sobre todo a los desacuerdosprovenientes del sector empresarial. La discusión se centra enlos aspectos relacionados con la regulación de precios, lagarantía de accesibilidad de los medicamentos y la producciónde genéricos.

A lo anterior hay que añadir que gran parte delos centros de atención ambulatorios carecen de los medicamentosesenciales, por lo que el acceso de la población a éstos sehace aún más difícil. Además, la red de ambulatorios tipo Ien el país es inadecuada, pese a que constituyen el primereslabón de la cadena de salud y son los núcleos principales dela atención primaria. Según los planificadores nacionales,debería existir un ambulatorio tipo I por cada 20 milhabitantes. Por otro lado, el acceso a ellos resulta difícildada su inadecuada ubicación geográfica. Así por ejemplo, enel Estado Amazonas, en zonas donde la principal vía de acceso esla fluvial, el único hospital puede encontrase distando en unas6 horas por río y el precio de un pasaje aéreo hasta dichohospital (45 minutos de vuelo) equivale a un 30% del salariomínimo. Este ejemplo ilustra la inequidad en la distribución deuna red de ambulatorios que, de acuerdo con las cifras oficiales(3.797 en 1992) debería ser suficiente.

La cobertura general de los servicios deasistencia médica en caso de enfermedad también haexperimentado reducciones desde la aplicación del PAE. En 1963existían 3,03 camas por cada mil habitantes, reduciéndose a 2,5para 1991, cuando de acuerdo con la OMS, países como Venezuelarequieren 5 camas por mil habitantes.

Principios rectores del derecho a lasalud

El PAE ha acrecentado las brechas socialesexistentes, afectando en especial a los sectores másvulnerables. Es importante destacar que el propio MSAS estima queel 30% de la población no tiene acceso a los servicios deasistencia a la salud por razones geográficas, culturales oeconómicas, a pesar de la importante infraestructura existente (MSAS/OPS: Salud en Venezuela. Situación e IndicadoresBásicos. Caracas, 1997. Pág. 24.).

Los datos e indicadores muestran claramente queel derecho a la salud no ha experimentado un desarrolloprogresivo. Por su parte, el principio de gratuidad, garantizadoen las leyes nacionales, se ha visto vulnerado por el proceso deprivatización que utiliza un sistema de tarifas a cargo delusuario.

Los principios de universalidad y nodiscriminación también han sido vulnerados por la aplicacióndel PAE. Se ha profundizado la discriminación estructural queconsiste en la falta de medidas adecuadas para asegurar lacobertura de las necesidades de salud de grupos vulnerables(población indígena y campesina, personas en situación depobreza, ancianos, etc.). También es parte de estadiscriminación estructural la falta de regulación y sanción alos centros privados que se niegan a prestar atención deemergencia a quien lo requiera.

La rapidez con que se han comenzado a poner enmarcha las políticas de salud derivadas del PAE contrasta con lalentitud para implementar convenios internacionales previamentesuscritos por Venezuela en torno al derecho a la salud, lo cualevidencia la ausencia de voluntad política para cumplir conobligaciones de Estado en este campo.

Las políticas de ajuste, lejos de aliviar elimpacto de la situación económica para la población de escasosrecursos, han significado la agudización acelerada de un procesode deterioro gradual en las condiciones de vida en general y enel disfrute del derecho a la salud. Este derecho ha vistovulnerados gravemente sus principios fundamentales, incluido elde la equidad.

Venezuela no ha honrado los compromisosasumidos para asegurar la vigencia del derecho a la salud,derecho que luce cada vez más inaccesible para la mayoría de lapoblación, debido a las evidentes contradicciones entre lasnecesidades de salud y el enfoque mercantilista con el que el PAEha marcado las políticas del sector.

Equidad de género

De acuerdo con la Constitución, en el país noexiste discriminación por razones de sexo, sin embargo, larealidad es otra y está determinada por la cultura dominante.Una cultura que ha asignado a las mujeres, cualquiera sea suclase social, una identidad subordinada que se manifiesta dediversas maneras y en particular en su acceso al poder y a latoma de decisiones.

No poseemos datos actualizados sobre laparticipación de las mujeres en el mundo empresarial, sinembargo, un estudio realizado en 1988, en 599 empresas privadasvenezolanas, dio como resultado que, en la población de nivelgerencial, las mujeres ocupaban el 18.2% de los cargos

Por su parte, el mundo sindical constituye unsector particularmente difícil para las mujeres, de manera quesu participación en los niveles de toma de decisiones es muyexigua. Por ejemplo, en la Central de Trabajadores de Venezuela(CTV), sólo hay dos mujeres en su Comité Ejecutivo y sólo unamujer dirigiendo una de sus Federaciones regionales.

Llama la atención que en el sector educativo,donde predominan ampliamente las mujeres, la inmensa mayoría delos dirigentes sean hombres.

Con respecto a la sociedad civil la mujervenezolana participa ampliamente en sus organizaciones de lasociedad civil y especialmente en las populares. Sin embargo,como en otros espacios, su presencia en los niveles de toma dedecisiones no se compadece con su participación.

Anotamos la existencia de un número importantede organizaciones de mujeres, que reconociéndose feministas ono, trabajan incansablemente por los derechos de la mujer desdediversas visiones. La mayoría de ellas trabajan con muy poco oningún financiamiento (estatal y/o externo). En estos casos,además de la contribución en trabajo voluntario oinsuficientemente remunerado, hacen aportes monetarios y enespecie para su funcionamiento.

Un logro alcanzado, en 1985, fue el de lacreación de la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentalesde Mujeres (CONG de Mujeres). Esta instancia de articulación ypotenciación de esfuerzos, nació por voluntad de lasorganizaciones de base que decidieron coordinarse como nogubernamentales, en el sentido de expresar claramente suautonomía de acción y reacción frente a las políticas delgobierno

La participación de las mujeres en lospartidos políticos, por su parte, es importante, pero sobretodo, en la base de los mismos. En la medida que se asciende enla estructura piramidal y por tanto a los espacios donde se tomanlas decisiones, su presencia disminuye.

Representación de la mujer en la Cámara deDiputados

Año

Hombres

Mujeres

     

1983

94%

6%

1988

90,5%

9,5%

1993

93,4%

6,6%

Fuente: Consejo Supremo Electoral, 1994.

Representación de la Mujer en la Cámaradel Senado

Año

Hombres

Mujeres

     

1983

100%

0%

1988

91,8%

8,2%

1993

93,8%

6,2%

Fuente: Consejo Supremo Electoral, 1994

Representación de la Mujer en las AsambleasLegislativas

Año

Hombres

Mujeres

1983

92,2%

7,8%

1988

88,8%

11,2%

1993

87,4%

12,6%

Fuente: Consejo Supremo Electoral, 1994.

De manera formal, se han tomado decisionessobre algunos mecanismos de discriminación positiva para elincremento del rol de la mujer en los partidos políticos y elEstado. de esta naturaleza en tres partidos políticos:Movimiento al Socialismo (MAS), Acción Democrática (AD) y, másrecientemente, en el Partido Social Cristiano (Copei). Sinembargo, es importante señalar que existe una cada vez mayorconciencia, entre las mujeres dirigentes de los partidospolíticos, en torno a la necesidad de impulsar acciones parahacer realidad la cuota de participación alcanzada y supostulación en puestos con posibilidad real de salir electaspara cargos de elección públicos.

En lo que refiere al Estado, el Conamu, con elapoyo de la Comisión Bicameral de los Derechos de la Mujer delCongreso de la República, el Centro de Estudios de la Mujer dela Universidad Central de Venezuela y las organizaciones nogubernamentales de mujeres introdujeron ante el Congreso de laRepública, con más de 20.000 firmas de apoyo, un articulado quefavorece la participación igualitaria de hombres y mujeres en elpoder político, para ser considerado en las discusiones dereforma de la Ley del Sufragio.

En julio pasado se debatió el asunto en laCámara de Diputados, pero no se consideró la propuestaintroducida por las mujeres. Sólo se alcanzó, en una primeradiscusión la cuota de un 30% de mujeres, sin considerar el lugara ocupar en las listas de candidatos&as. A esto debesumársele que nuestro sistema contempla la elección uninominaly por listas; por lo que la acción positiva sólo alcanzaría aaquellas que sean nominadas en estas últimas, lo que reduce aúnmás las posibilidades reales de las mujeres. Falta la discusiónen el Senado y en Cámara plena.

La inequidad en el mercado de trabajo

Del total de ocupados, en 1990 el 19.8% seencontraba en el sector público y 80.3% en el sector privado;mientras que para 1996 los/las trabajadores/ras del sectorpúblico bajaron a 17.1% y los/las del sector privado subieron al82.9% (Ver cuadro anexo).

En lo que respecta a la población de 15 añosy más en la fuerza de trabajo según actividad económica,destacamos que en el período 1990-1996, la población se ubicapreferentemente en las actividades referidas a "servicioscomunales, sociales y personales", "comercio","industria manufacturera" y "agricultura, caza ypesca" (en ese mismo orden). Pero cuando se analiza lapoblación ocupada vemos cómo esta última actividad se colocaen el tercer lugar.

Los Indicadores de la Fuerza de Trabajo queofrece la OCEI, demuestran que la desocupación ha venidocreciendo en términos absolutos. Desde 751.052 personas, en1990, hasta alcanzar a 1.122.119 personas, en 1996.

La misma fuente señala que la tasa decesantía pasó de 9.3%, en 1990, a 9.8%, en 1996.

A partir de los Indicadores Generales de Fuerzade Trabajo, por sexo, que nos ofrece la Encuesta de Hogares porMuestreo de la OCEI, para el período correspondiente al IISemestre/89 - II Semestre/96, podemos destacar lo siguiente:

- La tasa de crecimiento de la fuerza detrabajo fue de 30.7% (23.4% hombres y 47.5% mujeres).

- La fuerza de trabajo ocupada creció en 27.8%(23.9% los hombres y 36.4% las mujeres).

- La cesantía creció en 38.3% (10.1% loshombres y 126.0% las mujeres).

- La tasa de personas, de 15 años y más, quebuscan trabajo por primera vez creció en 199.1% (hombres 128.9% y mujeres262.4%).

La misma encuesta de hogares por muestreoseñalada da cuenta de otras situaciones de gran relevancia:

El total de ocupados/as, muestra un niveleducativo que merece destacarse. El 57.5% de los ocupados tieneneducación básica (nueve grados de estudios) y con este nivelpredominan los hombres. El 19.8% tiene educación media aprobaday allí también predominan los hombres. Pero entre aquellos quetienen educación superior (el 12.5% en 1989 y el 16.5% en 1996),se pasa de un predominio de los hombres a un leve predominio delas mujeres al final del período (Ver cuadro anexo).

En el sector público se detecta, en el IISemestre de 1996, una mayor presencia de las mujeres conrelación a los hombres, cosa que no ocurría en 1989. Pudierapensarse que esto se debe a la tendencia de las mujeres aocuparse en el sector servicios de la economía, a las bajasremuneraciones existentes en el sector público (no siempreatractivo para los hombres) y/o al proceso de achicamiento delEstado.

En lo que respecta a los grupos ocupacionalesse destaca que en el grupo de profesionales y técnicos lasmujeres tienen una mayor presencia. No así el de gerentes yadministradores.

Anotamos, sin embargo, que mientras en el IISemestre de 1989 existían 40.563 gerentes-administradoras , enel II Semestre de 1996 se reconoce la existencia de 75.100.

Merece la pena hacer un breve comentario conrelación al grupo agricultores. La presencia de la mujer en estegrupo es prácticamente insignificante (Ver cuadros anexos), perose está dando una discusión importante en torno a lainvisibilidad que tiene el trabajo de la mujer en este sectorpara los encargados de elaborar las estadísticas nacionales.

En el país existen diferencias salarialesentre hombres y mujeres. Así, de acuerdo con los datosproporcionados por la OCEI y el Banco Central de Venezuela seestima que, en promedio, las mujeres ganan 25% menos que loshombres para iguales trabajos. Esa diferencia es superior enalgunas regiones del país, como en la región zuliana (42.7%),la central (38.6%) y la región capital (26.9%).

El trabajo informal aumenta

Un análisis de la estructura del mercado detrabajo venezolano, sustentado en los datos que nos proporcionala Oficina Central de Estadísticas e Informática (OCEI),

nos muestra que, del total de trabajadores/asocupados /as, mientras en 1990 el 41,8% se encontraba en elsector informal de la economía, para el segundo semestre de 1996esta cifra subió al 48.6% (Ver cuadro anexo)

Durante todo el período considerado los y lastrabajadores/as del sector informal se ubicaron preferentementeen el sub-sector Cuenta Propia No Profesionales y Trabajadores deEmpresas de 4 y menos trabajadores/as. De manera que, en unatendencia creciente, ya para 1996 el 30,5% de la poblaciónocupada aparece como trabajador/ra por cuenta propia y el 16.1%como trabajadores de empresas de 4 y menos trabajadores (Vercuadro anexo).

En lo que respecta al sub-sector TrabajadoresDomésticos este mantuvo una tendencia a la baja, pasando de3:4%, en 1990, a 2.0%, en 1996. En tanto este ítem no considerael servicio doméstico que trabaja por cuenta propia, suponemosque una parte importante de los y las trabajadores/as delsub-sector han asumido el trabajo por día laborado (Ver cuadroanexo)

La mesa Mujer, Economía y Trabajo que sesionóen el Segundo Taller de Consulta para la Formulación del PlanNacional de la Mujer Venezolana precisó algunos elementos,referidos a la equidad, que es necesario señalar:

La desprotección legal y los variados tiposde acoso sexual que sufren las mujeres trabajadoras hace quemuchas de ellas terminen por retirarse de sus trabajos.

No se tienen suficientes estadísticas paraconocer la magnitud de las enfermedades profesionales y laboralesde las mujeres trabajadoras de todos los niveles.

En el país se respetan muy poco lasdisposiciones laborales vigentes y las instancias existentes parala protección de la mujer. Incluso en el Ministerio del Trabajose acaba de eliminar la oficina que atendía al sector de mujerestrabajadoras, a pesar de las numerosas violaciones al fueromaternal, de exigencia de exámenes de embarazo, de constancia deesterilización, etc. que penaliza el Título VI de la LeyOrgánica del Trabajo.

Educando para la equidad

En lo que va de la década del noventa, eldeterioro se ha adueñado del sistema educativo públicovenezolano. Tal deterioro, por supuesto, afecta en particular alos más pobres (hombres y mujeres) y reproduce situaciones queya veníamos experimentando desde la década de los ochenta. Alefecto, el Banco Mundial (1994) señala "... En 1991,tanto los hombres como las mujeres del 10 por ciento de hogaresmás pobres contaban con poco más de la mitad de la educaciónrecibida por sus homólogos de hogares no pobres. Existe tambiénuna brecha entre los niveles de educación de los hogares ruralesy urbanos: en las zonas rurales, tanto los hombres como lasmujeres, han recibido en promedio, sólo cerca de la mitad de laeducación que han recibido sus homólogos urbanos. Aunque menosdel 20% de la población de Venezuela vive en zonas rurales,aparentemente el país ha logrado poco éxito en aumentar elnivel de educación en las zonas rurales, especialmente en lo quese refiere a los grupos de bajos ingresos" (Castillo,1996, p.75)

Anotamos, sin embargo que, el acceso equitativoa la educación en sus diferentes niveles para hombres y mujereses uno de los grandes logros de la mujer venezolana, recogido congran precisión por María Auxiliadora Banchs:

Los recientes estudios respecto a la situaciónde la mujer venezolana en el sistema educativo coinciden enafirmar que uno de los grandes logros en la segunda mitad de estesiglo ha sido su incorporación masiva a todos los niveles de laeducación formal (...). Freites, Castillo y Jiménez sintetizanclaramente este logro "lo que podríamos llamar una delas revoluciones más importantes ocurridas en el campoeducativo, es la incorporación de las mujeres a todas las áreasde la educación. Hasta 1950 la mujer (por lo general) noproseguía estudios después de finalizada la primaria y elporcentaje de analfabetismo femenino seguía siendo mayor que elmasculino, 8.87% de las mujeres y 8.3% de los hombres, lasmujeres han ido derribando los obstáculos y se encuentran enposiciones de avanzada en lo que a educación superior serefiere. Para 1990, según datos de la OCEI, más del 53% delas/los egresados del sistema de educación superior son del sexofemenino" (Banchs: 199, p. 19).

Ahora bien, dada la profunda crisis que vive laeducación pública en el país y su perdida de calidad, en losúltimos años se ha presentado una muy alta tasa de deserciónescolar pese que aún no tengamos cifras confiables del nivel dela misma y de los porcentajes comparativos entre niñas y niños.A lo anterior se agrega que la obtención de un gradouniversitario no asegura la obtención de un empleo o trabajodigno Por lo demás, "... en la práctica encontramos quelos egresados de la educación media privada acceden másfácilmente a las universidades" (Olivo: 1997)

Con respecto al sexismo en la educación, elConsejo Nacional de la Mujer, conjuntamente con el Ministerio deEducación y con el apoyo de UNICEF, estuvo trabajando unapropuesta no sólo de revisión de textos, sino de un proyectodenominado "educando para la igualdad". La revisión detextos escolares ha avanzado, no así el proyecto. De manera queen la reciente consulta para la elaboración del Plan Nacional dela Mujer, uno de los acuerdos refiere al impulso de tal programa.

Por otra parte, en cuanto a las posicionessexista-discriminatorias hacia la mujer, existentes en el seno dela escuela, el Ejecutivo Nacional dictó el decreto # 1762 del 9de octubre de 1996, publicado en la gaceta oficial # 296526 del11 de octubre de 1996, que permite la continuidad de los estudiosde las adolescentes embarazadas.

Las jefas de hogar

Como consecuencia de la crisis económica quevive el país desde principios de la década de los ochenta y laspolíticas de ajuste económico implementadas, las condiciones devida de la mayoría de las familias venezolanas ha sufrido unprofundo deterioro, a lo que se suma la profundización de ladistribución regresiva del ingreso y con ella el incremento dela pobreza.

Los organismos nacionales e internacionalesque estudian la pobreza, señalan que ésta constituye elproblema más importante y agudo de la Venezuela presente. En talsentido, y siguiendo el método de "líneas depobreza", para 1991, más de dos tercios de los hogares(65.8%) son pobres y para el primer semestre de 1993 la cifrallega a 66.2%, colocándose la pobreza crítica en 30.3%......(Comisión Mujer, Economía y Trabajo/CONAMU: 1997).

Según cifras oficiales, para el año 1995la población urbana en pobreza era de 32.1% y la rural era de57.3%, de un total de población en pobreza extrema de36.5%...... (OCEI: 1995).

Ahora bien, en lo que respecta a los hogaresjefaturados por mujeres incorporadas a la fuerza de trabajo, nosencontramos con que "... según cifras oficiales, para elsegundo semestre del año 1994 hubo un registro total de1.179.025 hogares sin pareja, de los cuales el 30.1% estabajefaturado por un hombre, mientras el restante (69.9%) teníacomo jefa a una mujer. En el primer semestre del año 1995, eltotal de hogares sin pareja desciende ligeramente hasta1.174.486, y este descenso se siente en los jefaturados porhombres que bajan a 28.2%, mientras en el caso de los jefaturadospor mujeres se eleva al 71.8%" (Comisión Mujer,Economía. : 1997).

Para el segundo semestre de 1995, el númerototal de hogares era de 4.037.000 y de ese total se registran1.211.426 incompletos, es decir hogares en los cuales estápresente sólo la madre o el padre. De este total el 71.0% estájefaturado por mujeres, lo que significa en relación, al totalde hogares del país, cerca del 22% (OCEI: 1995)

BIBLIOGRAFIA:

Alvarez Ofelia. (1997). Respuesta acuestionario enviado por Nora Castañeda

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Nora Castañeda y Calixto I. Avila contatron con el apoyo de Ofelia Alvarez (Fundamujer/CEM-UCV), Adicea Castillo (CONG de M./CEM-UCV), VirginiaOlivo (CISFEM), Nora Rivero (Proyecto Mujeres Jóvenes/CONG de M.).