Panorama de la desigualdad

Gloria Angulo
INTERMON

A lo largo de los últimos diez años, España experimentó un perceptible proceso de reducción en los niveles de desigualdad previamente existentes. Se lograron disminuir los niveles de concentración de los ingresos, ampliar la cobertura de las prestaciones sociales y reducir la incidencia de la pobreza; la creciente incorporación de la mujer al mercado de trabajo motivó un acercamiento en los modos de vida entre ambos géneros; y la extensión de las funciones propias de un Estado de Bienestar, junto a otros factores político-institucionales y económicos, han motivado una mejora de los parámetros sociales y una progresiva reducción de las desigualdades preexistentes.

Sin embargo, hay una situación de tensiónhacia el futuro que tiene que ver con el especial momento quevive la economía española comprometida a formar parte de laUnión Monetaria Europea. Este objetivo comporta el desarrollo deuna severa política presupuestaria, que habrá de limitar elgasto público en el conjunto de las políticas sociales.

El decepcionante Seguimiento de las Cumbres

El nivel de cumplimiento por parte de laAdministración española de los compromisos suscritos en laCumbre de Copenhague ha de calificarse de abiertamentedecepcionante. Más allá de las declaraciones, se carece de unaestrategia definida para garantizar que la reducción de lapobreza, en los países más necesitados, se constituya en elobjetivo prioritario de la política oficial de cooperación aldesarrollo. Así, en 1995, España dedicó sólo un 13% de su AODa programas y proyectos sociales básicos; y dicha proporción nosupera el 11% en las acciones acometidas en 1996. Por lo querespecta a la distribución geográfica de la ayuda, tampoco secumple el objetivo suscrito, ya que sólo se dedica el 0’04%de la ayuda a los países menos adelantados. De igual forma elseguimiento que hace la sociedad civil, a través de las ONGs,resulta claramente insuficiente y asistemático. Aun cuandoincorporaron muchos de los compromisos en sus reivindicacionesfrente a la Administración, no existe una estrategia definida depresión social en esos aspectos.

Resulta más optimista el juicio acerca delnivel de seguimiento que se realiza de los acuerdos suscritos enla Cumbre de Beijing. El Ministerio de Trabajo y AsuntosSociales, a través del Instituto de la Mujer, es el organismoencargado de impulsar los compromisos asumidos. A este respecto,elaboró el "III Plan para la igualdad de oportunidadesentre Mujeres y Hombres" que incorpora las conclusionesalcanzadas en la Cumbre. En la elaboración de este Plan hanparticipado organizaciones no gubernamentales de mujeres yrepresentantes de la sociedad civil.

Las Políticas de Estado

En la mejora de los niveles de bienestar y deequidad social ha tenido un papel clave la acción del Estado.Las actividades tendientes a disminuir las desigualdades socialespueden agruparse en tres grandes grupos:

El primero agrupa al conjunto de políticaspúblicas en materia educativa, sanitaria, de vivienda, deprotección social y servicios sociales, políticas todas ellasque desarrollan los derechos económicos, sociales y culturalesreconocidos por la Constitución. Estas políticas han sidoútiles instrumentos en la reducción de las desigualesposibilidades de acceso de individuos y grupos a determinadosbienes y servicios esenciales.

El segundo se refiere a las actuacionesdirectas de redistribución de la renta. Ésta se realiza,básicamente, a través de la vía impositiva y se materializa entransferencias positivas de renta que reciben los hogares paraatender diversas situaciones de riesgo. Las pensiones pagadas porel sistema de Seguridad Social y las percepciones por enfermedady desempleo son las principales líneas de protección y las quemás han crecido en la última década. Por el contrario, laprotección en situaciones de invalidez, maternidad y familia havisto reducido su protagonismo en el sistema de protecciónsocial.

El tercero remite a las acciones destinadas alograr una mayor equiparación entre los distintos territorios.En este ámbito, la creación y consolidación del Estado de lasautonomías ha jugado, sin duda, un papel relevante; comotambién lo ha hecho la adhesión de España a la ComunidadEuropea, que ha permitido disponer de fondos adicionales,precisamente para estos fines. No obstante, el desarrolloocurrido en las últimas tres décadas ha reforzado la hegemoníade las ciudades y de las áreas metropolitanas en perjuicio delas posibilidades de generación de trabajo y de renta en lasáreas rurales. Así en 1993, las comunidades autónomas conmayor peso del sector rural (Extremadura y Andalucía) tienen unPBI per cápita del 66% y del 69,2% respectivamente, respecto ala media nacional, mientras que dicha tasa, para la región másrica, Baleares, es del 142,1%.

El desigual acceso al mercado de trabajo

Un amplio conjunto de fenómenos demográficosy socioeconómicos han producido cambios importantes en elmercado de trabajo, tanto en el número y composición de lapoblación económicamente activa como en los puestos de trabajoy en las condiciones laborales existentes. En particular, resultadestacable la incapacidad del mercado laboral para acoger alconjunto de la población que busca empleo. El incrementodemográfico de los años sesenta, cuyas generaciones acceden almercado laboral a partir de los ochenta; el acceso de la mujer ala actividad laboral y la transferencia de mano de obra desde elsector agrario, han motivado una expansiva demanda de ocupación.Frente a ello, el sistema productivo, condicionado por el cambioestructural y la modernización tecnológica, ahorradora de manode obra, ha sido incapaz de generar los puestos de trabajo que lanueva población en edad de trabajar requería. La exclusión delmercado de trabajo constituye, por tanto, una de las fuentes másgraves y persistentes de la desigualdad social en España.

Si comparamos los datos de los dos últimoscensos (1981-1991), la población activa española ha crecidoprácticamente un 20%, suponiendo una incorporación neta almercado de trabajo de 2,5 millones de personas; un 80% sonmujeres y más de un millón tienen entre 20 y 30 años. Elcontraste entre este progresivo aumento de potencialestrabajadores, por una parte, y la menor capacidad del tejidoproductivo para generar puestos de trabajo, por la otra, dioorigen a un fuerte crecimiento de personas en situación dedesempleo. El paro ha crecido de forma intensa en los últimos 20años. De los 120/130 mil parados de media en los años 60, sepasó a casi 3 millones en 1985 y a más de tres millones y medioen 1996. En 1997, la tasa de paro equivale al 21,5% de lapoblación activa española.

En general, las tasas de desempleo de lascategorías socioeconómicas menos especializadas duplican las deaquellos trabajadores con mejor formación y experiencia.También las ocupaciones menos especializadas son las que tienenlas mayores tasas de eventualidad y de irregularidad laboral.

Desde una perspectiva generacional son losjóvenes los que están en una situación más desfavorable, apesar de su mayor nivel de cualificación, con unas tasas de paromuy superiores a la media (39,3%). Especialmente difícil resultala primera incorporación al mercado de trabajo, siendo muyelevado el número de personas que buscan su primer empleo.También les corresponde a los jóvenes las mayores proporcionesde paro de larga duración, de empleos precarios y deirregularidad en la contratación. La situación es igualmentedelicada, en el otro extremo del arco de edades, en la poblaciónde más de 50 años, a la que le resulta muy difícilreintegrarse al mercado de trabajo.

Cuadro 1

Tasa de Actividad y Paro según edad y sexo 1996
Tasas de Actividad   Tasa de Paro
  Total Hombres Mujeres     Total Hombres Mujeres
Total 49,6 63,1 37   Total 22,2 17,6 29,6
De 16 a 19 24,3 26,6 21,8   De 16 a 19 50,8 44,2 59,4
De 20 a 29 69,6 74,5 64,3   De 20 a 24 39,2 33,7 45,7
De 30 a 39 78,9 95,3 63,1   De 25 a 29 29,3 24,5 35,5
De 40 a 49 71,9 94 50,4   De 30 a 34 18,5 13,6 26
De 50 a 59 55,4 81,1 31,1   De 45 a 54 13,4 11,4 17,7
De 60 a 69 16,3 24,4 9,3   De 55 y más 10,9 10,8 11,2
De 70 y más 0,8 1,3 0,4          
Fuente: Encuesta de Población Activa, INE 1996

Además de los jóvenes, las mujeresconstituyen un colectivo que ocupa una posición muy desfavorableen el mercado de trabajo, con tasas de paro muy elevadas: en 1996la tasa de paro era del 29,5%, 12 puntos superior a la masculina,siendo asimismo elevadas las tasas de eventualidad y deirregularidad en la contratación.

Minorías marginadas como los gitanos o losinmigrantes sufren una irregular integración en el mercadolaboral. Los primeros suelen desempeñar tareas marginales acambio de unos ingresos de subsistencia. Por su parte, losinmigrantes acceden a los trabajos más duros y peor remunerados,normalmente rechazados por los trabajadores nacionales (peonaje,trabajo doméstico) y con frecuencia carecen de protecciónsocial.

Por último, las desigualdades en la situacióndel mercado laboral que se aprecian en el territorio, guardanrelación fundamentalmente con la especialización sectorial delas regiones. Las mayores tasas de paro corresponden a las másagrarias (Extremadura y Andalucía) y a aquéllas con elevadapresencia de sectores en crisis (Asturias y País Vasco).

La desigualdad en los recursoseconómicos

La comparación de las distribuciones del gastopor hogares entre 1980/81 y 1990/91 permite constatar una ligeradisminución general de la desigualdad. De hecho, el índice deGini de los gastos pasa, en ese período, del 0,3724 al 0,3593.Este descenso se mantiene en los primeros años de la década delos noventa (1991-94): son los hogares comprendidos en losdeciles inferiores los que elevan ligeramente su participaciónen el gasto total, mientras que el décimo decil mantieneprácticamente idéntica su participación. Como consecuencia, laratio que mide la diferencia entre el gasto medio por hogar de ladécima y la primera decila ha pasado, en el período 1991-94, de5,7 a 4,8.

Los hogares más vulnerables, aquellos quedisponen de un menor nivel de ingreso y gasto, son losmonoparentales -que en un 94% de las veces tienen a una mujercomo sustentador principal-, aquellos compuestos por una parejade ancianos y los más extensos. A pesar de la elevación de laspensiones, los hogares cuyo sustentador principal tiene 65 o másaños disponen de un menor nivel de recursos. Los jóvenes, yfundamentalmente las mujeres, en tanto que más frecuentementeparados o con contratos más precarios (además de peorretribuidos), disponen, igualmente, de escasos recursoseconómicos.

El nivel de estudios, aún más que lacategoría socioeconómica, resulta la variable másdiscriminante en cuanto a los ingresos de los hogares. Los gastosasociados a aquellos hogares con más nivel de formación soncasi el triple de los correspondientes a aquellos cuyosustentador principal es analfabeto o sin estudios.

Educación, salud, vivienda

La efectiva implantación de la enseñanzaobligatoria y su extensión a las enseñanzas medias ha supuestouno de los grandes avances realizados en el terreno de laigualdad, siendo sólo observables las disparidades en las tasasde escolaridad en niveles no obligatorios. No obstante, existencolectivos minoritarios -gitanos e inmigrantes- en los que losperíodos de enseñanza obligatoria todavía no son completos yes frecuente el abandono temprano de los estudios.

Las mayores desigualdades en el nivel educativoson generacionales. El número medio de años de escolaridad esun indicador claro: de los 5 años que estudiaron de media losque tienen más de 70 años, se ha llegado paulatinamente a losmás de 11 que corresponden a los que hoy tienen entre 20 y 30años.

Cuadro 2

Población de 10 y más años según género
por nivel de instrucción %. 1991
  Total   Varones   Mujeres
       
Total 100 100 100
Analfabetos 3,3 1,8 4,6
Sin estudios 21,6 20,3 22,9
Primer Grado 34,1 34,1 34
Segundo grado 34,2 36,2 32,2
Tercer grado 6,9 7,6 6,3
Fuente: Censo de Población de 1991. Tomo I. Resultados Nacionales. INE

Desde la perspectiva de la clase social, semantienen desigualdades significativas en los niveles deinstrucción de la población según la categoríasocioeconómica de los padres. Así, las proporciones depoblación que no han realizado ningún estudio oscilan entre el0,4% y el 13,7% en función de que los padres fueran empleadoresexpertos o empleados sin cualificar, respectivamente. Noobstante, existen indicadores significativos de movilidad social,al menos en las generaciones más jóvenes.

Persisten también ciertas desigualdadesterritoriales, siendo más desfavorable la situación de aquellasregiones con mayor peso del medio rural y menor nivel de renta.El lugar de residencia es discriminante en el caso de lacontinuación de los estudios no obligatorios. En general, sueleimplicar la necesidad de cambio de residencia para poderestudiar, lo que sólo las familias con rentas suficientementedesahogadas pueden permitirse. La reciente extensión a lo largoy ancho del territorio de la localización de universidades,centros y departamentos universitarios fuera de las ciudades demayor tradición universitaria contribuye a paliar estadiscriminación.

La esperanza de vida (76,81 años en 1994)continua alargándose y reduciéndose las tasas de mortalidad(869 personas por cada 100.000 habitantes en 1993). Entre losancianos, esta reducción de mortalidad conduce a un aumento delnúmero de las personas discapacitadas o con problemas pararealizar actividades de la vida cotidiana. Entre los jóvenes,los accidentes de tráfico, la adición a las drogas y el SIDAson causas de mortalidad creciente.Las mejoras introducidasdesde la Administración Pública han generado una reducción delos niveles de desigualdad social, que se mantienen, sin embargo,en aquellas prestaciones no totalmente cubiertas por la SeguridadSocial -como son la atención odontológica, la medicinapreventiva o la atención de la salud mental- que afectan aquienes tienen menos recursos económicos ya que tienen que sercubiertas de forma privada. Otro aspecto relevante de lasdesigualdades en la atención sanitaria son los períodos deespera que sufre una buena parte de la población atendida por elsistema sanitario público.Desde la perspectiva territorial, lasdesigualdades se reflejan, fundamentalmente, en la distintadisponibilidad de médicos, camas y de medios sanitarios que,cuanto más especializados, son menos accesibles para losresidentes en lugares de menor centralidad.

Las condiciones de habitabilidad de lasviviendas y de hacinamiento de la población han mejoradonotablemente en los últimos años. Los edificios que no reúnenlas mínimas condiciones de habitabilidad son pocos y su cuantíadecreciente en el tiempo. Es la población que reside en hogarescon menos ingresos (primer cuartil) junto con una parteimportante de la población de etnia gitana y los inmigrantes losque soportan las peores condiciones de confortabilidad. Estascondiciones empeoran en las zonas más rurales y menosdesarrolladas.

Por otro lado, han crecido las dificultades deacceso a la vivienda debido fundamentalmente al fuertecrecimiento de sus precios en la segunda mitad de la década delos ochenta. Aunque es el bien patrimonial más extendido entrelos españoles, su adquisición requiere un endeudamiento duranteun dilatado período de tiempo y por una cuantía importante delos recursos disponibles. Son los más jóvenes los que seencuentran en una situación más difícil a la hora de formar unhogar y es en las ciudades donde se registran mayoresdificultades

Pobreza y marginación social

En los últimos veinte años ha disminuido ladesigualdad y la pobreza en todos los niveles, tanto la pobrezamoderada como la severa y también ha cambiado su perfil. La tasade pobreza ha descendido en torno a 2 puntos porcentuales pasandode afectar al 19,5% de los hogares españoles en 1981, al 17,5%diez años después.

La pobreza afecta más acusadamente a laspersonas mayores de 65 años -en general, con bajos niveleseducativos, pero su proporción ha disminuido en los últimosaños. Ha aumentado, en cambio, en los grupos más jóvenes conestudios secundarios. Respecto al género, aunque la mayor partede los hogares pobres estén encabezados por un hombre, hacrecido el número de hogares pobres encabezados por una mujer,especialmente si es una mujer joven. En este último grupohan pasado de estar en situación de pobreza relativa el 5.6% delos hogares en 1981, al 18.4% en 1991; si se considera la pobrezasevera la proporción ha ascendido del 16% al 25%. Junto con laeducación, la carencia de un empleo bien remunerado o de unapensión digna son las variables que explican la pobreza enalgunos hogares. Por regiones, las áreas más rurales(Extremadura) son aquellas en la que la incidencia de estefenómeno es superior.

La desigualdad de oportunidades entrehombres y mujeres

La desigualdad continúa siendo importante, auna pesar del progresivo acercamiento entre las posiciones de ambosgéneros.

La creciente incorporación de la mujer al mercadode trabajo ha sido propiciada, en parte, por el crecimiento delos servicios, fundamentalmente de los servicios públicos, tantoporque han liberado a la mujer de las tareas ligadas a lareproducción como porque han generado un amplio mercado detrabajo en ámbitos tradicionalmente femeninos: cuidado deniños, atención a los ancianos, etc. Sin embargo, la tasa deactividad femenina se sitúa en 1996, todavía 26 puntos pordebajo de la masculina. La diferencia está presente en todas lasedades pero entre los más jóvenes es mucho menor, creciendo conla edad y volviendo a reducirse en las edades próximas a lajubilación. El estado civil y el nivel de estudios sondeterminantes. Una de cada tres mujeres casadas eseconómicamente activa; lo son más de la mitad de las solterasmayores de 25 años y las tres cuartas partes de las separadas odivorciadas. Por otra parte, en los niveles de instrucciónsuperiores, la tasa de actividad femenina es incluso superior ala masculina.

Por lo que se refiere a los ingresos salarialeses claro que las mujeres están en una situación desfavorable,ya que a igualdad de categoría profesional, las retribucionesson menores en una proporción media próxima al 27%, siendo máselevada la diferencia en las categorías correspondientes a lastitulaciones profesionales.

Tasa de Actividad según Género por nivel de estudios terminados y por estado civil (%) 1996
         
  Total Varones Mujeres
Total 49,78 63,2 37,24
       
Estudios terminados:      
Analfabetos y sin estudios 9,41 16,89 6,33
Primarios 22,11 33,49 13,75
Secundarios o medios 42,97 61,56 25,71
Técnico profesional 80,9 83,48 77,09
Universitarios y otros 69,47 71,23 68,17
       
Estado civil:      
Solteros   58,04 39,39
Casados   66,58 35,57
       
Fuente: Encuesta de Población Activa IV Trimestre 1996 INE  

En cuanto a los modos de vida, se hareducido drásticamente la natalidad y se ha retrasado la edad detener el primer hijo. El número medio de hijos ha seguido unatendencia descendente hasta situarse en 1994 en 1,21 hijos. Apesar de este descenso, las españolas ven reducirse de formaimportante el tiempo de dedicación a la formación o a laactividad económica remunerada al casarse o tener descendencia.Este hecho es debido en parte al trabajo doméstico no remuneradoque aparece de forma exclusiva en las biografías femeninas: lasmujeres dedican una proporción de tiempo 7 veces superior aldedicado por los hombres, si bien esta diferencia tiende adisminuir.

En cuanto a la discriminación de las mujeresfrente a la educación, ésta fue importante hasta la década delos sesenta, pero, al día de hoy, las diferencias de géneroprácticamente han desaparecido. Así, entre las personas pordebajo de los 30 años no hay apenas diferencias en el nivel deanalfabetismo y el nivel medio de educación es, incluso, algosuperior en las mujeres. Pero, a nivel agregado, todavíasubsisten diferencias, y así, el 5,39% de las mujeres españolasse declaran analfabetas, frente a un 2,32% de los varones, y enel extremo opuesto, también la proporción de mujeres contitulación superior (6,3%) es inferior a la de varones (7,6%).Es superior, sin embargo, el llamado fracaso escolar en losvarones en todos los niveles educativos.

Las diferencias de género que persisten tienenmás que ver con el tipo de estudios realizados que con el nivelalcanzado. La presencia de mujeres es muy minoritaria en losestudios técnicos (sean de formación profesional ouniversitarios) y a cambio, mayoritaria en las profesionestradicionalmente femeninas, cuyo rendimiento es menor desde laperspectiva del status y los ingresos.

La esperanza de vida de las mujeres essignificativamente superior a la de los hombres -en el año 1994es de 81,03 años para las mujeres y 73,28 para los hombres-. Entodas las edades es superior el número de varones que de mujeresque fallecen, con diferencias máximas en el tramo de los 20 alos 35 años. Los diferentes hábitos y formas de vida -un mayoruso del tabaco y del alcohol y un incremento del número deaccidentes de tráfico- contribuyen a explicar esta mayorvulnerabilidad física de los varones. No obstante, en las edadesmás tempranas, las formas de vida y las conductas tienden aigualarse.

La participación femenina es todavía escasaen los órganos de representación social. Si bien la presenciade mujeres en las Cortes Generales se ha más que duplicado entre1977 y 1996, el porcentaje de representantes femeninas se sitúatodavía, en torno al 15%. Proporciones similares puedenencontrarse en los parlamentos autonómicos y en lasadministraciones locales.

Evolución de la participación femenina en el Congreso de los diputados y en el Senado según las distintas legislaturas (%) 1977-1996
  1977-79 1979-82 1982-86 1986-89 1989-93 1996-2000*
Congreso de los Diputados 6,3 6 6,3 6,5 14,6 22
Senado 2,4 2,9 4,3 5,6 10,8 14,9
Fuente: Las desigualdades en España. Síntesis estadística. Fundación Argentaria 1995
* Este dato puede estar sobrevalorado. Fuente: La Mujer en Cifras 1997. Instituto de a Mujer

Desde 1987, la Administración española, através del Instituto de la Mujer, ha puesto en marcha distintasmedidas para favorecer la igualdad de oportunidades entre hombresy mujeres. Estas medidas se han concretado en tres planesplurianuales, elaborados con la participación de diversasinstituciones y agentes sociales, que han impulsado reformaslegislativas; medidas para favorecer la integración de lasmujeres en las políticas públicas; programas de apoyo a lamujer en la reproducción familiar; programas de lucha contra ladiscriminación en la educación y en el mercado laboral;programas específicos de apoyo a las mujeres en situación depobreza; programas de lucha contra la violencia que sufre lamujer; acciones de sensibilización de la población, etc.-.

Perspectivas

Las perspectivas que presenta la desigualdadsocial en España vienen caracterizadas por el signo de laambigüedad, con aspectos positivos y negativos que deben sertenidos en cuenta. Entre los aspectos positivos, dos son los quecabe destacar aquí. El primero alude al efecto estructural quela mejor educación de las generaciones más jóvenesnecesariamente ha de tener sobre los comportamientos y valoresque configuran el tejido social. Esta mejora en los grados deformación de la población constituye una base necesaria para elmejor enraizamiento de los valores propios de una sociedad másequitativa y solidaria. El segundo aspecto positivo tiene unasbases más discutibles: se refiere a los avances producidos en laregulación del mercado de trabajo, a través de dos reformas enprofundidad, para lograr mayores niveles de flexibilidad, unareducción de la precariedad laboral y una más activa promocióndel empleo. Es pronto para juzgar los efectos de dichas medidas,si bien se constata a lo largo de los últimos meses un ligeroincremento de la contratación. No obstante, el volumen dedesempleados es de tal magnitud que serían necesarias medidastransformadoras de mayor calado, y que hasta el momento la actualadministración no parece dispuesta a discutir.

En cuanto a los aspectos negativos, dos sontambién los que cabría subrayar. El primero tiene que ver conel especial momento que vive la economía española comprometidaa formar parte de la Unión Monetaria Europea. Este objetivocomporta el desarrollo de una severa política presupuestaria,que habrá de limitar el gasto público en el conjunto de laspolíticas sociales. Junto a ello, el creciente envejecimiento dela población y el sostenimiento de un importante contingente dedesempleados ha conducido a la Seguridad Social, encargada definanciar el grueso de las prestaciones sociales -pensiones yseguro de desempleo, entre otras-, a una situación financieradelicada de cara al futuro. El debate acerca de la sostenibilidadfinanciera del Estado del Bienestar introduce, sin duda, unimportante factor de incertidumbre en el futuro de lascondiciones sociales de la población más vulnerable.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

Consejo Económico y Social: La pobreza y laexclusión social en España. Informe nº 8. ConsejoEconómico y Social, 1997

Fundación Argentaria: Las desigualdades enEspaña. Síntesis Estadística. (II Simposio sobre Igualdad yDistribución de la Renta y la Riqueza). Visor, 1995

Fundación Foessa: V Informe sociológicosobre la situación social en España (2 tomos). FundaciónFoessa 1994

INE: Encuesta de presupuestos familiares.Desigualdades y Pobreza en España, 1996

Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales: Lamujer en cifras 1997. Instituto de la Mujer, 1997

V.V.A.A: Lecciones de economía española,2ª edición. Director: José Luis García Delgado. Civitas, 1995