La extranjerización de la pobreza

Swiss Coalition of Development Organizations

Suiza es uno de los países más ricos del mundo. Sus problemas sociales son relativamente menores en comparación con el resto de la comunidad internacional, especialmente en el contexto Norte–Sur. Por lo tanto, la evaluación de los problemas específicamente suizos exige considerar tendencias en materia de problemas sociales, en lugar de elementos cuantificables. ¿Los problemas sociales se han agudizado en el país en los años 90? ¿Qué se puede esperar del futuro? El gobierno, en su Informe sobre las actividades iniciadas en concordancia con las recomendaciones de la Cumbre Mundial de Desarrollo Social, no brinda respuestas a estas interrogantes. La Coalición Suiza considera que los problemas sociales se intensificaron en los años 90.

Nos preocupan la capacidad decreciente de los gobiernos nacionales para asegurar la seguridad social, que también afecta a Suiza, y las agresivas tendencias que apuntan a disolver la solidaridad sociopolítica.

Por lo tanto, nos complace que el Informe conceda la consideración debida a las dimensiones sociales de la globalización y que la vincule a la liberalización económica en el contexto de la responsabilidad política. También concordamos, en cierta medida, con la evaluación que el Informe hace sobre que Suiza, con su economía abierta e internacionalizada, puede beneficiarse de la globalización o, más precisamente, de la apertura de los mercados que está sucediendo en todo el mundo. Pero el Informe no presta atención a las posibles consecuencias negativas de la globalización. Como en otros países industrializados, la presión que ejercen los mercados financieros integrados mundialmente está trasladando la carga de la imposición del ingreso en Suiza hacia los sueldos y salarios, mientras la carga impositiva de los productos financieros es cada vez más obsoleta. Es posible que se retire totalmente la carga impositiva de los productos financieros, a pesar de que la industria financiera es uno de los pilares más fuertes de la economía suiza. Esto limitaría la capacidad del país para financiar medidas de política social en el futuro. Muchos creen que las mismas corren peligro.

Por lo tanto, es la opinión de la Coalición Suiza que el gobierno se debe comprometer a re–regular los mercados financieros (Impuesto Tobin, ley internacional de insolvencia, control dirigido de movimientos de capital en los países en desarrollo). Este paso se tornó aun más urgente tras la crisis financiera de 1997 y 1998. Sólo si se cumple ese compromiso podrán los países ricos mantener su capacidad para garantizar la seguridad social, y los países pobres lograrán desarrollarla.

> En los años 90, Suiza experimentó una prolongada crisis económica que fue la principal causa del alto desempleo y de la expansión de la pobreza relativa. Tras pasar por una situación de pleno empleo en los años 80, la tasa oficial de desempleo tuvo un pico de 5,2 % en 19971 . El gobierno culpó por la crisis al adverso ambiente económico internacional, a los problemas estructurales del mercado interno y a los cambios tecnológicos. Pero esto no basta para explicar por qué Suiza fue el único país europeo que no se recuperó de la recesión de 1991 y 1992, y por qué emergió del estancamiento económico recién en 1998. Para comprender la «vía japonesa» de la economía suiza en los años 90, se debe tomar en cuenta un factor adicional: la rígida política monetaria del Banco Central. Esta política, que se concentró en la lucha contra la inflación, tuvo un efecto desalentador hasta 1996 y estranguló la recuperación económica en proceso de gestación en 1993. Muchos de los problemas sociales actuales de Suiza tienen su origen en esta política. El papel fundamental que tuvo la política monetaria se puede apreciar en retrospectiva: el cambio de la política que se adoptó en 1996 fue responsable de las señales iniciales de la recuperación económica de 1997. El pequeño crecimiento económico que tuvo lugar a partir de entonces es responsable del descenso en la tasa de desempleo (octubre de 1999: 2,3 %).

> Varios estudios desde los años 80 revelaron una pobreza relativa considerable, con tasas que alcanzaron dos dígitos en algunas zonas del país. La tasa nacional de pobreza2  fue de 10,3 % (710.000 habitantes) en 1992. Sólo parte de las personas que las estadísticas clasifican como pobres solicitaron la asistencia pública. Es un rasgo típico de Suiza que aún no tenga estadísticas nacionales sobre la pobreza, o cifras sobre la cantidad de asistencia que se otorga a los «nuevos pobres» a niveles federal, cantonal y comunitario. Nos complace que el gobierno haya intensificado las gestiones para resolver este problema estadístico. Luego de alcanzar un mínimo histórico en los años 60, la cantidad de habitantes que dependen de la asistencia pública aumentó a los saltos con cada recesión.

> El problema se agudizó en los años 90 cuando los salarios de la escala inferior se estancaron o descendieron, y muchos asalariados de esta categoría se vieron obligados a vivir por debajo de la línea de pobreza como la definen los funcionarios encargados de la seguridad social. Según un estudio de Caritas3, existen aproximadamente 250.000 pobres que trabajan en Suiza (4,7% de la población activa). Hoy, Suiza ocupa un lugar de vanguardia entre los países con mayor disparidad social. Según la Oficina Federal Suiza de Estadísticas, 2,9 % de los contribuyentes son propietarios de 42 % de la riqueza total del país, mientras 44,5 % de los contribuyentes sólo tienen 4,2 %. Un número relativamente pequeño de contribuyentes (3,4%) recibe 15,7 % del ingreso total neto, mientras poco más de la mitad (50,8 %) recibe sólo 26,8 %4.

> La incapacidad para integrar a los extranjeros a la sociedad suiza ha sido fuente de grandes problemas sociales. Un cuarto de la población activa y 19,33% de la población total no está integrada por ciudadanos suizos. Los extranjeros representan una altísima proporción entre los desempleados y en las categorías de menores ingresos5. En promedio, su capacitación es inferior a la de los ciudadanos suizos, lo cual hace más precaria su situación en el mercado laboral. Suiza debe asumir la plena responsabilidad por su población extranjera. El reclutamiento activo de trabajadores extranjeros por razones económicas ha sido un elemento de la política suiza en diferentes épocas desde los años 50 (la última etapa concluyó en 1991). Los argumentos nacionales contra la integración de los extranjeros, que están ganando popularidad e incluso están de moda en algunos partidos de la coalición de gobierno, son causa de preocupación. Si Suiza no mejora la integración de su población extranjera, corre el riesgo de fomentar mayor segregación en el mercado laboral y la vida pública, y de «extranjerizar» la pobreza, lo cual tendría consecuencias negativas para el orden público y la armonía social. Por consiguiente, Suiza enfrenta graves problemas con relación a una de las principales metas de la CMDS: el desafío de la integración social.

> En este contexto, se debe recordar que la posición relativamente débil de las mujeres en el mercado laboral suizo ha estado ligada históricamente al problema de la inmigración. La expansión económica del país tras 1945 tuvo lugar prácticamente sin la inclusión de las mujeres en el creciente mercado de trabajo. La falta de derechos políticos para las mujeres (hasta 1971), y la cultura predominantemente masculina y conservadora, fueron la causa de que la expansión económica se basara principalmente en la mano de obra (masculina) inmigrante. La proporción de mujeres en el mercado de trabajo aumentó desde los años 80. Hoy, 42 % de la población activa está integrada por ellas. Las mujeres suelen tener trabajos de tiempo parcial6, con condiciones inseguras y en categorías de bajos ingresos. Aunque existe una ley contra la discriminación, en el sector privado las mujeres siguen ganando un promedio de 23 % menos que los hombres.

Notas

1 1990: 0,5%; 1995: 4,2%; 1996: 4,7%; 1998: 3,9%.

2 Según la definición de la UE, se consideran pobres aquellas personas u hogares cuyo ingreso monetario neto es 50% inferior al ingreso promedio de su país. No existen índices nuevos disponibles a nivel nacional.

3 Caritas, 1998

4 Anuario Estadístico de Suiza, 1999.

5 En 1997, el desempleo de la población extranjera activa ascendía a 10,7%, frente a sólo 3,6% para las personas titulares de un pasaporte suizo.

6 En 1998, 54% de las mujeres activas tenían empleos de tiempo parcial, en comparación con sólo 8,7% de los hombres activos.