El fin del estado benefactor
Aunque las estadísticas oficiales apoyan la idea de que el “crecimiento económico conduce necesariamente a la reducción de la pobreza”, una atenta mirada revela una faceta distinta sobre el impacto del ajuste estructural y la liberalización. Tras una década de liberalización, la promesa del “crecimiento económico con justicia” parece aplazarse eternamente.          
           Una investigación económica del gobierno se jacta de una tasa de          crecimiento anual del 6%-7% desde que se introdujeron las reformas          económicas en 1991/1992. Una investigación del 2000 sobre la pobreza          muestra que la misma descendió del 36,19% en 1993/1994 al 26,10% en          1999/2000.
           Sin embargo, existe una creciente desigualdad entre los ricos y los          pobres y la población urbana y rural. Los dalits[2]          y los indígenas son cada vez más marginados. La pobreza en números          totales no ha disminuido, las oportunidades de empleo son menos y cada          vez más personas son obligadas a ingresar al sector informal sin          ninguna protección legislativa o redes de seguridad. Las violaciones          de los derechos humanos contra las comunidades tribales y los dalits          aumentaron. Después de 10 años, la situación plantea serias          interrogantes sobre la capacidad del sistema económico actual para          brindar justicia distributiva y fomentar el cambio social equitativo.
                     Pobreza          y desigualdad
           El porcentaje de la población que vive en la pobreza descendió en          las últimas dos décadas (Cuadro 1), pero debido al crecimiento          demográfico, el número total de personas pobres permaneció más o          menos constante. Casi 265 millones de indios viven por debajo de la línea          de pobreza.
           Las líneas de la pobreza rural-urbana, que casi se interceptaron en          1987/1988, se distanciaron sensiblemente durante la década de la          reforma económica. Las disparidades interregionales son alarmantes.          Según datos de la Organización Nacional de Encuestas y Muestreo          (NSSO), la pobreza en Orissa asciende al 47,15%, en Bihar al 42,6%, en          Madhya Pradesh al 37,43%, en Sikkim al 36,55% y en Tripura al 34,44%.          Los programas para reducir la pobreza no alcanzaron a los pobres.
| Cuadro 1. Porcentaje de población por debajo de la línea de pobreza | |||
| Años | Rural | Urbana | Toda India | 
| 1973-74 | 56,4 | 49,0 | 54,9 | 
| 1977-78 | 53,1 | 45,2 | 51,3 | 
| 1983 | 45,7 | 40,8 | 44,5 | 
| 1987-88 | 39,1 | 38,2 | 38,9 | 
| 1993-94 | 37,3 | 32,4 | 36,0 | 
| 1999-2000 | 27,1 | 23,6 | 26,1 | 
| Fuente: Investigación Económica 2000-2001 | |||
                    El azote          de la marginación
           Poderosos intereses privan a la población indígena de sus derechos          consuetudinarios sobre los recursos naturales (tierras, bosques,          minerales y agua). El resultado es la creciente enajenación de la          tierra, la migración y el desplazamiento de la tierra y los bosques.          Entre 1951 y 1990 las represas, las minas, las industrias y los          santuarios de fauna y flora desplazaron a 21,3 millones de personas.          Aproximadamente el 40% (8,5 millones) de la población desplazada es          indígena, y el 75% de los indígenas desplazados no han sido          reasentados. Los indígenas también son víctimas de un proceso de          homogenización cultural dirigido por el nacionalismo hindú. El          pluralismo cultural, un hito de la Constitución, está bajo amenaza y          la violencia contra los indígenas va en aumento. La Enmienda a la Ley          de Adquisición de la Tierra, de 1984, tenía muchas fallas, y el          Proyecto de Ley de Adquisición de la Tierra, Rehabilitación y          Reasentamiento, del 2000, marginará aun más a las comunidades          tribales.
           El sistema imperante de castas jerárquicas en India privó a los dalits          de participar en los beneficios del desarrollo. La discriminación          basada en la casta y el origen, la calidad de intocables, la explotación          y la inmovilidad ocupacional han contribuido con la marginación de          los dalits en India. Siempre          que los dalits comienzan a          organizarse, a reconstruir su identidad, a afirmar sus derechos, a          reclamar la propiedad de la tierra y a luchar por mayores salarios,          hay un brote de violencia en su contra.
                     Hambre y          anemia
           Los depósitos de cereales de          India desbordan con 300 millones de toneladas de alimentos, pero más          del 25% de la población no recibe comida suficiente. El 40% de los niños          están desnutridos y más de la mitad de las mujeres son anémicas. La          pobreza y el hambre coexisten con el exceso de cereales.
           El Sistema Público de Distribución (PDS) excluye a grandes sectores          de la población pobre y vulnerable y distribuye cantidades          insuficientes de alimentos. Se produjo un desplazamiento del PDS          universal al PDS Dirigido (TPDS). El TPDS clasifica a la población          como pobre, o sea por debajo de la línea de pobreza, y no pobre, o          sea por encima de la línea de pobreza. Con esta división surgió un          sistema dual de precios, con un precio subsidiado para los pobres y un          precio próximo al del mercado para los no pobres. Cuando el gobierno          subió el precio del arroz y del trigo, las familias pobres tuvieron          que pagar un 68% más por los cereales, y las familias no pobres          pagaron un 25% más. Cuando los costos aumentan, los precios para los          pobres aumentan automáticamente. En los hechos, el incremento en los          precios significa que muchos pobres son excluidos del PDS. Muchos no          pobres prefieren comprar en el mercado dado que la diferencia en el          precio es pequeña.
           La mayor parte del PDS se destina al medio urbano. Por ejemplo, Delhi,          con el 1% de la población y el mayor ingreso per cápita, recibe el          5% de los cereales distribuidos por el PDS en el país. En Uttar          Pradesh, Bihar y Orissa, donde vive gran parte de la población pobre          rural, el PDS se destina a las familias más ricas. Estas diferencias          entre medio rural y urbano y entre las regiones agravan la ineficacia          del funcionamiento del PDS. El PDS, cuyo objetivo era garantizar la          seguridad alimentaria, parece haber perdido su rumbo.
           El gobierno considera al PDS como una medida para reducir la pobreza,          no como un derecho básico. Recurre a la excusa de su creciente carga          financiera para reducir el PDS. Pero este subsidio alimentario sólo          representa el 0,4% del PBI y la cifra no ha cambiado en las últimas décadas.
           Según la última investigación económica, 150 millones de hectáreas          de las tierras de India son socavadas por la erosión del agua y el          viento. La cantidad de tierras fértiles disminuye y la inversión en          la agricultura desciende. El medio de sustento de 1,6 millones de          agricultores corre peligro por la inminente apertura del mercado avícola.          Las estrategias de reducción de la pobreza en India no pueden          prosperar sin un sector agrícola sólido. Las reformas económicas          debilitaron el sector, en lugar de fortalecerlo.
           La relación entre hombres y mujeres sigue siendo negativa, con 933          mujeres cada 1.000 hombres. Las mujeres ocupan sólo el 8,9% de las          bancas parlamentarias. Durante los años de la reforma, las instancias          de violencia contra las mujeres aumentaron sustancialmente.
           Casi el 91% del empleo se encuentra en el sector informal. La tasa de          crecimiento del empleo en el sector formal descendió en forma          constante. El trabajo infantil es generalizado. El subempleo y la          feminización de la población trabajadora son consecuencias          importantes de las reformas económicas.
           Las cifras provisorias del Censo 2001 indican que la alfabetización          aumentó al 65,38%, pero poco más del 24% de los hombres y del 45% de          las mujeres son analfabetos. El gasto del gobierno destinado a la          educación, que representaba el 2,75% del PBI en 1998/1999, descendió          o se mantuvo igual.
           El acceso a la atención médica básica, especialmente en el medio          rural, sigue fuera del alcance de la gran mayoría. El gasto de los          gobiernos central y estatales destinado a la salud, del 1,11% del PBI          en 1998/1999, descendió en la última década.
                     Inversión          en el sector social
           El gasto real en el sector social como porcentaje del PBI descendió          en los últimos cinco años (Cuadro 2). No hubo incremento en la          inversión per cápita del sector social. 
| Cuadro 2. Gasto del gobierno central en servicios sociales | |||
| Años | Presupuesto como % estimado del PBI | Estimativo revisado como % del PBI | Diferencia (Rupias en decenas de millones) | 
| 1996-97 | 1,20 | 1,07 | 1.707 | 
| 1997-98 | 1,21 | 1,08 | 1.948 | 
| 1998-99 | 1,18 | 1,09 | 1.601 | 
| 1999-00 | 1,10 | 1,05 | 804 | 
| 2000-01 | 1,08 | --- | --- | 
| Fuente: Investigación Económica 2000-2001 | |||
                    Desde el comienzo de las reformas económicas, el gobierno habló de          las redes de seguridad social para los pobres. Se planificó un Fondo          de Renovación Nacional con importantes partidas presupuestales para          brindar protección social a los pobres y a aquellos adversamente          afectados por el proceso de liberalización. En la práctica, el          gobierno hizo poco para fortalecer las medidas de protección social.          Se produjeron renovados esfuerzos para reducir las partidas          presupuestales del sector social en aras de reducir el déficit          fiscal.
                     Conclusión
           El año 2001 concluye la primera década de las reformas económicas.          El proceso de reformas facilitó la emergencia de una nueva clase          media que se apropió de los frutos del crecimiento económico a costa          de los pobres y de la clase media inferior. Una brecha se ha producido          en la clase media, ya que un gran sector de la clase media urbana, sin          el suficiente peso tecnológico o poder de negociación, está cada          vez más expuesto al desempleo y al subempleo.
           La inseguridad económica de esta clase parece contribuir a la          creciente paranoia social y la emergencia de una política          reaccionaria en el país. El creciente fundamentalismo y la tensión          social están claramente vinculados con la mayor desigualdad y          marginación de un gran sector de la población urbana en el mercado          liberalizado. El resultado ha sido la creciente violación de los          derechos humanos, la corrupción y otras actividades delictivas, la          intolerancia social y religiosa, e instancias de violencia colectiva.
           Después de una década, la liberalización traicionó las promesas de          reducir la pobreza y lograr el desarrollo social, y sólo creó la          ilusión del desarrollo. El gobierno, en lugar de fomentar y          garantizar los derechos humanos, la justicia social y el bienestar del          pueblo, renunció a sus responsabilidades. Los 10 años de reformas          facilitaron la paulatina desaparición del estado benefactor y dejó a          la gran mayoría sin poder social o económico. El desarrollo social          sustentable sigue siendo un sueño para la mayoría de los indios.
| Distribución alimentaria en Rajastán1           Varias medidas políticas adoptadas durante el período de reformas          atentaron contra los objetivos del Sistema Público de Distribución          (PDS) de “brindar seguridad alimentaria a la población pobre” y          de “actuar como freno contra el aumento de los precios del          mercado”. La aplicación del PDS Dirigido sólo redujo aun más el          acceso de la población pobre a los cereales básicos. 
           De nueve distritos de la          muestra, las familias de cuatro distritos no recibieron trigo de las          tiendas del PDS. Las partidas de azúcar y queroseno destinadas a cada          familia disminuyeron durante los últimos dos años del estudio.          Mientras el gobierno hace todo lo posible por limitar el alcance del          PDS, las familias pobres de la zona de muestreo deseaban adquirir más          artículos al sistema. Los datos recabados por el estudio sugieren que          el PDS Dirigido tiende a impedir que las familias pobres reciban el          trigo a menor precio. 
           El PDS Dirigido es el hijo de un matrimonio forzado entre la idea de          que la reducción de los subsidios es la panacea de los males económicos          y las lágrimas de cocodrilo derramadas a favor de los pobres          abandonados. En realidad, no es nada más que un ardid para engañar a          los pobres y camuflar los intereses ocultos de aquellos que desean          engordarse a costa del hambre de la población. El gobierno tiene casi          tres veces más de los cereales necesarios para contar con una reserva          en caso de necesidad, pero incluso zonas perjudicadas por la sequía,          como Gujarat, Rajastán, Madhya Pradesh y Orrisa, tuvieron que esperar          por ayuda. 
           En el año en que seis estados fueron afectados por la sequía, el          gobierno duplicó el precio de los cereales vendido por el TPDS a las          familias pobres. (“¡Bravo!”, escribió un diario económico en          respuesta a la medida del gobierno). El gobierno acaparó una reserva          de cereales mayor que nunca, y como todas las demás conquistas          gubernamentales, el costo fue pagado por millones de personas pobres y          hambrientas. ¡Viva la liberalización! 
                     1 Informe de Astha Sansthan basado en el estudio del          impacto de la nueva política económica sobre los pobres en Rajastán          2000: 152-53. | 
Nota:
[2] Intocables.

