Divisiones étnicas y la disolución de la responsabilidad

Bjorg Sandkjar; Gunhild Oerstavik
Norwegian People’s Aid

En medio de un nivel de vida elevado en general, las desigualdades sociales persisten y el empeño para crear una sociedad igualitaria se ha revertido. El acontecer internacional se refleja a nivel nacional a través de la creciente brecha entre ricos y pobres. La proporción de pobreza, definida para aquellos con ingresos menores a la mitad del ingreso promedio de la población, aumentó durante los años 90, y en 1999 representaba poco menos del 8%. La relativa disparidad y la vergüenza asociada implican además un serio problema para la población en esta categoría.

Pobreza y distribución equitativa

En marzo del 2000 la coalición de centro cedió el poder al gobierno laborista. Aunque la economía sigue en auge, en gran medida como consecuencia de los elevados precios del principal producto de exportación—el petróleo— la mayor parte de dicha riqueza no beneficia a los grupos marginados. Entre esos grupos están los receptores de los subsidios sociales y los desempleados de larga data, los discapacitados, las familias monoparentales y los inmigrantes, sobre todo los que llegaron recientemente al país. Estos grupos no integran la PEA, participan poco en movimientos y organizaciones sociales, tienen un nivel bajo de educación y un estado de salud sensiblemente inferior.[3]

Todo esto conduce a la baja autoestima, así como a la percepción individual de que uno es responsable por no haber logrado el éxito según las normas de la sociedad. De esta manera, los pobres[

1] en uno de los países más ricos del mundo están confinados a su estado de marginación, en lugar de ser partícipes de la sociedad para movilizarse contra un sistema que, por naturaleza, se basa en la exclusión social de los ciudadanos que no rinden económicamente.

En el 2000 se prestó mayor atención a los niños y niñas de las familias pobres. Uno de los problemas es que las actividades sociales y posteriores al horario escolar tienen un precio que los niños pobres no pueden pagar. La práctica creciente es que las actividades escolares deben pagarse, lo cual conduce a la marginación de los niños pobres también en la escuela.

Además de la diferencia en riqueza de las personas, o la “propiedad privada”, también hay diferencias en la riqueza de las autoridades locales, o “pobreza pública”. Varios servicios públicos que son importantes para los niños, como las guarderías, la educación y la atención médica, están descentralizados en las autoridades locales. Las diferencias en financiación y en las prioridades políticas conducen a la disparidad en el nivel de servicios ofrecidos en las distintas comunidades.

Este problema podría mitigarse por dos vías. Primero, reservando subsidios estatales para dichos servicios, y segundo, mediante leyes nacionales que apoyen la igualdad de oportunidades en los servicios públicos brindados a niños y adolescentes. Ninguna de las dos posibilidades ha sido propuesta aún.

En setiembre del 2001 se celebrarán elecciones generales en Noruega y, al parecer, los servicios básicos para los niños serán uno de los principales temas de discusión. Queda por verse si el reconocimiento de este problema se traducirá en medidas concretas.

Integración social

El gobierno comenzó a proyectar un marco jurídico integral que proteja contra la discriminación étnica, lo cual es un paso importante.

En la segunda mitad de los años 90 se adoptaron diversas políticas públicas dirigidas a profundizar la integración social de inmigrantes y refugiados, los desempleados de largo plazo, los discapacitados y las personas con problemas de salud mental. Aunque dichas iniciativas son dignas de elogio, los avances son lentos, sobre todo para las minorías étnicas. Los inmigrantes y los refugiados no occidentales son marginados.

Los cursos de idioma noruego han sido criticados por no contemplar las diversas necesidades de la población inmigrante. Las más afectadas han sido, en especial, las mujeres. A pesar de los planes públicos y privados para paliar esta tendencia, el desempleo sigue siendo mucho más elevado entre las minorías étnicas que en la población en general,[4] y hallar una vivienda es más difícil para este grupo. Como las viviendas disponibles se encuentran en gran medida en el sector privado, los planes del gobierno para reducir el costo de ingresar al mercado de la vivienda son menos eficaces. Los planes adoptados para profundizar la integración son insuficientes, por lo cual es casi imposible seguir sus avances.

Refugiados y aspirantes al asilo

Sólo se aprueba el 1% de las solicitudes de asilo. Además, al 29% se le concede la residencia por razones humanitarias y a otro 20% se le otorga un permiso temporal de residencia. Ninguna de estas alternativas otorga el mismo nivel de protección que el asilo.

En promedio, los refugiados y aspirantes al asilo pasan nueve meses en los centros para aspirantes al asilo, a la espera de que se tramiten sus solicitudes y, si la respuesta es positiva, para instalarse en su comunidad local. Hubo casos de personas que pasaron siete años en dichos centros. Este período de espera crea y exacerba problemas psicosociales y destruye la motivación para la integración.

Los residentes de los centros no tienen los medios para llevar una vida decente. Con frecuencia, los medios a su alcance no bastan para cubrir las necesidades básicas, y la atención médica y la vestimenta se sacrifica a cambio de la comida. Sólo en pocas ocasiones hay fondos para realizar actividades en las comunidades y fuera de los centros, lo cual obstaculiza el proceso de integración.[5]

Igualdad de género, un mito

Formalmente, Noruega ha avanzado progresivamente hacia la igualdad de género. No obstante, existe una gran brecha entre el marco político y jurídico y la realidad experimentada por muchas mujeres. La globalización y las influencias internacionales sobre los medios de comunicación y la publicidad representan un importante retroceso, sobre todo por la forma en que las mujeres son representadas como objetos sexuales.

Las mujeres reciben un salario inferior al de los hombres, a pesar de contar con los mismos méritos, y a ellas les corresponde la mayor parte de la labor doméstica. La gran mayoría de los cargos ejecutivos son ocupados por hombres.

La prioridad número uno del Centro por la Igualdad de Género es, según su directora, luchar contra el mito de que la igualdad de género es una realidad en el país. Además, el centro se dedica a combatir la violencia de género, sobre todo el tráfico internacional de mujeres en la industria sexual noruega.

Seguridad y desarrollo

Noruega ingresó al Consejo de Seguridad de la ONU en el 2001. El gobierno declaró tres objetivos principales para sus dos años en el Consejo: combatir las causas subyacentes de los conflictos armados, como la pobreza, el subdesarrollo, la desigualdad y la opresión; fortalecer la capacidad de la ONU para llevar a la práctica las operaciones de paz; y asegurarse de que se preste especial atención a África.

En ocasiones anteriores la discrepancia entre la retórica política nacional y la actuación en los foros internacionales ha desilusionado a las ONGs y otros actores. Por lo tanto, las ONGs tienen especial interés en seguir de cerca la actitud política de Noruega en el Consejo de Seguridad.

Erradicación de la pobreza mundial, ayuda al desarrollo y doble discurso

Un encomiable 0,91% del PNB se destinó a la ayuda oficial al desarrollo (AOD) en 1999, lo cual fue un incremento frente al 0,87% de 1995.[6] Sin embargo, dicha cifra abarca el creciente gasto para la ayuda a zonas en conflicto en Europa. La AOD noruega es el principal ámbito para considerar los compromisos asumidos en la CMDS y sus resultados a la hora de formular políticas de Estado. En los foros internacionales Noruega ha trabajado activamente por la adopción de la iniciativa 20/20 y para que se cancele o reduzca la deuda externa de los países pobres. Aunque la actitud noruega desilusionó en Ginebra en junio del 2000, en ocasión de la revisión de los cinco años de la CMDS, cuando no apoyó la iniciativa canadiense para incluir un estudio sobre el Impuesto a las Transacciones Monetarias (ITM) en la declaración final, actualmente Noruega apoya dicha iniciativa.

La labor con respecto a la AOD es elogiable, pero sus delegaciones en las negociaciones internacionales de comercio, así como las compañías noruegas en el exterior, adoptan políticas y actitudes que atentan directamente contra la política de ayuda al desarrollo. Por lo tanto, sería importante ver una mayor coherencia entre las acciones noruegas en el exterior.

Mediante la integración en acuerdos comerciales como la Zona Económica Europea o los tratados de la OMC, el centro del poder se aleja y la responsabilidad nacional se diluye. La sociedad civil pretende que se analicen las posibles consecuencias de dichos acuerdos, como el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS), antes de que se proceda a firmarlos.

El proceso de privatización nacional e internacional también disuelve la transparencia democrática a un ritmo y de una forma que resulta sumamente preocupante. A la sociedad civil le preocupa la falta de transparencia de dichos procesos y organizaciones. Aunque el gobierno cuenta con algunos mecanismos para comunicarse con la sociedad civil a la hora de formular sus políticas y firmar acuerdos, los mismos están lejos de ser integrales.

En consecuencia, la sociedad civil queda con una sensación de impotencia y la movilización por los problemas sociales puede parecer inútil. No obstante, hechos recientes dan esperanzas a la demanda popular de participación en el proceso político. Cerca del 10% de la población de Oslo se manifestó contra el racismo en una marcha en la ciudad tras el asesinato de un joven negro. El interés popular y la movilización en torno de la creación de ATTAC fNoruega[7] resulta alentador. La sociedad civil se compromete a continuar su labor para combatir los problemas destacados en este informe.


Notas:

[1] El concepto de pobreza que maneja este informe es relativo y se refiere a la posibilidad de vivir la vida con dignidad en el contexto noruego.

[2] Dag Ellingsen. Sosialt Utsyn 2000. Oslo: Estadísticas Noruega, 2000.

[3] Guri Ingebrigtsen (ministro de Asuntos Sociales), discurso de apertura en la conferencia ”Pulso Social”, 17 de enero del 2001, en Oslo, Noruega, organizado por la Cruz Roja noruega.

[4] ”Registrert arbeidsløyse blant innvandrarar, 4. kvartal 2000”. Estadísticas Noruega, 2001.

[5] Kirsten Lauritsen y Berit Berg. Mellom håp og lengsel – å  leve i asylmottak. Trondheim, Noruega: SINTEF, 1999.

[6] ”Offentlige utgifter til utviklingshjelp. 1995-1999.” Estadísticas Noruega, 2000.

[7] ATTAC (Action pour la Taxation des Transactions pour l' Aide aux Citoyens/Acción por un Impuesto a las Transacciones para Ayudar a los Ciudadanos) es un movimiento internacional en crecimiento.


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