El resultado final de la Cumbre de los ODM: ¿Y ahora qué?

Intervención de Roberto Bissio, coordinador del Social Watch, en la reunión de evaluación y discusión posterior a la Cumbre de los ODM
Lunes 4 de octubre de 2010, 15:00-18:00 hs., Sala XXVI, Palais des Nations, Ginebra

Es realmente muy interesante ver comenzar el programa de este debate con la frase "Podemos terminar con la pobreza para el año 2015", que fue destacada durante la cumbre en las instalaciones de la ONU. El "podemos" fue probablemente una forma de dar la bienvenida al presidente de EE.UU., Barack Obama, uno de los principales oradores en la cumbre. En cierto modo esta consigna significa elevar las expectativas, ya que la promesa vigente de los ODM era reducir la pobreza a la mitad para el año 2015 y no ponerle fin, por lo que, por supuesto, damos la bienvenida a esta mayor aspiración.

Pero la mala noticia es que no estamos consiguiendo ni siquiera llegar hasta allí, ni siquiera cerca y, de hecho, una de las deficiencias de la Cumbre fue que partió de un análisis no muy honesto de dónde estamos en realidad, utilizando la metáfora del “vaso medio lleno, y el vaso medio vacío”, en vez de realmente medir y evaluar el progreso ... o la falta del mismo.

No deberíamos estar asumiendo este tipo de enfoque, precisamente porque los ODM suponían objetivos con límites de tiempo y medibles. Sí, hay un poco de agua en el vaso ... pero en la ONU deberíamos estar estableciendo si esa cantidad es el 10%, el 20% o el 80% de donde debiéramos estar, a sólo cinco años de alcanzar la fecha límite de 2015.

Y el hecho es que la pobreza en el mundo, incluso si aceptamos como su medida la de un dólar al día (con la que nosotros en Social Watch no estamos muy de acuerdo), no va decreciendo según lo previsto. Según el Banco Mundial, si se excluye a China, la pobreza en el mundo de hecho ha aumentado. Y cada vez existen más pruebas, procedentes por ejemplo de la labor realizada por Sakiko Fukuda-Parr, quien fuera editora del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, y de algunos de los trabajos preparatorios para el Informe sobre Desarrollo Humano de este año, y de nuestra propia investigación de la indicadores básicos, de que ese progreso en los indicadores sociales de hecho se ha frenado después del año 2000.

Esto significa que sí, los indicadores de los promedios globales en mortalidad infantil, mortalidad materna, escolaridad y otros continúan mejorando, pero lo hacen a un ritmo más lento en la década que termina que en la última década del siglo XX, que no era ninguna maravilla según ningún estándar. Estamos avanzando más lento que antes.

Esta cumbre solicita la aceleración del progreso, lo que es muy bienvenido, porque en realidad esa aceleración sería muy necesaria si queremos lograr en cinco años, y en cinco años de crisis económica, lo que ni siquiera hemos empezado a hacer en diez años de prosperidad económica.

Pero la cumbre no nos proporciona una pista sobre cómo esa aceleración va a tener lugar. Ahora, ¿cómo diablos se puede pensar que vamos a acelerar en el medio de la peor crisis económica en décadas? Si nos fijamos en el objetivo ocho de los ODM, que fue el compromiso de hacer que los países en desarrollo alcanzaran los otros objetivos, la misma habla de ayuda, habla de comercio, habla de la deuda, habla de tecnología. Y todos sabemos que la ayuda está disminuyendo, ya sea porque se está viendo afectada por recortes en el presupuesto o simplemente porque, incluso manteniendo los compromisos, dado que la economía de numerosos países donantes se está reduciendo, el porcentaje dedicado a la ayuda, en el mejor de los escenarios, también se está reduciendo. En cuanto al comercio, no ha habido avances en esta década, ustedes saben eso aquí en Ginebra mejor que yo, así que no voy a hablar más sobre eso. La deuda es ahora un problema no sólo para los países en desarrollo sino también para muchas de las economías desarrolladas. Pero la esperanza de que un mecanismo ordenado de renegociación de la deuda por fin pudiera ser acordado está desapareciendo ya que, básicamente, Europa ha optado por encontrar su propia solución al problema, y no por buscar una solución sistémica global.

Por último, la transferencia de tecnología, por supuesto, se ha vuelto básicamente cara e imposible mediante los acuerdos comerciales que tenemos. Nuestro propio análisis es que el objetivo que está verdaderamente a la zaga de los ODM es el Objetivo Ocho, pero en cambio los países en desarrollo están siendo culpados por no alcanzar los otros siete objetivos, en particular los primeros seis.

En ese contexto, si queremos evaluar más allá del documento final, que fue acordado antes de la Cumbre, esto es algo muy complejo, habiendo tantos jefes de Estado, tantas reuniones bilaterales sucediendo a la vez, y numerosas pequeñas cumbres  superponiéndose, lo que hace muy difícil comprender lo que realmente está pasando y cada uno tiene apenas una imagen muy parcial.

Pero tal vez las impresiones, incluso parciales, sean una evidencia válida. Yo estuve allí, por ejemplo, como conferencista de la sociedad civil en la mesa redonda sobre sociedades. ¡Pensé que ésta sería en efecto la más candente! De sociedades es de lo que se trata todo esto ...

Sin embargo, desde el principio la mesa redonda sobre sociedades tuvo un perfil bajo, hasta el punto de que resultó imposible encontrar a un presidente africano dispuesto a co-presidirla. Todas las otras mesas redondas tenían dos co-presidentes, pero ésta sólo tenía uno, básicamente porque nadie se ofreció para ese lugar en particular, que estaba reservado para el continente africano.

Una vez iniciado el debate, no habló ni un solo miembro de los países del G-20. Y, como ustedes saben, este grupo incluye la mayoría de los principales donantes y muchos de los países en desarrollo más grandes e influyentes. Bueno, simplemente no hablaban. Rumania y Croacia fueron los únicos países europeos que se expresaron en la mesa redonda sobre sociedades. Y los únicos organismos internacionales que se expresaron en esa mesa redonda de sociedades fueron la Interpol, el Centro de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, con sede en Viena, y el Banco Mundial. La mesa redonda concluyó una hora antes de lo previsto por falta de oradores y, por supuesto, todos aquellos entre nosotros, pertenecientes a la sociedad civil que estábamos en la lista, tuvimos la oportunidad de hablar porque nadie más lo hacía.

Mientras tanto, el entusiasmo y la prensa estuvo en torno a las celebridades, los que eran en su mayoría Ministros, que asistían a eventos paralelos, agasajando a los donantes privados y promoviendo diferentes iniciativas paralelas que se dieron a conocer usando esencialmente dinero reciclable y no nuevos recursos, de la misma manera que el documento final fue realizado reciclando promesas y usando textos previamente acordados.

Estamos muy contentos con las referencias en el documento final a un "piso social mínimo", y con las referencias a la equidad, a los servicios sociales universales y al trabajo decente. Este es un lenguaje que nos gusta mucho más que el énfasis en las "redes de seguridad", pero no hay una sola acción, ni un solo compromiso que relacione ese lenguaje con cualquier tipo de aplicación concreta.

Y cuando la ONG le preguntó a un importante país europeo donante qué losa legraba de esta cumbre, sus representantes básicamente respondieron "tenemos un papel trascendente para el sector privado que ahora ha sido reconocido de manera explícita, mejor que antes, y el problema de la fragilidad de los Estados y de las zonas afectadas por el terrorismo se ve ahora reforzado y reconocido de forma adecuada".

Durante muchos años nuestras ONG les han estado diciendo a los países que "deben poner su dinero donde está su discurso". La respuesta que obtuvimos de la Cumbre se traduce en esencia así: "vamos a poner nuestro dinero donde están nuestros soldados".