Gustavo Luna, habla de una reprimarización de las exportaciones

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Gustavo Luna - Coordinador del Social Watch

Fuente: Energy Press

El Secretariado de Social Watch y el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), presentaron la semana pasada en Santa Cruz, el Informe Social Watch 2010 denominado “Después de la caída. Cambiemos las reglas del juego”, lamentando los pocos resultados alcanzados hasta el momento en materia de los denominados Objetivos del Milenio y realizando una lectura crítica sobre la crisis y la presión sobre los recursos naturales.

Remarca que las empresas transnacionales continúan siendo protagonistas de la inversión en sectores extractivos pero que dejan poco margen para que el Estado encare procesos de transformación sustentables. Gustavo Luna, coordinador general del Cedla, en conversación con Energy Press, destaca del Informe los siguientes temas.

EP.- ¿Qué es el Social Watch?
GL.- Watch es una iniciativa internacional compuesta por más de 60 países. Es una iniciativa ciudadana con organizaciones no gubernamentales, organizaciones sociales en general que hacen seguimiento a los compromisos que los Estados han planteado en las cumbres de desarrollo en la década de los 90 ante las Naciones Unidas y lo que hace fundamentalmente es reportar los avances, desde la sociedad civil, cómo ven los avances frente a estos compromisos, tanto desde el norte como desde el sur y la principal herramienta que se ha tenido desde el año 1995 ha sido el Informe Social Watch, que lo hemos presentado ahora y que permite dar cuenta de los avances que se van teniendo en distintos indicadores sociales, fundamentalmente. 

EP.- ¿Cuál su ligazón con los Objetivos del Milenio?
GL.- En realidad es fundamental la relación con los Objetivos del Milenio, porque si uno recuerda el trayecto en 1995, la Cumbre de Desarrollo Social en Copenhague planteó una serie de compromisos ligados al tema de desarrollo social, educación, salud, reducción de pobreza, empleo, etc. El año 2000 cuando se evalúa los logros de la Cumbre de Copenhague, Naciones Unidas lanza unas nuevas metas de desarrollo que se las llamó las Metas de Desarrollo del Milenio que permiten ampliar el proceso de cumplimiento de estas metas.

En el año 2000, luego de haber revisado los logros que se dieron desde 1995, se compromete a una serie de objetivos y metas que tendrían que cumplir hasta el año 2015, entonces, Social Watch siguiendo la trayectoria del año 95 se compromete también a hacer seguimiento respecto a estas metas y de ver cómo los Estados están cumpliendo en sus logros. 

EP.- ¿Cuál la lectura del Informe 2010 del Social Watch?
GL.- En realidad, el Informe ha intentado fijarse en los cinco años de las Metas del Milenio desde el año 2005 hasta ahora, pero fundamentalmente como un pretexto para dar cuenta de lo que está sucediendo en el mundo luego de la crisis internacional. De hecho, el informe titula “Después de la caída. Cambiemos las reglas del juego”, porque vemos el tema de las Metas del Milenio en un período en el que la crisis sobrevino y donde existen serias complicaciones en distintos compromisos sobre los que los Estados se habían comprometido.

Uno tiene que ver con la ayuda oficial para el desarrollo, que se ve seriamente comprometida en parte por los pretextos que vienen ligados al tema de la crisis, porque los Estados en el norte se comprometieron mucho más en el salvataje de los bancos y no tanto con la reducción de pobreza. Segundo, porque la crisis ha planteado, junto con los efectos de la crisis financiera, el tema de la crisis climática y del medio ambiente y este problema se lo está viviendo como un problema global justamente por el tipo y el modelo de desarrollo que eligieron los países del norte y además el tema de cómo la pobreza en este contexto tiene condiciones mucho más propicias para que se vaya profundizando. Entonces, este informe da cuenta de eso y pasa revista a los principales problemas que ocasionó la crisis y cómo las Metas de Desarrollo del Milenio están seriamente comprometidas por este contexto. 

EP.- ¿Cuál su análisis sobre la situación del extractivismo en la región?
GL.- En realidad, uno de los elementos fundamentales que se puede rescatar de la crisis, uno de los efectos o impactos es el extractivismo. Se ha mencionado, en el Informe, los casos específicos de la región como Bolivia, Ecuador, Venezuela. En estos países hay una profundización del modelo extractivo, una reprimarización de sus exportaciones y de su economía, entonces, eso viene fundamentalmente por una tendencia en el mundo capitalista por controlar la renta de los recursos naturales de forma monopólica, o sea concentrar esta tendencia es producto de la crisis internacional y por controlar fundamentalmente aquellos recursos que hacen al tema energético, que es un elemento central para el desarrollo de la economía capitalista y hace que las grandes transnacionales sigan presionando sobre los recursos naturales en aquellos países donde existe riqueza de estos. Entonces, el extractivismo sale como una tendencia fuerte durante el año 2000 y, fundamentalmente, en estos últimos 4 o 5 años, en que los precios internacionales han ido subiendo y cuando obviamente las compañías transnacionales ven oportunidades de negocio.

Uno de los elementos centrales que se ve en el Informe y también en otros documentos de análisis e investigación económica, es que la región latinoamericana, sobre todo, se ha visto expuesta a una reprimarización de sus exportaciones, es decir a una concentración fuerte de sus economías basadas en recursos naturales y esto es básicamente producto del contexto internacional que se vive en el mundo. 

EP.- ¿Cómo ve esta situación extrapolada a Bolivia?
GL.- En general el Informe boliviano, que está presente ahora en Social Watch, da cuenta un poco de los impactos de la política extractiva. En este momento se puede decir que cerca del 60% de las exportaciones de Bolivia están concentradas fundamentalmente en dos rubros que son la minería y los hidrocarburos. Si uno analiza la presencia de actores en estas exportaciones puede encontrar básicamente dos empresas que concentran gran parte de estas exportaciones, una es Petrobras y la otra es la empresa San Cristóbal, entonces si uno ve estos elementos se da cuenta que Bolivia no está pudiendo superar fundamentalmente la dependencia de los recursos naturales y que este excedente generado por las economías ligadas a recursos naturales tampoco se está viendo diversificada hacia la economía interna.

Entonces, como son bienes no transables normalmente se destinan hacia las exportaciones por una ampliación de la demanda. En el caso de Bolivia no es tanto un incremento de volumen sino es un efecto precio, como todo el mundo sabe, entonces eso al generar un valor en las arcas fiscales no se está pudiendo ver procesos, ni políticas, ni programas que permitan ampliar la base productiva del país con una visión más industrializadora, sino que se profundiza la dependencia de la renta de recursos naturales y sin posibilidades de generar una visión de desarrollo a largo plazo.