Audiencias interactivas de la Asamblea General de la ONU con la sociedad civil sobre los PMA - 1º de abril, Nueva York.

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“Debemos informar con gran tristeza que los compromisos incluidos en la Declaración del Milenio y el Programa de Acción de Bruselas no se están cumpliendo en relación con los 48 países calificados como menos adelantados”, dijo este viernes Roberto Bissio en nombre de Social Watch, en las audiencias interactivas de la Asamblea General de la ONU con la sociedad civil sobre los PMA realizadas en Nueva York.

“La mayoría de los PMA (países menos adelantados) no están encaminados a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) para 2015, el año establecido como plazo. Pero una mirada atenta a los tres indicadores sociales más esenciales —mortalidad infantil, salud materna y escolaridad básica— indica que la mitad de los países de los que se dispone de esos datos están retrocediendo o no lograron ningún avance”, agregó Bissio.

Según Social Watch, de 40 PMA con información disponible 31 tuvieron mejor desempeño en materia de reducción de la mortalidad infantil en los años 90 que en la década siguiente, a pesar de los precios sin precedentes alcanzados entonces por los productos básicos y agrícolas que constituyen gran parte de sus exportaciones antes de la crisis financiera y económica mundial que estalló en septiembre de 2008. Esas circunstancias favorables no se tradujeron en desarrollo, y menos en desarrollo social, porque los países ricos no mantuvieron sus promesas de mejorar el sistema internacional de comercio, la transferencia de tecnología, las soluciones de largo plazo a los problemas de deuda ni la asistencia, como lo indica el octavo ODM, argumentó Bissio.

La crisis empeoró la situación, no sólo por la recesión en los países que solían ser la locomotora de la economía mundial, “sino también por los ‘daños colaterales’ de las medidas anticrisis”, que determinaron “condiciones desfavorables para los migrantes, recortes en los presupuestos de asistencia y un regreso a la ayuda condicionada, subsidios a industrias y servicios que son ‘demasiado grandes como para fracasar’, sin la correspondiente compensación para quienes son ‘demasiado pobres como para fracasar’”, expresó el coordinador de Social Watch.

“La facilidad con que se movilizaron billones de dólares al rescate del sector financiero, el cual había detonado la crisis mundial con su irresponsabilidad, contrasta con la mezquindad y el desgano en asistir a los vulnerables. Pocas personas pueden concebir lo que significa un billón de dólares, por lo que en términos de educación popular decimos que si un segundo es un dólar, un millón son 12 días, mil millones son más de 30 años y un billón nos remonta a los tiempos de los faraones en Egipto. ‘Si los pobres fueran un banco, nos habrían rescatado’, concluyó un participante” de la red Social Watch.

“Un alto funcionario del ministerio de hacienda de un PMA me dio a entender hace pocos días como, con un gran sacrificio, su país reanudó la senda del crecimiento y logró acumular 1.500 millones de dólares en reservas. Esas reservas son necesarias por la volatilidad de las finanzas mundiales obligan a los países abiertos a los flujos financieros a tomar precauciones para defenderse de ataques especulativos. Lo cual significa que gran parte del sacrificio de los trabajadores mal pagados y de la devastación de recursos naturales, en lugar de solventar inversiones o servicios sociales, se apilan en reservas que no se usan. Los países más pobres acumulan bonos del tesoro de los más ricos, como forma de obtener préstamos blandos que, a su vez, crean las burbujas financieras que podrían alentar la próxima crisis y los patrones insostenibles de consumo que desbaratan el clima del planeta”, agregó.

“La Conferencia de Estambul brinda una oportunidad de reafirmar la responsabilidad de los Estados y de las instituciones financieras en el fracaso de los mercados en corregirse a sí mismos, empeorando los problemas. Reducir la volatilidad y la imprevisibilidad de los mercados financieros y atender el cambio climático con responsabilidad y con un sentido de justicia histórica liberará recursos nacionales, al mismo tiempo que reducirá los riesgos y permitirá movilizar nuevas energías de modo que ningún país ni persona en condiciones de vulnerabilidad quede rezagado”, concluyó Bissio.