Red de ONG Árabes exige democratización de los PMA

Ziad Abdel Samad, ANND.
(Foto: NCCAR)

Fuente: ANND

Los "países menos adelantados" (PMA) del mundo árabe "son testigos de las mismas movilizaciones populares que reclaman reformas democráticas" que el resto de la región, advirtió la Red Árabe de ONG para el Desarrollo (ANND, por sus siglas en inglés), en una declaración en la cual plantean sus inquietudes en la Cuarta Conferencia de PMA de Naciones Unidas (ONUPMA-IV) que se celebra en Estambul esta semana.

"Los problemas de la paz y la seguridad están directamente vinculados a las condiciones de vida, y derivan de necesidades básicas insatisfechas y de la violación de los derechos humanos fundamentales y las libertades de una gran parte de la población" de los PMA, señaló ANND en su declaración.

Los riesgos en esta materia también responden a las "grandes disparidades entre regiones, entre sectores económicos y entre grupos sociales, a las que se añaden la pérdida o la injusta explotación de los recursos internos y externos", agregó la red.

"Este vínculo clave entre condiciones de vida, derechos cívicos, sociales y económicos, e instituciones democráticas ha sido medular para la agitación popular que se ha extendido a través de la región árabe", señaló.

Los PMA que pertenecen a la Liga Árabe son Comoras, Djibouti, Mauritania, Somalia, Sudán y Yemen.

Éste es el texto completo de la declaración de ANND:

Las organizaciones de la sociedad civil de la región árabe plantean sus inquietudes ante la Conferencia ONUPMA-IV 

Declaración de la Red de ONG Árabes para el Desarrollo

Desde el establecimiento de la categoría de Países Menos Desarrollados (PMA), en 1971, y el reconocimiento internacional de estos países como el "segmento más pobre y débil" de la comunidad internacional, sólo dos países se elevaron desde esa categoría. Actualmente 48 países continúan sin poder salir de ella, lejos de alcanzar los objetivos acordados internacionalmente. Esto sucede a pesar de tres Programas de Acción sucesivos que apuntaban a compromisos de acción y orientadas en varias áreas cruciales para los PMA.

En la región árabe, los PMA no sólo sufren aumento de la pobreza, desigualdad de ingresos, alto desempleo y falta de respuestas políticas adecuadas, sino también conflictos violentos y luchas internas, que conducen, por ejemplo, a la separación de Sudán del Sur y está presente,  a menudo, en el caso de Yemen. Las dificultades económicas y la lucha por los recursos se han visto exacerbadas por la conjunción de las crisis alimentaria, energética y económica mundiales, las cuales a su vez amenazan ampliar las tensiones internas.

De hecho, los problemas de la paz y la seguridad están directamente vinculados con las condiciones de vida, y derivan de necesidades básicas insatisfechas y de la violación de los derechos humanos fundamentales y las libertades de una gran parte de la población. También están vinculados a las considerables disparidades entre regiones y sectores económicos, y grupos sociales, además de a la pérdida o la injusta explotación de los recursos internos y externos. Estos problemas sociales y económicos, tanto estructurales como contextuales, tienen sus raíces en la ausencia de estrategias nacionales de desarrollo integradoras y coherentes que reflejen los desafíos reales para el desarrollo, los cuales están vinculados en sí mismos con sistemas políticos poco representativos y con la debilidad administrativa de las instituciones. En el centro del problema del desarrollo en la región árabe está la incapacidad de lograr niveles efectivos en la participación económica de las mujeres. La marginación económica que padecen la mayoría de los ciudadanos de la región árabe se ve amplificada entre las mujeres, quienes enfrentan barreras en varios niveles, incluyendo la economía, la política, la sociedad y la familia.   

Este vínculo clave entre las condiciones de vida, y los derechos cívicos, sociales y económicos y las instituciones democráticas ha estado en el centro de la agitación popular que se ha extendido a través de la región árabe. Los PMA en la región fueron testigos de las mismas movilizaciones populares en reclamo de reformas democráticas, pleno respeto, disfrute y realización de los derechos económicos y sociales y un nuevo contrato social que reestablezca las relaciones de los ciudadanos con el Estado. En tal búsqueda interna de revisiones de las políticas de desarrollo, y los esfuerzos hacia la erradicación de la pobreza, la creación de empleo, y la reforma de la educación, el empoderamiento de la mujer debe tener un espacio central, integrado dentro la revisión general de las políticas de desarrollo.

En este momento, en particular, es necesario un debate fundamental acerca de los modelos de desarrollo a ser adoptados, los contratos sociales que los enmarcan, y las reformas institucionales y políticas que conduzcan a su aplicación. Sin embargo, esta revisión no debe limitarse a los sistemas nacionales, sino que debe incluir también la revisión de los marcos internacionales que afectan al desarrollo, la ayuda, la deuda y el comercio. Esto se ha solicitado desde hace largo tiempo por parte de diversos grupos de la sociedad civil en el marco de la búsqueda de progreso en el octavo de los Objetivos para el Desarrollo del Milenio (ODM). Por lo tanto, el logro de un desarrollo sustentable e inclusivo en los PMA, y en los países en vías de desarrollo como conjunto, requiere de una arquitectura internacional para el desarrollo mucho más coherente y de apoyo que exige reformas sistémicas económicas globales.

En este sentido, percibimos que la renovada asociación para el desarrollo que se abordará en la Conferencia ONUPMA-IV debe convocar a los socios para el desarrollo, a los donantes, a las instituciones internacionales y a los PMA a tomar en consideración lo siguiente:

ODM 8; Ayuda, financiación para el desarrollo, comercio y deuda

• Reconocer y reforzar los compromisos mundiales para complementar los esfuerzos nacionales y locales de los países en desarrollo en el octavo ODM. El anteproyecto Programa de Acción de Estambul ha convocado a una comisión de asociados para el desarrollo y a todas las instituciones internacionales, incluidas las instituciones financieras internacionales, a aumentar los presupuestos de ayuda oficial para el desarrollo, además de cumplir los compromisos existentes. Sin embargo, entre las amargas lecciones aprendidas se destaca la urgencia de la voluntad política y de la implementación de mecanismos con el fin de convertir los compromisos globales en pasos concretos y explícitos. Es importante señalar que Yemen ha recibido una ayuda limitada, durante los últimos 17 años, y la misma estuvo por debajo del promedio internacional para los PMA. Según el segundo Informe sobre los ODM para Yemen 2010, de los más de 5.779 mil millones de dólares comprometidos para el periodo 2007-2010, sólo 3.677 millones de dólares habían sido consignados con acuerdos firmados, de los cuales 906,3 millones dólares han sido desembolsados.

• Promover la inversión extranjera directa a los PMA, que respete y responda a las prioridades nacionales y a los desafíos para el desarrollo, en lugar de las inversiones que generan ganancias rápidas. De hecho, las remesas de utilidades (el beneficio embolsado por los inversores extranjeros) superaron las entradas de financiación para el desarrollo desde 2005, es decir, las transferencias netas de financiación para el desarrollo en los PMA en su conjunto han sido negativas desde entonces. 

• Disponer el cese inmediato de las presiones que enfrentan los PMA a través del comercio discriminatorio e implementar la política de comercio exterior en el marco de una estrategia integral de desarrollo, cuya naturaleza no es meramente económica, sino que también está relacionada con los factores de la salud social, ambiental, educativa y cultural. Tanto Sudán como Yemen están negociando su adhesión a la OMC. Tanto Sudán como Yemen enfrentan demandas extras de la OMC en sus procesos de adhesión, las cuales desafían lo establecido en la ley de la OMC en cuanto a sus derechos a un trato especial y diferenciado. Sin embargo, los posibles efectos negativos de la adhesión a la OMC, por ejemplo en Sudán, en algunos de los productos agrícolas, especialmente algodón, sésamo y frijoles, así como productos de semillas oleaginosas y crop meat, que representan aproximadamente 20% de la producción agrícola sudanesa y el 40% de las exportaciones agrícolas, no deben pasarse por alto. Esto sucede justo cuando Sudán exige reducir el apoyo al sector de la agricultura en el proceso, a pesar de tener derecho como país menos desarrollado de mantener sus porcentajes de apoyo (de acuerdo a la cláusula 15 de la convención de la agricultura). Posteriormente, estos efectos podrían resultar en el deterioro de los derechos económicos y sociales de las comunidades que dependen de esos cultivos, especialmente teniendo en cuenta que el sector emplea actualmente al 70% de la fuerza laboral.

• Cancelar la deuda externa bilateral y multilateral de los países más pobres a través del programa mejorado de alivio de la deuda de los países pobres muy endeudados. Mientras el flujo de ayuda oficial para el desarrollo hacia los PMA se redujo considerablemente, la carga de la deuda de los PMA y el creciente condicionamiento de esa ayuda aumentan la vulnerabilidad. Está claro que la cancelación de la carga de la deuda de los PMA facilitaría la reducción de la pobreza y la obtención de crecimiento. En Sudán, la deuda externa ascendía a unos 36,8 mil millones de dólares en 2010.

Recursos naturales y capacidad productiva:

• Renegociar los contratos sobre los recursos minerales y energéticos en los PMA para garantizar una asignación justa y transparente de los derechos de explotación y el desembolso de los ingresos a las autoridades nacionales y a las personas. Los contratos deben asegurarse de que la propia explotación sea llevada a cabo de manera sostenible y ambientalmente segura que desarrolle las áreas de explotación y que los beneficios sean equitativamente redistribuidos a nivel nacional.

• Regular la adquisición de tierras agrícolas por parte de países extranjeros y empresas para asegurar que los mismos sean medianamente sostenibles e inclusivas a fin de garantizar la seguridad alimentaria y la soberanía de los PMA. En Sudán, entre 2004 y 2009, grandes áreas agrícolas se destinaron a proyectos de inversión extranjera, que ascendieron a unos 439,6 millones de dólares. Estos acuerdos colisionaron con los desafíos relacionados con la protección de los derechos de los grupos locales para el uso de la tierra, la seguridad alimentaria, la búsqueda de equilibrio entre los posibles ingresos de las inversiones en agricultura, y el control sobre los recursos locales. Mientras el empleo de las mujeres en los países árabes, incluidos los PMA árabes, se concentra en el sector agrícola, tal problemática aumenta la tensión sobre las oportunidades de empleo y fuentes de ingresos de las mujeres, aumentando así la incidencia de la pobreza entre ellas.

• Desarrollar las capacidades productivas de los PMA sobre una base sostenible. El aumento cualitativo, cuantitativo, y sostenible de la capacidad productiva en la agricultura, la industria y los sectores de servicios, infraestructura y energía, la ciencia y la tecnología y la información y la comunicación son fundamentales para reducir la vulnerabilidad de los PMA y para abordar la problemática del desempleo.

Gobernaza democrática

• Asegurar la democracia, el estado de derecho, la transparencia y la participación de la sociedad civil para el logro eficaz y eficiente de los objetivos de desarrollo en los PMA. La reciente crisis en algunos de los PMA, en particular en Yemen y en Sudán, recuerda la larga búsqueda de los pueblos hacia la democracia, el Estado de derecho, el respeto a sus derechos humanos y libertades fundamentales. Esto refleja su demanda de un nuevo contrato social en el que se respete la dignidad humana, y en el que sean superadas la corrupción, así como la falta de transparencia y de rendición de cuentas. En el centro de este tipo de procesos de reforma deben estar los derechos de la mujer, incluidas las reformas constitucionales y legislativas, así como otras reformas políticas, económicas, sociales y culturales.

A la luz de estas preocupaciones fundamentales, instamos a que el Programa de Acción de Estambul y los resultados de la Conferencia ONUPMA-IV reflejen las prioridades de desarrollo real de los PMA y respondan a ellas a través de reformas políticas y compromisos acordados, y de programas y cronogramas claros, los cuales sean desarrollados, acordados e implementados tanto por los socios para el desarrollo, los PMA, y las partes interesadas pertinentes, incluidas las organizaciones de la sociedad civil y otras contrapartes sociales.