Mendigar en París cuesta más de lo que paga

Fuentes: Secours-Catholique (Socorro católico)

Un estudio sobre la mendicidad en París refuta la idea de que mendigar es fácil y lucrativo. La investigación del Centro de Estudios e Investigaciones sobre Filantropía (CerPhi), la Fundación Caritas Francia, Secours Catholique (uno de los puntos focales nacionales de Social Watch) y el semanario La Vie (la Vida) echa luz sobre los desafíos con que se enfrentan los mendigos y lo que sobre ellos piensa el público.

Los resultados de esta investigación se dieron a conocer en la revista La Vie (La Vida) del 12 de mayo con el título “Mendigo, un oficio difícil”. El semanario dedica diez páginas a este tema: una presentación del estudio del Cerphi, así como una investigación de comprobación llevada a cabo por dos periodistas de la redacción, Laurent Grzybowski y Aurélien Culat y un gran foto-reportaje con la firma de Céline Anaya Gautier.   

Algunas enseñanzas de la investigación

¿Quién practica la mendicidad? La diversidad de personas que practican la mendicidad abarca aquellas en situación de precariedad. No hay un perfil o una historia de vida tipo y no necesariamente se trata de personas que carecen de un domicilio pero todas padecen el aislamiento.    

¿El fenómeno de la mendicidad está en crecimiento? Es una percepción frecuente aunque no se ha realizado ninguna medición sobre este fenómeno. Para las personas que mendigan, la necesidad de ser vistas, genera una “concentración” en los lugares y en los momentos donde hay una gran circulación de personas, lo cual hace que haya una percepción mayor de un fenómeno que está en aumento.

¿Cuánto deja la mendicidad en términos de dinero? La mendicidad no es algo muy rentable: quienes tienen mayor habilidad pueden lograr unos 30 euros a costa de esfuerzos difícilmente imaginables. Las condiciones de exigencia física y psíquica son desmedidas: doce horas fijas “mendigando”, de seis a ocho horas deambulando por las calles, o subiendo 41 veces a vagones de subte. 

Quienes mendigan, ¿cómo perciben al público? Con empatía. Siendo conscientes de que su presencia genera un malestar, reconocen que el público tiene una actitud realmente generosa y consideran que esta tiene aún mayor mérito debido al contexto de crisis del cual están bien informados. 

¿Es fácil dar en la calle? Paradójicamente no. La mendicidad suscita emociones contradictorias –compasión y solidaridad, angustia y rechazo- aún cuando no existe un marco de reflexión colectiva para ayudar a cada uno a pensarla y a asumir una postura frente a las distintas situaciones. Estas ambivalencias y la falta de información objetivas acerca del fenómeno de la mendicidad y de quienes la practican provoca dudas e indecisión y se traducen a menudo en un “impedimento para dar”. 

A las dificultades físicas, se agregan las dificultades psíquicas de la mendicidad: vergüenza, miradas degradantes, fracasos, agresiones, falta de perspectiva. Algunos, como Leo, 27 años, se protegen de las mismas recurriendo a sus capacidades. Ex animador en centros de vacaciones, Leo reivindica su profesionalismo: “Francamente, yo vendo un producto y ese producto soy yo”, comenta en uno de los perfiles anexados al informe. Esta capacidad le permite mantener también la esperanza de salir adelante. 

Una gran soledad afectiva y social

Con lo que gana, Leo logra pagarse una habitación en un hotel de las afueras de Paris (200 euros por mes). Otros viven en alojamientos sociales y disponen de una prestación social. Muchos tuvieron una vida “ubicada” antes de caer en esta situación, otros siempre tuvieron dificultades. Hay sí una misma constante: todos padecen una gran soledad afectiva y social.   

El número de mendigos está aumentando en París? Según el estudio, esto no es algo improbable, si se toma en cuenta el aumento de la pobreza. Sin embargo, el fenómeno nunca fue sujeto a medición. En todo caso, la percepción que tiene el público sobre la mendicidad se ve reforzada debido al fenómeno de concentración de situaciones de mendicidad en lugares y en momentos donde circulan grandes cantidades de personas, analiza CerPhi. La concentración ayuda a franquear la barrera de la indiferencia y facilita que el público identifique a la persona que se encuentra en esa situación como mendigo, según observa el centro de estudios.   

Más información

Las mendicidades en París y sus públicos.

La mendicidad cuesta más de lo que le paga.


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