Zambia: Suecia valora actividades de Mujeres para el Cambio en Mumbwa

WfC enseña a sus compatriotas el
camino hacia la equidad. (Foto: WfC)

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Embajada de Suecia en Zambia

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Programas de Mujeres para el Cambio de Zambia 

Mujeres para el Cambio (WfC), organización no gubernamental dedicada a promover la equidad de género en Zambia (además de punto focal nacional de Social Watch), cuenta con el apoyo de donantes como Diakonia y del gobierno sueco. Representantes de esa institución y de la Embajada de Suecia visitaron hace poco varias actividades de WfC en el central poblado de Mumbwa.

Las tareas de WfC se concentran en concienciar a la población sobre las cuestiones de género, alentar el respeto de los derechos femeninos, promover la creación de empleos y fuentes de ingresos, así como la erradicación de la pobreza a través de la lucha contra el VIH/sida y la propuesta de políticas.

Representantes de la Embajada sueca visitaron en primer término a un grupo de jóvenes dedicados a la icticultura y al cultivo de maíz, con buen éxito, a tal punto que considera junto con WfC independizarse para operar en breve con sus propios recursos.

El equipo sueco fue luego conducido al Centro de Desarrollo de Mumbwa, donde pareció gran variedad de cultivos y productos elaborados por diferentes asociaciones de la zona. No sólo a partir de actividades agrícolas, sino también de la cría de cerdos, cabras y aves de corral, no con un fin de subsistencia sino de generación de ingresos.

Los visitantes también apreciaron la participación de las mujeres en la toma de decisiones en el terreno y los avances de los derechos de jóvenes, niños y niñas.

Las actividades de WfC han sido bien recibidas por la comunidad y por sus líderes tradicionales, alentados por la organización a asumir un rol relevante en el desarrollo de la zona.

Parte fundamental de los programas implemkentados en Mumbwa, WfC asumió la educación cívica de las mujeres y el fomento de su participación en las actividades electorales.

Han cosechado éxitos en ese sentido, pero persisten los desafíos. El principal problema es la elevada incidencia del matrimonio precoz. Las niñas se casan a edades tan tempranas como los 12 años. Las familias reconocen, en general, los aspectos negativos de esa práctica, pero se sienten obligadas a mantenerla pues, a falta de medios de producción, prefieren obtener una dote en form de ganado a enviar a las niñas a la escuela.

Incluso los líderes comunitarios se oponen a la política oficial de permitir el retorno al sistema educativo de las niñas luego del parto, pues creen que la medida alienta el embarazo adolescente.

Por otra parte, miembros de la comunidad aplauden la introducción de vegetales y animales cultivados y criados orgánicamente, si bien expresaron dificultades en colocarlos porque los compradores los consideran de antemano más caros que los producido con uso de fertilizantes o piensos no orgánicos.

Las comunidades agropecuarias también carecen de acceso a infraestructura de almacenamiento y a tecnología de preservación de cosechas.