Los países pobres hacen más que los ricos contra el cambio climático

Negociaciones sobre cambio climático
en Berlín. (Foto: Jon Golinski/UNFCCC)

Fuentes
Climate connections
South Centre

Expertos y activistas advirtieron esta semana en Bonn, donde se celebró una nueva conferencia de la ONU sobre cambio climático, que las negociaciones están ingresando en caminos peligrosos. Los países en desarrollo se esfuerzan más en reducir sus emisiones de gases invernadero que los ricos, señaló el científico Sivan Kartha, al tiempo que 125 organizaciones de todos los continentes instaron a los gobiernos a renovar el compromiso con la actual moratoria internacional a la denominada “geoingeniería”.

"Nos pusimos de acuerdo en Bali, en diciembre de 2007, en construir un régimen internacional mucho más fuerte para lidiar mejor con los desastrosos efectos del cambio climático. Pero en lugar de lograr ese nuevo régimen, vemos ahora un increíble intento de desmantelar el ya débil régimen actual", señaló Martin Khor, director ejecutivo del South Centre, una organización intergubernamental que asesora a los países en desarrollo desde su sede en Ginebra.

En la misma rueda prensa en Bonn, Kartha, experto del Instituto Ambiental de Estocolmo (Stockholm Environment Institute, SEI), dio a conocer estudios según los cuales los países en desarrollo han realizado esfuerzos mucho mayores que los ricos para reducir sus emisiones de dióxido de carbono y otros gases invernadero.

"En lugar de un sistema que haga obligatoria la previsión de recorte de emisiones para 2020 correspondiente a los países desarrollados, colectiva e individualmente –que es lo que estaba acordado–, la perspectiva más probable ahora es el denominado sistema de ‘compromiso voluntario’, por el cual los países industrializados se limitarían a manifestar lo que pueden hacer, sin una evaluación adecuada de las metas de cada uno o del esfuerzo colectivo. Esto desincentivaría a los países en desarrollo, pues percibirán vacilaciones en aquellos que, se supone, deben liderar el proceso", señaló Khor.

"Sin embargo, diversos estudios demuestran que […] los países en desarrollo se han comprometido a reducir en total más gigatoneladas [de emisiones de gases invernadero] que los países industrializados. Si la brecha no se cierran, los países ricos podrían usar sus cuentas para cumplir, aunque sólo técnicamente, con sus compromisos incluso en los escenarios más ambiciosos de reducción de emisiones, cuando en realidad éstas están aumentando, y posiblemente sigan aumentando después de 2020", añadió Kartha.

"Hay una falsa percepción de que tenemos que centrarnos principalmente en la creciente ambición de las economías emergentes, justo las que han puesto sobre la mesa las ofertas más serias de recorte de emisiones. Son los países desarrollados los que deberían reducirlas más, así como asumir mayores compromisos de financiación y tecnología que permitan reducciones superiores en el mundo en desarrollo, si queremos tener alguna esperanza de limitar el aumento de la temperatura a entre 1,5 grados o dos grados centígrados", señaló el científico.

La geoingeniería, de la ciencia ficción a la negociación

Mientras tanto, 125 organizaciones internacionales y nacionales que representan al menos a 40 países de todos los continentes enviaron una carta abierta al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), exigiendo un compromiso claro con el principio de precaución y con la actual moratoria internacional a la geoingeniería. El IPCC celebrará una reunión de expertos sobre este asunto la semana próxima en Lima, Perú.

El término geoingeniería sintetiza diversos métodos de manipulación de los ecosistemas para alterar el clima, incluidas tecnologías de alto riesgo como la detonación de partículas en la estratosfera para imitar el bloqueo de las emisiones solares propio de las erupciones volcánicas y la "fertilización" de plancton en los océanos, de modo que su propagación absorba las emisiones de dióxido de carbono.

Anteriormente confinada al ámbito de la ciencia ficción, la geoingeniería ha ido ganando terreno como una posible respuesta a la crisis climática, explicaron las organizaciones en un comunicado de prensa.

En octubre de 2010, la Convención de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica estableció una moratoria sobre la geoingeniería. Sin embargo, Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se refirió la semana pasada a la posibilidad de recurrir a esos mecanismos: "Nos ubicamos en un escenario en el que tendríamos que desarrollar tecnologías más potentes para capturar las emisiones [de gases invernadero] fuera de la atmósfera", declaró al diario británico The Guardian.

Meenakshi Raman, de la Red del Tercer Mundo-Malasia, organización firmante de la carta dirigida al IPCC, sostuvo que "la señora Figueres está totalmente equivocada al sugerir trabajar en la succión de dióxido de carbono fuera de la atmósfera en lugar de dejar de emitir dióxido de carbono dentro de ella; el IPCC está igualmente equivocado al suponer que la geoingeniería pueda tener espacio en lo que ellos llaman la ‘cartera de opciones de respuesta al cambio climático’."

"Ésta no es una cuestión científica, sino una cuestión política", agregó Raman.

Los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña parecen estar especialmente abiertos a la perspectiva de la geoingeniería, lo cual no es ninguna sorpresa, según Silvia Ribeiro de la organización ambientalista ETC Group. "Para los gobiernos del Norte, es una forma muy conveniente de eludir sus compromisos de reducción de emisiones. Pero el clima es un sistema complejo: la manipulación del clima en un lugar podría tener graves impactos ambientales, sociales y económicos sobre países y pueblos que no tienen voz en el tema. Los científicos estiman que las explosión de partículas en la estratosfera podría alterar los patrones de los monzones y del viento, y poner en riesgo las fuentes de alimento y agua de 2.000 millones de personas", advirtió Ribeiro.

"Mientras el mundo observaba esta semana a la industria aérea australiana caer en el caos por las cenizas volcánicas de Chile que se desplazaban a la deriva, resulta absurdo que el IPCC estudie la manera de hacer lo mismo a propósito", señaló Ricardo Navarro, del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (Cesta) y Amigos de la Tierra Internacional, él mismo varado en Buenos Aires, Argentina, debido a la suspensión de vuelos.

La Vía Campesina, la red más grande del mundo de agricultores de pequeña escala, manifestó preocupación por los perjuicios de la manipulación del clima sobre los cultivos del Sur y por la posible destrucción de los medios de sustento de miles y miles de pescadores de pequeña escala. "La geoingeniería es una falsa solución al cambio climático, muy peligrosa para la naturaleza y los pueblos del mundo. Debería ser prohibida", argumentó el grupo.