Inundaciones en América Central elevan deuda ambiental del Norte industrial
Published on Fri, 2011-10-28 13:39
Los gobiernos de América Central, donde las inundaciones se cobraron más de un centenar de vidas en tres semanas, exigieron el martes al Norte rico que cumpla con la “obligación moral” de “pagar su deuda ambiental”. “El desarrollo industrial iniciado en 1850 es el principal causante del cambio climático que todos sufrimos hoy” y los países que se aprovecharon de ese proceso tienen “el deber de contribuir con nuestros gastos de prevención y reconstrucción”, declararon en una cumbre reunida en San Salvador. Los países industrializados "son responsables de las emisiones de dióxido de carbono” y los pobres “no podemos seguir poniendo los muertos y la destrucción” de cultivos e infraestructura a por esa causa, advirtió tras la cumbre el presidente de El Salvador, Mauricio Funes. El aumento en la frecuencia de los eventos meteorológicos extremos como huracanes, inundaciones y sequías es atribuido por la mayoría de los científicos a la emisión de gases con efecto invernadero. Es decir que los causantes son los países ricos y quienes los sufren, los más pobres. Sin embargo, la quema de combustibles fósiles no contribuye con el desarrollo económico de los países, como quedó de manifiesto al publicarse este mes el Índice de Capacidades Básicas 2011 de Social Watch. “Hay países que bajaron su mortalidad infantil a niveles similares a los de Estados Unidos, pero con una décima parte de sus emisiones de gases invernadero”, dijo Roberto Bissio, coordinador de esta red mundial de organizaciones de la sociedad civil. “Por lo tanto, no debemos creer que una mejor calidad de vida requiere patrones de consumo y producción que destruyan el ambiente.” El científico Friedrich-Wilhelm Gerstengarbe, del Instituto de Potsdam para Investigación del Cambio Climático, dijo a la agencia de noticias IPS que el cambio climático y las crecientes temperaturas globales que trae aparejadas han dado más intensidad tanto a los fenómenos periódicos de El Niño y La Niña, derivando en severas inundaciones en Australia y Asia meridional, y la intensa sequía que este año sumergió en la hambruna al Cuerno de África. "Durante dos años, las precipitaciones han estado por debajo del promedio en África oriental debido a La Niña. Pero este año la sequía ha sido extrema, provocando la presente catástrofe humanitaria en Somalia y en otras regiones adyacentes", dijo, también a IPS, Jean-Cyril Dagorn, encargado de programas ambientales de Oxfam Francia. En la Declaración de Comalapa, los representantes de los gobiernos centroamericanos afectados por inundaciones sin precedentes advirtieron al mundo desarrollado que debe “reducir de manera significativa los gases invernadero” y que reconocer “a la región como una zona vulnerables a causa” de sus emisiones. Además, pidieron “apoyo para la reconstrucción” al Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Así, los gobiernos asumieron la convicción predominante entre científicos de la región según la cual la actual depresión tropical 12-E, que expulsó de sus hogares a más de un millón de los 42 millones de habitantes de la región, se debe al cambio climático. Diversos organismos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también consideran a América Central una de las regiones más golpeadas por este fenómeno de origen humano. La meteoróloga Lorena Soriano, del Servicio Nacional de Estudios Territoriales de El Salvador, consideró esta semana que la “lluvia extrema” se vincula “con los cambios que se están dando en el clima”. Por su parte, Raúl Artiga, de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo, dijo a la agencia de noticias AFP que “el cambio climático no es algo que va a venir”, pues “ya lo estamos sufriendo”. En América Central se registra hoy “una preocupante mezcla de variabilidad climática con muchos efectos del cambio climático” de origen humano, según Maureen Ballestero, coordinadora para América Central de la Asociación Mundial para el Agua. “Estamos viviendo los efectos” del fenómeno y “no podemos taparnos los ojos”, alertó. "Tenemos un trastorno en el clima. En la década del 60 y 70 tuvimos el impacto de un fenómeno atmosférico en cada década. En los años 80 hubo dos. En la década del 90, cuatro. Entre 2000 y 2010 ya fueron siete eventos y esta nueva década ya tenemos el primero. La pregunta es: ¿cuántos van a ser?", inquirió el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales de El Salvador, Herman Rosa Chávez. Los 42 millones de habitantes de América Central esperan ahora un anunciado frente frío que ponga fin a las lluvias torrenciales, pero las autoridades temen que cuando eso ocurra haya brotes de gripe, dengue y leptospirosis a causa de la precariedad situación en que los temporales dejaron a la región. Para colmo, otro evento meteorológico extremo, el huracán Rina, ya está golpeando las puertas de la región. La Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtió este año que el impacto fiscal del cambio climático “afectará las finanzas públicas por varias generaciones”, con un costo acumulado para 2100 de 73.000 millones de dólares corrientes, cerca de 54% del producto bruto regional de 2008. Pero Artiga sostuvo que en los hechos ya se superaron las peores previsiones. Además del saldo en vidas humanas, las inundaciones destruyeron puentes, miles de kilómetros de caminos y carreteras y millones de dólares en cultivos comerciales y de subsistencia. Eva Urbina, coordinadora del Centro de Estudios de la Mujer-Honduras (CEM-H, punto focal de Social Watch), advirtió el miércoles que la indefensión económica de amplios sectores de su país “agrava los riesgos ambientales y los efectos del cambio climático”, traducidas en “las catástrofes cíclicas” que causan “grandes sufrimientos y trabajos para las mujeres que están a cargo del 95% de los hogares”. La Coordinación de ONG y Cooperativas de Guatemala (Congcoop, punto focal de Social Watch) había advertido en mayo que “el cambio climático sin duda incide en la falta de seguridad alimentaria”, al encarecer los cereales y al agravar la escasez y la desnutrición. La Congcoop y varias organizaciones de agricultores acusaron el viernes 21 al Estado de “la vulnerabilidad ambiental, social y económica del campesinado nacional”, cuyas familias se ven obligadas “a cultivar y vivir en laderas y orillas de ríos”, donde son víctimas de inundaciones y deslaves a causa del cambio climático. Este informe se basa sobre datos de las siguientes fuentes: Agencia AFP Agencia Efe Asociación para la Unidad de Nuestra América
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