Bomba de tiempo social y ecológica
Cultural Association for Educational and Social Self-Promotion (ACAPES); National Associations for the Disabled of Senegal (ANHMS); Democratic Union of Teachers (UDEN); Youth and Environment Action (AJE); Enda Graf Sahel; Pan-African Youth Organizations (OJP), a member of the African Youth Coalition against Hunger; Syndicate of Professors of Senegal (SYPROS); Collective of Pikine Ouest Associated Groups (COGAPO); Association for the Economic, Social and Environmental Development of the North (ADESEN); AGIR/SEN; ECO/PN; MARSA-FOOT; AJAPPO; CLJ/PO; ASC; CITE; SOTIBA; AES; PENCOO; JECK PENC.
El país, severamente afectado por la crisis económica mundial, enfrenta importantes desafíos, entre ellos la falta de transparencia en las instituciones gubernamentales y la ausencia de planeamiento a largo plazo. Esto aumenta la vulnerabilidad ante los desastres naturales, para los que el Gobierno no ha aportado planes de protección o prevención eficaces. En otro orden, la deforestación, principalmente debida a consumo energético, es una bomba ecológica de efecto retardado. En el último año diferentes sectores de la sociedad se han manifestado contra la falta de adecuada gobernanza.
El país implementó en 2003 el Documento de estrategia de lucha contra la pobreza (DSRP, por sus iniciales en francés), que constituyó el marco de referencia en materia de política económica y social para el crecimiento y reducción de la pobreza y la realización de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Los efectos de la crisis mundial llegaron a su máximo en 2010, cuando la economía y las finanzas públicas se vieron tremendamente afectadas por la problemática situación energética, alimenticia y financiera, volviéndose especialmente visible su vulnerabilidad. Para 2011, el crecimiento del PBI se estimó en 4,2% ; sin embargo, para superar la emergencia económica y alcanzar los objetivos definidos en pos de la erradicación de la pobreza, es de vital importancia que el nivel de crecimiento alcance el 10%, y además de sostenido sea asimilable a los principios del desarrollo sustentable.
La situación económica, de hecho, ha empeorado. Por ejemplo, los cortes en la generación de energía eléctrica causados por la falta de los fondos necesarios para administrar y mantener las plantas generadoras, han tenido una repercusión negativa en el crecimiento económico, estimada para 2010 en aproximadamente un -1,4% . El desempleo, la inequidad social y la vulnerabilidad han aumentado.
Un confuso marco de gobernanza
Los ODM constituyen una nueva referencia a la hora de medir el nivel de desarrollo de un país, y a su vez para establecer parámetros de evaluación de los avances hacia el desarrollo sustentable.
Desde este punto de vista, en Senegal figuran resultados aún insuficientes en cuanto a las políticas y estrategias de desarrollo, particularmente en cuanto a los servicios sociales esenciales y la equidad de género. Ello constituye una invitación al Gobierno y a todos los actores a doblar esfuerzos y a hacer confluir sus acciones entorno a objetivos concretos, compartidos y focalizados.
Si se analiza el Índice de Desarrollo Humano (índice de desigualdades de género e índice de pobreza), al igual que el Índice de Capacidades Básicas (ICB) , se vuelve evidente que el país no ha sentado aún las bases para el desarrollo sustentable. En 2010, de hecho, ocupó el lugar nº144 dentro de 169 países. De hecho, el camino hacia la adopción de un modelo de desarrollo sustentable en Senegal está plagado de desafíos, que hasta ahora el Gobierno, con su voluntarismo ineficaz, no ha sabido enfrentar.
Aunque desde 2006 las fuentes oficiales de datos referentes al proceso de reducción de la pobreza monetaria señalan que se constatan progresos, la evolución de la pobreza no monetaria (el acceso a los servicios sociales básicos, a una alimentación adecuada, a fuentes de agua libres de contaminación, a una vivienda decente y a un marco de vida sano) es muy lenta como para cumplir los ODM de aquí a 2015.
A nivel institucional, la multitud de agencias que existen junto a una superposición de ministerios torna confuso el marco de gobernanza de los programas destinados a mejorar la situación. La estructura presente del sector público no es la más adecuada a la hora de garantizar la posibilidad de un desarrollo eficaz. La buena gobernanza, la transparencia y la lucha contra la corrupción, ausentes de la configuración presente del Estado, son indispensables a fin de garantizar resultados decisivos.
La pobreza sigue alcanzando a franjas importantes de la población de las ciudades y del medio rural, afectando especialmente a las mujeres cabeza de familia, cuyo número aumenta. Los gastos públicos volcados a las redes de seguridad y de seguro social se estiman, en el último período, en el entorno del 1.16% del PBI, por debajo incluso del promedio africano del 1.44% (Ministerio de la Familia, de las Agrupaciones femeninas y de Protección a la Infancia).
La falta de coordinación de las intervenciones, las acciones repetidas y la ineficacia de los programas, hacen que los resultados en este campo sean ampliamente insuficientes.
La no implementación de la Ley de Orientación Social (relativa a la promoción y a la protección de los derechos de las personas discapacitadas), que fue aprobada por la ciudadanía en 2010, no ha permitido hasta la fecha implementar el necesario marco institucional para la atención y la integración socioeconómica de las personas discapacitadas.
Descontento social
El clima social se vio permanentemente alterado por grandes movimientos reivindicatorios de mejores condiciones de vida, de trabajo y de seguridad, con manifestaciones callejeras contra el costo de vida elevado, la inacción del gobierno ante las inundaciones y los cortes de energía eléctrica. Este clima social tenso vivido durante todo el año acarreó movimientos de reivindicación caracterizados por una serie de huelgas en los sectores de la educación, de la salud y de la justicia.
Originados en las afueras de Dakar y secundados por guías religiosos (Imanes y sacerdotes), estos movimientos se extendieron a todo el país; sin embargo, el Gobierno desoyó su ferviente protesta, que se diseminó a través de un amplio movimiento social que denunciaba el elevado costo de vida, los cortes de energía eléctrica y la degradación de los valores republicanos y de las condiciones de vida en general de las poblaciones.
Los movimientos se diversificaron, desde las marchas de repudio encabezadas por Imanes y sacerdotes en 2009 hasta las protestas del movimiento de jóvenes « Y’ en a marre » (Estamos hartos), liderado por músicos de Hip Hop. Se sumaron también asociaciones de trabajadores y otros grupos sociales, que promovieron huelgas de hambre y protestas frente a las rejas del palacio presidencial.
El déficit medioambiental
La deforestacion intensa, una bomba ecológica de efecto retardado
Los bosques de la región meridional del país están desapareciendo a un ritmo desenfrenado. En un informe titulado “El polvorín medioambiental”, presentado por la Comisión del Consejo Rural de Kandion Mangana, el saqueo de la vegetación rasante se describe como un verdadero exterminio. Esta agresión a la flora data de varias décadas en toda la franja norte de la región de la Casamance, sobre todo en el departamento de Bignona, aunque registró un incremento más sostenido a partir del 2005. Las razones deben buscarse principalmente la agitación permanente debida al Movimiento de las Fuerzas Democráticas de Casamance (MFDC), una guerrilla que desde hace más de tres décadas reclama la independencia de esta parte meridional de Senegal. Una de las consecuencias de este proceso de deforestación, a través de la quema indiscriminada de vegetación, es el incremento en la emisión de gases de efecto invernadero, responsables del recalentamiento global del planeta y causa del cambio climático. Otras razones que explican la degradación del bosque incluyen: La búsqueda de nuevas tierras de cultivo que conduce al desbrozamiento; la producción de carbón vegetal para satisfacer las necesidades energéticas de las poblaciones; y la producción de madera destinada a la construcción, que amenaza las especias nobles explotadas (generalmente las leñosas de madera dura y de crecimiento lento). A efectos de reducir este proceso de deforestación, las siguientes medidas se tornan necesarias: restaurar los bosques y formaciones en degradación; evaluar programas de forestación e implementar estrategias apropiadas; investigar y adoptar prácticas sustentables de los recursos; proteger los bosques, principalmente a través de la lucha contra la quema de malezas; promover el uso de fuentes de energía alternativas; proteger los suelos; y controlar en forma más estricta la explotación forestal en el marco de una política de regeneración y de protección de ciertas especies. |
Existen problemas estructurales de saneamiento y de ordenamiento territorial, que van de la mano del crecimiento insustentable de las ciudades y de las fallas en el sistema de saneamiento, a pesar de los fondos volcados al sector de la limpieza (lo que hace decir a algunos que “hay oro en los desechos”). Esto debe sumarse a diversos problemas de higiene pública, a la deforestación y a la erosión costera, que amenaza a comunidades enteras. De hecho, el recrudecimiento de las inundaciones, agravado por la falta de planeamiento y de medidas paliativas, se ha convertido en un azote para todas las regiones del país, con 521.968 personas afectadas y pérdidas de vidas humanas en localidades como Kolda (sur) y Kaffrine (Este). Sólo en la región de Saint Louis, al norte, hubo 5.661 familias asoladas, así como también 4.354 letrinas destruidas, lo cual impacta negativamente en la salud de las poblaciones. La producción agrícola se vio afectada debido a que miles de hectáreas de tierra de cultivo sembradas quedaron sumergidas.
Este panorama desolador está enmarcado en el déficit crónico de infraestructuras en el interior del país, razón por la cual la sociedad civil aboga por una inversión en las infraestructuras carreteras en el medio rural, así como por medidas para impulsar la economía rural en las regiones periféricas y acelerar el proceso de integración con los países limítrofes.
Un balance desalentador
Se han producido ciertos avances en relación a objetivos tales como la readaptación de los recursos naturales y de las tierras, el desarrollo, la recuperación de la biodiversidad, la gestión de los recursos transfronterizos y la lucha contra la contaminación. En este sentido, el país está en buen camino, al menos en cuanto a revertir la tendencia a la degradación ambiental, y dispone de una estrategia nacional de adaptación a los cambios climáticos.
Sin embargo, en área de la salud, se constatan graves problemas.
Las inversiones en este sector, por ejemplo, están distribuidas de un modo notoriamente desigual, que favorece al medio urbano en detrimento de las zonas rurales, específicamente en cuanto a la apertura y mantenimiento de centros de salud y maternidades. Los hospitales regionales y nacionales y las estructuras de salud especializadas reciben más medios financieros que los servicios de salud básicos, más cercanos a las poblaciones pobres. El discurso oficial del Gobierno, sin embargo, manifiesta que los centros de cuidados básicos son su prioridad, lo cual, lamentablemente, no se verifica en la realidad.
Además, la cobertura del sector en cuanto a personal médico es relativamente baja, sobre todo en el medio rural. Esto trae aparejada una accesibilidad desigual de las poblaciones a los cuidados, siendo los más pobres y los habitantes rurales los más desfavorecidos. De hecho, más de la mitad del personal calificado ejerce en dos regiones, Dakar y Thiès, que nuclean el 52% de los médicos, el 69% de los parteros y el 31% de los enfermeros.
Es importante destacar, a la vez, que la lucha contra el VIH SIDA ha tenido resultados satisfactorios. Ciertas regiones y grupos de poblaciones (trabajadoras sexuales, transportistas carreteros), sin embargo, siguen alcanzando tasas superiores al 7%.
A pesar de que los esfuerzos son notorios, la proporción de partos asistidos por un personal calificado es bajo (66,9% en 2009) y las tasas de mortalidad materna e infantil son aún elevadas en relación al objetivo de 2015.
La educación, por otro lado, es uno de los sectores que más se beneficia de una asignación de recursos más generosa. Sin embargo, el país todavía presenta un cierto atraso en los resultados con respecto al promedio africano, en gran medida debido a tasas brutas de escolarización aún bajas (3 a 4 % en el nivel preescolar en ciertas regiones con un promedio nacional del 9.8%), a un alto índice de deserción en la enseñanza media, al bajo número de docentes disponibles para disciplinas científicas, y a la marginalización de la enseñanza técnica y de la formación profesional.