Revolución Árabe demanda un nuevo rol para el Estado

Una escena de la Revolución
Tunecina. (Foto: cjb22/Flickr/CC)

Las revueltas del año pasado en el mundo árabe “reflejan la conexión entre desarrollo sustentable, gobernanza democrática y libertad” y la búsqueda de “un renovado papel para el Estado” como “actor principal” en “el replanteamiento de los modelos”, indica el capítulo del Informe de Social Watch 2012 dedicado a esa región, el cual extiende esta demanda a todo el Sur en desarrollo

En su aporte al Informe, la Red Árabe de ONG para el Desarrollo (ANND, por sus siglas en inglés) sostuvo que los países en desarrollo deben “reconsiderar” el actual “papel de los gobiernos en los asuntos económicos y sociales, para lograr un equilibrio eficaz entre el papel del Estado como regulador y facilitador y el papel de los grupos de interés del mercado”.

Estos países, “incluidos los árabes, deben alejarse del enfoque que se centra sólo en el crecimiento económico” y diseñar “proyectos de desarrollo que se basen en una perspectiva de derechos más amplia” y sustenten “los procesos democráticos del futuro”, según el informe regional, titulado “El desarrollo sustentable y el renovado papel del Estado en la región árabe”.

El rol del sector público, los modelos de desarrollo y un “nuevo contrato social” a la luz de las revoluciones árabes fueron puntos destacados en un taller internacional convocado por la ANND, que concluyó este jueves en Beirut con el lanzamiento del proceso hacia la elaboración del primer informe regional sobre derechos económicos y sociales (“First Arab Watch Report on Social and Economic Rights”).

El repliegue del Estado

En “los últimos 30 años”, según la ANND, los gobiernos árabes se dedicaron a liberalizar el comercio y las inversiones, a desregular la economía, y a alentar las privatizaciones y las alianzas entre los sectores público y privado con “un énfasis desmedido en la estabilidad macroeconómica”. Como consecuencia, los Estados abandonaron su rol de “promoción y elaboración de un proyecto de desarrollo”.

“Los países han alcanzado el crecimiento económico” con frecuencia “inflado” con “las exportaciones de petróleo”, mientras “la pobreza, el desempleo y las inequidades continúan en aumento, lo cual los ha debilitado aun más, aumentando su dependencia en la importación de alimentos y agudizando su vulnerabilidad a los impactos externos”. Las “deficiencias” de ese enfoque quedaron “de manifiesto” con “las revoluciones populares de la región árabe”, explica el informe.

Esas revueltas reflejaron cuestionamientos a “la corrupción desenfrenada” en el proceso de privatizaciones y alianzas público-privadas, facilitado por los gobiernos “en beneficio de un pequeño grupo” y en perjuicio de “la mayor parte de la población”, que sufrió el encarecimiento de los servicios y la caída de su calidad.

La situación empeora por “marcos legales e institucionales débiles” que permiten “la transferencia de bienes públicos a la propiedad privada, concesiones para la explotación de recursos naturales y la adjudicación de contratos de servicios públicos a firmas privadas” con “escasas exigencias en cuanto a la rendición de cuentas”.

Estado y desarrollo sustentable

Las revoluciones árabes no se limitaron al reclamo por derechos civiles y políticos, sino también al de los económicos y sociales que son su “complemento natural y fundamental”, lo cual hace “necesario que las políticas incluyan más que el crecimiento y los ingresos y que aborden la distribución igualitaria de la riqueza”, en la evaluación de la ANND.

“En este marco, el Estado cumple dos funciones: por un lado, regular las fuerzas de producción y las relaciones de mercado, y por otro, proteger los intereses nacionales, así como garantizar y defender los derechos de grupos vulnerables”, entre ellos el acceso equitativo “a servicios de calidad” en “el transporte, la salud, la educación, la energía, el agua y la vivienda, así como la protección social y todos los derechos sociales y económicos”, agrega el informe.

“Es responsabilidad del Estado garantizar el equilibrio entre los tres pilares del desarrollo sustentable: el económico, el social y el ambiental. También es su responsabilidad asegurar procesos democráticos y participativos que incluyan a múltiples grupos de interés en el diseño” de políticas, incluida la sociedad civil, y “sin comprometerse con programas ‘establecidos por donantes’”, indica la ANND.

“El alejamiento del camino del desarrollo sustentable y de los compromisos adquiridos contribuyendo al debilitamiento de la economía mundial en su totalidad”, que “ya sufre los resultados de modelos de producción y consumo que explotan recursos naturales de manera no sustentable, lo que deriva en problemas ambientales y ecológicos serios y agudiza las desigualdades entre los pueblos”, advierte el informe regional.

 

Las revoluciones triunfantes

Las injusticias económicas y sociales alimentaron las revueltas triunfantes en Egipto y Túnez, pero esos frentes “no han sido atendidos aún a través de un diálogo democrático” en esos países, más allá de “la reafirmación básica de la economía de mercado” por parte de “partidos políticos y gobiernos de transición”, observó la ANND en un informe posterior sobre “las demandas de nuevos modelos de desarrollo en el centro de las revoluciones populares de la región árabe”.

Esta reafirmación es promovida desde instituciones internacionales y países del Norte industrial. En junio pasado, 67 organizaciones de la sociedad civil de 12 países árabes declararon su preocupación porque las condiciones de los paquetes de ayuda económica de la Unión Europea y Estados Unidos para Túnez y Egipto podrían dañar los procesos de transición.

Estas condiciones, entre ellas “recetas ortodoxas que han contribuido a las injusticias con que se enfrentan los pueblos de Túnez y Egipto”, no ayudan “al cambio democrático que éstos persiguen”, dijo entonces Kinda Mohamadieh, directora de programas de la ANND.

Sin embargo, luego de una serie de protestas, el gobierno de transición de Egipto descartó en julio su plan de pedir prestados 3.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) por entender que sus condiciones violaban la soberanía nacional.

Estado y soberanía

Los problemas atribuidos a la debilidad del Estado se agravan en Palestina por la falta de soberanía y la ocupación israelí, que impiden el control de sus recursos por parte de los ciudadanos y sus representantes, de acuerdo con el capítulo del Informe de Social Watch 2012 sobre esa nación.

Ese panorama determina un desempleo de 19%; una “situación desalentadora” en materia de salud; servicios de agua, saneamiento y electricidad deficientes; “debilidad institucional”, y falta de control sobre el sector privado y la asistencia externa, de la que el país es extremadamente dependiente.

Mientras, Yemen “va rumbo a convertirse en un Estado fallido”, según el aporte de ese país al Informe. “La economía está paralizada, la pobreza crece, el desempleo se duplicó y el precio de los productos básicos se triplicó en 2011, los servicios se degradan, y alrededor de 60% de los casi 24 millones de habitantes viven en la pobreza. La inflación supera el 35%. Si la situación sigue así, la economía se desplomará y la hambruna será inevitable”, advierten sus autores.

Contra esta situación se inició en enero el Levantamiento Popular de la Juventud contra el presidente Ali Abdullah Saleh, cuyo gobierno se caracteriza por “la mala administración y la corrupción generalizada”.

Abriendo espacios

En Irak, las protestas de febrero pasado catalizaron “un movimiento sin precedentes” de organizaciones y redes de la sociedad civil dedicadas a “monitorear las actividades del gobierno”, hacer respetar los derechos humanos y “garantizar un desarrollo democrático nacional”, indica el capítulo del Informe de Social Watch 2012 referido a ese país.

En junio, más de 800 organizaciones pusieron en marcha en junio la Iniciativa Ciudadana para la Preservación de la Constitución, que con protestas y demandas judiciales procura fortalecer las instituciones del Estado y el respeto de los derechos humanos, civiles, económicos, sociales y culturales.

Sudán del Norte, de mayoría árabe, pasará dificultades por la pérdida de los ingresos del petróleo correspondiente al territorio de Sudán del Sur tras la secesión.

Las organizaciones de la sociedad civil han avanzado desde 2005, cuando se firmó el acuerdo de paz, y se han dedicado sobre todo a la observación de procesos electorales y parlamentarios y a la educación y el registro de los votantes. Pero “no han participado activamente en la toma de decisiones y en los principales asuntos políticos” debido a su “difícil relación con el gobierno”, que restringe sus operaciones.

Este informe se basa sobre datos de las fuentes que se detallan:

Informe de Social Watch 2012: http://bit.ly/rCabKY
“Las demandas de nuevos modelos de desarrollo” (en inglés y en formato PDF): http://bit.ly/wARd17
Se reanudan las protestas en Egipto: http://bit.ly/AvPAnn
“Pueblos de Egipto y Túnez contra un modelo económico injusto” (en inglés y en formato PDF): http://bit.ly/qtao5h