Grave riesgo de crisis en Europa y de contagio al todo el mundo

Manifestación tras las elecciones
en Grecia.
(Foto: Popicinio_01/Flickr/CC)

La crisis económica en Europa se profundiza y podría empeorar, con preocupantes efectos sobre el resto del mundo, alertó Martin Khor, director ejecutivo del South Centre, en su columna más reciente para The Star, uno de los principales diarios de Malasia, y para Agenda Global.

“Esta crisis en despliegue pone en tela de juicio las políticas de la mayoría de los países europeos, concentrados en cortar gastos del gobierno para reducir el déficit fiscal en un intento por pacificar a los inversores y por abrir un flujo crediticio continuo”, escribió el experto

Lo que sigue es la columna de Khor:

 

La crisis en Europa afectará al resto del mundo
Por Martin Khor

La situación económica en Europa, que ya era preocupante, ha empeorado considerablemente este mes. Las ramificaciones de una crisis plena son serias no sólo para Europa sino también para el resto del mundo.

En las pasadas elecciones, la ciudadanía griega dirigió su ira hacia las políticas de austeridad impuestas con el paquete de rescate aportado por Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI), al repudiar a los dos principales partidos y darle el segundo puesto en las preferencias al pequeño movimiento anti-austeridad Syriza.

Las elecciones transcurrieron en un panorama marcado por grandes deterioros. Grecia sufre un desempleo global de 22%, el juvenil asciende a 50%, el producto interno bruto (PIB) cae rápidamente, y la deuda pública se mantendrá elevada el año próximo, ubicándose en 160% del PIB a pesar del paquete de rescate y la reestructuración de la deuda soberana.

El líder de Syriza, Alexis Tsipras, quien se ubicó en el centro de la arena política impulsado por las protestas contra las medidas de austeridad impuestas por los acreedores, quiere renegociar los términos del rescate.

Su insistencia al respecto, según él mismo proclama, forzará finalmente a los acreedores a cambiar sus condiciones, y logrará que Grecia permanezca en la Eurozona.

Pero muchos analistas creen que la respuesta de la Unión Europea y el FMI a estas demandas será detener el flujo de nuevos préstamos y obligar a Grecia a abandonar el euro. Se prevé que en las próximas elecciones, a mediados de junio, Syriza tenga una votación aun mayor, y el caos que representaría la cesación de pagos y la salida del euro es considerado más que una mera posibilidad.

Si sale de la Eurozona, Grecia reintroduciría la divisa local, y es previsible la casi inmediata depreciación de esa moneda.

Diversos informes ya muestran cierta huida de capitales, a medida que los griegos perciben que sus bienes, denominados en euros, perderían valor tras el cambio de divisa.

Mientras, España trataba desesperadamente la semana pasada de evitar una corrida de ahorradores, luego de que el gobierno fue obligado a nacionalizar parcialmente Bankia, el segundo banco del país.

El valor de los préstamos incobrables en manos del sector bancario aumentó un tercio en el último año, hasta alcanzar los 148.000 millones de euros, y Moody rebajó la calificación del crédito de muchos bancos españoles.

El ministro de Finanzas de España, Luis de Guindos, dijo que la batalla por el euro se librará en su país, el cual ahora se ubica en la vanguardia, por lo tanto, en los intentos por impedir que la crisis griega infecte a otras economías europeas, precipitando a la divisa del bloque.

Esta crisis en despliegue pone en tela de juicio las políticas de la mayoría de los países europeos, concentrados en cortar gastos del gobierno para reducir el déficit fiscal en un intento por pacificar a los inversores y por abrir un flujo crediticio continuo

Esto deja sin efecto la política coordinada de recuperación que los líderes del Grupo de los 20 (G-20) acordaron en 2009 para contrarrestar la crisis mundial y que tuvo un rápido efecto positivo.

Desde entonces, economistas y políticos por igual han debatido los méritos de las políticas keynesianas de recuperación en contraposición con la posibilidad de reanudar las políticas de austeridad fiscal del tipo de las promovidas por el FMI.

La tendencia hacia la recesión que se constata ahora en toda Europa y la profunda caída del PIB en países rescatados como Grecia reforzaron los argumentos keynesianos.

Pero jefes de gobierno clave, como la alemana Angela Merkel y el británico David Cameron, se muestran todavía convencidos de la necesidad de mantener las políticas de austeridad.

La victoria electoral del flamante presidente francés Francois Hollande y el sorprendente avance del partido Syriza en Grecia indican que la ciudadanía se vuelca masivamente contra la austeridad, y que un cambio puede estar entre las opciones.

Si se detienen los préstamos a Grecia, podría producirse un colapso económico, con una cesación de pagos de la deuda, corridas bancarias, redenominación de los contratos a la nueva divisa que sustituya al euro y el fin de los contratos externos denominados en la moneda regional, advirtió la semana pasada en una columna publicada por el diario británico Financial Times el periodista especializado Martin Wolf.

La salida de Grecia desataría corridas bancarias y huidas de capitales en Portugal, Irlanda, Italia, España y otros países, con un colapso en los precios de los bienes y grandes caídas del PBI.

Se requiere una respuesta decisiva del bloque, como el suministro por parte del Banco Central Europeo de préstamos ilimitados para cubrir las cuentas bancarias vaciadas por las corridas, la limitación de las tasas de interés de las deudas soberanas y eurobonos y el abandono de las políticas de austeridad.

Pero si no se toman esas decisiones, la Eurozona se desintegraría. Un estudio pronostica para ese escenario caídas de 7% a 13% en el PBI de varios países, el congelamiento del sistema financiero, el colapso del gasto y del comercio, muchas demandas judiciales y Europa hundiéndose en un limbo político.

El impacto de esta situación sobre el resto del mundo sería peor que el del colapso de la firma Lehman Brothers. A pesar de que, en los discursos, eso es lo que se trata de evitar, la salida de Grecia elevaría esos riesgos.

Si Grecia se va, la Eurozona debería sufrir cambios fundamentales, pero si eso es imposible, grandes crisis se repetirán como en una pesadilla.

Podría haber una alternativa entre una unión más firme entre los países europeos (opción que a muchos parece no gustarle), una crisis interminable, o una ruptura ahora. No existen las buenas opciones, concluyó Wolf.

Los escenarios y predicciones detalladas en el artículo de Wolf son pesimistas, pero también podrían ser realistas no sólo a causa de la actual situación económica sino ante la evidente falta de condiciones para una solución política.

Mirando desde los márgenes, sin capacidad para influir en los acontecimientos, los países en desarrollo están perturbados por el viraje que se está registrando, y que, al parecer, conducirá a un debilitamiento de la economía mundial en el mejor de los casos y a una crisis con todas las letras en el peor. El Sur sufrirá los efectos en términos de caída de las exportaciones, turbulencias financieras y caída de los ingresos y del empleo.

Resulta, otra vez, evidente que debería existir un foro global donde todos los países puedan discutir la marcha de la economía mundial y contribuir con sus visiones sobre lo que debe hacerse.

En este mundo interconectado, las políticas y acontecimientos en una región (especialmente en los países centrales) afectan a todo el resto.

Fuente
Agenda Global: http://bit.ly/vQpabr