Cómo medir el bienestar, la equidad y la sustentabilidad
Published on Thu, 2012-06-14 08:50
La comunidad internacional debe diseñar nuevos indicadores para evaluar el desempeño de los países y del planeta en materia de economía, equidad, bienestar, derechos humanos y sustentabilidad, según el Grupo de Reflexión de la Sociedad Civil sobre Perspectivas de Desarrollo Global, integrado por 18 destacados activistas y académicos de todo el mundo. “Es hora de aprender” de las actuales crisis económica, financiera, alimentaria y climática, que “reflejan el fracaso del modelo de desarrollo dominante”, el cual “confunde crecimiento del producto interno bruto con progreso social, y concibe la pobreza como mero desafío técnico mientras desatiende la desigualdad y la injusticia social”, urgió el Grupo de Reflexión en un informe que será presentado oficialmente el sábado en Río de Janeiro, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable (Rio2012). El estudio recomienda “mirar más allá de los conceptos de desarrollo convencionales”, y “repensar desde sus fundamentos los modelos y políticas de progreso social, tanto en el Norte como en el Sur”. La conferencia Rio2012 que se celebrará la semana próxima en Brasil, y “las discusiones sobre un programa de desarrollo post-2015” abren “una ventana de oportunidad única para reconsiderar el actual paradigma de desarrollo y para crear estrategias hacia un enfoque holístico y basado sobre los derechos”, según el Grupo, integrado por miembros de Social Watch, la Fundación Friedrich Ebert, terre des hommes, la Red del Tercer Mundo, la Fundación Dag Hammarskjöld, DAWN y el Global Policy Forum. El diseño de nuevos indicadores será objeto de discusión el miércoles 20, primera jornada de Rio2012, en un debate titulado “Más allá del PIB: Midiendo el futuro que queremos”, con la participación del presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, la primera ministra de Dinamarca, Helle Thorning- Schmidt, la administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Helen Clark, y el coordinador de Social Watch y miembro del Grupo de Reflexión, Roberto Bissio. Tras la creación en 1953 del Sistema de Cuentas Nacionales de la ONU, que permitió comparar los indicadores económicos de los diversos países, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) por habitante “se convirtió en un sinónimo de desarrollo”, dice el Grupo de Reflexión. Sin embargo, el PIB “no brinda un panorama global de la economía”, porque, por ejemplo, “no muestra las desigualdades, no da ninguna cuenta sobre la creación o destrucción de recursos, incluyendo la infraestructura, la biodiversidad, los ecosistemas, la cultura y el capital humano”, y excluye “los servicios prestados por personas a miembros de sus familias de forma gratuita”, con lo cual se invisibiliza el trabajo femenino, señala el estudio. El Grupo de Reflexión analiza en su informe diferentes mecanismos para medir el desempeño económico y social de los países, tales como el Índice de Desarrollo Humano (IDH), calculado desde 1990 por el PNUD, los indicadores de bienestar publicados desde 2011 por el Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, que incluye entre sus 34 miembros todas las economías ricas del mundo), y el Indice de Felicidad Nacional de Bután. Qué medir El Grupo de Reflexión concluyó que el PIB “no es una medida de calidad de vida”, tampoco “una medida de la sustentabilidad, y ni siquiera la medida correcta para evaluar el rendimiento económico”. El informe señala que, de acuerdo con la Comisión Stiglitz-Sen-Fitoussi, ese indicador “deberá ser revisado y complementado con otros para lograr un panorama preciso” de una economía. Para evaluar la equidad y la distribución, el Grupo de Reflexión menciona el Coeficiente de Gini, que “sólo está disponible en la base de datos del Banco Mundial” y calculado en pocos países, pues “la desigualdad no ha sido un tema importante para la investigación o la formulación de políticas”. Un indicador más complejo es el “Índice de Desarrollo Humano ajustado a la inequidad”, desarrollado por el propio PNUD. Para evaluar el bienestar, suele promediarse “diversos indicadores que van de la percepción subjetiva [...] a otros que miden objetivamente la desnutrición, la mortalidad, los niveles de educación o de tiempo efectivamente empleado en el trabajo remunerado, en el no remunerado, en desplazamientos, en el ocio o en la socialización”. El resultado de estas mediciones “advierte que, aun cuando la economía crece, el capital humano y el capital social [...] pueden estar deteriorándose”, añade el informe. En 2009, 29 científicos destacados identificaron nueve “límites planetarios” y siete de ellos han sido cuantificados. Tres límites ya han sido ultrapasados (cambio climático, ciclo del nitrógeno derivado del abuso de fertilizantes y pérdida de biodiversidad). Con estos datos, la contribución de cada país o actor económico (productor o consumidor) a la insustentabilidad global puede calcularse, ya sea en valor absoluto o por habitante. Al cuantificar el límite y los factores que lo trasgreden se puede también calcular el costo de reparar los sistemas. Así, al menos teóricamente, el principio de que quien contamina paga obligaría a reconocer una “deuda ecológica”. Pero de esto los países que acumularon esta deuda no quieren oir hablar. Más información Fuentes |