Rio2012 reafirmó el derecho universal a la alimentación

Cosecha de pimientos en Bután.
(Foto: Gill Fickling/ONU)

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable (Rio2012) reafirmó el derecho universal a la alimentación y las necesidades de apoyar a la agricultura de pequeña escala y de promover modalidades de producción que no dañen el ambiente, informó Martin Khor, director ejecutivo de South Centre, en su más reciente columna para Agenda Global.

Es necesario “que los países ricos eliminen sus subvenciones agrícolas, ayudar a los países del Sur con programas que apoyen a sus pequeños agricultores a través del acceso a la tierra, el crédito y la comercialización, subvenciones y aranceles adecuados, frenar la especulación con las materias primas, cambiar las condiciones de los acuerdos de libre comercio y promover la agricultura ecológica”, escribió Khor, uno de los 10 panelistas en el debate sobre Seguridad Alimentaria y Nutricional que se realizó en el marco de la Conferencia en Rio de Janeiro.

Lo que sigue es la columna de Khor.

La alimentación en la mira

Martin Khor*

La seguridad alimentaria y la agricultura sustentable fue uno de los temas más importantes en la reciente Cumbre de Rio2012. Mientras los negociadores trabajaron arduamente en una pequeña sala para lograr un texto bastante satisfactorio en este tema, en el salón del gigantesco plenario se llevaba a cabo otra discusión más interesante sobre Seguridad Alimentaria y Nutricional, que formó parte de los Diálogos sobre Desarrollo Sustentable organizados por el gobierno de Brasil para el programa de la cumbre oficial (los otros fueron crisis financiera mundial, desempleo, energía, océanos, ciudades, bosques y modelos de producción y consumo).

Fui uno de los diez panelistas de este debate, junto a la primera ministra de Mozambique, Luisa Dias Diogo, la ex Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Mary Robinson, la ecologista india Vandana Shiva, el fundador de Slow Food, Carlo Petrini, la vicepresidenta de World Economic Forum, Josette Sheeran, el académico brasileño Renato Maluf y varios representantes de organizaciones de agricultores.

Antes del diálogo hubo meses de discusión interactiva a través de Internet, abierta a todo el mundo, y las miles de personas que participaron propusieron soluciones al problema de la alimentación. El grupo debía definir cuáles eran las propuestas más importantes y enviarlas a la reunión de los jefes de Estado y de gobierno que tendría lugar pocos días después.

Los panelistas estuvieron de acuerdo en que los pequeños agricultores de los países del Sur, y en especial las mujeres, son fundamentales tanto para el presente como para el futuro de la agricultura, por lo que es esencial empoderarlos con acceso a la tierra, créditos, subsidios, instalaciones de almacenamiento y transporte.

La ampliación de los presupuestos nacionales y la asignación de ayuda a la agricultura en pequeña escala se definieron, por lo tanto, como prioridades, al igual que el fortalecimiento de las organizaciones de agricultores.

Varios panelistas subrayaron la necesidad de aplicar métodos agrícolas ecológicos.

La gran presión de la agricultura basada en la química y que hace un uso intensivo del agua ha sido un error por el impacto que ha tenido en el ambiente. Incluso, es una de las causas del cambio climático y de la dependencia de los pequeños agricultores con la compra de fertilizantes, plaguicidas y semillas.
El endeudamiento familiar resultante ha provocado más de doscientos mil suicidios de agricultores en India, recordó Vandana Shiva.

La ingeniería genética tampoco es una solución por los trastornos ambientales que acarrea, los riesgos que supone para la seguridad alimentaria y porque arrebata a los agricultores el control de las semillas. Por eso el enfoque agroecológico debería tener las oportunidades que hasta ahora no tuvo, recibiendo financiamiento para investigación y extensión, y un apoyo importante de los organismos internacionales para demostrar que la agricultura sustentable no solo es buena para el ambiente sino que sirve para alimentar al mundo.

Robinson y varios otros participantes subrayaron que la seguridad alimentaria y nutricional son derechos humanos. Por lo tanto, los gobiernos deberían asegurar a sus ciudadanos acceso a los alimentos.

El Programa Hambre Cero iniciado en Brasil por el ex presidente Lula da Silva, que transfirió fondos públicos a familias pobres, fue presentado como modelo, al igual que la nueva Ley de seguridad alimentaria de India.

Varios panelistas denunciaron como un nuevo problema generador de crisis que los alimentos se hayan convertido en parte del sistema financiero mundial. Petrini señaló que los alimentos solían ser sagrados, pero ahora se han convertido en meros productos en el mercado de mercancías y en el financiero, provocando grandes vaivenes de precios.

El movimiento Slow Food (comida lenta) explicó que la energía que se utiliza ahora en la producción de alimentos es mayor a la contenida en los mismos.
Es necesario construir un nuevo paradigma para enfrentar la gran crisis alimentaria, que pase por reducir las sobras de comida, parar con el acaparamiento de tierras en África, combatir las subvenciones de los países ricos que debilitan los mercados de los agricultores pobres, luchar contra la especulación con alimentos, así como la imposición de organismos transgénicos dirigidos a la obtención de ganancias, que perjudican a las pequeñas comunidades.

Yo me enfoqué en cómo el sistema mundial de comercio sigue permitiendo distorsiones en gran escala, en las cuales los países ricos subvencionan la agricultura en casi 400,000 millones de dólares por año y venden los alimentos subvencionados a los países empobrecidos a precios artificialmente bajos, perjudicando así las formas de sustento de los pequeños agricultores.

El FMI y el Banco Mundial impusieron un programa político a los países africanos que los forzó a eliminar las subvenciones y el apoyo a sus agricultores, y a reducir sus aranceles entre diez y veinte por ciento, abriendo así las puertas al aumento de las importaciones de alimentos y convirtiendo a los países pobres de exportadores netos en importadores netos de alimentos.

Esta tendencia puede empeorar si los acuerdos de libre comercio Norte- Sur (por ejemplo, entre Europa y África) resultan en aranceles agrícolas cero en los países del Sur, mientras que en los del Norte no se resuelve el tema de las subvenciones agrícolas.

Mientras tanto, la especulación ha aumentado enormemente en los mercados de materias primas, amplificando así la volatilidad de los precios de los alimentos, lo cual aumenta el problema de acceso a los mismos.

Por lo tanto, se necesitan políticas internacionales para que los países ricos eliminen sus subvenciones agrícolas, ayudar a los países del Sur con programas que apoyen a sus pequeños agricultores a través del acceso a la tierra, el crédito y la comercialización, subvenciones y aranceles adecuados, frenar la especulación con las materias primas, cambiar las condiciones de los acuerdos de libre comercio y promover la agricultura ecológica.

Al final de la sesión, los dos mil participantes votaron las propuestas más importantes, al igual que los panelistas. Las tres resultantes fueron las siguientes: promover sistemas alimentarios sustentables y que contribuyan a mejorar la salud; eliminar la miseria y la desnutrición nacida de la pobreza, y elaborar políticas para alentar la producción sustentable de alimentos dirigidas tanto a productores como consumidores.

En las salas de negociaciones, los funcionarios oficiales estaban finalizando el texto para ser adoptado por los jefes de Estado y de gobierno.

El texto, adoptado el 22 de junio, tiene una larga sección sobre “seguridad alimentaria y nutricional y agricultura sostenible”. Reafirma el derecho a la alimentación, pone énfasis en el desarrollo rural y la importancia de los pequeños agricultores y pueblos indígenas, así como su necesidad de una tenencia segura sobre la tierra y el crédito.

Además, promueve la agricultura sustentable a la vez que recalca la necesidad de abordar las causas estructurales de la volatilidad de los precios de los alimentos. Pero tiene solo un párrafo muy débil sobre el comercio y no aborda los problemas causados por las subvenciones agrícolas de los países del Norte o la necesidad de que los pequeños agricultores de los países del Sur adopten una política comercial que les permita sobrevivir y prosperar.

Es de esperar que el relativo relieve que dio Rio2012 a la seguridad alimentaria, el derecho a la alimentación, la agricultura sustentable y los intereses de los pequeños agricultores impulse a los movimientos y políticas que promueven esos objetivos.

(*) Martin Khor, fundador de la Red del Tercer Mundo, es director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.

Fuente: Agenda Global