Kenia: Social Watch encabeza otra campaña contra la impunidad
Published on Thu, 2012-08-23 08:47
La policía de Kenia no buscó con la debida diligencia a Agnes Wanjiru-Wanjiku, desaparecida el 31 de marzo en un hotel de la localidad de Nanyuki. Su cuerpo fue hallado el 5 de junio por personal de limpieza en un tanque séptico detrás del hotel. A pesar de la presión de familiares y de la sociedad civil, encabezada por Social Watch, las autoridades responden con mucha lentitud al creciente clamor popular que acusa del asesinato a soldados británicos y que rechaza el acuerdo de cooperación militar vigente entre Nairobi y Londres. Wanjiru, una trabajadora sexual de 21 años, fue vista viva por última vez en el bar del hotel Lion’s Court de Nanyuki, en compañía de dos soldados británicos que se encontraban en la zona para entrenarse antes de ser desplegados en Afganistán. Desde su desaparición, familiares de la mujer aseguraban que había sido asesinada por los dos uniformados, de identidad desconocida. Una carta remitida al Director de Acusaciones Públicas y al Comisionado de Policía de Kenia por James Maina Mugo, un miembro local de Social Watch, detalla lo que, según diversas versiones, había ocurrido aquella fatídica noche. “Un guardia nocturno presenció una ruda pelea en la habitación que ocupaban Wanjiru y los soldados británicos. Les rogamos [a la policía y a la fiscalía] que revisen las imágenes tomadas por las cámaras de seguridad para establecer lo que haya sucedido.” “La policía de Nanyuki es acusada de actuar despreocupadamente en este caso. La comisaría también está acusada de falta de disposición a investigar a personal militar británico que actúa con imprudencia”, observó James Maina Mugo. “La familia quedó con una bebé de seis meses”, hija de Wanjiru, agregó. La hermana de la asesinada, Rose Wanjiru-Wankiku, declaró: “Sus amigas me dijeron que Agnes había ido a Lion’s Court con johnnies [soldados británicos], y que la esperaron pero no regresó nunca.” Tras la intervención de Social Watch, la Dirección de Acusaciones Públicas ordenó al Departamento de Investigaciones Criminales, un organismo de alcance nacional, una pesquisa sobre el caso. “Hubo de parte de la policía falta de rigor hacia una investigación concluyente y para acusar a los culpables, a pesar de la voluntad manifestada por testigos para brindar su testimonio. […] El Director de Acusaciones Públicas me instruyó para que sacara copia del archivo policial e informara sobre los avances en el caso”, dice la carta fechada el 13 de junio y firmada por la alta funcionaria de esa repartición Mary Wang’ele. El Ministerio de Defensa de Gran Bretaña está al tanto de las acusaciones desde que se halló el cuerpo de Wanjiru. “Es una investigación keniata en curso. Sabemos que individuos que estuvieron en el área, incluidos potencialmente militares, pueden ser llamados como testigos. Ofrecemos cualquier asistencia y cooperación que se requiera. [Pero] como se trata de una investigación keniata en curso, sería inapropiado que el Ministerio abundara en comentarios”, dijo un portavoz del Ministerio británico a Sky News. “El caso sigue abierto” Joshua Lutukai, jefe de Policía de Nanyuki, dijo a Sky News que los detectives investigan las acusaciones. “El caso sigue abierto” y “fue transferido a la superioridad por las graves implicancias”. explicó. En Nanyuki reina una evidente frustración por la evidente falta de energía en la investigación. La policía nacional está ahora a cargo de develar el asesinato, pero se sobreentiende que los supuestos criminales abandonaron Kenia hacia Afganistán. Florah Nyaguthii y Susan Nyambura declararon haberse encontrado con Wanjiru en el hotel la noche en que desapareció, acompañada por dos hombres blancos que, según ellas, eran soldados británicos. “Todavía creemos que el hotel tiene registros que indican quiénes eran esos soldados”, dijo Benedict Kimotho, tío de la asesinada. Pero nadie ha sido acusado por las autoridades del país africano. Miles de soldados británicos pasan por Nanyuki todos los años como parte de su entrenamiento antes de ser desplegados en Afganistán. Pobladores locales se quejan con frecuencia por el comportamiento de muchos de ellos, incluida su actitud hacia las trabajadoras sexuales. En abril, 200 soldados estuvieron involucrados en una riña en un bar que terminó destruido, cerca del hotel Lion’s Court. Algunos de los uniformados fueron enviados por avión a Nairobi. El ejército británico mantiene una base de entrenamiento en este poblado del Valle del Rift, área que ofrece escenarios de jungla y desérticos donde usan municiones y proyectiles cargados en sus ejercicios.
El vínculo entre el pueblo keniata y los soldados británicos va de mal en peor El asesinato de Wanjiru es uno entre muchos incidentes similares que han tensionado el vínculo entre militares británicos y las comunidades kenianas. Hace varios años, una mujer fue asesinada en el puerto de Mombasa por un militar estadounidense. Los casos se hicieron frecuentes con la presencia militar británcica. Un Memorándum de Entendimiento entre Kenia y Gran Bretaña permite a las fuerzas británicas entrenarse en algunas zonas de territorio keniata. El acuerdo explicita que las leyes locales deben respetarse, pero las violaciones son frecuentes y el gobierno de Kenia parece impotente cuando eso ocurre. Las comunidades afectadas por actos de violencia han protestado por la inacción del gobierno, evidente incluso en casos en que la culpabilidad de los militares británicos quedó comprobada. Por ese motivo, el vínculo entre la población local y el ejército de Gran Bretaña ha ido de mal en peor. En muchas ocasiones, los crímenes son detectados cuando los supuestos perpetradores extranjeros ya han sido transportados a destinos militares en Afganistán, Iraq y otros lugares en Medio Oriente, por lo que quedan fuera de la jurisdicción keniata. En un caso que sirve como ejemplo, un soldado británico asesinó a tiros al joven Tilam Leresh en la localidad de Lolkanjau. El Ministerio de Defensa inició una investigación y debió derivarla a la Dirección de Acusaciones Públicas y al Comisionado de policía. El legislador que representaba a Lolkanjau demostró, en un encendido debate parlamentario, que el crimen ocurrió fuera de la zona de entrenamiento militar. El mismo parlamentario informó entonces que un vehículo militar británico atropelló a un niño de 12 años sin detenerse a asistirlo. Muchos kenianos se preguntan por qué el gobierno admite estos casos de impunidad. Kenia fue colonia británica hasta 1963. Fuentes (en ingles) |