La pobreza y las inequidades persisten, a pesar del compromiso

Licenciada Ruth Helen Paniagua
Licenciado Elvis Ml. Soto
Periodista Rolando Arias
Licenciada Elizabeth Castro
Apóstol Manuel Almonte
Licenciado William Charpantier

Instituciones participantes: Asociación para el Desarrollo Integral de la Mujer y los Jóvenes (Adimjo), Fundación Étnica Integral (FEI), Fundación Monte de Dios -FUMODI, Fundación Almuerzo Infantil - FAI, Grupo de Investigación para la Acción Comunitaria (Gripac), Movimiento Socio-Cultural para los Trabajadores Haitianos (Mosctha), Red Nacional de Emergencia (RNE), Mesa Nacional para las Migraciones y Refugiados en República Dominicana (Menamird)

Para acabar con la pobreza, las autoridades de República Dominicana deben impulsar un reparto equitativo de la riqueza, ampliar y mejorar la calidad de la educación, la salud, el empleo y la seguridad social, e implementar políticas en beneficio de los más vulnerables. El Plan Estratégico Nacional de Desarrollo aprobado para los próximos dos decenios es  una buena herramienta en ese sentido. Si bien el gobierno del Lic. Danilo Medina Sanchez cuando  asumió la presidencia en agosto de 2012 se declara a favor de la inversión social y de políticas de desarrollo humano, su discurso se contradice con la reducción de gastos sociales y el aumento de impuestos que responden a condiciones del Fondo Monetario Internacional.

A pesar del constante crecimiento económico de los últimos 20 años en Republica Dominicana, 34,8% de los habitantes viven en condiciones de pobreza y 9% sufren miseria extrema, porcentajes similares al año 2000. Los planes para avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio no han tenido en cuenta la extensión de la economía informal, el predominio de las micro, pequeñas y medianas empresas, las desigualdades en el acceso  a servicios y en la calidad de vida  como  la educación, la salud y el empleo,  siendo mas perjudicada las mujeres, jóvenes y comunidades rurales asentadas en las áreas azucareras conocidas como bateyes. El desamparo y la inequidad alimentan la violencia y la criminalidad, lo cual complica aún más el logro de las metas en un círculo vicioso.

Introducción

La pobreza y la desigualdad social golpean de frente y se acentúan cada día en República Dominicana, a pesar del crecimiento económico de las últimas décadas y el compromiso asumido por sucesivos gobiernos con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). El país se encuentra en una situación muy similar a la del año  2000, con 34,8% de la población en condiciones de pobreza y alrededor de 9% en la pobreza extrema. La desigualdad se constata en todos los ámbitos. Jóvenes y mujeres carecen de oportunidades y el desarrollo humano es muy limitado. Cerca de 20% de la población dominicana no cuenta con documento de identidad, y 12,7% son jóvenes de 10 a 24 años. A esto se le suma una baja escolaridad y la mala calidad de la educación que ha recibido la gran mayoría de los habitantes.

La falta de oportunidades de la población y la elevada vulnerabilidad de los jóvenes y mujeres tienen como consecuencia el aumento de la violencia y la criminalidad, que representan retrocesos en materia de desarrollo humano. La erradicación de la pobreza, la igualdad de género y el acceso de la población a servicios básicos como la educación y la salud requieren, más que de crecimiento económico, de desarrollo humano. Se trata de considerar a las personas como un recurso primario para llegar luego a atender lo productivo.

Para establecer estrategias, es preciso tomar en cuenta la juventud de la población (más de la mitad de los habitantes tienen entre 10 y 34 años), que la mayor concentración de pobreza se registra en las comunidades de origen bateyano (de bateyes, asentamientos rurales precarios e irregulares, en medio de plantaciones de azúcar), y que la principal fuente de empleos son la micro, pequeñas y medianas empresas, más de 60% de las cuales operan de manera informal.

La elevada informalidad reduce el alcance de la seguridad social: más de 50% de la población económicamente activa carece de cobertura.

Desarrollo nacional, mito o utopía

El crecimiento promedio anual del producto interno bruto por habitante de República Dominicana ha sido de 3,5% en los últimos dos decenios[1] . Pero ese crecimiento no ha sido acompañado por desarrollo humano. Eso es evidente en la pobreza, la falta de servicios básicos y la ausencia de un Estado de Derecho en comunidades de origen bateyano, como las de Monte Plata, San Pedro de Macorís y Barahona.

República Dominicana se ubica en el nivel medio de la lista de 169 países evaluados según el Índice de Desarrollo Humano por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el lugar 88. De acuerdo con ese estudio estadístico anual, el desarrollo humano es un proceso en formación y de consolidación de valores sociales y culturales de alcance nacional, que debe ser inducido por el Estado a través de políticas sociales integrales y equitativas.

Desigualdad social

Las mujeres dominicanas sufren hoy mayor desempleo que los hombres y reciben menores ingresos. En 2010, la tasa de ocupación de la fuerza de trabajo masculina ascendió a 61%, y la femenina, a 33%, con lo cual la brecha fue de 27,81%[2] . En 2011, en promedio, el salario femenino equivalía en promedio a 79% de masculino[3] . La brecha salarial se ensanchó en los 15 años transcurridos entre 1992 y 2007, según evaluó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)[4] .

De acuerdo con el Índice de Equidad de Género de Social Watch en materia de participación económica (que pondera los indicadores de ingresos y empleos) es de 0,71 sobre un máximo de 1,0, que marcaría una igualdad perfecta (e hipotética, pues no fue alcanzada por ninguna nación del mundo) entre mujeres y varones. En lo que refiere a empoderamiento (las brechas en los empleos altamente calificados, los cargos parlamentarios y las cúpulas económicas), el índice de Social Watch cae a 0,44; a pesar de que 60% de los estudiantes universitarios son mujeres, ellas apenas ocupan 17% de los escaños legislativos. Por otra parte, alrededor de 32% de los hogares son encabezadas por madres solteras, situación aun más evidente en las comunidades bateyanas y en los sectores marginados[5] .

También ha aumentado la violencia contra las mujeres y dentro de las familias. Entre 2009 y 2012 murieron a manos de sus parejas más de 429, y fueron más de 100 en los primeros 10 meses de 2012. La tasa de embarazo de adolescentes se mantiene elevada, en alrededor de 18%[6] , situación que se agrava aún más entre las que viven debajo de la línea de pobreza y con pocos estudios. Al mismo tiempo, las mujeres más jóvenes son tres veces más proclives que las adultas a morir como consecuencia de complicaciones en el embarazo y el parto, con una tasa de mortalidad materna que se aproxima al 19%[7] , por diversos factores entre los que figuran hipertensión, abortos y cesáreas.

Por otra parte, las deficiencias del sistema de enseñanza agravan las inequidades ya presentes en la sociedad. Alrededor de 36% de los estudiantes no completan el ciclo de educación básica[8] , la mayoría de ellos pertenecientes a los sectores más pobres, pues se ven obligados a trabajar para aportar dinero a sus hogares, o a cuidar a miembros de sus familias, o a realizar tareas domésticas no remuneradas.

Estas situaciones afianzan una pobreza que se contradice con el elevado crecimiento económico de los últimos años. El 34,8% de los habitantes son pobres, y más de 9% viven en condiciones de pobreza extrema[9] . El producto interno bruto se expande pero no se distribuye de manera equitativa.

El informe gubernamental de 2011 sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, presentado por el Ministerio de Economía y Planificación, admite la gran dificultad para alcanzar las metas planteadas para 2015 y sugiere que eso sería posible sólo para 2020. El pronóstico oficial apoya sus excusas en las consecuencias de la crisis bancaria de 2003-2004, y establece como condición para lograr los ODM una reducción aun mayor del gasto público[10] .

Las autoridades del nuevo gobierno, que asumió en agosto de 2012 con Danilo Medina Sánchez como presidente, han declarado públicamente su interés en la inversión social y en la promoción de políticas integrales de desarrollo humano. Sin embargo, argumentan al mismo tiempo en favor de los ajustes fiscales como una supuesta necesidad para amortiguar las consecuencias de la crisis financiera, así como proponen aumentar la presión tributaria por considerarla baja en comparación de otros  países  cercanos. En noviembre de 2012, el ex presidente Leonel Fernández Reyna recordó que el año anterior, su gobierno acordó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ajustes equivalentes al 3,5 por ciento del producto interno bruto.

Conclusiones

Los ODM fueron acordados por la comunidad internacional con el propósito de resolver problemas comunes de los países. Para cumplir con el compromiso de reducir la pobreza, República Dominicana debe tomar medidas tendentes a que el crecimiento de la riqueza se distribuya de manera equitativa, implementando políticas que mejoren la calidad en la educación, Salud y  que creen empleos decentes e incluyan programas de protección sociales dirigidos a los pobres y a los más vulnerables.

El Plan Estratégico Nacional de Desarrollo, aprobado en 2011 para los siguientes 20 años, constituye una buena herramienta hacia el logro de avances a  largo plazo. Pero es preciso consolidarlo ampliando el acceso a los servicios básicos, mejorando la calidad de la educación y de la salud, promoviendo el registro de los habitantes a la seguridad social, la integración social equitativa y la consecución de los ODM.

El 2013   fue  propicio para analizar el camino tomado hacia el cumplimiento de los ODM y del Plan Estratégico Nacional de Desarrollo y para ejercer presión, involucrando a la sociedad civil, con el objetivo de que el Estado asuma mayores compromisos, cree nuevas políticas sociales y mejore sus estrategias hacia la reducción de la pobreza y las restantes metas.

También será necesario estimular la inversión social para mejorar la calidad de vida de más de un millón de personas mediante la construcción de viviendas y la creación de empleos decentes, así como mejoras en educación, salud, y valores culturales, de modo de establecer un ambiente propicio para su empoderamiento y desarrollo.

Notas:

[1] Estadistica CEPAL 1990-2011

[2] . Boletín Mensual Panorama Estadístico n.° 46  “Brecha de género en la tasa de ocupación en República Dominicana”. (Oficina Nacional de Estadística, ONE, diciembre de 2011, en http://www.one.gob.do/index.php?module=uploads&func=download&fileId=3429)            

[3]   “Las mujeres en el mercado laboral dominicano. “ Consuelo Cruz Almánzar, Santo Domingo, noviembre de 2012. Instituto Tecnológico de Santo Domingo, enhttp://www.slideshare.net/intecsocial/vii-conferencia-dominicana-de-estu....

[4]   “New Century, Old Disparities “ (BID, 2012). Enhttp://idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=37204140

[5] Informe sobre Pobreza en la República Dominicana, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo. 2005

[6] Publicado por Agencia EFE octubre 2012

[7] ENDESA 2007

[8] Informe de Desarrollo Humano PNUD 2008

[9] Estadistica CEPAL 1990-2011

[10] Republica Dominicana, Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo, Objetivo Desarrollo del Milenio, Informe de Seguimiento ODM 2010


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