Bahrein: incorrecta reacción gubernamental a una causa justa

Protesta en las calles.
(Foto: Ahlulbayt News Agency)

Las autoridades de Bahrein mostraron en 2012 poca o ninguna disposición a comprometerse con la oposición y la sociedad civil con el fin de encontrar una solución justa y duradera a los problemas sociopolíticos y socioeconómicos que enfrenta el país. Por el contrario, intensificaron la represión a las aspiraciones democráticas expresadas. Al desoir las reiteradas peticiones de cara a las negociaciones, han deteriorado la reputación y el ranking en los índices de desarrollo económico, político y social, y comprometido la posibilidad de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) para el año 2015.

El objetivo principal de la oposición es instaurar una monarquía constitucional en Bahrein, así como la eliminación de todas las formas de malas prácticas administrativas y financieras. Reclama, además, una prensa libre, una sociedad civil activa, una distribución más equitativa de la riqueza y el fin de la discriminación religiosa por parte de la minoría sunita.
Sin embargo, en lugar de comprometerse con aquellos que expresan los deseos democráticos de un futuro mejor para todos, las autoridades reiteraron numerosas medidas represivas, con el resultado de lesiones y muertes, encarcelaron a cientos de activistas, entre los que se cuentan defensores de derechos humanos, religiosos y jóvenes y despidieron a miles de chiítas de sus puestos de trabajo. El informe de la investigación de la Comisión patrocinada por el Estado Independiente de Bahrein, divulgado en noviembre de 2011, documentó numerosos casos de maltrato deliberado de la mayoría chií por parte de los servicios de seguridad.

Más importante aún, durante el examen realizado en setiembre de 2012, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas impuso 176 recomendaciones al gobierno de Bahrein. Pero las organizaciones de defensa de los derechos humanos plantearon desde el inicio, sus dudas sobre la voluntad de las autoridades en poner en práctica las mismas.

Por cierto, sólo hay un camino a seguir para Bahrein: el de reunir a todas las partes en torno a una serie de mesas redondas que discutan cómo llegar a una solución justa, equitativa y sostenible que  tenga en cuenta los intereses de todos los actores locales, tanto sunitas como chiítas.

Fuente: Informe Social Watch 2013 de Bahrein
http://www.socialwatch.org/es/node/15898