La importancia del desarrollo sostenible en la agenda para el desarrollo después de 2015

Yilmaz Aykuz. (Foto: ONU)

La agenda de las Naciones Unidas para el desarrollo después de 2015 no debería limitarse a extender o reformular los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM); en cambio, debería centrar sus esfuerzos en impulsar reformas mundiales sistémicas que eliminen los obstáculos al desarrollo y en garantizar la existencia de una atmósfera internacional propicia para la promoción del desarrollo sostenible. Naturalmente, se trata de un programa complejo y ambicioso que no podrá hacerse realidad de un día para otro. Un plan de acción para impulsar reformas sistémicas podría ser complementado, aunque no sustituido, por objetivos específicos en algunas áreas de desarrollo económico y social.

1. Distanciarse de los OMD para acercarse al verdader desarrollo

Los ODM no fueron concebidos como un programa mundial para el desarrollo, fueron extraídos ad hoc de la Declaración del Milenio por funcionarios de las Naciones Unidas. No son el resultado de un proceso de negociación entre Estados sobre un programa mundial de desarrollo que integra de manera adecuada dimensiones nacionales e internacionales.

Los OMD fueron trazados según una visión del desarrollo centrada en los donantes que hace hincapié en la pobreza y la asistencia. Así, un amplio sector de las poblaciones de los países en desarrollo ha quedado excluido: los países de ingresos medios, que todavía tienen aspiraciones de desarrollo insatisfechas, no están cubiertos por el alcance de estos objetivos.

No debemos repetir este esquema si queremos un programa de desarrollo genuinamente mundial. Lo que debemos hacer es aprender de las lecciones que nos dejaron las prácticas aplicadas en materia de desarrollo durante los últimos decenios de creciente interdependencia internacional. Esto cobra especial importancia si queremos que las cosas cambien. Los ODM fueron definidos de acuerdo con lo que era viable en función de las tendencias mundiales observadas durante los veinte años anteriores a la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas. Pero si queremos que las cosas cambien, no debemos limitarnos a redefinir el alcance de objetivos similares en función de las tendencias actuales, sino establecer un marco que modifique las tendencias, alterando los parámetros principales del sistema económico internacional en favor del desarrollo.

Todos estarían de acuerdo con que el desarrollo es mucho más que la suma de todos los OMD o que cualquier otra suma arbitraria de una cantidad limitada de objetivos específicos. Sin embargo, es imposible llegar a un acuerdo internacional sobre todos los aspectos importantes del desarrollo económico y social y la protección del medioambiente. Cualquier acuerdo internacional sobre objetivos de desarrollo específicos sería inevitablemente selectivo y excluiría muchos aspectos que pueden revestir una importancia especial para numerosos países. Por estos motivos, en vez de centrar nuestros esfuerzos en definir objetivos selectivos específicos para las áreas de desarrollo económico y social y de protección del medioambiente, debemos apuntar a la creación de una atmósfera internacional favorable que permita que cada país pueda definir sus propios objetivos de desarrollo de acuerdo con sus propias prioridades y adoptando sus propias políticas.

2. El crecimiento y el desarrollo económicos

Todos sabemos lo que significa el desarrollo, no es necesario reinventar la rueda. El primer objetivo de los países en desarrollo es el desarrollo económico. La dimensión social es y siempre ha sido inherente al desarrollo económico.

El crecimiento económico sostenido es fundamental para progresar en el ámbito social. Ningún país ha conseguido registrar mejoras constantes en los indicadores de calidad de vida y de desarrollo humano sin haber experimentado un crecimiento económico rápido y sostenido.

Sin crecimiento económico, el progreso del desarrollo humano y social depende naturalmente de los mecanismos de transferencia externos y nacionales, es decir, de la asistencia y la redistribución del gasto público, respectivamente. Puesto que estos mecanismos tienen sus límites, no puede haber un progreso social significativo sin que aumenten adecuadamente los ingresos y la generación de empleo.

Esta idea fue expresada con una claridad contundente por Raúl Prebisch, el primer Secretario General de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), en las observaciones que hizo en 1979 sobre la «insuficiencia de los resultados alcanzados desde la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo»: «Ahora ha surgido otra idea que despierta el entusiasmo de algunos economistas del Norte: la erradicación de la pobreza, un fenómeno que, aparentemente, acaban de descubrir. ¿Quién podría negarse a luchar contra la pobreza? Pero, ¿es posible hacerlo fuera del contexto del desarrollo y sin una política avanzada de cooperación internacional?»

La industrialización es esencial para que los países en desarrollo reduzcan las brechas de ingreso, productividad, tecnología y conocimientos técnicos con respecto a las economías más avanzadas, ya que el crecimiento y el desarrollo de las economías que dependen de las materias primas y los servicios tienen sus límites. La industrialización adopta diferentes formas en los diferentes niveles de desarrollo, pero no está fuera del alcance ni siquiera de las economías relativamente pequeñas, como Taiwán (23 millones), Suiza (8 millones) o Singapur (5 millones). Por otro lado, fue solo a través del desarrollo industrial que muchas economías ricas en recursos naturales (como los Estados Unidos y Suecia) lograron reducir la brecha de ingreso con respecto a las economías más avanzadas de su época.

3. El desarrollo social

También sabemos que el crecimiento económico no tiene automáticamente un «efecto de filtración» en el desarrollo humano y social. Se necesitan políticas e instituciones que transformen el crecimiento económico en desarrollo social. La creación de puestos de trabajo es la clave para las mejoras de la calidad de vida y el desarrollo humano. Pero el crecimiento económico no siempre trae aparejada la creación de puestos de trabajo a un ritmo necesario para absorber completamente la creciente mano de obra. Por estos motivos, se necesitan políticas activas que brinden oportunidades laborales seguras y productivas. La equidad es un ingrediente importante de la cohesión social y del desarrollo. Para evitar que se incremente la desigualdad en la distribución de los ingresos es necesario intervenir en los mercados y adoptar políticas específicas y medidas correctivas.

4. El medio ambiente

Por último, todos sabemos que la protección del medio ambiente es esencial para la sostenibilidad del crecimiento y el desarrollo económicos. Al elaborar las estrategias y las políticas de industrialización y desarrollo, se debe prestar especial atención a las consecuencias medioambientales. De hecho, la sostenibilidad del medio ambiente constituye una parte integral de las políticas industriales.

5. Los objetivos de desarrollo más importantes

Los objetivos clave en materia de políticas de desarrollo son los siguientes:

i. Crecimiento económico fuerte y sostenido
ii. Industrialización
iii. Pleno empleo
iv. Mayor equidad distributiva
v. Sostenibilidad medioambiental

Estos objetivos abarcan las tres áreas de desarrollo sostenible: el desarrollo económico, el desarrollo social y la protección del medio ambiente.

6. Políticas nacionales

Los países son los primeros responsables de su propio crecimiento económico. El éxito depende de la formulación y la ejecución efectivas de políticas industriales, macroeconómicas y sociales, así como de un ritmo y un patrón apropiados de integración en el sistema económico mundial. Para esto es necesario alejarse de las políticas recomendadas por el Consenso de Washington durante los últimos veinte años.

La industrialización y el desarrollo no pueden quedar librados a las fuerzas de los mercados, y menos todavía a las fuerzas de los mercados mundiales. El éxito en el proceso de desarrollo no está asociado ni con la autarquía ni con la integración total de los países a los mercados mundiales dominados por las economías avanzadas. Está relacionado más bien con una integración estratégica en el comercio, las inversiones y los mercados financieros destinada a valerse de los mercados extranjeros, la tecnología y las finanzas para promover el desarrollo industrial de los países.

7. El contexto internacional

Para alcanzar sus objetivos de desarrollo, los países necesitan contar con un margen adecuado para adoptar políticas. Sin embargo, el margen para adoptar políticas de los países en desarrollo es considerablemente menor que el que tuvieron las economías avanzadas actuales durante su fase de industrialización. Al denegar el derecho a aplicar el mismo tipo de política que aplicaron cuando eran países en desarrollo, las economías avanzadas, que han llegado a la cima, incurren en una práctica frecuente: la de «patear la escalera» para que los que siguen no puedan subir.

Es necesario reformar los acuerdos bilaterales y multilaterales para que los países en desarrollo cuenten con el mismo margen para adoptar políticas que tenían las economías avanzadas cuando estas atravesaban sus fases de industrialización y desarrollo.

Los países en desarrollo cuentan con un margen para adoptar políticas medioambientales mucho menor que el que disfrutaron las economías avanzadas de la actualidad durante su fase de industrialización. Por lo tanto, deben hacer frente a más obstáculos para alcanzar objetivos de crecimiento y desarrollo sin comprometer el bienestar de las generaciones futuras. Tras siglos de desarrollo industrial, las economías avanzadas han dejado poco margen para la emisión de carbono. Además, buena parte de ese margen sigue siendo utilizado por las economías avanzadas debido a una emisión per cápita muy alta de dióxido de carbono (CO2) y otros gases nocivos. Por estos motivos, los países en desarrollo se ven obligados a sacrificar el crecimiento y el desarrollo o incurrir en altos costos de mitigación para hacer frente al limitado margen de emisión de carbono del que disponen.

En el mismo orden de cosas, el calentamiento de la Tierra y la creciente inestabilidad de las condiciones climáticas ya están generando gastos considerables en varios países en desarrollo pobres, como las economías que dependen de las materias primas agrícolas y los pequeños países insulares. Por estos motivos, se deben tomar medidas también a nivel internacional para eliminar los obstáculos al crecimiento y el desarrollo de los países en desarrollo y para indemnizarlos por los costos en que debieron incurrir a causa del deterioro medioambiental provocado por años de industrialización en las economías avanzadas.

Por último, cabe mencionar que se necesita una atmósfera económica mundial que promueva el desarrollo. Además, se necesitan mecanismos que eviten los efectos secundarios adversos sufridos por las economías de los países en desarrollo causados por políticas adoptadas en las economías avanzadas o por impulsos desestabilizadores por parte de los mercados financieros internacionales.

8. Reformas sistémicas

Para lograr establecer un margen adecuado para adoptar políticas y una atmósfera económica mundial que promueva el desarrollo, es necesario adoptar distintas medidas a nivel internacional:

i. Revisar las normas y los acuerdos multilaterales con miras a ampliar el margen para adoptar políticas de los países en desarrollo para que estos puedan alcanzar sus objetivos de crecimiento económico y desarrollo social.

ii. Prestar la debida atención al régimen de derechos de propiedad intelectual con miras a facilitar el adelanto tecnológico de los países en desarrollo y aumentar los niveles de calidad en materia de salud y educación, y mejorar la seguridad alimentaria.

iii. Revisar o desarticular los tratados bilaterales de inversión (TBI) y los acuerdos de libre comercio firmados con economías avanzadas, que restringen gravemente la capacidad de los países en desarrollo de adoptar políticas industriales, macroeconómicas y financieras. Estos acuerdos están concebidos según una perspectiva empresarial que no promueve el desarrollo y, por tanto, suponen ventajas considerables para las empresas y los inversores extranjeros en los países en desarrollo.

iv. Eliminar de los contratos firmados con empresas transnacionales las cláusulas desfavorables a los países en desarrollo cuyas economías dependen de materias primas, para permitir que puedan agregar más valor a las materias primas y obtener más ingresos de las actividades relacionadas con estas.

v. Crear y aplicar efectivamente un código de conducta multilateral y vinculante para garantizar la responsabilidad social y la rendición de cuentas de las empresas transnacionales y evitar que estas incurran en prácticas comerciales restrictivas.

vi. Introducir mecanismos multilaterales que impongan políticas disciplinarias a las economías avanzadas con el fin de evitar consecuencias y efectos secundarios negativos en los países en desarrollo, como subvenciones agrícolas, restricciones a la libre circulación de los trabajadores y la transferencia de tecnología, y políticas monetarias y de tipo cambiario, y políticas de empobrecimiento del vecino.

vii. Crear mecanismos que aporten una mayor estabilidad al tipo de cambio de las monedas de reserva y eviten devaluaciones competitivas y guerras de divisas, como las que se pueden observar durante las crisis actuales.

viii. Reducir los desequilibrios comerciales mundiales mediante un crecimiento más rápido de la demanda interna, los ingresos y las importaciones de los países que registran un crecimiento lento y tienen cuantiosos superávits por cuenta corriente con el fin de otorgar un margen más amplio a los países en desarrollo que se encuentran en una situación de déficit para adoptar políticas expansivas.

ix. Declarar el pleno empleo como un objetivo mundial, el cual debe ser perseguido por todos los países sin recurrir a políticas de empobreccimiento del vecino en lo que respecta al tipo cambiario, el comercio y el mercado laboral.

x. Declarar como un objetivo mundial la inversión de la tendencia universal hacia una creciente desigualdad de ingresos. Para esto es necesario revertir la disminución de la proporción de los ingresos provenientes del trabajo registrada desde hace mucho tiempo en la mayoría de los países. Este objetivo puede alcanzarse a través de diversos medios destinados a poner en pie de igualdad la mano de obra y el capital, como promover una mayor movilidad internacional de la mano de obra, regular los mercados financieros internacionales y los movimientos de capital, establecer un régimen impositivo más equitativo entre los ingresos percibidos por salarios y los ingresos generados por bienes financieros y de capital, evitar la competencia impositiva y fijar un código de conducta para las empresas transnacionales. Para alcanzar dicho objetivo, es necesario derrumbar la hegemonía de los intereses empresariales y financieros en la formulación de políticas y el funcionamiento de los mercados mundiales. Este objetivo no puede ser llevado a cabo por un solo país: debe ser abordado colectivamente a nivel mundial.

xi. Reglamentar sistemáticamente las instituciones y los mercados financieros de envergadura, como los bancos internacionales y las agencias de calificación y los mercados de derivados de materias primas con miras a reducir la inestabilidad financiera internacional y los precios de las materias primas.

xii. Poner en marcha procedimientos imparciales y ordenados de renegociación de la deuda pública internacional para evitar el colapso del sistema financiero en los países en desarrollo que atraviesan crisis de deuda pública o de balanza de pagos.

xiii. Indemnizar a los países en desarrollo por los gastos ocasionados por el deterioro mundial del medio ambiente y el cambio climático.

xiv. Garantizar una asignación justa y equitativa de los márgenes para las emisiones de carbono entre las economías avanzadas y los países en desarrollo, tomando en cuenta las contribuciones acumuladas de las economías avanzadas a la contaminación de la atmósfera. Aun así, los países en desarrollo no deben incurrir en gastos adicionales para ajustarse a las restricciones de las emisiones de carbono en los casos que suponen el desarrollo y la utilización de tecnologías o fuentes de energías más limpias. Por último, debe facilitarse considerablemente la transferencia de tecnología para estos fines y las disposiciones del régimen de derechos de propiedad intelectual que impiden la transferencia deben ser revisadas.

xv. Aplicar impuestos internacionales en áreas como las transacciones financieras o la energía con el fin de reunir fondos para la asistencia para el desarrollo así como para la financiación de los costos de mitigación del cambio climático y la adaptación a este en los países en desarrollo.

xvi. Reformar la gobernanza económica internacional de manera proporcionada con la creciente participación de los países en desarrollo y el papel cada vez más importante que estos desempeñan en la economía mundial. Rever la función, la rendición de cuentas y la gobernanza de instituciones especializadas como el Fondo Monetario Internacional (FMI) , el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC), así como el papel que la Organización de Naciones Unidas (ONU) puede desempeñar en la gobernanza económica mundial.
Estas reformas sistémicas no pueden ser clasificadas como objetivos económicos, sociales o medioambientales (los tres componentes del desarrollo sostenible) porque, en la mayoría de los casos, estas atañen a más de un componente. Estas medidas adoptadas en su conjunto podrían constituir un plan de acción para la creación de una atmósfera propicia para el desarrollo sostenible.

9. La manera de avanzar

La agenda para el desarrollo después de 2015 no debe limitarse a extender los OMD, reformular los objetivos, dejar uno o dos de lado y agregar algunos en esferas como el medioambiente y los derechos humanos. Debe centrarse, en cambio, en impulsar reformas sistémicas mundiales que eliminen los principales obstáculos al desarrollo y garanticen una atmósfera internacional propicia para el desarrollo sostenible.

Este es un programa complejo y ambicioso que no puede ponerse en práctica y llevarse a cabo de un día para el otro. Se le debe dar prioridad y debe ser abordado apropiadamente de manera progresiva.

Si resultara necesario, un plan de acción para impulsar reformas sistémicas podría ser complementado, aunque no sustituido, por objetivos específicos en algunas áreas de desarrollo económico y social. Dichos objetivos deberían ser establecidos en función de los principales elementos impulsores del desarrollo, como el crecimiento, el empleo y la distribución, y no en función de áreas específicas del desarrollo humano, como se hizo con los ODM.

Las políticas internacionales para las reformas sistémicas deben ser formuladas como compromisos explícitos con plazos apropiados, que vayan mucho más allá de las generalidades expresadas en el octavo objetivo de los ODM. Sin esto, la alianza mundial para el desarrollo sostenible seguirá siendo pura palabrería.

Por Yılmaz Akyüz.
El presente documento fue presentado en una sesión de debate de ideas del Grupo de los 77 y China que tuvo lugar en febrero en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York.
Fuente: South Bulletin 73.