Respuesta del Consejo Internacional de Educación de Personas Adultas a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible

Luego de un largo proceso de negociación a partir de la Conferencia sobre el Desarrollo Sostenible de 2012 - Rio +20, el 01 de agosto de 2015 se acordó por consenso, en la sede de la ONU en Nueva York, el documento final de la próxima Cumbre de la ONU que adoptará la agenda para el desarrollo después de 2015.

Este texto final, titulado Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, presenta una declaración política y un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), así como 169 metas que buscan superar la pobreza y alcanzar un futuro sostenible para toda la humanidad. A diferencia de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el marco internacional para el desarrollo anterior, los ODS fueron construidos en un debate abierto con la participación no solo de los organismos de la ONU y de los gobiernos, sino también la sociedad civil y otros actores.

El ICAE ha estado participando activamente en el proceso, especialmente en las negociaciones iniciales del Grupo de Trabajo Abierto para los ODS y de los debates paralelos de Educación para Todos(as), haciendo incidencia por el derecho humano a la educación dentro de una perspectiva de aprendizaje durante toda la vida y el reconocimiento de la educación de personas jóvenes y adultas en la agenda. Nos complace ver que nuestros esfuerzos y el trabajo de la comunidad educativa mundial se reflejan en la agenda, en particular en el Objetivo 4: "Garantizar una  educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos".

Sin embargo, estamos profundamente decepcionados y preocupados por el debilitamiento, a último momento, de los objetivos 4.4 y 4.6 sobre la alfabetización y la educación de personas jóvenes y adultas, al afirmar que el compromiso de los gobiernos para el año 2030 solo es "aumentar sustancialmente" el número de personas jóvenes y adultas que tienen las competencias necesarias, en particular técnicas y profesionales, para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento; y garantizar que todas las personas jóvenes, pero una vez más, solo una "parte sustancial de las personas adultas" tengan competencias de lectura, escritura y matemáticas. Esto es una sorpresa, no solo debido a que estos objetivos no se discutieron abiertamente en las dos últimas rondas de negociaciones gubernamentales, sino también si se tiene en cuenta el documento final del reciente Foro Mundial sobre la Educación en Incheon, Corea, celebrado en mayo de 2015. En la Declaración de Incheon los gobiernos del mundo se comprometieron “a promover oportunidades de aprendizaje de calidad a lo largo de la vida para todos, en todos los contextos y en todos los niveles educativos”, y se comprometieron además “a velar por que todos los jóvenes y adultos, especialmente las niñas y las mujeres, alcancen niveles de excelencia en alfabetización funcional y aritmética que sean pertinentes y reconocidos y adquieran competencias para la vida, así como a que se les proporcionen oportunidades de formación, educación y capacitación de adultos”. Lamentablemente, en la conferencia de Financiación para la Desarrollo de Addis Abeba no se acordaron recursos para la alfabetización de personas adultas ni la educación de personas adultas en general.

La alfabetización, las competencias para la vida y el trabajo, y la promoción de oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para las personas adultas son parte integral del ODS 4 tal como fue acordado. Por otra parte, existe un amplio reconocimiento del papel clave de la educación de personas jóvenes y adultas para la consecución de todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, en las últimas dos décadas, las tasas de alfabetización de personas jóvenes y adultas no aumentaron como se esperaba. En 2012, aún había 781 millones de personas adultas y 126 millones de jóvenes en todo el mundo que carecían de las competencias básicas de lectura y escritura, donde las mujeres representaban más del 60 por ciento de las poblaciones analfabetas tanto de personas adultas como jóvenes. Esto no debería seguir siendo un déficit educativo entre la población adulta para los próximos 15 años y las generaciones venideras. Por tal motivo, tenemos que redoblar los esfuerzos para que los próximos marcos de desarrollo sostenible y educación defiendan el ejercicio pleno del derecho humano a la educación para todas las personas jóvenes y adultas.

En adelante, tenemos la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en la que la responsabilidad fundamental radica en los gobiernos, y la coherencia con los compromisos anteriores es esencial. También tenemos por delante la adopción del Marco de Acción de Incheon, que debe respetar la visión integral, ambiciosa y exigente de la agenda de Educación 2030, y su redacción debe mantener el compromiso de velar por que todos los jóvenes y adultos alcancen una alfabetización y aritmética que sean pertinentes y reconocidas y adquieran competencias para la vida que les permitan llevar una vida sana y plena.

Hacemos un llamado a nuestro(s) gobierno(s) para que después de que se adopte la Agenda de Desarrollo Sostenible y de Educación 2030 se establezcan marcos legales y de políticas que realmente "no dejen a nadie atrás", y defiendan el ejercicio pleno del derecho humano a la educación para todos y todas, niños y niñas, personas jóvenes y adultas. Sin una inversión significativa por parte de los gobiernos nacionales y los socios para el desarrollo por igual, respaldada por un seguimiento y una rendición de cuentas apropiados, no se alcanzarán siquiera los objetivos educativos más modestos para las personas adultas, y como resultado, "cientos de millones se quedarán atrás".

Fuente: ICAE.


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