¿Consolidar la miseria o catalizar las oportunidades? La economía política de las desigualdades en África Oriental

POR ARTHUR MULIRO WAPAKALA, SOCIEDAD INTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO (SID)

Durante los últimos años, la economía de los Estados miembros de la Comunidad de África Oriental (CAO) ha crecido a pasos agigantados, y la región ha tenido un aumento de 6% anual en el PIB desde 2011. Estas tasas de crecimiento han sido proclamadas como la prueba de que la región finalmente ha realizado un cambio estructural en su economía y esto se considera un presagio de los grandes logros que vendrán. Además, el potencial que surge de los recientes descubrimientos de hidrocarburos y las industrias extractivas en general, así como la tan esperada renovación de la infraestructura ferroviaria, vial y portuaria, antes en ruinas, también han servido para impulsar el optimismo.

Sin embargo, esta expansión económica ha ido acompañada por un crecimiento de la desigualdad en prácticamente todos los países de la CAO. En pocas palabras, no todos los ciudadanos de África Oriental han visto o experimentado los beneficios de estas cifras estelares en el crecimiento del PIB. Se puede decir que, para una gran cantidad de personas, la vida se ha convertido en una travesía más dura y mucho más desagradable. El auge económico no ha generado los empleos esperados y existe una frustración que cada día aumenta más, tal vez por la comprensión de que estos empleos nunca se materializarán. A pesar de todo el progreso que ha tenido lugar durante los últimos años, los niveles de pobreza, hambre y desnutrición aún siguen siendo extremadamente elevados en la región y sirven para enfatizar el refrán: “No se puede comer el PIB”.

La reducción de la desigualdad en África Oriental no se puede realizar sin antes abordar la estrecha relación entre la política (nacional y regional) y la desigualdad. Es momento de preguntar a los líderes de la región ¿hasta qué punto las instituciones políticas están vinculadas con la persistencia de la pobreza? ¿Qué factores políticos afectan la evolución de la desigualdad y cuáles son los efectos de la desigualdad en las decisiones y los resultados políticos? ¿Existe alguna relación entre las numerosas formaciones étnicas o nacionales y cómo se proveen los bienes públicos?

Lo que sí está claro es que, ante la ausencia de esfuerzos comprometidos para desarmar y recrear las instituciones que distribuyen el poder y las redes que han surgido para extraer beneficios, es poco probable que las desigualdades presentes simplemente desaparezcan. En todo caso, se volverán más evidentes y es posible que, finalmente, incluso opriman a las sociedades que las alojan. Por lo tanto, el imperativo con el que el liderazgo de la región (en todos los niveles) necesita estar comprometido es la transformación institucional necesaria para garantizar que sea menos propenso a la captura y que sus beneficios se distribuyan ampliamente en la población.

En el State of East Africa Report (Informe del estado de África Oriental) de 2016 de la Sociedad Internacional para el Desarrollo (SID), se consideró la economía política de desigualdades en África Oriental y el tipo de papel que podría desempeñar el proceso de regionalización para ayudar a reducir las brechas de desigualdad actuales.1 La conclusión de los autores fue que todo dependía de las decisiones que los líderes estuvieran dispuestos a tomar; ya sea que estén dispuestos a adoptar medidas audaces para reconfigurar la arquitectura institucional y de poder para garantizar que todos los ciudadanos de la región se beneficien de la integración, o que solo un (pequeño) segmento lo haga.

El informe analiza nueve sectores divididos en tres pilares: un pilar económico, un pilar social y un pilar político. En cada uno de estos sectores, el informe hace preguntas que abarcan tres dominios adicionales:

  • El dominio fiscal: ¿dónde se obtienen los recursos y cómo se invierten?
  • El dominio normativo: ¿qué decisiones relativas a la política se toman (o no) y quiénes se benefician?
  • El dominio ético: ¿a quién pertenece el discurso predominante y qué instrumentos se utilizan para debilitar el núcleo moral de la sociedad?

Este informe establece varios mensajes claves para que sus lectores los consideren. Si bien el énfasis de los mensajes se enfoca en los cambios que deben realizarse en el ámbito nacional, es imposible separar los cambios necesarios de la cuestión de la integración regional, ya que cada país se presenta en el espacio regional con sus fortalezas y debilidades individuales y esto influye en el carácter y el ritmo de la regionalización.

Como tal, y según indica el informe, la tarea más grande a la que se enfrenta el Estado en África Oriental en la actualidad no se relaciona tanto con perseguir el crecimiento económico a cualquier precio, sino que tiene que ver con crear las bases para el desarrollo humano duradero en la región.

Por ejemplo, el gasto masivo en proyectos de infraestructura “clave” debe incluir el bien público más amplio desde el principio y no como una idea tardía. Con el refuerzo de los medios de subsistencia de cada ciudadano individualmente, las posibilidades de crecimiento nacional y regional se multiplicarán infinidad de veces.

Cuando se consideran los niveles de desigualdad presentes hoy en la región, es evidente que el contrato social implícito que ha acompañado a los Estados de África Oriental desde su formación e independencia necesita reconsiderarse y renegociarse con una visión que garantice que la mayoría de los ciudadanos reciban una retribución justa. Es muy probable que si las desigualdades continúan profundizándose, las futuras generaciones en África Oriental vivan peor que la generación actual. En cualquier caso, una “convergencia catastrófica” de política, economía y medio ambiente no es un buen presagio para la región. Cualquier aumento de los desafíos sistemáticos podría sobrepasar sus mecanismos de respuesta y resiliencia.

Por lo tanto, el desafío actual de África Oriental sigue siendo el de desenmascarar y enfrentar las economías políticas que impulsan las desigualdades en el ámbito nacional. Ninguna otra medida ofrecerá un proceso de integración regional que realmente se enfoque en las personas y sea sostenible, uno que transforme las vidas y las opciones de los africanos orientales. Cualquier otra medida será un esfuerzo para consolidar la miseria.

Referencias

SID (2016): State of East Africa Report. Consolidating Misery? The Political Economy of Inequalities in East Africa. Nairobi.
https://www.sidint.net/sites/www.sidint.net/files/SoEA-2016.pdf

Arthur Muliro Wapakala es director general adjunto de la Sociedad Internacional para el Desarrollo (SID), con sede en Nairobi, Kenia.

Nota:

1 SID (2016).