Marco Global de lndicadores para los ODS: ¿será hora de repensar la herramienta?

Después de 10 sesiones semestrales y un mes de consulta abierta, el Grupo Interagencial y de Expertos sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (IAEG-SDG por su sigla en inglés) ha logrado importantes avances hacia la finalización de su marco de indicadores globales para medir el progreso a nivel mundial hacia los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sus 169 metas. El Grupo ha acordado algunos indicadores adicionales, incluidos algunos reclamados desde hace tiempo por las organizaciones de la sociedad civil, y ha actualizado o reemplazado los indicadores estancados en el Nivel III, una demanda continua de los Estados miembros.

Pero a cinco años de iniciada la implementación de los ODS, este proceso ha generado nuevas preocupaciones. ¿Cómo ha ayudado a avanzar en el logro de los ODS, particularmente a nivel nacional? ¿Ha sido superado por otras evaluaciones, incluyendo las de los organismos de las Naciones Unidas y el Informe Global de Desarrollo Sostenible, que buscan examinar los obstáculos para el progreso no incluidos en el marco de indicadores globales, tales como las limitaciones impuestas por el orden mundial y los contrapesos del avance. Progresar hacia un objetivo, ¿puede significar regresión en otro?

El AEG-SDG presentó su revisión exhaustiva 2020, que comenzó en enero de 2019, como “una oportunidad para mejorar el marco de indicadores para ayudar al monitoreo global de la Agenda 2030 y proporcionar la orientación necesaria a los países, muchos de los cuales ya están muy avanzados en la implementación de su marco nacional y plataformas de informes ". El grupo estipuló que las propuestas de revisión no debían aumentar el número total de indicadores y, además, habrían de "tener en cuenta las inversiones ya realizadas a nivel nacional e internacional y no socavar los esfuerzos en curso".

Esta oportunidad largamente prometida de reabrir el marco global a la adición, eliminación, revisión y reemplazo de indicadores, luego de una consulta abierta (8 de septiembre al 6 de octubre de 2019) ha dado como resultado una serie de cambios que se presentarán a la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas en su reunión de marzo de 2020. Mientras tanto, los problemas pendientes se resolverán por separado con las agencias y "otras partes interesadas", incluidos los Estados miembros. Esto es coherente con el proceso de consulta en la formulación del marco de indicadores, caracterizado por oportunidades frecuentes de hacer aportes, pero con poca claridad y transparencia menos frecuente sobre la dinámica de la toma de decisiones.

Indicadores adicionales: ganadores y perdedores

De una lista de 27 posibles indicadores adicionales, publicada en octubre de 2019, se consideraron 16 propuestas en la décima reunión del IAEG-SDG. De éstas, siete fueron aceptadas, incluyendo un indicador para el ODS 2 sobre hambre y desnutrición, uno para el ODS 3 sobre salud y bienestar, uno para educación (ODS 4), tres para el ODS 10, sobre desigualdades, y tres para el ODS 16, sobre paz y sociedades justas (ver recuadro 1).

Varios de estos indicadores responden a demandas antiguas de organizaciones de la sociedad civil (OSC). Un indicador sobre resistencia antimicrobiana, fue agregado, como solicitaron durante mucho tiempo los defensores de la salud pública. El ODS 3, requiere en la Meta 3.d: “Fortalecer la capacidad de todos los países, particularmente los países en desarrollo, para la alerta temprana, la reducción de riesgos y la gestión de los riesgos para la salud a nivel nacional y mundial”. El nuevo indicador para esta meta medirá el porcentaje de infecciones del torrente sanguíneo debido a algunos organismos resistentes a los antimicrobianos y tendrá a la OMS como "agencia de custodia".

También responde a las demandas de la sociedad civil el acuerdo sobre un indicador adicional para medir las desigualdades bajo el ODS 10. Para medir la Meta 10.4 sobre políticas para lograr una mayor igualdad, dos indicadores se combinaron en uno solo, que se incorporó a la lista a ser presentada a la Comisión de Estadística. El primero mide el impacto redistributivo de la política fiscal, presentado por el Instituto Commitment to Equity de la Universidad de Tulane y por Oxfam. El segundo es el coeficiente de Gini, presentado por la federación laboral francesa CFDT y por Oxfam. Ambos se combinaron en un solo indicador: "Impacto redistributivo de la política fiscal (con el coeficiente de Gini reportado como segunda serie en la base de datos, ya que es un componente del indicador)”. Por lo tanto, los investigadores interesados encontrarán el coeficiente de Gini en la base de datos de indicadores SDG, pero éste indicador controvertido no se mencionará en la lista oficial.

Otra propuesta para el ODS 10, promovida por la sociedad civil (y también presentada por CFDT y Oxfam), no llegó a la lista final. Esta fue la adición de la relación de Palma para medir la Meta 10.1 que promete "aumentar los ingresos del 40% inferior de la población a una tasa superior al promedio nacional". El indicador actual, que resta el crecimiento nacional promedio del crecimiento del 40% inferior, da cifras positivas para muchos países donde el ingreso de los pobres en realidad ha disminuido en vez de crecer, pero el promedio nacional ha sufrido una caída aún mayor.

Más exitosa fue la inclusión de un indicador para medir el acceso a la justicia civil en la Meta 16.3: "Proporción de la población que ha experimentado una disputa en los últimos dos años y que accedió a un mecanismo formal o informal de resolución de controversias, por tipo de mecanismo".

Esto parece alinearse con una propuesta del Proyecto de Justicia Mundial, el PNUD y la OCDE para un indicador sobre "la accesibilidad, asequibilidad, imparcialidad y eficacia de los sistemas de justicia civil", utilizando encuestas de Necesidades Legales que analizan la justicia civil desde la perspectiva de las personas y no desde las instituciones y reflejan diversas formas en que las personas buscan lidiar con sus problemas legales.

Además, se consideró una propuesta para un indicador adicional bajo la Meta 17.3 sobre la movilización de recursos para los países en desarrollo, presentada por la OCDE: "Apoyo oficial total para el desarrollo sostenible" (TOSSD).

Esta propuesta, que fue promovida principalmente por los países desarrollados en la reunión de la Comisión de Estadística de la ONU de marzo de 2019, ha sido criticada por muchos países en desarrollo y por la sociedad civil como un esfuerzo por diluir la asistencia oficial al desarrollo (AOD) al sumarla con una serie de otras formas de ayuda, incluida la humanitaria y de desastres así como la cooperación Sur-Sur. Según la UNCTAD, el TOSSD representa un esfuerzo para "agregar una amplia variedad de flujos en una sola métrica", incluidas las inversiones privadas apalancadas públicamente, algo que "tiene poco sentido estadístico, pero potencialmente proporciona una alternativa a las mediciones de AOD que algunos gobiernos que no están cumpliendo con sus compromisos de AOD podrían verse tentados a utilizar para socavar la AOD en el futuro".

Tras las objeciones de que la propuesta carecía de una metodología acordada, el IAEG-SDG señaló que, dado que es importante medir los flujos de ayuda, se debería formar un grupo de trabajo de dos años, "con más participación de los países y del sistema de la ONU" para finalizar la metodología, en particular los componentes de TOSSD relacionados con la cooperación Sur-Sur, para la inclusión de este indicador en el marco global de indicadores en 2022.

Cuadro 1: Siete indicadores adicionales con sus agencias de custodia

  • 2.2.2 - anemia en mujeres de 15 a 49 años por estado de embarazo - OMS
  • 3.d.2 - reducir el porcentaje de infecciones del torrente sanguíneo debido a organismos seleccionados resistentes a los antimicrobianos - OMS
  • 4.1.2 tasa de finalización - educación primaria, secundaria inferior y secundaria superior - UNESCO / OCDE
  • 10.4.2 - impacto redistributivo de la política fiscal (con el coeficiente de Gini reportado como segunda serie en la base de datos, ya que es un componente del indicador) – Banco Mundial
  • 10.7.3. Número de migrantes muertos mientras intentaban cruzar las fronteras marítimas, terrestres y aéreas - ACNUR (pendiente de aclaración sobre las fuentes de datos)
  • 10.7.4 - proporción de la población que es refugiada, por país de origen - ACNUR
  • 16.3.3 - proporción de la población que ha experimentado una disputa en los últimos dos años y que accedió a un mecanismo formal o informal de resolución de controversias, por tipo de mecanismo - PNUD / OCDE

Reemplazando o borrando los indicadores estancados en Nivel III

Se acordaron tentativamente seis propuestas para reemplazar o eliminar indicadores estancados en el Nivel III, que agrupa a los que aun no tienen una metodología acordada.

El indicador 1.a.3 bajo el ODS 1, propone medir la "suma del total de subvenciones e ingresos no generadores de deuda directamente asignados a programas de reducción de la pobreza como proporción del PIB", pero carece de una agencia de custodia. Se propone reemplazarlo con la AOD total enfocada sobre la reducción de la pobreza como parte de la renta nacional bruta del país receptor, que será monitoreada por la OCDE como agencia de custodia. Este indicador había sido aceptado como “proxy” (sustituto) en marzo de 2019, por lo que presumiblemente se aprobará el reemplazo.

En el ODS 7 sobre acceso a energía sostenible, el indicador 7.b.1 de nivel III, "Inversiones en eficiencia energética como proporción del PIB y cantidad de Inversión Extranjera Directa para infraestructura y tecnología para servicios de desarrollo sostenible" sería reemplazado por “Capacidad instalada de generación de electricidad renovable en países en desarrollo (en vatios per cápita)”.

Se han acordado cuatro indicadores para reemplazar o eliminar los estancados en el Nivel III bajo el ODS 13 sobre cambio climático. Bajo la Meta 13.2 para integrar las medidas de cambio climático en las políticas, estrategias y planificación nacionales, se debe eliminar un indicador y así permitir la adición de un nuevo indicador: "emisiones totales de gases de efecto invernadero por año", que actualmente se utiliza como un proxy global.

Otro indicador estancado en el Nivel III, el indicador 8.9.2 sobre la proporción de empleos en las industrias de turismo sostenible sobre el total de empleos turísticos, se acuerda provisionalmente para su eliminación sin ser reemplazado.

Además, el IAEG-SDG solicitó propuestas para reemplazar cinco indicadores estancados de Nivel III. Uno está en el ODS 1, sobre gasto gubernamental en sectores que benefician específicamente a mujeres y grupos pobres y vulnerables; uno en el ODS 11 sobre apoyo a los países menos avanzados en la construcción de edificios sostenibles y resilientes; uno bajo el ODS 12, sobre el apoyo a los países en desarrollo en I + D para el consumo y la producción sostenibles; uno bajo el ODS 14, sobre países que ratifican la aceptación e implementación de instrumentos relacionados con el océano que implementan el derecho internacional; y uno bajo el ODS 17, sobre el número de acuerdos y programas de cooperación científica y/o tecnológica entre países.

Lamentablemente, no se solicitaron propuestas para reemplazar la Meta 17.17 sobre asociaciones de múltiples partes interesadas, a pesar de que el indicador actual, que mide la cantidad de dólares comprometidos con a) asociaciones público-privadas y b) asociaciones de la sociedad civil sigue estando en el nivel III. La sociedad civil y varios Estados han señalado la insuficiencia y el sesgo de este indicador, favoreciendo como lo hace las alianzas que se miden en dólares, no en función de las comunidades y circunscripciones excluidas o discriminadas, y sin mirar so se trata de prácticas empresariales que socavan los esfuerzos y logros de las Naciones Unidas y la sociedad civil.

La declaración de la sociedad civil sobre la Meta 17.17 en la reunión de 2015 en Bangkok señaló, como ya había observado la OCDE, que “los indicadores propuestos hasta ahora solo tratan de asociaciones público-privadas y se centran en proyectos e inversiones específicos. La redacción de la Meta 17.17 sugiere que se quiere una cobertura más amplia de las asociaciones”. Para abordar este problema, las OSC sugirieron que el valor de las alianzas públicas no se midiera en términos de compromisos financieros, sino en términos de su contribución al desarrollo sostenible, proponiendo que el indicador sea reemplazado por dos indicadores:

“i) porcentaje de asociaciones público-privadas (con fines de lucro) que brindan un mayor valor para lograr los ODS que las finanzas públicas o privadas por sí solas, medido a través de evaluaciones ex ante y ex post del impacto en términos de rentabilidad, pobreza y equidad; ii) porcentaje de asociaciones público-privadas (con fines de lucro) que incluyen total transparencia de los términos contratados, evaluaciones de resultados de evaluaciones ex ante y ex post, y están sujetas a las más altas salvaguardas ambientales y sociales internacionales".

Reclasificación de los niveles: un proceso en marcha

En la 10a reunión de IAEG-SDG se realizaron siete solicitudes para mover indicadores del Nivel III al Nivel II, incluyendo uno sobre el tratamiento de drogas bajo el ODS 3 sobre salud y bienestar; uno sobre acoso físico o sexual bajo el ODS 11 sobre ciudades sostenibles; cuatro bajo el ODS 14 sobre recursos marinos (incluido un índice de densidad de desechos plásticos flotantes), uno sobre la alineación con el Plan Estratégico de Aichi para la Biodiversidad bajo el ODS 15 sobre biodiversidad, y uno sobre flujos financieros ilícitos bajo el ODS 16 sobre sociedades pacíficas, inclusivas y justas.

Con respecto a los flujos financieros ilícitos, la Oficina de Naciones Unidos sobre Drogas y Delitos (ONUDD) y la UNCTAD proporcionaron una actualización sobre la identificación de la metodología para medir el indicador 16.4.1, que permitiría su actualización del Nivel III al Nivel II para 2020. Después de los proyectos piloto en cinco países latinoamericanos, la UNCTAD y la ONUDD están perfeccionando el marco de medición estadística y la definición de métodos. Se realizará un ejercicio de prueba adicional en países seleccionados de Asia Central en 2020, y a fines de 2020 las agencias presentarán un documento conjunto para finalizar una tipología y un marco de medición.

Tras la décima reunión de IAEG-SDG, se continuó el debate sobre las solicitudes para actualizar los indicadores de Nivel III, principalmente con los Estados miembros. En una serie de reuniones virtuales (Webex), 16 indicadores están actualmente en discusión. Dada la complejidad de muchos de los indicadores, las preocupaciones de los Estados miembros se centraron en la capacidad de los países, tanto en el Norte como en el Sur, para realizar las encuestas y recopilar y analizar los datos. Varios países en desarrollo solicitan apoyo de las agencias de custodia, y se aceptaron muchos indicadores para la reclasificación al Nivel II sujetos a simplificación o refinamiento, lo que permitirá a los países recibir apoyo para recopilar y analizar los datos.

Un indicador que aún no se aceptó para la reclasificación al Nivel II es el indicador 17.14.1: “Número de países con mecanismos establecidos para mejorar la coherencia de las políticas de desarrollo sostenible”. El indicador compuesto propuesto ilustra bien la naturaleza compleja y transformadora de los ODS, ya que esta meta requiere coherencia entre los niveles de gobierno local y nacional, a través de los ministerios y sectores, los formuladores de políticas nacionales e internacionales, y más allá de las fronteras nacionales. Su metodología implica integrar objetivos e intereses a largo plazo de las generaciones futuras en los marcos legales o estratégicos nacionales, incluidas las consultas con las partes interesadas, y la identificación y mitigación de las compensaciones. Muchos países dudan en reclasificar este indicador, buscando participar primero en pilotos adicionales y evaluar sus resultados.

Desglose de datos

Muchas organizaciones de la sociedad civil solicitaron mejorar el marco de indicadores con mayor desagregación de los datos entre diferentes grupos. En respuesta, el IAEG-SDG solicitó a varios grupos de defensa que enumeraran sus prioridades para la desagregación, listando género, LGBT, jóvenes, personas mayores, personas con discapacidad, migrantes, personas internamente desplazadas y detenidas y ubicación urbana / rural. Las declaraciones de la sociedad civil sobre prioridades, la mayoría de ellas resultantes de consultas con las partes interesadas, son informativas y están disponibles para la acción en un enlace separado sobre la desagregación de datos en el sitio web de IAEG: [https://unstats.un.org/sdgs/iaeg-sdgs/disaggregation/].

El marco global de indicadores, cuestionado por los informes de la ONU

A pesar de todo el trabajo (y el dinero) dedicado a mejorar el marco global de indicadores y desarrollar la capacidad de las oficinas nacionales de estadística para monitorearlo, la realidad es que muchas de las metas de los ODS no solo no se cumplirán a tiempo, sino que a menos que las cosas cambien radicalmente, nunca llegarán a cumplirse.

Reconociendo la falta de progreso hacia el logro de muchos de los ODS, la subsecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, ha reiterado la necesidad no solo de una mayor ambición, sino en algunos casos de un enfoque diferente, incluso con respecto a los datos. Mohammed señaló que, en promedio, los datos están disponibles para solo el 20 por ciento de los indicadores, e incluso si están disponibles, los datos carecen de una desagregación suficiente como para ser útiles a la toma de decisiones políticas.

Estas inquietudes aparecen en dos importantes informes oficiales que cuestionan sobre el camino a seguir, incluida la forma en que se mide el progreso hacia los ODS.

El Informe 2019 sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible

En julio, la ONU publicó el informe 2019 del Secretario General sobre desarrollo sostenible, señalando los enormes desafíos que enfrentan todos los países y los países en desarrollo en particular.

Entre sus hallazgos:

  • No alcanzaremos el objetivo de pobreza: más de la mitad de los pobres del mundo viven en países afectados por conflictos y uno de cada cinco niños vive en la pobreza extrema; el hambre está en aumento; un gran número de países están gravemente estresados en términos de agua y saneamiento, especialmente en la región del Pacífico y las emisiones de gases de efecto invernadero están aumentando.
  • También estamos retrocediendo en algunos de los objetivos, en particular el Objetivo 8 sobre trabajo decente y el Objetivo 12 sobre consumo y producción responsables.
  • Esto requiere una forma diferente de pensar sobre el desarrollo: el principio de universalidad significa que el progreso no puede definirse comparando países en diferentes etapas de desarrollo sino mediante la formulación deliberada de políticas.
  • Existe la necesidad de cooperación internacional entre países que comparten ríos, lagos y acuíferos, en términos no solo de indicadores, sino también de solidaridad y acción colectivas.

Esta realidad sobre la falta de progreso también sugiere la necesidad de ir más allá del marco de indicadores globales para identificar los obstáculos a nivel global que puedan estar impidiendo el progreso.

El Informe Global 2019 sobre Desarrollo Sostenible

El muy esperado Informe Global de Desarrollo Sostenible fue aun más ambicioso. Este informe fue encomendado por los Estados Miembros en el documento final de la conferencia Río + 20, reconociendo que el enfoque tradicional del desarrollo no sería adecuado y que la agenda futura tendría una ambición sin precedentes. En 2016, los Estados Miembros decidieron que el informe se produjera una vez cada cuatro años, para informar las deliberaciones de alto nivel en la Asamblea General, y que debería ser redactado por un grupo independiente de científicos designado por el Secretario General.

Compuesto por 15 expertos que representan una variedad de antecedentes, disciplinas e instituciones científicas, asegurando el equilibrio geográfico y de género, el Grupo realizó una evaluación independiente del progreso en el logro de los ODS, basada en evidencia científica, y examinó más de 65 evaluaciones científicas e informes emblemáticos para determinar cuánto falta para alcanzar los ODS en diferentes países, así como la probabilidad de nunca alcanzarlos.

El informe examinó la probabilidad de alcanzar cada objetivo en cinco regiones principales: Estados Unidos, la OCDE (excluyendo Estados Unidos), China, BRISE (Brasil, Rusia, India, Sudáfrica y otras 10 economías emergentes) y el resto del mundo. Se descubrió que en todas las regiones, los objetivos más alejados de su cumplimiento son los relacionados con desigualdad, consumo y producción responsables y la naturaleza (clima, vida en la tierra, vida en el agua). Con respecto a las evaluaciones y pronósticos a nivel de país, un estudio de 2019 encontró que ningún país estaba en camino de cumplir con todos los objetivos para 2030. Si bien la disponibilidad de datos por país y por objetivo variaba, ningún objetivo tenía más del 50 por ciento de los países en camino para alcanzarlo en 2030.

Sin embargo, lo más preocupante fueron los hallazgos del informe sobre objetivos para los que las tendencias recientes en realidad están en la dirección equivocada, ya sea porque la implementación no ha podido revertir el deterioro preexistente o porque “la recuperación mundial de la crisis económica de 2008 ha devuelto tendencias negativas que se había detenido, como los aumentos en obesidad, desigualdad, emisiones de gases de efecto invernadero, degradación de la tierra, pérdida de biodiversidad, tráfico de vida silvestre, huellas materiales absolutas, sobrepesca y el deterioro de las aguas costeras".

Varias de estas tendencias negativas son críticas, no solo porque son difíciles de cambiar, sino también por su impacto en la Agenda 2030 en su conjunto, al impedir el progreso en otros objetivos y metas. El informe identifica cuatro tendencias que son particularmente alarmantes: "el aumento de las desigualdades, la aceleración del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la creciente cantidad de residuos de la actividad humana que abruman las capacidades de procesamiento". El informe agrega que "algunas tendencias presagian una próxima llegada a puntos de inflexión negativos, que al ser sobrepasados conducirían a cambios dramáticos en las condiciones de la Tierra, de maneras irreversibles en escalas de tiempo significativas para la sociedad".

Lo que concluye el informe es que el modelo de desarrollo actual no es sostenible; "El progreso logrado en las últimas dos décadas está en peligro de ser revertido a través del empeoramiento de las desigualdades sociales y las disminuciones potencialmente irreversibles en el entorno natural que nos sustenta". Se necesita un cambio de rumbo serio, comenzando por la desvinculación del crecimiento económico de la degradación ambiental y la reducción de las desigualdades sociales y de género.

Entonces, si el modelo actual está equivocado, tal como vienen diciendo desde hace tiempo los defensores de las mujeres y de los derechos humanos, las organizaciones de la sociedad civil, los científicos ambientales y más recientemente algunos economistas, ¿qué significa esto para la medición del progreso?

El informe destaca seis "puntos de entrada" clave donde la experiencia científica puede ser utilizada y la acción colaborativa puede acelerar el progreso hacia los objetivos:

1. Fortalecer el bienestar humano y las capacidades;
2. Transición hacia economías sostenibles y justas;
3. Construir sistemas alimentarios sostenibles y patrones de nutrición saludables;
4. Lograr la descarbonización energética y el acceso universal a la energía;
5. Promover el desarrollo urbano y periurbano sostenibles;
6. Asegurar los bienes comunes del medio ambiente mundial.

En todas esas áreas, el informe argumenta que "la experiencia científica y la innovación pueden aplicarse y producir resultados impresionantes". El informe reconoce que los compromisos necesarios para la transformación, y las intervenciones para lograrlos, son muy diferentes en los países desarrollados y en desarrollo.

Opciones difíciles -no solo diferentes- sobre la métrica

Estas observaciones y hallazgos presentan desafíos existenciales para el contenido del marco de indicadores globales:

  • ¿Debería la Revisión 2020 ser una decisión sobre su utilidad más que sobre su exhaustividad?
  • ¿Cuán útil es el marco de indicadores globales para ayudar a los países a alcanzar los ODS, dada la probabilidad de que la recopilación y compilación de datos para cada indicador perpetúe la medición en compartimentos estancos, escondiendo las compensaciones y externalidades?
  • ¿Por qué ha tomado este marco el centro del escenario, no solo para informar sino también en términos de atraer inversiones?

Parte de la justificación ofrecida para la inversión en el marco global de indicadores es desarrollar la capacidad de las oficinas nacionales de estadística, actualmente en curso en casi todos los países en desarrollo. Pero la experiencia de varias iniciativas relacionadas con el progreso en los ODS sugiere que el marco es innecesariamente complicado y, a pesar de los esfuerzos para simplificar algunos de los indicadores, limitar estos esfuerzos a los niveles nacionales y aumentar el apoyo a las oficinas nacionales de estadísticas, competirá con esfuerzos mundiales por un desarrollo de capacidades más sustantivo, incluida la investigación social y científica.

  • ¿Existe una mejor manera de desarrollar la capacidad de las oficinas nacionales de estadística para medir el progreso hacia sus propios objetivos de desarrollo sostenible?
  • ¿Debería la comunidad internacional invertir en instituciones de ciencias naturales y sociales con sede en países en desarrollo, como concluye el Informe Global de Desarrollo Sostenible?

¿Cuáles son las implicaciones para lograr los ODS, con numerosos obstáculos y compensaciones no examinadas? Si, como han sugerido estos y otros informes, el marco global de indicadores se ha convertido en una distracción, ocupando una enorme cantidad de tiempo tanto de la comunidad estadística como de los Estados miembros, pero sin funcionar aun a nivel nacional, no sería apropiado que el IAEG-SDG retroceda y rediseñe su estrategia?

Esta es la pregunta (no explícita) que deberán responder los Estados miembros en la Comisión de Estadística de la ONU en marzo de 2020 en su consideración y evaluación de cómo medir los ODS.

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Por Barbara Adams and Karen Judd.

Fuente: Global Policy Watch (GPW).