¿Cuánto durará la distensión salvadoreña?.

Por Santiago Martino*

Centroamérica está respirando aires de tranquilidad. Hay menos asesinatos y los niveles de violencia vienen disminuyendo. Esta nueva situación de paz tiene su epicentro en El Salvador, donde en Febrero pasado, los líderes de la mara Salvatrucha (MS13) y la mara 18 (m18) acordaron una tregua, para de una vez por todas, empezar a transitar por el camino de la paz.

Todo se concretó el 10 de Marzo, cuando los 30 jefes y líderes nacionales de la MS13 y la m18 fueron trasladados desde Zacatecoluca (el penal de mayor seguridad del país) hacia Ciudad Barrios (penal donde reside la MS13) y Cojutepeque (penal donde reside la m18)[1][2].

A partir de los traslados, y de una serie de concesiones mas, los líderes ordenaron a los “palabreros” (jefes) “bajar línea” a las “clikas” (bandas) para que los “hommies” (pandilleros) aflojaran la violencia que hay entre ellos[3]. Desde entonces, increíblemente, El Salvador, que desde hace más de una década venía registrando entre 12 y 14 homicidios diarios, empezó a registrar entre 5 y 6; y el día 14 de Abril, fue la primera vez en la historia del país que no se registró un solo asesinato durante todo el día.

Hasta ahora, las maras vienen cumpliendo con su palabra, manteniendo la tregua. Inclusive, el pasado 12 de Julio, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, viajó hasta San Salvador para reunirse con los líderes mareros y aceptar que la OEA sirva como garante de la tregua. Esto fue histórico, ya que es la primera vez que una organización internacional interviene de manera directa en un conflicto entre grupos pandilleros de nuestra región.

Pero para que esta tregua se transforme en un verdadero y duradero proceso de paz, hace falta que los actores involucrados se responsabilicen y brinden las garantías  coyunturales y estructurales necesarias para impedir que los pibes sigan asesinándose entre sí.

En este sentido, una cuota de responsabilidad recae sobre la MS13 y la m18, que tanto en sus organizaciones, como para con su rival, tienen que seguir brindando tranquilidad. En este momento hay miles de pandilleros cuidando celosamente las esquinas, las plazas y las calles de todo El Salvador. Garantizar la paz en estructuras tan descentralizadas, en donde la violencia se desata ante la mas mínima situación de conflicto y se determina por el contexto específico de cada barrio, es una tarea complicada, que requiere de mucha organización, comunicación, información y gestión. Todo eso depende de ellos.

El gobierno, por su parte, tiene una doble cuota de responsabilidad, que es tanto coyuntural como estructural. A nivel coyuntural, tiene que aflojar un poco con su política draconiana de “mano dura”, adaptándose y colaborando con la situación. Debe evitar los arrestos arbitrarios, los allanamientos extrajudiciales y las razias violentas y prepotentes que la policía despliega en los barrios, los colectivos y los centros de rehabilitación. Pero es a nivel estructural donde tiene que destinar sus mayores esfuerzos, ya que El Salvador, en muchos sentidos, sigue siendo un país descalzo:

Según los 2 últimos informes de Social Watch[4][5], El Salvador tiene 3 problemas estructurales fundamentales. Resolverlos, implicaría apagar el “motor”  que fabrica y produce pandilleros. 

Primero, es necesario realizar una profunda y eficiente reforma fiscal, ya que históricamente, la riqueza salvadoreña se acumula y concentra en las manos de 14 familias, que desde siempre, vigilan, controlan y dirigen el país. Es necesario que la riqueza de estos tipos se distribuya mejor, ya que 800.000 salvadoreñas y salvadoreños viven en condiciones de “extrema pobreza”, sobreviviendo en casitas de chapa y cartón, sin tener acceso a agua potable, al gas ni a electricidad; y sobre todo, sin poder comer, educarse y trabajar dignamente.

Segundo, se debe garantizar equitativamente el acceso a la salud. Durante las últimas administraciones, todas neoliberales, el sistema de salud salvadoreño fue desmantelado e hiper privatizado. El país no sólo tiene los medicamentos mas caros de toda la región, sino que la salud está reservada para pocas personas. Resolver esta desigualdad significaría mejorar la calidad de vida de mucha gente enferma y abandonada, que entre otras cosas, sus problemas de salud los imposibilitan para educarse y trabajar, es decir, incluirse plenamente en la dinámica de la sociedad.

Tercero, debe achicar y regular la enorme brecha socio-económica que hay entre el mundo rural y el mundo urbano. La apertura indiscriminada de los mercados, la desregulación bestial de las legislaciones y la privatización extrema han destruido las producciones locales y dejado a mucha gente sin trabajo. Esta gente emigra a las ciudades, amontonándose en los barrios y quedando mas abandonada de lo que ya estaba en el campo.  Se sabe que cuidar las producciones locales e invertir en capital humano ha llevado a reducir la pobreza y producir sociedades mas justas[6].

Dar una solución a estos problemas implicaría configurar una base sólida para que la tregua se transforme en paz, ya que la única forma de alcanzarla es sin desigualdades, con justicia, transparencia, y sobre todo, humanismo. De lo contrario,como dijo Roque Dalton, los salvadoreños seguirán viviendo medio vivos…porque nacen medio muertos. Ser salvadoreño es eso…es nacer medio muerto…yeso que se mueve, es la mitad de la vida que lesdejaron[7]…y que los sucesivos gobiernos les siguen dejando.

*Santiago es relacionista internacional de la Universidad Católica de Córdoba




[1]
29/03/2012. Sanz, J. L. Gobierno cambia estrategia ante las pandillas. El Faro. Disponible en:http://www.elfaro.net/es/201203/noticias/8149/

[2]3/4/2012. Lopez, R. Promueve gobierno salvadoreño acuerdo nacional contra la violencia. Prensa Latina. Disponible en: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=494060&Itemid=1

[3]Martino, S. 2011. La complejidad de Pulgarcito. Asuntos del Sur. Disponible en:http://www.asuntosdelsur.org/opiniones/opinion/91

[4]  Alvarado, J. Cortez, S y Panigua, M. 2010. Vulnerabilidad y violencia, reflejos de la pobreza. Social Watch. Disponible en: http://www.socialwatch.org/es/node/12167

[5]AAVV. 2012. Hora de aplicar estrategias ambientales. Social Watch. Disponible en:http://www.socialwatch.org/es/node/14082

[6]Borón. A. 2003. Capítulo III. La sociedad civil después del aluvión neoliberal. En publicación: La trama del neoliberalismo. Mercado, crisis y exclusión social. CLACSO. Disponible enhttp://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/trama/boron.rtf

[7]Dalton, R. 1974. Las historias prohibidas de Pulgarcito, “Todos”. Google books. Disponible en:http://books.google.com.ar/books?id=YPsViCBfU1wC&pg=PA128&hl=es&source=gbs_toc_r&cad=4#v=onepage&q&f=false