HUNGRÍA
Revisión de la estructura de gobierno
ATTAC HUNGRÍA
Matyas Benyik
La crisis mundial empujó a Hungría al peor declive económico que haya experimentado en casi dos décadas. La misma fue parcialmente responsable de la renuncia del primer ministro Ferenc Gyucsany este año. La economía dependiente de las exportaciones padeció de la desaceleración de sus principales socios comerciales. El sistema social está paralizado por la corrupción, la moneda nacional se desplomó y las finanzas públicas soportan la pesada carga de las obligaciones jubilatorias. El nuevo Primer Ministro planea recortar las jubilaciones, las bonificaciones del sector público y las asignaciones por maternidad, hipotecar la energía y los subsidios al transporte, y elevar la edad de jubilación.
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Hasta hace algunos años, Hungría tenía uno de los mayores déficits presupuestarios en la Unión Europea, superior a 9% del PIB. Las medidas de austeridad incorporadas en 2006 lo redujeron a uno de los más bajos de la UE (inferior a 3% del PIB). Sin embargo, años de mala gestión dejaron la economía al borde del descalabro y, a partir de setiembre de 2008, la situación se agravó progresivamente. Los efectos de la crisis financiera mundial sobre la economía real se agravaron especialmente en el último trimestre de ese año, cuando el colapso de la demanda interna y externa arrastraron consigo la producción, el consumo, la inversión y el empleo. Al mismo tiempo, los ataques especulativos contra el florín, la moneda húngara, lo rebajaron 19% contra el dólar de Estados Unidos y 13% contra el euro, lo que llevó la inflación por las nubes. Para evitar el colapso total, el Gobierno consiguió un rescate financiero de USD 25.100 millones de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI)1.
Desempeño económico
Tras el escaso crecimiento de 1,1% en 2007, la economía húngara se despertó en el primer semestre de 2008, y posteriormente fue arrastrada por la caída de sus principales socios económicos. El crecimiento del PIB ascendió a aproximadamente 2% en la primera mitad de 2008 y a 0,8% en el tercer trimestre. En el cuarto trimestre, cayó 2,3%. Es el peor desempeño desde la década de 1990, cuando la transición hacia la economía de mercado generó una considerable turbulencia económica.
En febrero de 2009, la producción industrial bruta descendió 28,9% desde el año anterior (25,4% cuando se cuentan los días reales de trabajo). El volumen de producción fue 26,1% inferior en los primeros dos meses de 2009 que en el mismo período de 2008. El volumen de producción industrial en febrero se desplomó 4,1% desde el mes anterior, ajustado a los días de trabajo.
La crisis mundial recortó el crecimiento de las exportaciones industriales, que habían venido creciendo incesantemente. En enero de 2009, el volumen de exportaciones e importaciones cayó 28% y 27% respectivamente, en comparación con enero de 2008. Las ventas de las exportaciones industriales se desplomaron 30,4% en los primeros dos meses de 2009; en febrero descendieron 31,1% frente a febrero de 2008. Desde diciembre de 2008 hasta febrero de 2009, el desempleo saltó de 1,1% a 9,1%, lo cual dejó a 378 mil personas sin empleo.
La crisis política y económica
El ex Premier Gyurcsany nunca se recuperó de los disturbios desatados en el otoño boreal de 2006 luego de que confesara que su administración había mentido repetidamente acerca del estado de la economía para ganar las elecciones del país. Aunque se mantuvo en el poder y bajó el déficit desde más de 9% del PIB en 2006 a 3,3% en 2008, a través de subas impositivas y recortes al gasto, no conquistó el apoyo del público para realizar reformas económicas más extensas. Cuando la crisis económica golpeó, el Gobierno reforzó aun más su programa de austeridad, consolidando su posición como el primer ministro más impopular en la época de democracia electoral y economía de mercado del país. Asimismo, los círculos financieros no estaban conformes con las dudas que mostró el gabinete para tomar medidas decisivas en respuesta a la crisis económica. Asediado por todos los flancos, Gyurcsany anunció su renuncia en la convención de su gobernante Partido Socialista (MSZP) en marzo de 2009.
El déficit presupuestario de Hungría complica la reforma tributaria. Mientras muchos países inyectan fondos de estímulo en sus economías, Hungría se concentra en reducir los costos. Aunque disputen entre sí, bajo presión del FMI tanto la izquierda burguesa como los partidos de derecha defienden las políticas económicas neoliberales: la reducción de los impuestos sobre el capital y la restricción del déficit presupuestario mediante drásticos recortes del gasto social.
A pesar del paquete de rescate del FMI, el florín tocó un fondo histórico en marzo de 2009. Según las últimas cifras de Eurostat, el PIB de Hungría descendió 1% trimestre tras trimestre2. El Gobierno pronostica que bajará 3,5% este año, pero otros prevén una caída del 5 al 6%. Como síntesis de la crisis, Hungría permanece paralizada por la corrupción, la fuerte deuda y un mercado negro que podría representar un quinto del PIB. Políticamente, no lo asume. Los intelectuales nacionalistas utilizan el lenguaje de la década de 1930 para poner el grito en el cielo contra los capitales extranjeros y las influencias “cosmopolitas”. Viktor Orban, líder del derechista Fidesz, se lamenta de que más de 80% del sistema financiero esté “en manos de extranjeros”. Su partido ostenta el mayor respaldo en la actualidad.
La caída del florín es particularmente devastadora para los hogares: cerca de 60% de todos los préstamos se contrajeron en monedas extranjeras, principalmente en francos suizos. La constante presión sobre el florín realza el peligro de crecientes incumplimientos de pago sobre estos préstamos e hipotecas personales. El aumento de los incumplimientos de pago podría intensificar la presión sobre el sistema bancario y la crisis crediticia.
Cualesquiera sean sus errores, Hungría también es víctima del sistema capitalista mundial. La desaceleración en Alemania y otros mercados receptores de exportaciones húngaras es mucho más profunda y probablemente durará mucho más de lo previsto en un principio3. Los bancos europeos enfrentan su propia crisis subprime, ya que poseen la mayor parte de la deuda de Europa Central y Oriental. En toda Europa Oriental y Central se culpa a los bancos austríacos por la debacle financiera.
Repercusiones de la crisis
Tras la caída de la Unión Soviética, las antiguas repúblicas socialistas se afanaron en desmantelar sus sistemas estatales. Hungría abrazó con entusiasmo el capitalismo y defendió la privatización de sus bienes. Aún así, los sucesivos gobiernos procuraron retener la red de seguridad social. Los gobiernos del MSZP han sido especialmente protectores de los jubilados, temerosos de que cualquier recorte causaría sufrimientos a los húngaros de mayor edad, que componen un sector clave del electorado socialista. El número de beneficiarios creció a principios de los años 1990 cuando las empresas recientemente privatizadas se deshacían de los obreros que habían pertenecido a las planillas del Estado. Recibir una jubilación se convirtió en una alternativa atractiva frente al desempleo, ya que las jubilaciones de los trabajadores con mayores ingresos les otorgan un porcentaje más elevado de sus salarios que en muchos países. La jubilación promedio asciende a unos USD 350 por mes, sin impuestos. Esto es mucho en un país donde el salario promedio luego de los impuestos asciende a poco más de USD 500 por mes. Los hombres alcanzan la edad jubilatoria a los 62 años, pero pueden jubilarse antes si tienen 40 años de actividad, y hay pocos incentivos financieros para continuar trabajando. El húngaro promedio se jubila a los 58 años, y sólo 1% de los húngaros entre 60 y 64 años trabaja en la actualidad. La OCDE calcula que las erogaciones por concepto de jubilaciones de Hungría estarán entre las de mayor crecimiento en Europa en las próximas décadas. El país ya tiene 3 millones de jubilados, de una población total aproximada de 10 millones de habitantes.
Tanto las empresas como los empleados aportan al plan estatal de jubilaciones, pero sus aportaciones no cubren todos los beneficios que se pagan. El Gobierno salda la diferencia con el presupuesto central. Durante años, Hungría sostuvo déficits fiscales para pagar sus planes sociales; sólo la cuenta anual de las jubilaciones supera el 10% del PIB. Para financiar esas erogaciones, el Gobierno vendió bonos. En octubre de 2008, los inversores dejaron de comprar los bonos públicos. Aunque el FMI proporcionó un rescate de emergencia para que Hungría pudiera pagar sus cuentas, muchos inversores internacionales se retiraron, lo cual causó el desplome de la moneda húngara y ensombreció sus perspectivas económicas.
Los detractores señalan que el país no puede permitirse el lujo de un sistema jubilatorio que incentive a los asalariados a jubilarse mientras son jóvenes o a abandonar el mercado de trabajo cuando tengan dolencias relativamente menores. El FMI, con el respaldo de los reformistas húngaros, presiona especialmente para que se recorte el aguinaldo, la bonificación de un pago mensual que se otorga a todos los jubilados y que fuera adoptado en 2003 por el antecesor de Gyurcsany.
Tras su reelección en 2006, Gyurcsany propuso la reforma del sistema jubilatorio, que incluyó la eliminación del aguinaldo, pero quería que los jubilados recibieran el mismo monto que antes, extendido a lo largo de 12 meses. También propuso elevar gradualmente la edad de jubilación a 65 años para 2020 para las mujeres y a 68-69 años para 2050 para los hombres. Gordon Bajnai, el nuevo Primer Ministro, probablemente se vea obligado a proponer recortes más profundos que resultarán devastadores para los húngaros de edad más avanzada. Los jubilados ya están acusando a los políticos de desmantelar las promesas de la generación anterior, dejándolos a la deriva.
En 2003, el gasto en protección social representó 21,4% del PIB en 2003, menos del promedio del 28% de la UE. Los servicios derivados del apoyo a la familia representaron 2,7% del PIB, y sólo equivalieron a 25% del promedio per cápita de la UE. El sistema social está diversificado e incluye a la asistencia social, la asignación familiar, los beneficios dados a las personas que viven con discapacidades o lesiones sanitarias, el sistema jubilatorio y los servicios sociales.
En 2006 se estandarizó el sistema, se hizo más eficiente y se mejoró su objetivo. El valor real de los beneficios condicionados al nivel de ingresos descendió hasta 2004, pero los sistemas de erogación para la asistencia social común y las asignaciones por edad avanzada se modificaron en 2005-06. Desde entonces, los beneficios para los grupos más pobres han sido más generosos. El sistema básico y especializado de asistencia social e infantil establecido en las últimas dos décadas es complejo. Los planes para los servicios individuales dejan brechas importantes en la capacidad y acceso, principalmente en las comunidades más pequeñas.
La tasa de pobreza infantil es aproximadamente 1,5 veces superior al promedio de la UE. Casi 20% de los niños húngaros viven en hogares con ingresos per cápita inferiores a 60% de la media. La pobreza infantil suele ser el resultado del desempleo de los padres y desventajas geográficas. Además, los mecanismos de selección del sistema de enseñanza y capacitación intensifican el impacto de la procedencia familiar en el rendimiento de los niños, en lugar de contrarrestarlo. Cuando los padres tienen un bajo nivel educativo y una posición mediocre en el mercado laboral y viven aislados, suelen trasmitir esas desventajas a sus hijos.
El programa de austeridad de Bajnai
El primer ministro Bajnai asumió el cargo en medio del peor declive económico del país en casi dos décadas. Para rescatar el presupuesto, mantenerse dentro de los ordenamientos del FMI y recuperar la confianza de los inversores, planea recortar las jubilaciones, las bonificaciones del sector público, las asignaciones por maternidad, los subsidios a las hipotecas y los subsidios a la energía y el transporte público.
La característica más sobresaliente del programa inicial de Bajnai – su llamado “Manifiesto político” – es su insistencia en que la urgencia de la situación exige “acción inmediata y decidida”. Advierte que en julio presentará “medidas inevitables, dolorosas”. Su principal objetivo es salvar la mayor cantidad de empleos posible, con el fin de evitar el malestar social y la división ulterior de la sociedad húngara en pudientes y necesitados. También quiere lograr una relativa estabilidad del florín, reducir el déficit e incorporarse a la eurozona lo antes posible. Para alcanzar estos objetivos señala que “se debe revisar la totalidad de la estructura gubernamental para gastar menos en la administración”. Eso incluye congelar los salarios de los empleados públicos durante dos años y eliminar los aguinaldos a los empleados públicos, a partir de 2010. También recortaría las aportaciones nacionales a los gobiernos locales.
Otros puntos de su programa son:
Elevar la edad de jubilación. Actualmente es de 62 años, pero el promedio real está en el entorno de los 58. Bajnai comenzaría las reformas en 2010, incluyendo la eliminación del aguinaldo.
Reducción de los beneficios por enfermedad. Ahora, si un médico certifica que una persona no puede trabajar por enfermedad, ésta recibe 70% de su sueldo durante seis meses. La mitad lo paga su empresa.
Congelamiento de las asignaciones infantiles. Durante años, han ido en aumento. Bajnai planea reducir el apoyo infantil a los 3 años y los beneficios por cuidado de los hijos a dos.
Recorte de los subsidios. Bajnai pretende cesar temporariamente la asistencia financiera a las parejas jóvenes con hijos que compran su primera vivienda y disminuir los subsidios al consumo de gas, asi como de calefacción. Luego de 2010 terminarían todos los subsidios. Además, planea recortar las partidas para el transporte público, especialmente para los trenes y la radio y televisión públicas. Los pagos del Estado a los agricultores también se restringirán significativamente.
Mientras reduce el gasto del Gobierno, Bajnai quiere darle “primeros auxilios a las pequeñas y medianas empresas húngaras que proporcionan dos tercios de los empleos del país”, limitando la carga tributaria de las empresas y los empleados. Y por último, proyecta un paquete de estímulos financiado por subsidios de la UE para ayudar al país a mitigar la crisis y finalmente superarla.